Nene de la Rebelión

By AlisonOropeza20

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Clarisse Okada ha despertado los poderes malignos del Pandemonio de Bagra y ha desatado la destrucción sobre... More

¡No tan rápido, saltamontes!
Anteriormente...
Capítulo I: En la Mansión Ashford
Capítulo II: Balas y Reencuentros
Capítulo III: La Historia del Área 11
Capítulo IV: Lloyd
¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo V: El Pendrive Misterioso
Capítulo VI: Formemos una Alianza
Capítulo VII: ¡Vamos al Digimundo!
Capítulo VIII: Tierra Dragón
Capítulo IX: La Historia de Taichi
Capítulo X: ¡Resiste, Taiki!
Capítulo XI: Flarerizamon
Capítulo XII: Una Nueva DigiXros - ¡Demonurumon Aparece!
¡Nos vemos en la FIL de Palacio de Minería!
Capítulo XIII: Un Golpe de Suerte
Capítulo XIV: El Ataque de Leviamon - ¡Defendamos a la Tierra Dragón!
Capítulo XV: El Mensaje de Clarisse
Capítulo XVI: Gamma
Capítulo XV: Los Secretos Ocultos de la Tierra Vampiro
Capítulo XVI: Te Necesito
Capítulo XVII: El Mensaje de BelleStarmon
Capítulo XVIII: ¡Un Disparo Milagroso!
Capítulo XIX: ¡Vamos al Castillo de NeoVamdemon!
Capítulo XX: El Siniestro Plan de Beelzebumon
Capítulo XXI: El Valor de Nuestra Amistad
Capítulo XXII: ¡DemonCrowkamon al Ataque! ¡Liberemos a la Tierra Vampiro!
Capítulo XXIII: Una Bienvenida Inesperada
Capítulo XXIV: Una Aparición Inesperada
Capítulo XXV: El Siniestro Plan de Belphemon y un Noble Sacrificio
Capítulo XXVI: Un Escape Exitoso - La Decisión de Belphemon
Capítulo XXVIII: Misión de Rescate
Capítulo XXVIII: ¡Es Hora de Digievolucionar!
Capítulo XXIX: Un Grito de Pureza y Valor
Capítulo XXX: Tentación Prohibida - ¡La Tierra Miel Será Nuestra!
Capítulo XXXI: Sigma
Capítulo XXXII: Artillería Pesada
Capítulo XXXIII: ¡Responde, Alfa!
Capítulo XXXIV: Nos Vemos Pronto + ¡Nos vemos en la FILCDMX!
Capítulo XXXV: Ataque en los Túneles
Capítulo XXXVI: El Ataque de Lilithmon - ¡Despierta, ShogunGekomon!
Capítulo XXXVII: La Drástica Decisión de Yuu
Capítulo XXXVIII: ¡Regresa, Airu!
Capítulo XXXIX: Los Ojos de Sigma + ¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo XL: ¡Ánimo, Airu!
Capítulo XLI: El Resurgir de Kiriha - ¡Resiste, Taiki!
Capítulo XLII: ¡Liberemos a la Tierra Cibernética!
Especial de San Valentín | Canción para un demonio
Capítulo XLIII: Los Juegos de Sephirotmon - ¿Dónde Estás, Takuya?
Capítulo XLIV: Primera Ronda - Meikramon Ataca
Capítulo XLV: La DigiMemory Corrompida
Capítulo XLVI: El Anciano Misterioso
Capítulo XLVII: El Secreto del Code Xros
Capítulo XLVIII : El Regreso de BelleStarmon
Capítulo XLIX: ¡Quiero Llegar al Último Nivel!
Capítulo L: El Rugido de Devikraomon - ¡Resiste, Takuya!
Capítulo LI: Beowolfmon VS Mervamon
Capítulo LII: El Mensaje de Minerva
Capítulo LIII: La Caída de Lucemon
Capítulo LIV: Bandos Divididos
Capítulo LV: La Señal Misteriosa
Capítulo LVI: Daemon
Capítulo LVII: La Caída de los Héroes
Capítulo LVIII: Corazones Destruidos y Horizontes Lluviosos
Especial de Halloween | Mi Salamandra
Capítulo LIX: Un Débil Rayo de Esperanza
¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo LX: Las Pruebas de Minerva - ¡Resiste, Entermon!
Capítulo LXI: La Revelación de Takuya
Capítulo LXII: ¡Ataca, Infermon!
Capítulo LXIII: La Caída del General
Capítulo LXIV: Victory Xros - El Surgimiento de GreyKnightmon
Capítulo LXV: La Corrupción de la Inocencia - ¡Vamos a la Tierra Brillo!
Capítulo LXVI: ¿Quién soy yo? - ¿Dónde está Ómicron?
Capítulo LXVII: La Ira del General Azul
Capítulo LXVIII: Conmigo, o en mi contra - La reunión de los Protectores
Capítulo LXIX: El aprendiz del aprendiz
Capítulo LXX: La reina Marianne y la caída del Protector
Capítulo LXXI: La despedida de Yuu
Capítulo LXXII: El Resurgimiento del Príncipe
Capítulo LXXIII: El Último Señor Demonio
Capítulo LXXIV: Hasta dar el último suspiro - ¡Derrotemos a Barbamon!
Capítulo LXXV: Razielmon
Capítulo LXXVI: Un Pacto del Corazón - ¡Vamos al Campo del Infierno!
Capítulo LXXVII : ¿De qué lado estás?
Capítulo LXXVIII : Ahora es tu turno
LXXX: Orange-kun

