—¿Hola? —habla Keyra en el teléfono, puedo oír a los Backstreet boys cantando en el fondo —Oh, espera—dice, a continuación oigo un ruido estruendoso y a ella exclamando —¡Diablos, no! —y los Backstreet dejan de cantar. Keyra coge el teléfono y parece haberse recuperado. —¿Hola? Lo siento, tuve que atravesar el desorden en mi habitación.
—No quiero imaginar qué tan desordenada se encuentra—me burlo.
Ya es de noche y estoy estirado sobre mi cama. Acomodo el teléfono en mi oreja.
—No se compara con tu habitación, Horan. Desde luego luce mejor que eso.
—Es gracioso, porque no recuerdo haberte visto en mi habitación alguna vez—contraataco. Ella nunca ha visto mi habitación, no sabe cómo se ve y con eso debería bastar para arruinarla. Definitivamente amo discutir con ella y provocarla. Pagaría por ver su rostro irritado en este momento, sus pupilas moviéndose en busca de una respuesta rápida para aplastarme.
Pero una vez más me demuestra que es mejor que eso. Keyra es demasiado buena en el arte de discutir.
—Oh, no me refería a tu cuarto compartido con Harry. Recuerda que estuve en tu propia habitación en casa de tu madre hace menos de una semana.
—Touché—digo. Ni con todo el tiempo del mundo podría pensar en una nueva respuesta para ganarle a eso. Keyra comienza a reírse, y sonrío, consciente de lo patéticamente enamorado que estoy. Quisiera grabar su risa en mi mente y reproducirla cada vez que tuviera ganas de oírla, pero nada se compara con oírla directamente desde su garganta, salir de ella con toda su escencia. Sólo ella tiene esa bendita capacidad de hacerme sentir el hombre más afortunado del planeta con sólo soltar un poco de su risa infinita para mí. —Siempre consigues la forma de aplastarme, ¿no es así? —me quejo con fingida irritación.
—Así es—dice con voz de oveja antes de comenzar a reírse otra vez. Se toma unos segundos más y luego suspira. —Entonces, ¿cómo estuvo tu día?
«Es jodidamente aburrido sin tí, además de haber visto la estúpida cara de Hornmann y haberme destruído los nudillos de la mano con que escribo porque el idiota dijo cosas sobre tí. En este momento no sé si sentirme orgulloso de que alguien piense que mi novia es sexy, o enojado de nuevo porque se trata de Mathias Jodido Hornmann»
—Estuvo bien, obtuve un 8 en la clase de música—me limito a decir.
—¡Eso es genial! —exclama— Me siento tan enojada por haberme perdido mi electivo de artes visuales—gime. —Estaba esperando con ansias est...
—¿Te das cuenta de lo rápido que has pasado de la alegría a un gemido quejoso? —pregunto interrumpiéndola. No quiero que esté pensando en las consecuencias de tener reposo. El inicio del tratamiento ya es lo suficientemente molesto para ella como para que comience a recordar las cosas de las que se está perdiendo. —Fueron como dos segundos, eso es nuevo, Keyra June. —me burlo.
—¿Cómo diablos sabes mi nombre?
Estaba esperando la oportunidad de mencionarlo para poder disfrutar de ésta reacción suya.
—Oh, lo supe justo cuando me enteré de que tu cumpleaños es en Febrero, 5.
—¡Hey! —exclama, aún manteniendo la suavidad en su voz. Me acomodo sobre la cama pasando una pierna por encima de la rodilla contraria y apoyo mi brazo libre entre mi cabeza y la almohada.
—¿Te has dado cuenta de las cosas importantes que no sabemos el uno del otro? —reflexiono. —Bueno, yo lo sé ahora—agrego con tono burlón.
—Eso es injusto.
—La vida es injusta.
—¿Te estás burlando de mi, Niall?
—Un poco. —Se queda en silencio por un momento. Podría apostar que está pensando en una respuesta inteligente que pueda arruinarme, hasta que suspira.
—¿Cuándo es tu cumpleaños? —pregunta, su voz ahora suena extremadamente relajada.
—En Septiembre, 13.
—Eso es en menos de una semana.
Me molesta el hecho de no saber si ella podrá estar aquí en el instituto para mi cumpleaños, es por lo mismo que no siento ni tan siquiera una gota de entusiasmo por ello. Pero no puedo decirselo sin hacerla sentir culpable o presionada, por lo que sólo dejo escapar un sonido afrimativo. —Ajá.
