Capítulo XLIX: ¡Quiero Llegar al Último Nivel!

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     Kira no se detuvo a pensar, pues sabía que sólo existía una manera de obtener la DigiMemory que levitaba justo en medio del abismo. Estando lejos de su compañero, la chica se aventuró a caminar hacia el borde. Con una mirada le advirtió a su compañero que no debía hacer ningún movimiento. Cheepmon tragó saliva, observando en silencio cómo su compañera daba un par de pasos hacia atrás para buscar impulso. Decidida, la chica tomó un profundo respiro. Echó a correr en esa dirección, dando un salto que le ayudó a llegar hacia la DigiMemory. La sujetó con una mano e intentó conectarla al DigiLector, sin contar con que los tentáculos la traicionarían en el último momento. Cinco de ellos volaron hacia ella para sujetarla por los brazos, las piernas y el cuello.

Con la respiración entrecortada, Kira sintió cómo el DigiLector resbalaba de su mano.

Logró mirar hacia abajo, observando ese diminuto punto de luz que caía en el abismo. Quiso resistir y librarse de sus ataduras, sin conseguirlo. Su salvación llegó gracias al Canto Sónico de Cheepmon, que hizo sangrar las orejas de la chica e hizo retroceder a los tentáculos. Aunque Cheepmon intentó atrapar a la chica para evitar que cayera al vacío, Kira impulsó su cuerpo hacia abajo para ganar velocidad e ir detrás del objeto que seguía cayendo.

—¡Kira, espera!

—¡Debo recuperar mi DigiLector!

Cheepmon suspiró cansinamente, y al instante fue detrás de su compañera. Sólo él pudo darse cuenta de que los tentáculos cerraron la única salida cuando ambos entraron al abismo.

A pesar del vértigo, Kira concentró toda su fuerza para acelerar su caída, iluminándose en la oscuridad con el brillo del Emblema del Valor que cada vez se volvía más potente. Extendió una mano cuando creyó que era el momento preciso, logrando tomar el DigiLector en sus manos antes de sentir cómo su cuerpo se estrellaba contra una superficie sólida.

Adolorida, se incorporó lentamente. Le costó recuperar el aliento, y no tardó en darse cuenta de que su mano izquierda estaba herida. Una torcedura que seguramente le pasaría factura en el campo de batalla.

—¡Kira!

Tuvo que dirijir la pantalla de su DigiLector hacia arriba, para poder observar que su compañero volaba hacia ella a toda velocidad. Ni bien se reunieron, Kira suspiró y se aseguró de conservar aún la DigiMemory. Desconectó la primera para poder colocar la segunda en su sitio, haciendo que el siguiente mensaje se proyectara.

Enfrenta a tus demonios

—¿Qué...?

La luz al fin se encendió alrededor de ella, revelando que se encontraba en un improvisado campo de batalla con forma triangular. Al no ver en ningún sitio a algún contrincante, la chica corrió hacia el borde del ring de pelea. Sin ninguna clase de barrera, fue Cheepmon quien tuvo que sujetar a la chica por el cuello de su chaqueta para tirar de ella y evitar que cayera al vacío. El corazón de ambos dio un vuelco al darse cuenta de que lo que les esperaba debajo del campo de batalla era un terreno lleno de afiladas púas metálicas, letales y sedientas de sangre. Kira retrocedió lentamente, observando en los alrededores e intentando analizar el contenido del nuevo mensaje.

Enfrentar mis temores —dijo—. Quien sea que haya dejado aquí las DigiMemories, no tiene idea de que las púas no me asustan.

—Pero no hay otra manera de salir de aquí —dijo Cheepmon—. No podemos saltar hacia las púas.

—Tengo una idea. Usa tu Canto Sónico e intenta romper las paredes.

—¡Bien!

A pesar de su determinación, Kira se arrepintió de haber dado esa orden cuando el Canto Sónico de Cheepmon hizo vibrar los muros que los rodeaban, así como le hizo sentir a ella que sus oídos iban a estallar.

Nene de la RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora