Capítulo LXXI: La despedida de Yuu

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     Cuando Yuu abrió los ojos, quiso decir que realmente se sentía revitalizado y listo para el siguiente encuentro. Sin embargo, llamó poderosamente su atención el hecho de que Nunally también estuviera de pie, mirando hacia un espacio vacío y con una mano sobre su corazón. El resto de sus amigos aún estaban sumergidos en los brazos de Morfeo. La única otra persona despierta alrededor era Yuujin, quien observaba al grupo entero con una mirada analítica.

—Nunally.

La voz de Yuu sobresaltó a la chica. Despertó también a Damemon, quien tardó unos segundos en recobrar la noción del tiempo y el espacio.

Nunally miró al muchacho. No supo decir en voz alta aquello que le molestaba. Sólo se negó a moverse de su sitio.

—Nunally, ¿qué pasa?

Ella titubeó. Labramon saltó al regazo de Yuu para llamar su atención.

—Está preocupada —dijo el cachorro—. Tagiru no está aquí.

—¿Qué...?

Yuu se levantó finalmente. Buscó a su mejor amigo entre los demás, sin poder encontrarlo. La angustia de Nunally fue en ascenso.

—Ese idiota... —dijo Yuu—. Seguramente fue a buscar problemas...

—Aonuma, Nene y mi hermano tampoco están aquí —dijo Nunally al fin.

Resuelto, Yuu tomó el Xros Loader para desplegar el mapa ante sus ojos. Intercambió una mirada con Yuujin cuando el muchacho se acercó a ellos para manipular el mapa, haciendo un acercamiento que sólo terminó de confirmar sus sospechas.

—Han ido al castillo—dame —dijo Damemon—. ¿En qué estaban pensando—dame?

—Ese idiota... —repitió Yuu—. Yuujin, tenemos que ir a detenerlos. No podemos entrar sólo así al castillo de Barbamon.

—Esperen.

Antes de que Yuujin pudiera responder, Nunally se levantó para unirse a ellos. Tomó con fuerza la mano de Yuu, para darle cierto énfasis a sus palabras.

—Yuu, por favor, quiero ir con ustedes. Tengo un muy mal presentimiento.

La determinación en su mirada fue idéntica a la de su hermano mayor.

El chico rubio miró a Yuujin de soslayo, a sabiendas de que no le quedaba más opción.

Lelouch nos matará por esto, pensó.

El anulador del Geass despedía una vibra oscura y peligrosa. Y en el rostro de Ómicron, lucía más letal que ninguna otra cosa. A pesar de que aquella chica se detuvo en seco ante ellos, no fue posible bajar la guardia. No fue posible tomarlo a la ligera. No tenía siquiera un Digivice en la mano que pudiera hacerla pasar por alguien con quien valdría la pena dialogar.

Nene quiso dar un paso hacia adelante. El brazo de Lelouch se extendió frente a ella para detenerla. Fue él quien avanzó, haciendo que Nene y Kiriha intercambiaran miradas.

—¿Quién eres tú? —exigió saber.

Silencio.

Ómicron inclinó la cabeza hacia un lado. El resplandor del anulador se intensificó, a pesar de que no lo disparó en ese momento.

Lelouch intentó una vez más.

—¡Responde!

Nada.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now