—No suenas muy entusiasmado.
—No lo estoy, realmente.
La escucho tragar saliva al otro lado de la línea. Luego suspira por tercera vez desde que atendió el teléfono y se hace un silencio entre nosotros. Por más que lo intento, no puedo dejar de pensar en lo molesto que es su tratamiento hasta ahora y preguntarme qué diablos es lo que me espera. Tengo que buscar información sobre esta enfermedad en cuanto corte el teléfono si no quiero perder la cabeza pensando en todo esto.
—¿Tienes un segundo nombre? —pregunta de pronto. No esperaba esa pregunta en este momento, pero mientras me haga dejar de pensar, bienvenida.
—Sip.
—Quiero saberlo, Niall. —insiste riéndose.
—¿Qué obtendré a cambio?
—Will dice que pedir recompensas a cambio de información no está bien —espeta, sonando como una niña presumida y sabionda.
—Pues vivimos en un país libre.
—Alguien está muy gracioso hoy, ¿eh?
—Lo siento—me río—, es que me pone de buen humor hablarte por el teléfono—admito. Mis mejillas estarían rojas ahora si ella pudiera verme. —Es James.
—Niall James—replica. No podría decir si lo dice para sí misma o para ambos, pero me encanta la forma en que mi nombre suena dicho por ella. Por su voz pequeña. —Niall James Horan—repite. ¿Ella está leyéndome la mente?
—Así es —musito. Su voz tiene la capacidad de viajar por debajo de mi piel, relájandome, pero poniéndome los pelos de punta al mismo tiempo. Creo que jamás lograré entender cómo es que una sola persona, tan pequeña y tan sencilla puede provocar todas estas cosas en mí. ¡Y ella ni siquiera se da cuenta!
Volvemos a sumergirnos en el silencio, pero se siente muy bien sólo saber que ella está al otro lado de la línea, pensando en quién sabe qué barbaridades.
—¿Niall? —llama de pronto.
—¿Sí?
Se toma un momento antes de responder. —Gracias por estar conmigo.
Mi estómago se revuelve al ser consciente de que no se refiere sólo a estar con ella saliendo y siendo su novio, sino al cáncer. Sé que se refiere a que sigo aquí apesar de lo complicado que ha sido estar juntos incluso desde el principio, y de lo aún más difícil que podría ponerse el camino desde ahora en adelante. Pero aún así, aunque el camino ahora sea de piedras, siempre estaré convencido de que soy yo quien debería estar agradecido, porque ella es demasiado buena para cualquier hombre que pise la Tierra alguna vez, y aún así está conmigo.
Trago saliva, pensando en una respuesta para Keyra.
—Voy a estar contigo aunque el camino sea de piedras, o de vidrios rotos. Tu lo sabes, ¿no es así?
—Yo sólo no quiero que te sientas presionado alguna vez —dice—, si tú te cansas, yo...
—Keyra—digo. Mi voz suena más dura de lo que esperaba—. Key, bebé. Yo estoy aquí porque quiero hacerlo. Jamás me sentiría presionado.
—Sí, pero...
—No, no—interrumpo de nuevo—. Escúchame. —Puedo imaginarla tragando saliva y asintiendo con la cabeza—Jamás. Jamás voy a cansarme de tí. Nunca. De hecho—agrego, antes de que ella pueda decir cualquier cosa— estaba preguntándome cuándo tienes la próxima visita con el médico o lo que sea.
Nota para mí mismo: Deja de decir lo que sea cuando hables sobre sus cosas, eso hace parecer que no te importa, idiota.
—Éste sábado tengo la primera sesión de quimioterapia.
—Genial, ¿A qué hora debemos estar ahí?
—Ah, déjame revisarlo—dice risueña. Escucho una serie de movimientos, imaginando que se levanta de su cama y camina hasta el escritorio, luego pasa algunas páginas de dondequiera que escribió la nota de la visita y se aclara la garganta antes de hablar. —sábado a las 12. En el box número dieciséis. Dijo la enfemera de los remedios que es ahí donde tendré que ir en cada visita.
«Enfermera de los remedios» repito en mi cabeza. Keyra dijo después de su operación que había tenido la grandiosa idea de diferenciar a cada enfermera que la atendió según su función. Veo que lo decía muy en serio, porque hasta ahora no he escuchado ni un sólo nombre real para alguna de ellas cada vez de Keyra las menciona.