Capítulo LXXIX: El Principio del Fin

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By AlisonOropeza20


     El amanecer. El anochecer. Todo tenía el mismo aspecto en el siniestro Campo del Infierno. A pesar de que nadie podía decir con exactitud que finalmente había llegado el momento, fue como si sus mentes y sus corazones se hubieran sincronizado.

El campo de batalla aún estaba vacío, sólo delimitado por los tres caminos que conducían al castillo blanco, al castillo negro y al refugio subterráneo. Una corriente de viento gélido levantaba torbellinos de polvo, que arrastraban a su vez los cánticos fantasmales que invocaban a las garras de la muerte.

Yuu estaba tenso, nervioso y un tanto ansioso. Recién había salido de la ducha para terminala realidad lo golpeó al ver el traje y la máscara que tendría que usar para cumplir con su misión.

El traje de los Caballeros Negros descansaba en la cama de debajo de la litera que tuvo que compartir con Tagiru, junto con la máscara, un arma y el Xros Loader que ya no serviría para él.

Cuando terminó de cambiarse y se miró en un pequeño espejo empotrado en la pared de piedra, le pareció que había visto el reflejo de una persona completamente diferente. Sus pensamientos viajaron a ese momento en el último de los Siete Reinos, cuando escuchó por última vez la voz de Damemon en su cabeza. Una y otra vez, las últimas palabras de su mejor amigo se repitieron hasta convertirse en un enjambre tortuoso. La única forma de dejar de escucharlo, fue sentir la mano delicada de su hermana mayor sobre su hombro. Se giró, sobresaltado, y miró a Nene por un segundo.

Ella no sonreía. Su rol de general, y de mano derecha del líder absoluto, estaba activo.

—¿Te encuentras bien, Yuu?

El muchacho asintió. Echó mano de la máscara y soltó un suspiro.

—Hermana, pensé que ya se habían ido.

—Estamos listos para salir. Tú ya deberías estar alistando a los demás. Hemos visto el radar, y los enemigos empiezan a acercarse... Y, en verdad, me gustaría que eso no incluyera solamente a Clarisse Okada...

—Yagami se acerca también.

—Sí... El mapa señala a Catherine como un punto blanco... Esto no será fácil...

—Sé que puedo ganar tiempo. Confía en mí, hermana.

