Keyra en las nubes (fanfic n...

By hola_eff

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Niall nunca se ha enamorado. En su penúltimo año de instituto, lo único que le preocupa son las tardes de piz... More

Sinopsis
Prólogo
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Epílogo
Agradecimientos.

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By hola_eff

Arrastro las palabras fuera de mi boca.

—Hola preciosa. —Mi garganta está un poco irritada. Me pongo de pie para que ella pueda verme bien. —¿Cómo te sientes? —Acaricio su mejilla y Keyra asiente levemente con la cabeza.

Su piel está tibia y es suave, como siempre.

¿Debería avisar a alguien que ella está despierta?

—Espérame aquí.

Salgo apresurado de la habitación y alcanzo el antebrazo de la primera mujer vestida de blanco que veo caminando en el corredor. —Ah, ella está... Keyra está despierta—digo al fin. La enfermera hace una mueca al no comprender de quién estoy hablando. —Mi novia—aclaro y hago un gesto hacia la puerta.

—Oh—es todo lo que dice. —Ya vengo, sólo un minuto. —Obviamente entendió por mi gesto hacia la puerta, no porque haya dicho que es mi novia.

Se mete en otra habitación y vuelve con un envase sellado transparente que contiene una jeringa. Oh. Va a pincharla.

—¿Tengo que esperar aquí afuera? —pregunto, recordando que no se supone que alguien me vea dentro de la habitación de Keyra.

—Puedes entrar—dice, guiñándome un ojo. —Hola, cariño—le sonríe cálidamente a mi novia cuando está junto a ella. Se mueve de un lado a otro, revisando los aparatos a su al rededor y los ojos de Keyra la siguen en cada movimiento. —Esto podría molestarte un poco—advierte, entonces saca la aguja de su envoltorio y la mete debajo de su piel como si nada. Me estreso un poco al verla, pero la tranquilidad con que Keyra observa todo me tranquiliza también a mí. Ella ni siquiera se inmuta mientras ésta mujer inyecta esa cosa en su antebrazo.

Vuelvo a sentarme después de que la enfermera se ha ido.

—Todo va a estar bien—murmuro. Se lo digo a ella, pero el mensaje es también para mí mismo. Beso su mano con cuidado.

Quiero decirle un montón de cosas, pero no puedo comenzar a seleccionar qué cosas puedo decir sin alterarla y qué cosas no debería. Además de ordenar cada frase dentro de mi cabeza. Tengo miedo, pero a la vez estoy seguro de que ella va a estar mejor.

Eventualmente.

¿Qué es lo que me pone tan mal entonces? Oh, claro, verla así, conectada a cosas extrañas y ajenas a su cuerpo, ver su piel pálida y tocar sus dedos fríos. Oír el pitido de su pulso que emite esa cosa que atrapa su dedo índice de la mano que no tiene una aguja enterrada en el dorso.

Mi mente se detiene cuando me doy cuenta de que Keyra me está observando bajo esa mascarilla, sus pupilas se mueven allá y acá. Debe estar preguntándose muchas cosas.

—¿Sabes? —finalmente comienzo. Me muerdo los labios y veo directamente al verde de sus ojos. —A veces tengo miedo. No sé muy bien de qué. No sé a qué le temo tanto.

Ya no sé si sea una buena idea estar mirando a sus ojos mientras digo esto. No quiero llorar frente a ella y continuar agregando más cosas por las que podría asustarse. Miro a la ventana, sin dejar de jugar con sus dedos y los míos.

—Yo sé que no voy a perderte, estoy más que convencido de eso, pero... —pensar en todas las cosas que han pasado en tan poco tiempo es ridículo. —Pero todas estas cosas, todo esto de que tu estés metida aquí en la clínica o sufriendo dolores físicos. Verte perder peso tan rápido.

Trago saliva, esperando que mi voz siga sonando con normalidad mientras continúo hablando.

—Cada vez que me miras con ese miedo infinito, o cuando dices que no aguantas más tod... —mierda, no puedo.

Apoyo mi frente sobre mis manos juntas. Tomo aire e intento comenzar de nuevo, aunque mis ojos ya estén picando por las lágrimas juntándose. Vuelvo a mirarla.

—Odio verte así—casi susurro.

