Capítulo XLVIII : El Regreso de BelleStarmon

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     No podía sentarse sobre los tentáculos del suelo, pues quería evitar tocarlos a toda costa. Así que sólo podía andar de un lado a otro, mordiendo sus uñas y mirando cada pocos minutos el mensaje que se proyectaba en su DigiLector. Leía las palabras en voz alta un par de veces, sin lograr darles sentido. Entendía la primera parte, al menos. Pero la segunda era un enigma para su mente que sólo se concentraba en la idea de escapar de ese lugar y reunirse con sus amigos. Llegó incluso a tratar de buscar ayuda en el arsenal de Lloyd, que no funcionó. Sólo podía ir del mapa al mensaje, y viceversa.

Cheepmon seguía a su compañera con la mirada. Hacía sus propios intentos para vencer a los tentáculos, desatando los poderes de su Canto Sónico que sólo lograban hacer que Kira cubriera sus oídos con ambas manos por un momento.

No había nada que ellos pudieran hacer para remediar la situación, y eso era algo que ambos sabían a la perfección. Sin la capacidad de Digievolucionar, sólo quedaba depender de la capacidad que ambos tuvieran para resolver el acertijo que amenazaba con enloquecerlos. No tenían noción del paso del tiempo. Para ambos era difícil saber si ya habían pasado horas, o sólo un par de segundos. Eso volvía la espera mucho más difícil, así como aumentaba la incertidumbre. Para calmar sus nervios, Kira aferraba con fuerza el Emblema del Valor. También se detenía para acariciar el elástico de sus gafas con el dedo pulgar, lo cual parecía ser mucho más terapéutico.

Conocer la oscuridad, pensaba. Conocer la oscuridad... ¿Qué oscuridad? ¿Cómo conocerla?

Miró de nuevo el mensaje. Repitió las palabras en voz alta un par de veces, y luego reanudó su tortura mental. Cheepmon, desesperado, usó su Canto Sónico una vez más. El ataque tomó por sorpresa a su compañera humana. Al descubrir sus oídos y asegurarse de no haber quedado sorda, la chica fulminó con la mirada a su emplumado amigo.

— ¡Deja de hacer eso! —Se quejó—. ¡No tienes la fuerza para destruir estos tentáculos!

Inconforme, Cheepmon voló hacia ella.

—Sólo intento salir de aquí —se defendió—. Es más de lo que has hecho tú.

—Oh, será mejor que no comiences con eso. Yo también estoy esforzándome. Estoy segura de que no podremos salir de aquí mientras no hayamos resuelto el acertijo de ese mensaje.

— ¿Y cómo vamos a resolverlo?

—No lo sé... —respondió ella con una risita nerviosa.

Cheepmon la miró con desaprobación.

—Tal vez si tiramos de los tentáculos... —propuso la criatura emplumada.

Kira, sin embargo, le devolvió la misma clase de mirada.

—No voy a tocar esos tentáculos —decidió la chica cruzándose de brazos—. Y tú no volverás a usar el Canto Sónico. Vas a dejarme sorda.

Inconforme, la criatura emplumada sólo suspiró cansinamente y procedió a levar a cabo su plan. Mientras la chica de las gafas aún seguía leyendo el mensaje, Cheepmon tomó uno de los tentáculos con sus patas y comenzó a tirar de él con toda la fuerza que poseía en su pequeño cuerpo. Agitó frenéticamente sus plumas para ganar altura, hasta que logró que el tentáculo comenzara a levantarse con él. Eso causó que la esfera entera comenzara a temblar, llamando la atención de Kira y haciéndola caer sobre los tentáculos.

Estaba totalmente dispuesta a golpear a su compañero, hasta que se percató de la forma en que los tentáculos se removían para revelar lo que Cheepmon intentaba dejar al descubierto.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now