—Confío en ti. Sólo... Tengo un mal presentimiento.

—¿Qué clase de presentimiento?

—Algo me dice que nos enfrentaremos a algo mucho peor de lo que imaginamos... Estoy segura de que algo tendrá que salir... Ya sabes. Mal.

—En realidad, espero que no... Pero tenemos que ser realistas. No sabemos lo que pasará cuando nos separemos, ni si Lloyd será capaz de sobrevivir si se queda aquí, ni si ustedes lograrán entrar con vida al castillo negro.

—Pues tendremos que esforzarnos al máximo para que sea así.

Dicho aquello, Nene envolvió a su hermano en un fuerte abrazo. Besó su frente al separarse.

—Cuídate mucho, Yuu.

—Regresa con vida, hermana.

Yuu no quiso admitir que un repentino ataque de inseguridad se apoderó de él cuando vio a su hermana salir de los dormitorios. Tragó saliva y tomó el resto de sus cosas, antes de salir a enfrentar su destino.

Los miembros de su equipo ya se habían congregado alrededor del mapa.

En cuanto entró a la cámara, deseó que su mejor amigo hubiese estado ahí para verlo por última vez antes de que partiera. Sin embargo, Tagiru ya se había ido junto con el resto del equipo que entraría al castillo negro.

Resignado, el muchacho rubio siguió avanzando, hasta que las miradas desconcertadas de sus amigos lo obligaron a detenerse.

—¿Qué sucede...?

Habló mientras se abría paso, por lo que no fue necesario que nadie responderá. Era claro que todas las miradas estaban fijas en el mapa. Una infestación de puntos rojos se dirigía al campo de batalla.

—Son demasiados —dijo Suzaku.

—¿Todos esos puntos rojos son los soldados de Clarisse Okada? —dijo Musimon.

—Así parece... —respondió Akari—. Si tenemos que enfrentar a Yagami y Mochizuki también, esto no terminará bien.

—Al menos, podmeos estar seguros de Oozora y Akiyama no lo harán más difícil —dijo Mimi—. Teniéndolos de nuestro lado, será un poco más fácil.

—Si es que Taichi no quiere intervenir —secundió Palmon.

Yuu suspiró. Se acercó al mapa para manipularlo. Consiguió acceder a las cámaras de vigilancia que abarcaban cada rincón. Tres pantallas se desplegaron sobre el mapa. Las imágenes de las bestias terribles que seguían ciegamente las órdenes de la señora del castillo negro les causaron un gran y desagradable escalofrío.

Mimi agradeció que el temor cediera al percatarse de la presencia de más de un enemigo conocido. Los Digimon siniestros parecían incluso brotar de debajo de las piedras.

—No puede ser... ¡Es Apokalymon!

Se abrió paso para acercarse al mapa. Manipuló las cámaras para hacer un acercamiento al siniestro Digimon que levitaba casi al final de la comitiva.

—Pensé que era una de las Digievoluciones del Keramon de Kastsura —dijo Eri.

—Lo es —asintió Mimi—, pero también fue el último enemigo al que nos enfrentamos justo después de que MagnaAngemon eliminó al último de los Dark Masters, incluso si no es el mismo que peleó contra nosotros. Ahí también está Devimon, Mummymon, VenomMyotismon... Esos dos últimos fueron enemigos que enfrentaron Daisuke y los demás. La segunda generación que llegó después de nosotros.

—También está LordKnightmon —dijo Takuya, acercándose junto con Zoe para hacer un par de acercamientos más—. Mercurymon y Duskmon.

—Ese debe ser Kouichi... —dijo Zoe—. Tiene que ser lo mismo que hicieron con Kouji, y lo que intentaron hacer con Takuya.

—Y ese es Tactimon —señaló Taiki, haciendo otro tanto—. Whispered y Matadormon. Son dos de los que controlaban las Zonas del Digimundo cuando buscábamos el Código Corona.