Presiono mis dientes y cierro mis ojos, aún tratando de evitar lo inevitable. Desde que comencé a llorar ayer, no he podido dejar de hacerlo todo el tiempo. Una vez que sueltas la mierda que has estado guardando durante meses, no deja de salir, es como un globo desinflándose. Y entonces una lágrima de mierda cae hasta mi barbilla.

Joder.

—Por más que trato de ser fuerte—digo—, de que tú me veas siempre en calma para no asustarte aún más de lo que estás, para que tengas en quién apoyarte... —suspiro. —Por más que lo intento, han pasado tantas cosas.

Keyra busca mi mano a tientas sobre la camilla y la toma con más fuerza de la que hubiese esperado que tuviera. Tira de mí, haciéndome salir del asiento y ponerme de pie a su lado, y apoya su mejilla sobre la palma de mi mano. Siento la humedad de una de sus lágrimas, mientras ella cierra sus ojos y toma una respiración. Sus dedos se mueven sobre mi piel, acariciándome.

—¿Por qué a ti? —farfullo. —¿Por qué, habiendo tantas personas en el mundo, tenías que ser tú?

¿Por qué demonios fue elegida exactamente Keyra para tener esta maldita enfermedad? ¿Acaso lo merece? Por supuesto que no lo merece. Podría asegurar que muchas otras personas malas en el mundo merecen esto más que ella.

Keyra se queda quieta de pronto y abre sus ojos, acosándome con la mirada. Quita sus manos y las lleva a la mascarilla en su cara y comienza a tirar de ella para quitársela, sin obtener resultados.

—No hagas eso—digo, quitando sus manos de ahí y devolviéndolas a la superficie de la cama. Probablemente está tratando de hablar conmigo. —Despues podremos hablar, ¿sí? —le doy una sonrisa fantasma.

Sorbo por la nariz y suspiro, preparado para dejar de ser una nena. Luego froto toda mi cara con una mano para quitar las lágrimas y deshacerme de la picazón que me da la sal.

—Ya vamos a salir de esto, como lo hemos hecho de todos los problemas.

Esbozo un intento de sonrisa. Keyra también lo intenta.

—¡¿Cómo está?! —chilla Brandy, asaltándome en cuanto entro en mi habitación del instituto. Me doy cuenta de que Harry ha hecho mi cama y ordenado mis cosas, desde que dejé todo sin hacer ayer, porque esperaba hacerlo cuando volviera por la noche. Por supuesto que nada de lo que sucedió ayer estaba en mis planes.

—Está mejor—digo, y me descubro a mi mismo realmente más aliviado que hace unas horas. —La anestecia ya dejó de hacer efecto y estuve hablando con Keyra... Bueno, hablándole. Porque ella tiene una enorme mascarilla de oxígeno que con suerte le permite ver lo que tiene en frente.

Suspiro y me siento sobre mi cama. Estoy muy cansado.

—¿Qué sucedió con exactitud? —Harry pregunta, entornando sus ojos y frunciendo el ceño. Brandy imita su gestode forma inconsciente.

Respiro sonoramente antes de responder.

—Estaba todo bien, yo iba a llevar a Key a su quimioterapia, pero tuve que detener el auto antes de comenzar siquiera a avanzar porque ella de pronto se puso mal. Se bajó del auto y se desmayó, luego intentó ponerse de pie y comenzó a toser y a tener arcadas y entonces comenzó a sangrar. —sólo recordarlo me da escalofríos.

—Dios, suena tan irreal—dice Brandy—, es horroroso.

—Lo fue.

—Entonces, ¿por qué le sucedió eso?

Me doy cuenta de que no recuerdo bien todo lo que el médico dijo ayer por la noche cuando quiero explicarles.

—Ah, su cuerpo está, como, rechazando la quimioterapia, dicen que es grave que esto haya pasado, porque significa que definitivamente algo está mal. —me encojo de hombros. —Es todo lo que recuerdo. Era demasiada información y aún están haciéndole algunos exámenes.

—¿Crees que va a estar bien? —Brandy pregunta, mirándome con mucha tristeza.

—Sí, ella va a estar bien—aseguro. Me aseguro. —Va a recuperarse.

Todos suspiramos y nos quedamos en silencio.

—Te ves terrible—suelta Harry de pronto.

—Oh, gracias—bromeo.

—Sabes de lo que hablo—responde, medio riéndose.

—Deberías descansar un poco—añade Brandy y se pone de pie, tirando de la mano de Harry. —Te dejaremos solo para que puedas dormir.

Sonrío ampliamente, agradeciéndoles el gesto. Los chicos salen de la habitación después de dos minutos y yo me preparo para dormir. Pero, por supuesto, no duermo.



—Horan. Horan... ¡Horan! —exclama el Profesor Gauss, al tiempo en que siento mi hombro sacudirse. Cuando abro los ojos, mi cuaderno está lleno de ecuaciones sin terminar y números al azar que ni siquiera hacen sentido con los ejercicios. Louis es quien sacude mi hombro y mi lápiz está en el suelo, junto a las patas de mi mesa. —Hágame el favor de ir y lavarse la cara. O bien, volver a dormir a su dormitorio. —dice el viejo, muy severo como siempre.

Sin decir nada, me pongo de pie y tomo mis cosas para salir de la sala. Definitivamente voy a dormir en mi habitación.

Harry me despierta por la tarde para asegurarse de que no estoy yendo tarde a la clínica con Keyra.

Al llegar a la sala de espera, Will está ahí sentado, con un montón de papeles en la mano y haciendo anotaciones en una pequeña libreta.

—Hey, Will—digo.

Will me mira y da la sensación de que no hubiese tenido ningún tipo de contacto con personas en un largo tiempo.

—Oh, Hola Niall —Se quita los anteojos de descanso y se frota los ojos repetidas veces.

—¿Qué es todo eso? —tomo el asiento de su lado, sin dejar de mirar todos los papeles que sostiene.

Eleva sus cejas, comenzando a escribir de nuevo.

—Cuentas y mucho papeleo por firmar—resopla. —Esto está costando muy caro.

—Sí, me imagino—digo. —Pero, está todo bien, ¿no?

Deja de escribir y cierra su libreta.

—Bueno, está comenzando a pesarme un poco. La semana pasada he tenido que despedir a nuestra cocinera y a nuestra mucama, porque ya no podía seguir pagando sus salarios. Es posible que deba despedir al jardinero también. Sólo me estoy quedando con Jeff, porque lleva muchísimos años trabajando para mí y no podría simplemente ponerlo en calle, así, sin más. —Guarda el lápiz en el bolsillo interior de su chaqueta y suspira. —¿Sabes qué es lo peor? Keyra me pregunto por Carli, la cocinera, hace unos días y no tuve más remedio que mentir sobre ella y decir que se tomó unas vacaciones, porque necesito evitar a toda costa darle más razones para dejar el tratamiento.

Él y yo sabemos que Keyra es muy sensible a las situaciones en las que su enfermedad pone al resto, como el que Will tenga que ajustar ciertos gastos por ella. Por lo tanto, si ella se entera de lo caro que está costando todo, sí podría tener una crisis nuevamente y querer dejarlo todo. No sería raro.

—Tengo suerte de vivir con una buena situación económica, de otro modo no sé cómo podría estar pagando la enfermedad de mi hija.

Pagando su enfermedad. Will está pagando la enfermedad de Keyra, no sólo su tratamiento. Que ella esté aquí ahora no tiene relación alguna con el tratamiento, sólo con su enfermedad y los problemas que esta conlleva. Es una ironía.

—No sé cómo podría ayudarte—me lamento.

—No tienes que hacerlo. Es suficiente con todo lo que has hecho por Keyra—me dice sinceramente, poniendo una mano sobre mi hombro.

Frunzo los labios sin saber qué decir.

—¿Cómo estuvo el instituto? ¿Todo bien?

—Si quedarme dormido durante la clase de matemática es bueno... —bromeo.

—Oh—No parece tener gracia para él. —Siento que tengas que pasar por todo esto.

—No. Está bien. Yo quiero estar con Keyra en esto. ¿Han dicho algo nuevo sobre ella?

—Siguen analizando sus muestras de sangre. Estuve con ella por la mañana y luce mucho mejor. Está recuperando su color.

Algo se mueve dentro de mi estómago al oír eso.

—Es bueno oír eso—sonrío ampliamente.

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