Capítulo XLIV: Primera Ronda - Meikramon Ataca

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     Al finalizar la reunión con Ken, Lelouch y Nene salieron del centro de comando para reunirse con el miembro del grupo cuyo espíritu había decaído. Pero no pudieron encontrarlo por ninguna parte. Lo único con lo que se toparon fue con las miradas de desagrado que los Protectores le dedicaron a Airu al verla llevar la máscara en las manos. Las miradas no le pasaron por alto a Yuu, quien desafió al grupo al posar una mano sobre la espalda de la chica rubia para demostrar que estaba de su lado a pesar del bando al que evidentemente había elegido pertenecer. Ken, desde el umbral del cuarto de control, se cruzó de brazos y observó la escena con aire confundido. Lelouch hizo otro tanto, posando su mirada sobre Taichi, quien se cruzó de brazos también al percatarse de que estaba siendo observado.

— ¿De qué me he perdido? —preguntó Lelouch a su amada, quien a su vez observaba a Meiko como si la hubiera detestado durante toda la vida.

—Es una larga historia —respondió Yuu, acercándose a su hermana y al sádico príncipe—. Deberíamos ir a donde sea que han llevado a Taiki. Hay cosas de las que debemos hablar a solas.

—Y será mejor darnos prisa —asintió Nene—. Akari y Kiriha deben saber lo que Ichijouji nos ha dicho sobre Sephirotmon.

—En cuanto Taiki despierte, estaremos listos para partir —se unió Kira—. Takuya nos necesita.

El grupo asintió, y los Protectores entraron al cuarto de control. Taichi se encargó de cerrar la puerta.

La razón por la que Tagiru no estaba a la vista, se debía a que por su propia cuenta encontró el dormitorio donde Taiki intentaba recuperarse. La aparición del chico castaño sobresaltó por un instante a Akari, Cutemon y Kiriha, quienes esperaban pacientemente a que las compresas de agua fría hicieran efecto. Las heridas ya se habían cerrado, gracias a Cutemon.

— ¿La reunión terminó? —preguntó Akari.

Como respuesta, Tagiru se dejó caer en una de las camas vacías, y cubrió su rostro con ambas manos. Sus emociones aplastantes lo llenaban de pies a cabeza.

—Tagiru-kyu... —musitó Cutemon.

La chica pelirroja se acercó al destrozado muchacho. Su cálida presencia hizo que Tagiru cruzara la mirada con ella, dejando que sus ojos se cubrieran con una gruesa capa de lágrimas.

—Hideaki... —dijo.

Akari no necesitó más explicaciones. Envolvió al muchacho en un fuerte abrazo, al que Cutemon se unió. Tagiru devolvió el gesto, luchando por contener el sollozo explosivo que amenazaba con brotar de su garganta.

Kiriha no tuvo nada qué decir. Tan sólo se ocupó de cambar la compresa de agua que cubría la frente de Taiki.

Antes de que cualquier otro pudiese decir alguna palabra más, la puerta del dormitorio se abrió para dejar entrar a la comitiva. Lelouch suspiró aliviado al ver a Tagiru, negándose rotundamente a dar más de un discurso emotivo y motivador a la vez.

Con la habitación llena, Nene se encargó de cerrar la puerta. Observó a Kiriha y Akari, y suspiró también.

El cómico quejido que Taiki soltó, llenó de optimismo al grupo.

—Ichijouji no tiene idea de lo que ha pasado entre los Protectores y nosotros —dijo—. Sigma no lo ha envenenado aún.

—Será difícil que logre hacerlo —dijo Mimi—. Aunque ahora sea un Protector, Ken tuvo sus roces con la oscuridad en el pasado. Sigma no puede corromper su mente. No tan fácilmente, al menos.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now