—Eres un idiota.
—¿Por eso no me has llamado? ¿Porque soy un idiota?
—No. No te he llamado porque estoy cansado de que sólo me quieras ver cuando necesitas algo. Estoy cansado de verte enamorado de otra persona...de alguien, por cierto, que jamás de devolverá ese amor. No como yo te amo.
—¿Me amas?
—Nefilim estúpido.
(Ciudad de cristal)
Gracias RebeFernandez5 por pensar en esta historia con esa imagen 👆💙
* * *
Alec se había quedado entre la gente, mirando a Magnus tomar de su bebida púrpura, y él había deseado más que nada, más que nunca, correr y abrazar a Magnus, aferrarse a él. Literalmente algo se encogía y dolía en su interior por la pura necesidad física del contacto...y algo más.
Algo que Alec no podía explicar, que no podía nombrar, pero que definitivamente era real, tan real como él mismo. Como su estómago revuelto ahora, como sus manos hormigueando por tocar a Magnus, como sus piernas temblando al verse obligadas a contenerse cuando ellas claramente querían correr hacia el hombre que en ese momento –como si supiera exactamente donde estaba Alec– volteó a mirarlo.
Alec estaba entre un pequeño grupo que personas que reía, cantaba y bailaba alrededor del fuego. Había colores brillantes que resaltaban rojizos por el reflejo, estaba el sonido de pies descalzos al golpear la tierra, los cascabeles y pulseras tintineando...
Los ojos de Alec ardieron, todavía con los lentes de contacto puestos, cuando se encontraron con los de Magnus, pero no era por el fuego. Y no eran del todo lágrimas de coraje, sí estaba molesto porque Magnus no lo había dejado venir, aun cuando era su cumpleaños y obviamente era especial, pero también se sentía herido.
Dolía, dolía, de nuevo físicamente. Alec quería llorar por tanto que dolía su pecho en este momento.
Alec no gritó, no lloró, ni corrió hacia Magnus como tanto deseaba a pesar del enojo. Él sólo dijo "Feliz cumpleaños" y cuando Magnus cerró los ojos, obviamente sin importarle que Alec lo sabía, sin molestarse en explicarle por qué no lo había querido aquí, corrió lejos cuando la primera lágrima cayó.
Chocó con unos cuantos, escuchó su nombre, sintió manos tratando de detenerlo, hubo algunos "¿Alec?" y "Oye, ¿estás bien?" "¿Qué pasa?", pero él no se detuvo.
No. No. No. ¡NO estaba bien!
Algo dentro de él se estaba rompiendo.
Algo dolía tanto.
Tal vez estaba enfermo...
Tal vez debería detenerse y quedarse ahí...
Tal vez él moriría justo donde las fundadoras de la SAOIRSE.
Sus piernas ardían porque estaba corriendo tan rápido como podía para llegar a la frontera y cruzar. Tal vez estaba a tiempo de volver a casa o pasar la noche con Jace o cumplir la mentira y buscar a alguna...
Su pensamiento y su carrera se cortaron abruptamente cuando lo escuchó tan claro como si estuviera a su lado: —Mi niño, déjame explicarte.
Alec tropezó y, por Dios, que no fue el golpe lo que dolía ni quedarse sin aire por el impacto lo que oprimía su pecho. Alec sintió que iba a morir y sólo porque Magnus no lo quería. Era absurdo.
Nadie se muere por el rechazo, se dijo Alec, tratando de ponerse de pie.
Necesitaba irse ya.
* * *
Magnus se tambaleó. Apenas pudo contener un grito cuando lo sintió: algo se estaba rompiendo en Alec, algo se rompía entre ellos.
Él no podía dejar de Alec se fuera, que su niño lo dejara.
Se quejó mientras comenzaba a correr, ignorando el dolor punzante en su pecho y como su alma parecía romperse con cada paso que Alec se alejaba, cada "No me importa" "No me duele" "Tengo que irme" que le llegaba tan claro como si lo estuviera pensando para él o como si estuvieran tan fuera de control que se escuchaban sin que fuera su intención.
Lo intentó de nuevo, mientras sellaba las fronteras, Alec no iba a salir sin escucharlo, el cielo se oscureció mientras él le hablaba a su pequeño príncipe: —Alexander, mi niño, mi corazón, no te vayas sin escucharme. Hay muchas cosas en este mundo, en tu reino y el mío, que podrían herirnos, que podrían acabar con mi cuerpo, pero sólo tú puedes romper mi alma y mi corazón porque porque son tuyos, ¿recuerdas?