—Y Quartzmon —apuntó Akari—. El enemigo al que nos enfrentamos cuando el anciano relojero nos entregó los Xros Loaders, a Zenjirou y a mí, antes de usar el Brave Snatcher.

—Pero no hay ningún Appmon entre esos sujetos —dijo Musimon.

—Eso debe ser porque Minerva nos ha llamado a un mundo distinto al nuestro... —razonó Hackmon—. Somos Appmon. No Digimon. Clasrisse Okada no tenía idea de que nosotros existimos.

—O no la tenía hasta que Musimon y yo la confrontamos para traer a Lloyd a este lugar —dijo Astra encogiéndose de hombros.

—Supongo que es una buena señal que no tengamos que preocuparnos por Leviathan en este lugar... —dijo Eri.

—Pero si tenemos que enfrentarnos a ellos y realmente son nuestros viejos enemigos, y además se han fortalecido, entonces definitivamente estaremos perdidos... —dijo Mimi.

—No vamos a rendirnos, aunque la diferencia de poderes entre ellos y nosotros sea demasiado grande —dijo Palmon—. La mayoría de ellos son de Nivel Mega, y puede ser que en este momento sean mucho más poderosos de lo que deberían.

—Seguramente es por eso que Minerva nos dio las DigiMemories... —aportó Akari—. Los poderes que Minerva nos dio tendrían que cobrar sentido en este momento.

—Pero tendríamos que usarlos antes de que Clarisse Okada y Mastermon usen el Data Breaker —dijo Zoe—. Si esa técnica puede desactivar todos los apratos electrónicos, no podremos hacerlo después.

—Si Clarisse Okada ha esperado hasta este momento para dar la cara, significa que ella debe saber algo que nosotros no —dijo Milly.

—Eso —asintió Takuy—, o es demasiado cobarde como para dar la cara en otro sitio que no forme parte de sus dominios.

—Sea como sea, no podemos quedarnos con los brazos cruzados si Yagami ya va hacia la pelea —dijo Suzaku.

Se hizo el silencio cuando el muchacho castaño fijó su mirada en Yuu, haciendo que las miradas de los demás se fijaran también en el rubio.

Yuu tragó saliva.

—Yuu —dijo Suzaku—, Lelouch te confió la misión de distraer a nuestros enemigos mientras ellos entran y salen del castillo negro. Es tu turno. Eres nuestro general ahora.. ¿Cuáles son tus órdenes?

Silencio.

Expectación.

Yuu soltó un gran suspiro. Luchó por hacer que la voz de Damemon se apagara completamente. Fijó de nuevo su mirada en las señales enemigas. En sus ojos azules quedó bastante claro que el segundo general del Ejército Twilight comenzaba a despertar.

—Sí... Tengo un plan.

Un par de Phantomon vigilaba los balconesen esa parte del castillo que se mantenía suspendida sobre el abismo que lo mantenía sitiado. Parecían ser los líderes de la comitiva que vigilaba la zona, pues azotaban a sus esbirros y daban órdenes a voz en cuello.

Ninguno de esos seres siniestros parecía tener deseos de participar en la batalla. Por el contrario, realmente parecían disfrutar de la idea de quedarse a proteger el castillo negro y así evitar que sus vidas terminaran cuando una bala humana les impidiera renacer.

Los balcones sobresalían de la tierra, como si el castillo mismo se hubiera expandido para llenar el abismo.

El sigilo y la oscuridad fueron cruciales para que el plan diera resultado.

En cuanto Phantomon escuchó el zumbido que se acercaba, consiguió girarse y recibió de lleno el impacto de la mano de Infermon que lo atravesó de lado a lado. Entre la nube de datos que quedó, las técnicas de los esbirros oscuros quisieron deshacerse del brazo de Infermon. Un par de telarañas explosivas y algunos disparos al aire de aquella mujer, enmascarada y vestida con el traje de los Caballeros Negros, bastaron para eliminarlos y dejar la zona limpia. El silenciador ayudó a que las nubes de datos se esfumaran sin pena ni gloria, incluso antes de pensar en dar la alerta.

