Keyra en las nubes (fanfic n...

By hola_eff

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Niall nunca se ha enamorado. En su penúltimo año de instituto, lo único que le preocupa son las tardes de piz... More

Sinopsis
Prólogo
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Epílogo
Agradecimientos.

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By hola_eff

No puedo ver a Keyra durante toda la tarde del miércoles, porque Mike no ha podido visitarla desde que fue ingresada y sólo hay tres visitas de media hora permitidas a lo largo de todo el día. Vuelvo el jueves por la tarde, y llego a un acuerdo con Toffee, Will y Tiffany, en el que le cedo mi visita diaria a las chicas a cambio de pasar la noche del viernes en la clínica con Keyra. Parece justo y todos estamos de acuerdo, desde que Will pasó la primera noche aquí y luego Mimi, y a ellos les pareció justo que alguno de nosotros pudiera hacerlo también.

Straw nos dice el jueves que las visitas ya pueden ser de dos personas y durante una hora, pero con intervalos de veinte minutos al menos entre una visita y otra. El viernes tendrá el horario de visitas normal de dos horas, pero pueden entrar hasta cinco personas a la vez. Entonces Toffee y yo planeamos llevar a los chicos, que ya no pueden esperar para saber algo de ella y no han hecho más que llenarnos de mensajes para ella.

—¿Vamos a verla y no podrá hablarnos? —Zayn pregunta durante la mañana.

—Oh, si podrán. Ya le quitaron la mascarilla—explica Toff. ¿Ya le quitaron la mascarilla? Yo tampoco sabía eso.

Estamos reunidos en dos mesas de la cafetería antes de la clase de física. Estoy tan cansado que sólo capto partes de la conversación que todos estamos sosteniendo cada cierto rato. Si las últimas tres noches no pude dormir por el estrés que todo lo que ha sucedido me provocó, anoche no pude hacerlo por las ansias de ver a Keyra. Dos dias sin verla han parecido una eternidad. Al menos tengo la tranquilidad de que ella está al tanto de mi trato con Tiffany y Toffee y, por ende, comprende la razón por la que no la he visitado los últimos dos días.

—¿Niall? Niall... —Liam me saca de mis pensamientos, moviendo su mano frente a mi cara.

—¿sí?

—¿Estás escuchando?

—Ah, ¿sí? —miento.

—No es cierto. Toffee decía que lo mejor será dividirnos para ir a la clínica. Algunos en tu auto y otros en el de los Hoult.

—Oh, sí. Claro que sí—asiento enérgicamente con la cabeza. Observo a Toffee apoyarse cómodamente sobre el hombro de Liam y deslizar sus dedos entre los de él. Harry está rodeando a Brandy con un brazo y Louis esboza una sonrisa vagamente disimulada al recibir un mensaje de texto en su teléfono.

Joder, extraño tanto a Keyra.

Apenas suena el timbre que termina la jornada, todos nos levantamos de nuestros asientos rápidamente para ir a nuestras habitaciones y arreglar nuestras cosas. Nos encontramos treinta minutos más tarde en el aparcamiento del instituto, donde Jeff ya está esperando a Toffee y Mike.

Harry, Brandy y Zayn van conmigo, mientras que Louis y Liam van con los Hoult. Todos vamos a la cafetería de la clínica mientras el horario de visitas no comienza aún.

—Entonces. ¿Acabamos de salir de la cafetería del instituto para venir a la cafetería de una clínica? —Zayn dice en cuanto nos sentamos al rededor de una mesa redonda.

—Eso es lo que hacemos—dice Toffee, refiriéndose a sí misma, Mike y yo. —Sólo nos movemos de una cafetería a otra.

Los chicos se ríen por la forma en que Toffee habla sobre ello. Mi mamá me llama al teléfono.

—¿Hola?

—Sí, sólo me gusaría saber en qué lugar del mundo mi hijo se encuentra, o si tiene, al menos, la intención de hacerme saber que está vivo.

—¡Oh, lo siento! —exclamo. Probablemente decirle a mamá donde estoy es la última cosa que podría recordar con tanto movimiento durante el día y ella debe saber que estoy en la clínica con Keyra, pero aún así, es mi deber de hijo menor decir constantemente dónde estoy, o lo que sea. Ella siempre cree que la razón por la que no la llamo cuando no estoy en casa es que estoy siendo secuestrado o asaltado por una banda de asesinos, por alguna razón que jamás voy a comprender. —Estoy en la clínica con los chicos. Vamos a ver a Keyra y más tarde iré a casa a buscar algunas cosas para pasar la noche aquí.

