Capítulo L: El Rugido de Devikraomon - ¡Resiste, Takuya!

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     El cuerpo de Cheepmon fue iluminado por la luz cegadora que lo despojó de sus plumas, transformándolas en una esfera de tamaño descomunal que lo encerró. La luz logró escapar entre las plumas durante unos segundos, hasta que dos aberturas se abrieron en la esfera para que las gigantescas patas de un cuervo hicieran su aparición. Extendió sus garras para revelar lo afiladas que estaban, lo cual detonó que el resto de las plumas se esparciera para cubrir las alas que en un primer momento parecieron huesudas y cubiertas de membranas. Aleteó un par de veces, desatando una fuerte ráfaga de fuego que rodeó su cuerpo, guiando al resto de las plumas que lo cubrieron para dar fin a la transformación. Tres colas brotaron de su cuerpo. Largas, cubiertas de pelo y que terminaban en dagas letales y amenazantes. Irguió su imponente cuello para luego abrir su pico, revelando una gran colección de colmillos afilados. Dos largos conjuntos de plumas adornaron cada lado de su cabeza, apareciendo al tiempo en que sus ojos rojos se iluminaron con un resplandor asesino. En principio, lucía como un cuervo gigantesco. Sus alas eran del tamaño perfecto para curvearse frente a su cuerpo en la forma de un escudo. Y a pesar de su aspecto salvaje, seguía conservando cierto toque de elegancia.

Al posarse en el campo de batalla, un silbido acompañó a sus palabras.

—¡... Devikraomon!

Impactada, Kira retrocedió. Las tres colas de su compañero se elevaron en los aires, dirigiendo sus puntas afiladas hacia la aparición que no se inmutó ante la presencia del enemigo.

—Cheepmon... Eres...

—¡Poderoso!

Sin más que decir, Devikraomon abrió sus fauces para liberar una destructiva ráfaga de fuego. La aparición quedó reducida a nada, y el nuevo Digimon aprovechó la oportunidad para hacer que sus colas crecieran, alargándose y elevándose en los aires para unirse con tres resplandores de luz que atravesaron el techo y crearon una salida del tamaño ideal.

Kira cubrió su cabeza cuando los trozos de escombro comenzaron a caer, siendo reemplazados al instante por los tentáculos que se retorcían antes de convertirse en Datos. Miró entonces hacia arriba y entrecerró los ojos para detectar lo que deseaba ver. Un ojo de Sephirotmon, idéntico al que había utilizado para entrar.

—¡Encontraste la puerta, Devikraomon! —Celebró la chica—. ¡Eres increíble!

El aludido asintió.

—¡Sube, Kira! ¡Vamos a buscar a Lucemon!

—¡Sí!

La chica dejó que una de las colas se enroscara alrededor de su cintura para elevarla y ayudarla a posarse entre las alas de la bestia. La chica se aferró con fuerza al plumaje, sonriendo orgullosa al ver cómo las llamas se desprendían con cada aleteo, así como las plumas que volaban con las corrientes de aire.

Sintió el vértigo apoderándose de su estómago cuando Devikraomon se elevó en los aires. Jamás había montado a un Digimon tan veloz, que incluso le hizo sentir que sus ojos comenzaban a escocer gracias al fuerte choque de las corrientes de aire. Con todo, la chica estalló en un grito de rebosante emoción al atravesar el ojo de Sephirotmon.

Afuera, la conmoción se apoderó de quienes esperaban noricias de sus amigos. En cuanto vieron estallar el ojo de Sephirotmon, la inercia los llevó a cubrirse y a prepararse para la Digievolución. Oggi también se preparó para disparar, y lo habría hecho de no haber sido por la intervención de Nunally. La imprudente pequeña desvió el brazo del hombre, exclamando:

—¡No! ¡Miren eso!

El impacto fue mucho mayor al observar cómo aquella figura emplumada brotaba de la nube de datos, extendiendo sus alas para sujetarse al último ojo de Sephirotmon. El monstruo no tuvo más opción que sucumbir, mientras el resto de su cuerpo se sacudía para acelerar el proceso de descomposición que dejó al descubierto la ausencia del ojo destruido.

Nene de la RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora