Capítulo LVII: La Caída de los Héroes

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¡Hey, hola! Les dejé una canción para escuchar mientras leen el capítulo. Esta vez me tomó mucho trabajo escribir esto, porque es un momento que lo marca todo en la trama. Así que, por favor, díganme todo lo que opinan. Amo leer sus comentarios. Y saber sus opiniones me motiva para seguir escribiendo. También quiero saber sus teorías, así que compártanlas conmigo. ¡Que lo disfruten!

     Uno a uno, los Digimon fueron cayendo a los pies del sexto Señor Demonio. Sin apenas haber movido un solo músculo, Daemon suspiró como quien lucha contra el aburrimiento. Observó a sus enemigos, que yacían como seres insignificantes. Al ver las expresiones de temor en los rostros de sus amigos, Taiki sólo cerró los puños con fuerza. Él lo sabía. No estaban listos para enfrentar a otro Señor Demonio. E incluso estando totalmente consciente de eso, Meikramon se levantó de nuevo para tratar de conectar al menos un puñetazo en el rostro del demonio. No contaba con el aura oscura que se desprendería de Daemon para contener el golpe y luego lanzar a su oponente al suelo, haciéndola girar sobre sí misma hasta que la fricción la obligó a detenerse. Meiko hizo el ademán de dar un paso hacia atrás, conteniéndose en el último momento al sentirse observada por el ejército de Lelouch. No era el momento de mostrar debilidad.

En su escondite, Rei sujetó el chip con más fuerza. Hackmon suspiró.

El Knightmare destruido cerca del campo de batalla marcaba a Oggi Kaname como el primer caído. No podían negar que sus cuerpos dolían y que la adrenalina no bastaba para darles un impulso más. Por esa misma razón, Lelouch optó por mantenerse en el campo de batalla y asegurarse de que su mayor prioridad no resultase herida.

—¡Tagiru, llévate a Nunally!

—¡Sí!

Nunally no opuso resistencia cuando Tagiru la tomó en sus brazos para correr más rápido. Ambos soltaron un grito de agonía cuando Daemon disparó una esfera de fuego de su mano para detener el escape, abriendo un gigantesco agujero en el suelo y causando que la explosión devolviera a los dos humanos al campo de batalla.

—¡Nunally...!

Lelouch apenas pudo moverse en esa dirección. Al instante, la mano de Daemon apuntó hacia él para elevarlo en los aires por un instante, lanzarlo contra una roca gigantesca y dejarlo caer en su lado del campo como quien se deshace de la basura. El orgullo le impidió a Lelouch aceptar que su novia o su mejor amigo intentaran darle una mano. Sólo dirigió su mirada hacia su hermana, quien en ese momento se ponía de pie con ayuda de Airu. Tagiru se levantó también, asintiendo mecánicamente ante las preguntas incesantes de su mentor. Nadie hizo ningún comentario sobre el hilo de sangre que comenzó a correr de la nariz de la súper estrella. El chico la enjugó sin inmutarse, y sin dejar de aferrar su Xros Loader.

Desde el primer momento, Daemon hizo evidente que estaba en un nivel imposible de alcanzar.

Tras dar un par de golpes más a OmegaShoutmon para asegurarse de que no se movería de nuevo, Daemon extendió ambos brazos hacia los lados y se hizo el silencio.

—Tengo que admitir que esperaba algo mejor... —se burló el demonio—. ¿Son ustedes los mismos héroes llamados por Ophanimon? ¿Ustedes han vencido a Leviamon, Beelzebumon, Belphemon, Lilithmon y Lucemon? A mis ojos, no son más que sabandijas.

Remató sus palabras dirigiendo una mano hacia JagerDorulumon, obligándole a elevarse en los aires y torturándolo con una corriente de dolor que se esparció por cada poro de su cuerpo.

—¡JagerDorulumon...!

—¡Silencio, humana!

Taiki se quedó helado, pues apenas pudo reaccionar. Sólo pudo reaccionar cuando vio a Akari caer de espaldas, a un par de metros de distancia. La chica se incorporó al instante. Y ni bien el general intentó ir hacia su amada, recibió el mismo impacto.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now