Capítulo LXXIX: El Principio del Fin

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     El amanecer. El anochecer. Todo tenía el mismo aspecto en el siniestro Campo del Infierno. A pesar de que nadie podía decir con exactitud que finalmente había llegado el momento, fue como si sus mentes y sus corazones se hubieran sincronizado.

El campo de batalla aún estaba vacío, sólo delimitado por los tres caminos que conducían al castillo blanco, al castillo negro y al refugio subterráneo. Una corriente de viento gélido levantaba torbellinos de polvo, que arrastraban a su vez los cánticos fantasmales que invocaban a las garras de la muerte.

Yuu estaba tenso, nervioso y un tanto ansioso. Recién había salido de la ducha para terminala realidad lo golpeó al ver el traje y la máscara que tendría que usar para cumplir con su misión.

El traje de los Caballeros Negros descansaba en la cama de debajo de la litera que tuvo que compartir con Tagiru, junto con la máscara, un arma y el Xros Loader que ya no serviría para él.

Cuando terminó de cambiarse y se miró en un pequeño espejo empotrado en la pared de piedra, le pareció que había visto el reflejo de una persona completamente diferente. Sus pensamientos viajaron a ese momento en el último de los Siete Reinos, cuando escuchó por última vez la voz de Damemon en su cabeza. Una y otra vez, las últimas palabras de su mejor amigo se repitieron hasta convertirse en un enjambre tortuoso. La única forma de dejar de escucharlo, fue sentir la mano delicada de su hermana mayor sobre su hombro. Se giró, sobresaltado, y miró a Nene por un segundo.

Ella no sonreía. Su rol de general, y de mano derecha del líder absoluto, estaba activo.

—¿Te encuentras bien, Yuu?

El muchacho asintió. Echó mano de la máscara y soltó un suspiro.

—Hermana, pensé que ya se habían ido.

—Estamos listos para salir. Tú ya deberías estar alistando a los demás. Hemos visto el radar, y los enemigos empiezan a acercarse... Y, en verdad, me gustaría que eso no incluyera solamente a Clarisse Okada...

—Yagami se acerca también.

—Sí... El mapa señala a Catherine como un punto blanco... Esto no será fácil...

—Sé que puedo ganar tiempo. Confía en mí, hermana.

—Confío en ti. Sólo... Tengo un mal presentimiento.

—¿Qué clase de presentimiento?

—Algo me dice que nos enfrentaremos a algo mucho peor de lo que imaginamos... Estoy segura de que algo tendrá que salir... Ya sabes. Mal.

—En realidad, espero que no... Pero tenemos que ser realistas. No sabemos lo que pasará cuando nos separemos, ni si Lloyd será capaz de sobrevivir si se queda aquí, ni si ustedes lograrán entrar con vida al castillo negro.

—Pues tendremos que esforzarnos al máximo para que sea así.

Dicho aquello, Nene envolvió a su hermano en un fuerte abrazo. Besó su frente al separarse.

—Cuídate mucho, Yuu.

—Regresa con vida, hermana.

Yuu no quiso admitir que un repentino ataque de inseguridad se apoderó de él cuando vio a su hermana salir de los dormitorios. Tragó saliva y tomó el resto de sus cosas, antes de salir a enfrentar su destino.

Los miembros de su equipo ya se habían congregado alrededor del mapa.

En cuanto entró a la cámara, deseó que su mejor amigo hubiese estado ahí para verlo por última vez antes de que partiera. Sin embargo, Tagiru ya se había ido junto con el resto del equipo que entraría al castillo negro.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now