El brazo permaneció extendido, aferrándose al muro de roca. La mujer corrió con equilibrio perfecto pbajar de un salto al balcón de piedra. Acto seguido miró hacia donde salía el brazo del Digimon. Asintió con la cabeza. El brazo volvió a su sitio, y ella permaneció sola en ese lugar. Anduvo con sigilo a lo largo del balcón, manteniéndose siempre con la espalda contra el muro y el dedo sobre el gatillo. Tuvo que dejar el DigiLector en su cinturón, deseando que se mantuviera apagado el tiempo suficiente. Contuvo la respiración mientras llegaba a la esquina. Se asomó por un segundo. Volvió a ocultarse antes de que BlueMeramon y SkullSatanmon se percataran de su presencia. Suspiró en silencio. Esperó dos segundos antes de mirar una vez más.

Detrás de la máscara, la mirada de Katsura revelaba que la corrupción de la inocencia ya había completado su trabajo en ella.

Se tomó unos segundos para asegurarse de que sus objetivos estarían en la mira. Volvió a asomarse y tiró del gatillo dos veces. Las balas silenciosas hicieron su trabajo. Esperó a que la nube de datos se esfumara para armarse de valor y correr en esa dirección. Supo que el plan había dado resultado cuando encontró una entrada abierta. Consiguió atravesarla. Eliminó a los enemigos hasta que tuvo que recargar las balas del arma. Con un puñetazo, destruyó las cámaras de seguridad. No importaba en absoluto que los enemigos ya la hubieran descubierto desde el centro de comando.

Suspiró. Pasó una mano por su cabello. Se echó el arma al hombro y colocó un dedo sobre el comunicador.

—Estoy dentro.

Escuchó las instrucciones a través del comunicador. Vigiló cada rincón y eliminó a algunos Bakemon antes de que pudieran alertar a los demás. Sólo tuvo que esperar unos segundos más, hasta que la explosión abrió un boquete gigantesco n el muro. Las alarmas se encendieron al instante, e a Katsura la oportunidad de saber de dónde provenía el sonido. Pudo arrancar los cables que desactivaron las alarmas de es a habitación. El Canto Sónico de Cheepmon hizo el resto del trabajo.

El líder enmascarado, luciendo su traje de colores negro, rojo y dorado, bajó del lomo de Sparrowmon junto con su mano derecha. Kira, Nunally, Labramon, Gumdramon y Tagiru permanecieron en el lomo de Devidramon. Infermon, con CC en su lomo, entró también por el boquete. Yoshino no se quitó la máscara cuando fue a toda velocidad hacia la pueta.

—N o puedo creer que fuera tan fácil entrar... —dijo en voz baja—. Si no mal recuerdo, estamos justo arriba de los calabozos. No puedo estar segura. Cuando sacamos a CC, el castillo aún estaba sobre la tierra.

Si lo que buscamos está arriba, entonces estaremos bien si entramos por este lugar —dijo Nene.

—Fujieda, ¿a dónde vamos ahora? —secundó Zero.

—Tenemos que subir —respondió Yoshino—. Lo que buscamos debe estar en alguna de las torres.

—Si lo que queremos es el DigiLector de Clarisse Okada, ¿por qué no estamos con los demás en la batalla? —dijo Nunally.

—Porque en el castillo negro tiene que haber algo que le da la ventaja en este lugar —respondió su hermano—. Si queremos la victoria, tenemos que hacer que todas las cartas jueguen a nuestro favor.

—Eso puede significar que no nos enfrentamos sólo a Clarisse Okada y Piedmon —dijo Lilamon—. ¿Qué otro enemigo puede estar aquí, que nosotros no habíamos visto antes?

—Tener ojos y oídos en cada rincón del Campo del Infierno puede ser mucho más ventajoso para ella, que tener un aliado oculto en alguna parte —respondió Nene.

