Keyra en las nubes (fanfic n...

By hola_eff

252K 12.1K 1.2K

Niall nunca se ha enamorado. En su penúltimo año de instituto, lo único que le preocupa son las tardes de piz... More

Sinopsis
Prólogo
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
61
62
63
64
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
Epílogo
Agradecimientos.

60

2K 95 9
By hola_eff

Ya es cerca de la 1am cuando enciendo los focos del auto para volver a casa. La barbacoa estuvo deliciosa, pero la forma en que todos nosotros parecíamos formar parte de la misma familia, incluyendo a Liam y a mí, se sintió aún mejor.

Enciendo el contacto del motor y estoy dispuesto a presionar el acelerador, hasta que Keyra aparece junto a la ventanilla del acompañante y mi primera reacción es quitar la llave de inmediato.

—Joder, Key. Me asustaste como la mierda —suspiro. Ella se mete en el interior del coche y cierra la puerta detrás de sí. Mi corazón literalmente salta debajo de mi piel.

Sigue en pijama y el sueño en su rostro es tan imposible de ignorar como el verde de sus ojos.

—Lo siento —es todo lo que dice, y sin explicación alguna, se arrastra por encima de la palanca de cambios hasta caer sentada sobre mi regazo. Su cuerpo está temblando muy fuerte a causa del frío y me pregunto si Will sabe que ella está aquí ahora.

—¿Sucede algo? —pregunto. Ignoro el por qué, pero de pronto me siento algo intimidado por ella.

Sacude la cabeza en negativa y deja caer su cabeza de lado sobre mi hombro. No me extrañaría si se quedara dormida en esta posición.

—Hey —murmuro, empujando con cuidado de su mentón para que me mire. —¿Todo está bien? —pregunto con una sonrisa invisible.

—Sí —dice. —Sólo quería decir adiós.

Es estúpido el modo en que oír eso de ella me produce pánico y piel de gallina, pero obviamente sólo está hablando de ahora mismo. Sólo de este día.

Se inclina con torpeza hacia mi boca para besarme. Pongo mucha atención en el sabor a menta y la baja tempratura de su lengua y saboreo la dulce sensación de ella tomando la iniciativa. Atrapo su labio inferior entre mis dientes antes de que pueda alejarse de mí. Ella vuelve sin protestar y el beso se hace más largo esta vez.

Las ganas de besar un poco más allá de sus labios, o quizá tocar un poco más que su cintura comienza a enloquecerme a medida que recorro su boca con cuidado. Necesito recordarme a mí mismo que nosotros no hemos ido más allá, ni hemos hablado sobre el tema.

Quiero hacerlo, sin embargo.

Quiero tomar toda su inocencia y poder hundirme en ella, amarla como jamás he mi vida he amado a nadie y tenerla conmigo, tan cerca, que jamás necesitemos estar un centímetro lejos otra vez. Y, joder, estoy comenzando a perder la cabeza y todo el control de mí mismo cuando me doy cuenta de que su respiración y la mía se estan tardando en volver por cada nueva inspiración de aire. Me esfuerzo por relajar mis movimientos y respirar con más normalidad. Deslizo mi lengua con más lentitud a través de su boca hasta volver a abrir el espacio entre nosotros.

La rara anestecia haciéndose cargo de mí comienza a desaparecer a medida que abro mis ojos nuevamente hacia su sonrisa tímida. Se muerde los labios, y juro que requiere de un esfuerzo infinito en mí no volver a besarla de nuevo.

Ambos abrimos la boca para comenzar a hablar, interrumpiéndonos el uno al otro. Keyra se ríe más fuerte de lo que esperaba, rompiendo con la armonía del silencio a nuestro al rededor.

—Tú primero —dice su voz de oveja, como suena cada vez que está tentada de risa.

—Iba a preguntar cuándo tienes tu próxima quimioterapia —digo. No es precisamente en lo que estaba pensando hace un minuto, pero era necesario comenzar a hablar sobre algo antes de volverme loco con ella aún sentada en mi regazo.

—Mañana —dice.

—¿Mañana? —pregunto sorprendido, pero mi voz aún suena muy despacio. No necesito hablar más fuerte en este espacio tan pequeño.

—Sí. Es la última quimio de este ciclo, luego tengo tres semanas de descanso antes de comenzar con el siguiente.

—¿No ibas a decírme para ir contigo?

Se encoge de hombros.

—No lo había pensado.

Sé lo tonto que puede sonar, pero me molesta no ser incluído en su tratamiento cuando estoy disponible para acompañarla. Sus revistas médicas son durante el fin de semana en muy pocas ocasiones, por lo que aún con más razón ella debería hacérmelo saber.

—Esperaba que quisieras mi compañía.

—La quiero —asegura. —Es sólo... —se ve como si estuviera a punto de decir algo, pero lo cambia en el último segundo —Iba a decírtelo, simplemente lo olvidé.