Sintió a Alec detenerse y su respiración normalizarse un poco. Él no detuvo el paso, siguió corriendo, pero ya no quemaba en su pecho como si algo se rompiera.
Alec dudaba, pero lo había escuchado.
—Siempre te he dicho que eres mi alma, que te doy mi corazón, que te quiero cerca. Simplemente que te quiero. Sé que en tu mundo perfecto estas cosas no se dicen, pero, Alexander, te amo, mi niño. Sólo a ti. Sólo a ti te querré siempre. No te vayas. Sólo a ti te necesito. Es complicado... Pero no te vayas...
* * *
Alec estaba llorando. De rodillas como había caído. Sus palmas llenas de rasguños y no le importaba, ni el corte en su frente que estaba sangrando. El dolor en su pecho, aquel que lo hizo pensar que se moría, ya no era tan fuerte.
Siguió con la cabeza gacha y los hombros caídos, todavía había lágrimas resbalando por sus mejillas.
A él no le importaba lo que en su reino "Perfecto" se hacía o no se hacía. Ahí no había abrazos y a él le encantaban los de Magnus.
Ahí no había demostraciones de afecto y él siempre se encontraba deseando tomar la mano de Magnus, sentirla en su mejilla o en su cabello.
En el FOIRFE no existían los sueños porque la realidad ya era «Perfecta», pero Alec prefería dormir entre los brazos de Magnus y soñar a su lado o quedarse despierto porque todo lo que deseaba estaba ahí, a quien deseaba.
En el FOIRFE no se hablaba de amor ni de amar, pero Alec siempre supo lo que era porque Magnus llegó a su vida y se lo enseñó. Y ahora que se lo decía entendía que era eso lo que él llevaba años sintiendo: Amor.
Escuchó a Magnus, pero él no se movió. Lo sintió acercarse, pero no levantó la cabeza ni se puso de pie. Sintió su mano en su espalda, subir con gentileza hasta su hombro...
—Mi niño –y su voz era tan triste, y Alec sollozó cuando sintió esa mano curvase en su hombro, arrastrarse por su cuello y tomar su barbilla hasta que sus miradas se encontraron.
Alec no lograba verlo bien a través de las lágrimas, pero Magnus se veía triste y no feliz como él creía que estaba por su cumpleaños.
Con gentileza, Magnus retiró los lentes de contacto. —Mi cielo –dijo mientras se agachaba a su altura y tiraba de Alec suavemente, sus rostros cerca y el corazón de Alec saltó un par de veces al pensar que le daría un beso.
Él quería un beso, se dio cuenta en ese momento. Quería un beso que, por alguna razón, ya no lo hacía sólo querer sonreír. No eran sólo cosquillitas en su pancita como cuando era un niño robando besos a Magnus. Ahora algo cambió, algo se agitó.
Alec quería un beso.
Pero Magnus sólo posó sus labios sobre su frente herida y había algo cálido mientras la herida cerraba.
Alec sintió mariposas en su estómago mientras se preguntaba qué diría, qué haría Magnus, si le decía que sus labios también dolían.
¿Lo besaría?
Alec ya no era un niño. ¡Él ya era un hombre! Había crecido y quería un beso.
Sus manos, llenas de tierra y rasguños, aferraron a Magnus cuando empezaba a retirarse. —¿De verdad?
Magnus lo miró confundido.
Alec no se estaba preguntando cómo pudo adivinar exactamente como Magnus estaba vestido antes de verlo.
Alec no se sorprendía por poderse comunicar telepáticamente.
Alec tenía prioridades: —¿De verdad me quieres?
Y entonces Magnus sonrió, con tanta ternura, mientras negaba: —Yo no te quiero. Tu mamá te quiere, tu hermana te quiere, Esperanza te quiere... Yo, cariño, yo te amo, mi niño.
—¿Sí? –Alec sabía que estaba llorando otra vez, pero él no podía evitarlo.
Magnus acarició un lado de su rostro con ternura y Alec sintió millones de chispitas arder bajo su piel y en su pecho y alrededor de su alma –aunque no lo entendiera en ese momento–.
Magnus asintió y entonces sí lo abrazó. —Sí. Siempre sí. Tenemos que hablar, mi niño con ojos de...
—Cielo –Alec se apretó a él con fuerza.
No importa si había crecido, todavía lo necesitaba. Un abrazo fuerte fuerte. Sólo de Magnus.
CONTINUARÁ...
Hola 🙌 actualizando por fin 💙 ¿Qué les ha parecido el capítulo?
¿Listos para un salto en el tiempo?
¿Listos para un beso malec en esta historia? 😻
¿Cómo creen que debería Magnus confesarle todo a Alec? 🙊