—¿Pasar la noche en la clínica? —pregunta horrorizada.

—Ah, ¿sí?

—¿Está permitido? Digo, ¿tú has hablado con Will sobre eso?

—Claro que sí, mamá.

—Niall, ya nos vamos—Louis dice, haciéndome un gesto con la mano.

—Mamá, tengo que irme. Estaré en casa en un rato.

Subimos por las escalera hasta el tercer piso, donde Keyra se encuentra, mientras Zayn no deja de preguntarse de todas las posibles formas, cómo es que no nos perdemos dentro de este laberinto de pareces blancas y televisores silenciados.

Mimi se encuentra en la sala de espera pestañeando seguido y muy, muy lento. Puedo decir que está luchando contra caer dormida e intentando concentrarse en la televisión colgada del techo a la vez. Toffee corre hacia ella cuando la ve, provocándole un pequeño sobresalto.

—Es Mimi—digo, suponiendo que todos a mi lado están preguntándose quién es ella.

En ese mismo momento, Will sale del pasillo de la UCI y sonríe al vernos.

—Hola chicos, ya pueden entrar—dice. —Estaré con Mimi en la cafetería, sólo para que lo sepan.

El Dr. Straw sale del ascensor, a unos metros de nosotros y se le acerca a Will.

—Will —dice, entonces repara en la presencia de todos nosotros. —Chicos—dice, inclinando su cabeza para saludarnos. Vuelve a concentrarse en Will y Mimi—, ¿podemos ir a mi oficina un momento?

—Por supuesto—Will dice y vuelve a sonreír. Se ve más animado hoy.

Toffee y Mike comienzan a caminar hacia el pasillo de habitaciones, seguidos por el resto de nosotros y nos recibe Ali, la enfermera de Keyra. No puedo esperar a ver su expresión cuando vea a todos los chicos.

—Hola, cielo—dice Ali con la mitad de su cuerpo dentro de la habitación.

—Hola, Ali—escucho a su pequeña voz responder. ¡Quiero verla ya!

—Algunas personas han venido a verte. Les diré que entren. —Ali se mueve de la puerta y Louis se apresura a entrar, pero se detiene en el umbral.

—¿Hola?—dice con voz graciosa.

—¡Ya entra, Lou! —Harry se desespera y le da un empujón, permitiendo que todos nosotros podamos entrar.

—¡Chicos!—Keyra trata de exclamar, pero su voz suena aún despacio y un poco gastada. —¡Los he extrañado!

Todos corren hacia ella y la abrazan como pueden. Más vale que tengan cuidado.

—¡Hey! Nuestros mensajes se ven muy bien —dice Brandy, mirando al rededor. La pared de enfrente está llena de papeles con mensajes de los chicos escritos en ellos, además de algunas fotos y caricaturas que Brandy dibujó y dos globos de helio flotan a un metro del suelo. Toffee hizo un buen trabajo ordenando todas las cosas aquí.

Me acomodo junto a Keyra sobre su camilla mientras todos los demás toman asiento en el par de sillones dispuestos al rededor y sobre la cama de acompañante, donde yo dormiré hoy.

Toda la tarde se resume en muchas risas, en Key disfrutando de la compañía y sonriendo como hace mucho no la veía hacerlo. Sé que debería sentirme felíz por todo esto, pero no puedo dejar de pensar en que ella no sonríe ni se ríe de esa forma con tanta frecuencia cuando sólo estoy yo con ella. ¿Por qué con el resto de los chicos si lo hace? Quiero decir, ¿por qué yo no puedo hacerla tan felíz también?

Cuando todos se van por la noche, ella y yo nos quedamos un buen rato recostados sobre su camilla, sólo hablando, y Keyra aún riéndose de algunas de las bromas que Louis hizo todo el tiempo sobre nuestros profesores y sobre las cosas de las que se ha perdido en clases. Algunas de las cuales también me he perdido yo por estar con ella en las quimioterapias o durante las tardes en su casa. De todos modos, no lo cambiaría por ninguna de esas anécdotas.