—No es por lo que dije durante el día, ¿no es así?

—Por supuesto que no —dice. Me muestra una sonrisa forzada, tan distinta a su genuina sonrisa.

—Sí lo es —musito. «Esto consigues por no pensar antes de hablar» dispara mi conciencia. Sé que no tengo derecho a molestarme porque yo mismo causé esto, por lo que busco una manera de que comprenda que realmente me nace ir con ella mañana a la clínica. —¿Puedo acompañarte, bebé? —pregunto. Alcanzo su mejilla y la acaricio con mis nudillos.

Sus ojos se cierran automáticamente y sigue el movimiento de mi mano en torno a ella.

—Puedes—dice. Puedo adivinar que está pensando en algo por la forma en que su lengua hace una pequeña aparición a través de sus labios fruncidos. —Iré a clases este Lunes—dice al fin.

Me concentro en sonreír antes de sentirme excluído porque ella tampoco mencionó eso antes.

—Eso es bueno—digo.

Asiente. —Pero sólo será este Lunes. Sigo en eso de la observación—agrega y rueda los ojos.

Me río por lo gracioso que luce cuando pone esa expresión en su cara.

—¿Cómo es lo de la observación? —pregunto, insitándola a rodar los ojos nuevamente. Ella capta de inmediato y sólo repite el gesto, haciéndome reír más fuerte. —Hey, tú ibas a decir algo antes—recuerdo.

—Oh, no era nada—dice, evidentemente nerviosa.

—Venga, dímelo—digo. De pronto vuelvo a sentirme de buen humor.

—Promete que no vas a salir corriendo—pide.

—¿Por qué lo haría?

—Porque iba a decir que, uh... —se queda en completo silencio por más de lo que una persona normal haría en medio de una frase. Y de pronto suelta, en palabras rápida y caóticas: —estoycomoatándomeatí.

Se apresura a meter su cabeza en el hueco de mi cuello, haciéndome un poco de cosquillas con su pelo.

Me río, tanto por su reacción como por la extraña felicidad que lo que acaba de decir produce en mí.

—¿Qué significa eso exactamente? —pregunto. Este diálogo me ha pillado completamente desprevenido.

—Bueno, que... tú sabes, ¿cuando quieres a alguien y de pronto te encuentras a tí mismo completamente ligado a esa persona? No sé cómo explicarlo, Niall, no había sentido esto antes. Sólo... tengo, como, miedo de perderte—admite. Su voz suena extraña chocando contra mi cuello y su respiración me da escalofríos. —O algo así—agrega.

Me río con ternura. No puedo dejar de sonreír en este preciso momento. Yo la amo y sé que me convertiría en un ser completamente miserable si la perdiera, pero no había pensado en que ella podría sentirse de ese modo también. Por alguna razón había asumido inconscientemente que la quería mucho más de lo que ella me quiere a mí. Bueno, sigo pensándolo, pero ahora hay una brecha más pequeña entre sus sentimientos hacia mí y los míos hacia ella.

—¿Por qué razón en el mundo iba a salir corriendo después de esto?

Siento cómo sus hombros se elevan y vuelven a caer.

—No lo sé—murmura.

—No vas a perderme—prometo. —Es totalmente al revés. Yo te quiero más de lo que tú a mí, de todas formas—lo que intentaba sonar serio sólo salió como una broma. Por más que empujo las palabras hacia afuera, no logro decir que la amo, no salen de mi boca.

—¡No es cierto! —se queja. Vuelve a erguirse frente a mí y me permite una fugaz mirada hacia el reloj en el tablero.

1:40 am. Y Keyra sigue metida en mi auto. Will va a matarme si se da cuenta de que ella no está en su habitación.

—Tienes que volver a entrar—digo. —Ahora.

—¿Qué?

—Mira la hora. Will va a matarme si ve que estás aquí afuera.

—Oh—dice. Pero se queda quieta.

—¡Me refiero a ahora, Key! Ve a tu casa, ya—exclamo. No quiero sonar violento, pero el cansancio en ella hace que no coopere. Al fin reacciona, me besa fugazmente en los labios y se apea del auto. —¡Espera! —llamo antes de que cierre la puerta. Se detiene y espera a que diga algo más. —¿A qué hora?

Frunce el ceño y ladea la cabeza confundida.

—Mañana. ¿A qué hora debemos estar en la clínica?

—¡Oh! 4.30 —dice.

—Bien. Corre—le ordeno con una sonrisa. Ella sonríe de vuelta y cierra la puerta. —Te amo—suelto como un globo que se desinfla mientras la veo desaparecer en el interior de la casa.

Cuando llego a mi casa mamá ya se ha ido a dormir. Tomo una ducha muy caliente y preparo una taza de chocolatada antes de acostarme. Estoy consciente de lo tarde que es, pero el día ha sido tan largo, que estar despierto por media hora más no hará la diferencia, y necesito estar muy relajado antes de ir a la cama si realmente quiero descansar durante la noche.