—De cualquier forma... —continuó Yoshino—. No estoy segura de que debamos seguir si fue tan fácil entrar.

—Al contrario —respondió CC, caminando lentamente para situarse a un lado de Zero—. Si ha sido tan fácil entrar, sólo significa que salir será más difícil que cualquier cosa.

El equipo entero compartió una mirada, antes de seguir adelante sin mirar atrás.

Taichi y Meiko iban sobre el lomo de AeroVeedramon. El ersto de sus compañeros caminaba. Parecía existir un acuerdo implícito entre Yuujin y Ryo, que se encargaban de proteger a Catherine. Shutmon y Meikramon cerraban la marcha. Cyberdramon iba al frente, tratando de ver cualquier cosa que pudiera pasar desapercibida para los humanos. Fue gracias a él que el equipo se detuvo. Un ademán de la mano bastó para evitar que Taichi quisiera seguir adelante.

—¿Qué pasa, Cyberdramon? —inquirió Yuujin.

El Digimon se tomó su tiempo.

—Escucho algo. Demasiados Digimon moviéndose.

—Entonces estamos en el sitio correcto —sonrió Taichi—. ¡Oozora! ¡Akiyama! ¡Vayan adelante, y vean qué ocurre!

—Tal vez no sea una buena idea... —dij Meiko para sí misma.

Ryo y Yuujin asintieron. Fueron hacia el frente, hasta toparse con un muro de roca que bloqueaba el paso completamente. Cyberdramon los acompañó. Señaló el muro para que Yuujin y Ryo pudieran inspeccionarlo.

—Viene de aquí —dijo—. Los escucho. Se acercan.

—¿Son amigos, o enemigos? —dijo Yuujin.

—Apegándonos a la realidad, y no a la moral distorsionada de Yagami —secundó Ryo.

Cyberdramon suspiró.

—Es un ejército de Digimon siniestros. Esto no me da buena espina.

—Significa que el ejército de Clarisse Okada ya se dirige hacia la batalla, y que el enfrentamiento no pasará en el castillo negro.

—Ni en el castillo blanco —asintió Ryo—, a no ser que el ejército enemigo ya haya vencido al equipo de Lamperouge y en este momento sólo estén conquistando el terreno que hacía falta.

Yuujin se mantuvo en silencio. Frunció el entrecejo. Un destello rojo apareció en sus ojos, obligándolo a pensar solamente en que Haru tenía que seguir con vida. Lo contrario era impensable.

El ejército siniestro sabía a la perfección dónde tenía que llegar. Su verdadero objetivo se encontraba en el refugio subterráneo. Aquellos a quienes, sin duda, Clarisse podía considerar como enemigos verdaderos. No se detuvo en ningún momento, hasta llegar a donde, ella sabía se encontraba lo que estaba buscando. No dejó que la presencia del chico rubio y enmascarado fuera siquiera mínimamente intimidante. Por el contrario, sólo dibujó media sonrisa burlona.

—Tengo que admitir que esperaba encontrar a alguien en este lugar, pero no pensé que fuera a ser un intento tan patético de parecer suficiente para derrotarme...

Yuu se mantuvo en silencio. Contuvo la respiración. Deseó que la máscara no evitara que el peso de su mirada intimidante fuese lo que deseaba que fuera.

—¿Dónde están los demás, Yuu Amano? —Continuó Clarisse—. No he venido por un inútil mequetrefe como tú.

—Si quieres el Ojo del Rey tendrás que pasar sobre mí primero —espetó Yuu en voz alta—. No permitiré que avances más, Clarisse Okada.

La sonrisa de Clarisse no se borró.

—Me sorprende que veas a mi ejército ante ti, Yuu Amano, y aún así pienses que tienes alguna oportunidad. Que creas que enfrentarme será tan fácil como simplemente plantarte ahí y retarme.

—Retírate ahora —continuó Yuu—, o morirás aquí.