Mimi y Will se nos unen sólo durante media hora o menos, luego Straw va a buscar a Will para hablar nuevamente y Mimi vuelve a su hotel, prometiendo volver mañana. El Dr. Straw ya había estado hablando con ellos durante el día, ¿por qué lo querría de nuevo? ¿Hay más noticias sobre los análisis?

—Debe ser aquel tipo de charlas de rutina padre-médico que se hacen durante una operación—le digo a Key, pues se ve un poco inquieta después de que Will sale de la habitación. —Tú sabes, para que se entere de cómo va todo, cuándo tendrás el alta, los costos, blah, blah, blah...

Keyra asiente en silencio. Y, de nuevo, ¿por qué no está sonriendo como una loca cuando estoy yo al rededor?

—Bueno—suspiro—, debería ir a buscar mis cosas para quedarme hoy. —Me pongo de pie y ella me sigue con la mirada, haciendo un gesto extraño con sus cejas. —¿Qué?

—Vas a volver, ¿no es así?

—Claro que voy a volver—me agacho para besarla en los labios. —Sólo voy por mis cosas.

Giro sobre mis talones para encontrar mi bolso del instituto, pero Key me atrapa con sus brazos, agarrándome con ellos al rededor del dobladillo de mis tejanos.

—¡No te vayas, no te vayas, no te vayas!

—Amor—digo riéndome. —En menos de una hora estaré aquí de nuevo.

Me inclino hacia ella de nuevo para repartir besos en las comisuras de sus labios. Intercalo las palabras con los besos.

—Voy-a-volver. —Sonríe de la forma en que la extraño, haciendo que mi pecho se sienta cálido por un momento y llevándome a besarla de nuevo.

Busco algo de fuerza de voluntad para alejarme y salir de la habitación antes de que se haga tarde. Una vez fuera, hago una llamada rápida a mamá para decir que ya estoy en mi camino a casa, pero me veo interrumpido cuando veo al Dr. Straw y Will hablando en el pasillo.

—Mamá, creo que van a darnos los resultados de algún examen. Te lo digo todo cuando esté en casa—digo y guardo mi teléfono en el bolsillo. Me acerco a ellos.

—Niall, creo que es bueno que estés aquí—dice el Doc. Su voz suena, como, apagada—Creo que es importante que sepas esto también. Ah—suspira y carraspea con la garganta. —Bien, voy a ser muy franco aquí y les explicaré todos sin preámbulos. Pueden hacer todas las preguntas que quieran, pero por favor escuchen antes el resultado del análisis.

Will y yo asentimos, y estoy seguro de que no tiene algo bueno que decirnos. Straw saca sus anteojos de lectura de la solapa de su dental para ponerlo sobre el tabique de su nariz. Trago saliva y mi corazón se acelera.

—Hicimos el mismo estudio tres veces, para asegurarnos de que realmente el resultado que arrojaba era correcto, y lo confirmamos así, pues la respuesta no cambió en ninguno de los casos. El problema con Keyra se radicó en el rápido incremento de la cantidad de blastos, reemplazando a sus glóbulos blancos. Esto significa que las células cancerígenas se reprodujeron más rápido de lo esperado, siendo imposible eliminarlas a todas antes de que puedan reproducirse nuevamente.

—¿Q-qué significa eso? —titubeo —Aún hay cura. ¿Cuál es?

Straw frunce los labios y vuelve a mirar el primer papel del montón que tiene en las manos.

—Este es un gráfico que explica la rapidez con que las células malignas se reproducen, versus la rapidez con que podríamos eventualmente eliminar a las originales —dice, dándonos a cada uno una hoja con el gráfico, donde una de las línea se inclina evidentemente más hacia arriba que la otra. Él no está diciendo que ya no pueden hacer nada. No puede estar diciendo eso. —Los blastos son considerablemente más grandes que los glóbulos blancos normales, y tienen su sangre completamente invadida. Avanzan demasiado rápido para ser eliminados.

Entonces, este sujeto de una barba de dos o tres días como la mía, y con ojeras como las de Will y probablemente mías también; este sujeto que es el Dr. Straw, que se suponía que salvaría a mi novia está diciendo un montón de cosas que al parecer espera que yo comprenda, pero me es del todo imposible. Está habládome en otro maldito idioma, o peor, en mi propio idioma, pero con palabras que jamás comprendería porque no las había oído antes. Finalmente menciona el concepto de cáncer terminal.