Mamá no está de humor por la mañana. Puedo saberlo por sus indescifrables frases a regañadientes cada vez que mueve algo a un lado y vuelve a pasar la aspiradora una y otra vez en el mismo lugar.

—Definitivamente buscaremos una casa más pequeña en cuanto termine el año—dice.

—Me gusta esta casa, ¿cuál es el problema? —pregunto antes de echarme un trozo de pie con frutas en la boca.

—Es muy grande para sólo nosotros dos. Mira cómo se acumula el polvo, Dios mío. —continúa quejándose y me muestra la punta sucia de su dedo tras deslizarla por el borde de la chimenea. —Hay habitaciones que ni tan siquiera utilizamos. ¿Sabes lo agotador que es asear cada una de esas habitaciones? Debo revisar constantemente para evitar a esos bicharracos del polvo.

Vuelve a encender el maldito ruido de la aspiradora y ruedo mis ojos antes de beber el resto de mi chocolatada.

—¡Ya deja eso y ven a tomar desayuno! —Exclamo por encima del sonido.

—¡Un segundo! —dice. O al menos eso creo entender. Un minuto después desconecta el aparato y suspira antes de sentarse conmigo a la mesa.

—Limpiar la casa te pone de mal humor. Comer te pone de buen humor, por lo que ya sabes qué hacer—bromeo.

—Supongo que con eso no estás queriendo decir algo sobre mi cuerpo y mis hábitos alimenticios—advierte, mirándome amenazadora antes de revolver el té que acabo de preparar para ella.

Comienzo a reírme, no tanto por lo que acaba de decir, sino por su mal humor y la conclusión tonta que acaba de sacar.

—Eres tan... chica —digo—. Siempre encuentran la forma de creer que están siendo atacadas, ¿no es así?

—Bieeeen—se rinde. —Sólo es un día agotado. Odio los domingos, hijo. Lo sabes.

Lo sé.

—Cambiando de tema. ¿Cómo estuvo todo anoche?—pregunta.

—Bien. Estuvo bien. —Es muy temprano como para comenzar a detallar el día incluyendo nuestra pequeña discusión y la forma en que quise hacerle el amor a mi novia cuando nos estuvimos besando en el auto. Por lo que "bien" es respuesta suficiente.

El remordimiento de haber hecho llorar a Keyra ayer golpea la puerta, pero lo desplazo lejos antes de comenzar a enojarme conmigo mismo otra vez.

—¿Sólo bien? —pregunta.

—Nos reímos mucho y todas esas cosas de barbacoa, tu sabes. Es muy temprano en la mañana, no me pidas pensar en los detalles, por favor.

Pone los ojos antes de comenzar a preguntar más específicamente por la salud de Keyra. Le digo que todo está bien, que hoy será la última quimioterapia de este ciclo y que espero que el Doc, como Keyra le llama, nos de nueva información hoy. No me doy cuenta cuando hemos pasado de la salud al plano sentimental. De pronto estamos discutiendo sobre la fecha en que Keyra vino a casa por primera vez para calcular el tiempo que llevamos saliendo juntos.

Van como dos meses, estoy seguro, pero mamá insiste en que todo comenzó a incios de Agosto.

—Qué importa el tiempo que llevemos, de todos modos—digo al fin para dar término a un asunto tan banal como ese.

—Bien—se rinde mamá. —¿Niall?— dice de pronto. La miro con expectación y ella se aclara la garganta antes de continuar. —Bueno, hablando sobre el tiempo que ustedes llevan juntos... Tu padre, ah... —revuelve el tercio de contenido que queda en su taza. Probablemente ya esté frío, por lo que revolverlo no sirve de nada, y por la forma pausada en que está introduciendo ésta conversación, creo que ya se hacia dónde quiere ir. —No es que quiera ser entrometida, ¿eh? Pero él dijo que comenzaría a comprar preservativos para tí hace un largo tiempo. Él lo hizo, ¿no es así?

—Sí—digo—. Hace un par de años.

Siempre consigue leer mis pensamientos.

—Y tú...

—¿Quieres saber si los he necesitado?—pregunto divertido.

Continue Reading

You'll Also Like

277K 27.7K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...
366K 15.1K 46
Elia morirá durante el solsticio de invierno, pero antes debe descubrir quién es en realidad. ** Todo...
9K 715 5
[LIBRO 2] «Acércate a él. Busca las razones para hablarle. Gánate su corazón. Gánate su alma. Ustedes están hechos el uno para el otro» O eso creía...
1M 80.8K 49
Adelin debe enfrentarse a un juego enfermizo mientras convive con un asesino serial y un chico que lo da todo por ella. ••• Todos culpan a Adelin Ri...