—Estaré en tu casa a las 11—digo.
—Hecho.
La puerta de mi habitación se abre y Harry se mete, envolviéndose a sí mismo con sus brazos y tiritando por el frío. Lo miro con cejas elevadas mientras Keyra pregunta algo que no oigo. Harry cierra la puerta y entra en el baño.
—¿Disculpa? —pido en el teléfono.
—Dije que me dieras un minuto para meterme en mi pijama, pero ya lo estoy haciendo—se ríe—.Dejaré el teléfono un segundo, no cortes.
Joooooder.
No puedo evitar la reacción en mi cuerpo al imaginarla desvistiéndose para ponerse su pijama, ¿era necesario que ella siquiera lo mencionara? Esto es incómodo. Es muy, muy incómodo.
Comienzo a buscar cosas desagradables en las que pensar para evitar la imagen de Keyra en ropa interior al otro lado del teléfono. En momentos como este odio la cantidad de testosterona que los hombres tenemos en el cuerpo. Finalmente llego al recuerdo del encuentro de hoy con Hornmann y paso del nerviosismo a la rabia en un segundo.
—Ya está—dice Keyra. —¿Me perdí de algo?
—Hoy vi a Hornmann—suelto. Ah, ¿Por qué diablos lo estoy mencionando?
Keyra se queda en silencio. Carraspea con la garganta y al fin habla.
—Yo... No sé qué responder a eso. ¿Ustedes se hablaron o algo? Espero que no te hayas metido en problemas.
Trago saliva. —No, yo no lo hice. Sólo... —en todo lo que puedo pensar es en soyunidiotasoyunidiotasoyunidiota— bah, olvídalo—digo. —Ni siquiera sé por qué estoy mencionándolo, no es como si fuera algo relevante.
—Si lo estás diciendo es porque algo te incomoda —asegura aún con su voz queda.
—No, no es así. Bueno...
—¿Sigues pensando en eso? —pregunta—Yo realmente ya no pienso en relacionarme con Matt, Niall. No quiero que te sientas incómodo a su al rededor, ni siquiera vale la pena.
—Ni siquiera es algo que tenga que ver contigo, Key. Nosotros jamás nos hemos llevado muy bien, es sólo que ahora de plano tenemos una mala relación. No lo busco, él sólo comenzó a decir cosas sobre tí y terminé destruyéndome los nudillos contra el muro.
Mierda, Niall, ¿qué carajo te pasa? Deja de hablar. Ya.
—¿Hiciste qué?
—Quiero hablar de otra cosa. Esto no tiene sentido.
—¡Claro que lo tiene! ¿Te rompiste la mano?
—Suena peor de lo que es, bebé. Estaba molesto, es sólo algo que los hombres hacemos. Pero no es nada.
—Sí, ser exageradamente sentimentales y lloronas es algo que las chicas hacemos también, pero no me ves encontrando una excusa para hacerlo en cada momento—dice. Supongo que debería estar enojado por el giro que yo mismo le di a la conversación, pero su respuesta me causa gracia, además del modo irónico en que lo dice.
—Es cierto—me río—, ustedes son lloronas.
—Niall. —gime. Al parecer la conversación no ha terminado aún.
—Sólo olvídalo, Key. No voy a encontrarme de nuevo con él—prometo—. De verdad.
—¿Lo prometes? Tampoco yo voy a hacerlo, no voy a acercarme a Matt jamás, ni siquiera para insultarlo o golpearlo de nuevo.
—No voy a enojarme si quieres volver a golpearlo—bromeo—. El moretón en su mandíbula lucía bastante gracioso hoy.
—Mierda, ¿yo dejé un moretón en su mandíbula? —exclama sorprendida.
—¡Hey! No maldigas, señorita.
—Lo siento—musita. Pero luego se da cuenta. —¡Hey! Tú lo haces todo el tiempo.
—Mierda, te quiero, joder —digo riéndome.
No alcanzo a contar hasta tres en mi mente cuando Keyra rompe el ambiente con su risa explosiva.
Hola, chicas! :) No tengo idea de cómo, pero alcancé a escribir este capítulo antes de irme a clase, so... espero que lo disfruten :) muchas gracias por su apoyo siempre!
Eff.