La risa de Clarisse no tenía una sola pizca de gracia. Era aterradora, y capaz de helar la sangre del más valiente. Dio un paso al frente, con el codiciado DigiLector negro en alto y siendo resguardada por el siniestro payaso.

—Voy a decirlo una sola vez, Yuu Amano —dijo ella—, y será mejor que quede bien grabado en tu cabeza. Quiero que me entregues a los portadores del Ojo del Rey de buena manera. Y si no haces lo que digo, entraré yo misma por esos cobardes y a todos les sacaré los ojos hasta conseguir lo que quiero.

Silencio.

Clarisse no quiso esperar. Ni bien dio el primer paso, se detuvo al ver la sonrisa que Yuu esbozaba. Por ello, no le sorprendió escuchar el silbido melodioso que precedio al impacto de la Sinfonía de Arcoíris de AncientIrismon que llegó desde los aires. La técnica de la guerrera legendaria se unió a los disparos de Milly y a la espada de Suzaku. Algunos Digimon siniestros cayeron, antes de que la emboscada que Yuu creyó que funcionaría saliera de su escondite.

Ante la sonrisa desvergonzada de Clarisse, Yuu pudo saberlo incluso antes de que ella lo dijera en voz alta.

—Yuu Amano... ¿En verdad creíste que podrías emboscarme?

Chasqueó los dedos. Piedmon sonrió. Un par de Jokermon hicieron que la multitud de sobrevivientes se abriera, causando que el equipo de Yuu quedara totalmente con la mente en blanco.

Quienes fueron lanzados para caer de rodillas ante Clarisse quisieron resistirse, a pesar de estar atados y amordazados. Yuu retrocedió, con la respiración agitada, al reconocer que las miradas de Taichi, Meiko, Yuujin, Ryo y Catherine tenían que ser auténticas.

—¡¡Yuujin...!!

Haru quiso romper el cerco y salir de su escondite. Akari y Taiki lo sujetaron con fuerza, pues nadie tenía idea de qué se podía hacer para ayudar al chico pelirrojo, ni a su Appmon que también había sido sometido.

Clarisse rió una vez más.

—Debes creer que soy demasiado ilusa, Yuu Amano, para convencerte de que puedes engañarme. Sé perfectamente quiénes están en el castillo. Y cuando dije que tú harás que ellos vengan a mí, estaba hablando muy en serio.

Volvió a reír hasta que Yuu tuvo que retroceder ante el escalofrío que lo invadió.

Sólo con ver la forma en que la mirada de Suzaku se endureció fue que todos supieron que quienes habían caído en la verdadera trampa no eran los miembros del ejército siniestro de Clarisse.

Incluso sin comenzar la batalla, el marcador ya estaba marcando puntos a favor del lado que no debía ser.

En el castillo negro era imposible acceder al mapa. Los dispositivos no funcionaban, a pesar de que podían encenderlos normalmente. Era similar a un efecto un poco más reducido del Data Breaker de Mastermon.

Sin un mapa, el grupo tuvo que avanzar a tientas a través de pasillos que las misiones de reconocimiento no habían conocido. Yoshino pensaba, tal vez muy acertadamente, que el castillo debía haberse expandido al absorber toda la información de quienes cayeron durante el Pandemonio de Bagra.

Labramon encontró su momento de ser útil, pues su olfato era lo único que podía guiar a los demás a tientas en la oscuridad. Los disparos silenciosos de Kira y Katsura eran mucho más efectivos cuando, mediante señales de las manos, Zero les indicaba cuándo disparar. Katsura parecía disfrutarlo más que cualquier otra cosa. Especialmente cuando los brazos extensibles de Infermon entraban en la contienda.

Al doblar en una esquina y toparse con dos puertas que esperaban al final del pasillo, Labramon se detuvo en seco. Soltó un pequeño gruñido.

—¿Qué pasa, Labramon? —exigió saber Zero.

Labramon olfateó un par de veces más.

Gruñó de nuevo.