Él no va a salvar a mi novia. Ellos no van a salvar a Keyra, joder.

Una vez que Will se frota los ojos por quinta vez en tres minutos, asiente. El Dr. Straw deja de hablar, dice que lo siente muchísimo y que estará completamente centrado en el caso de Keyra. No puedo meterme de lleno en el asunto, porque sigo confundido, tratando de asimilar la idea de Keyra muriendo.

¿Él realmente dijo que Keyra va a morir? ¿Eso es lo que quiso decir todo el tiempo?

—¿No van a seguir tratando de salvarla? —le pregunto a Will cuando Straw ya se ha metido dentro de su oficina de nuevo.

—Ellos no pueden—Will dice con su voz quebrada.

Me alejo de él y camino apresurado, pero con demasiada torpeza hasta el baño de varones más cercano. Todo a mi al rededor se mueve demasiado rápido, al igual que mi pulso y la adrenalina que llena todo mi cuerpo. Hay tantas cosas en mi cabeza, que no queda espacio para mí mismo ahí dentro. Pareciera que, de pronto, mi mente y mi cuerpo no están trabajando en equipo.

Al entrar en el baño, golpeo sin querer a un hombre que va de salida, pero no puedo disculparme, porque temo vomitar si es que abro la boca aunque sea por un segundo. Al fin me meto en un cubículo y aseguro la puerta con mis manos temblorosas. Me volteo hacia el inodoro y devuelvo el sandwich que comí en la mañana, junto con una gran cantidad de jugos gástricos que parecen desgarrarme la garganta con la acidez.

Tego que salir de aquí. Tengo que ir a casa.

Después de salir al espacio común del baño, limpiarme y enjuagarme la boca con abundante agua, salgo nuevamente a la sala de espera, donde Will camina de un lado a otro como un desesperado.

—Acabo de llamar a Mimi y Mayra—dice. —ya vienen hacia acá.

No tengo ni idea de por qué está diciéndome esto.

—Bien—digo. Recojo mi mochila del suelo, donde no recuerdo haberla dejado y me la cuelgo del hombro.

—¿A dónde vas?

—A mi casa—digo.

—¿Qué?

—Tengo que ir a mi casa, Will.

—Niall...

—Voy a volver. Voy a volver—digo. —Pero tengo que ir cuanto antes.

—No puedes conducir así.

—Lo que sea, tengo que salir de aquí.

Me alejo antes de que pueda seguir insistiendo. Yo no puedo estar aquí para cuando Mimi y Mayra lleguen. No puedo decírle a nadie sobre esto, porque si lo dejo salir de mi mente, podría convertirse en realidad. No estoy seguro de nada ahora mismo y mi mente gira demasiado rápido, al igual que mi entorno y mi sombra bajo las luces de la clínica, mientras camino hasta la salida. Llego a mi auto en lo que parecen segundos y lo enciendo sin pensar más de una vez. Tengo que llegar a casa. Tengo que llegar a casa.

Cuando aparco y me apeo del auto, noto los ojos expectantes de mamá, observando cada movimiento que hago desde la ventana de la cocina. Camino hasta ella a través del jardín delantero, pasando de largo la puerta de entrada. Ella realmente espera una buena noticia, su mirada lo dice.

Ella se está preparando para sonreír, se está aguantando hasta ver lo que voy a mostrarle. Ella quiere celebrar. Mamá quiere abrazarme y decirme que sabía que todo estaría bien, pero nada lo está.

El papel con el gráfico palpita dentro de mi bolsillo y busca mi mano, como gritándome para que lo saque de ahí, orgulloso de estar matando a mi novia. Ese maldito papel quiere ser visto, y le doy en el gusto al ponerlo contra la ventana, aplastándolo con mi mano e imaginando cómo cambia la expresión de mamá, al verlo desde el otro lado del cristal. Quito el papel y me devuelvo hasta la puerta, sin volver a mirarla. Ahora sólo quiero un abrazo. Y llorar para quitarme ésta mierda que llevo dentro.

—Es terminal—digo cuando mamá abre la puerta. —Va a morir. Keyra va a morir.

*

¿Qué canción le pondrían a este capítulo, chicas?

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