—¿Hay un enemigo cerca? —inquirió Kira.

Labramon suspiró.

—No sé a dónde puedan llevar esas puertas —respondió—. Lo intento, pero no puedo oler nada.

—Significa que el camino está limpio, ¿o no? —dijo Nunally.

El cachorro negó con la cabeza.

—No... Debería poder oler algo, pero no es así. No es sólo el olor de los enemigos. No puedo distinguir el olor del polvo, del metal, de la madera vieja, de las alfombras del castillo... No puedo oler nada más allá de esas puertas...

Gumdramon caminó hacia el cachorro. Olfateó también, sólo para darse cuenta de que el cachorro no era el único con esa dificultad.

—Tiene que haber algo importante en ese lugar... —dijo Kira para sí misma.

—Quisiera ser más útil que esto... —se quejó Labramon—. Si pudiera Digievolucionar, tal vez mi olfato sería mejor...

—Detengámonos.

Todas las miradas viajaron hacia Yoshino. La chica tomó un respiro. Ayudó a Lalamon a Digievolucionar en silencio, para luego dedicarle una mirada a Lelouch. El príncipe la sostuvo, perfectamente consciente de lo que Yoshino diría.

—Creo que esto es una mala idea. El castillo no debería estar tan tranquilo, incluso si eliminamos a quienes se ponen en nuestro camino. No debimos venir aquí.

—Pero ya es tarde para detenernos —respondió Lelouch—. Si caímos en una trampa, será peor para ellos.

—Creo que me perdí en alguna parte... —se quejó Kira—. ¿Exactamente de qué forma nos beneficiaría a nosotros si caemos en una trampa?

—Creo que... —intervino Nene—. Lo que Lelouch intenta decir es que, si hemos caído en una trampa, eso no quiere decir que hemos sido vencidos. Si sabemos cómo jugar, podríamos ganar nosotros.

—De cualquier manera, no podemos seguir sólo así —dijo Katsura—. Yoshino tiene razón. Necesitamos un plan de respaldo, sólo en caso de que todo falle.

Lelouch suspiró. Asintió. Miró a Yoshino, como si su respuesta hubiese sido sólo para ella.

—Si hay dos puertas, entonces sólo podemos dividirnos —dijo—. Dudo que ambos caminos conduzcan al mismo lugar. Tenemos los comunicadores, así que...

—¡Hermano, espera! ¡Creo que veo a alguien!

La voz de Nunally alertó no sólo a su hermano mayor, sino a quien se ocultaba en la penumbra. Labramon se agazapó. Junto con Gumdramon, el cachorro soltó un gruñido. Lilamon tuvo un mal presentimiento.

—¡Muéstrate! —ordenó Nene.

Un humano brotó de la penumbra, quedando al otro lado de la tierra de nadie.

Lelouch frunció el entrecejo, en silencio.

—¿Quién eres? —exigió saber Tagiru.

Nene hizo un gesto de reconocimiento. Sabía que nunca antes había visto a ese hombre moreno, pero el porte era indiscutible. No existía otra posibilidad. Y de ninguna otra forma podía explicarse el hecho de que el hombre usara el anulador.

—¿Acaso no escuchaste, idiota? —urgió Kira con impaciencia—. ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

El hombre dio un paso al frente. Lelouch no se inmutó, a pesar de que estaba realmente sorprendido. Sin embargo, no decidió confiar. Extendió un brazo ante él para impedir que Nene pudiera acercarse.

—Nadie se mueva —dijo—. No dejen que les dispare con el anulador.

Durante los tres segundos siguientes, el grupo apenas consiguió intercambiar miradas. Cuando escucharon el gruñido que Labramon soltó antes de lanzarse al ataque en contra del desconocido, fue demasiado tarde. El disparo del anulador los dejó a todos deslumbrados. Labramon soltó un chillido, combinado con el grito agonizante de una de las mujeres del equipo que intentó protegerlo del golpe mortal.

C6P(

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