Keyra en las nubes (fanfic n...

De hola_eff

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Niall nunca se ha enamorado. En su penúltimo año de instituto, lo único que le preocupa son las tardes de piz... Mai multe

Sinopsis
Prólogo
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Epílogo
Agradecimientos.

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De hola_eff

Estirado completamente sobre mi cama, en la cabaña que compartiré con Harry, no dejo de repetir en mi mente la frase que ha dicho hace horas junto al bus. 

«Más vale que seas más rápido si no quieres que gane la competencia.»

Tengo un disco rayado metido en la cabeza. ¿En qué momento me he vuelto tan loco por ella? Tanto, ¿como para pasar más de una hora pensando y sobreanalizando algo tan simple como un chico cualquiera de otra sección, ayudándola y mostrandole sus encantadoras sonrisas? Oh, claro, desde que yo tendría que haber sido quien la ayudara a trasladar su bolso y la hiciera reír. 

Pero no, Horan, porque eres jodidamente lento y no haces movimientos del todo buenos con ella. Porque pierdes la cabeza por ella todo el día, pero no logras salir de la maldita zona de amigos. En cambio Hornmann, ¡Guau! Es todo un galán. 

Y todo un cabrón. 

La madera chilla cuando Harry la abre y se mete en la cabaña. Se detiene en seco cuando me ve, aún recostado. Niega con desaprobación, como si no tuviera remedio alguno. 

Me doy cuenta de que he estado muriendo del calor todo este rato, principalmente porque la cabaña está hecha únicamente de madera.

—Amigo, creo que te está saliendo humo por las orejas. ¿Vas a seguir pensando en algo tan estúpido como la cara de Hornmann?

—Es gracioso—digo—porque luces igual cuando Brandy te envía a freír monos. 

—Vale, tienes un punto a favor—bromea. —Es hora de comer. Y de que dejes de frustrarte. 

—No tengo hambre.

Se ríe fuerte, terminando su número con un violento "¡JA!". —Muévete. Voy por las chicas, cuando entre con ellas en el casino tu estarás ahí, sonriendo y coqueteando con Key. —Se voltea, para salir nuevamente, pero antes se detiene y me apunta con un dedo—Va en serio, hermano. Mis amigos no son perdedores. Y planeo seguir considerandote mi amigo por un tiempo.

                                                                   ***

—Te diré cuál es el problema, amigo: Te cuestionas demasiado—dice Zayn, modulando lentamente por sobre el volumen del ruido de la gente y de la música, como si yo realmente quisiera oír sus consejos. 

Digo, es genial que ellos quieran ayudarme, sí, pero no recuerdo haberles pedido recomendaciones sobre cómo actuar con Keyra al rededor. Mucho menos haber mencionado estar frustrado por todo eso, y obviamente toda la responsbilidad de que ellos lo sepan ahora recae en Harry. Y voy a darle una paliza como siga haciéndolo. 

—No lo creo. Pienso que el duendecillo, aquí presente debe actuar como sea que quiera hacerlo—interviene Lou—, todos sabemos que Key es tanto o más tímida que él. Sólo miren la cara de ternura del rubio, son como dos gotas de agua—bromea, formando un corazón con sus dedos en el aire. Zayn y Liam me observan, sentados a cada lado de Louis. 

—Amigo, eso acaba de sonar tan jodidamente marica, que voy a hacer como si jamás lo hubieras dicho—se queja Zayn. —Pero tranquilo, seguiremos siendo tus amigos—agrega, tocando uno de los hombros de Lou, como quien le da su apoyo moral a alguien inserto en graves problemas. 

Liam y yo soltamos una risotada, bajo sus ojos fingidamente molestos. Liam se pone de pie sin decir hacia dónde se dirige. Un minuto después, Harry está caminando hacia nosotros junto a Toffee. 

Recorro todo el galpón con la mirada, esperando toparme con los mismos ojos que me han sonreído esta mañana en el bus, pero no los veo. No hasta que Liam se cruza frente a mis ojos para besar a Toff, entonces Keyra aparece detrás de él casi por arte de magia, y mis ojos patinan sobre los suyos, pero no puedo mantenerlos ahí, entonces sonrío y los aparto rápidamente. 

Ella se apresura en acercarse y aterriza a mi lado, sobre el asiento lateral de la mesa de picnic. Fue necesario unir tres de ellas para poder sentarnos todos juntos, como hacemos siempre. 

—Amo este campamento—dice, incapaz de disminuir su enorme sonrisa. 

—Pero si acaba de comenzar—digo, riéndome. Es gracioso, porque aún me sorprende la manera en que todas las cosas pequeñas parecen tan nuevas y alucinantes para ella. 

—¡Exacto! —exclama, luego me mira con una expresión graciosa y mueve sus dedos en el aire, tal como hizo durante la semana, hablando también sobre el campamento. Ese movimiento es como su máxima expresión de emoción o algo. Me encanta que sea tan suyo, porque jamás antes había visto a alguien que moviera sus dedos como pequeñas bicicletas cuando se emociona, y dudo que vaya a verlo en alguien más que en ella alguna vez. —¡No puedo esperaaaaaar! —continúa, haciéndome reír. 

Olvido por un momento que nos encontramos con el resto de nuestros amigos, porque somos los únicos que no están insertos en la animada conversación que todos los demás sostienen, sentados junto a nosotros. 

Brandy llega poco después, y me pregunto por qué Harry no fue por ella si se tomó el tiempo de ir por Toff y Keyra, pero luego caigo en la cuenta de que debe ser una de sus estrategias de "no dar toda la atención de una vez", donde se supone que la chica se obsesione un poco más al no recibir toda la atención que esperaría de un perdedor. Como sea, esa es una de las cosas que él dice, y supongo que algo de verdad hay en eso. No lucir como un desesperado y toda esa mierda.

Hacemos turnos para ir por nuestra comida cuando abren la cocina, de modo que las mesas jamás estén desocupadas y nadie las use por nosotros. 

Comemos, bromeamos y hacemos el ridículo. Pero mi cosa favorita de ésta noche es que Keyra se ve más felíz que nunca, apesar de que jamás imaginé que pudiese tener momentos más alegres que como siempre luce, así es. Ella no deja de sonreír y disfruto ver sus paletas levemente separadas todo el tiempo. Por momentos incluso creo que hay una cosa sentimental sobre ella, como si fuese a largarse a llorar de pronto, pero supongo que no son más que ideas. 

Después de comer se levanta de la mesa. Sabiendo que la estoy mirando con un enorme signo de pregunta en mi rostro, se agacha hasta mi oreja y dice que llamará a Mimi, su tía. 

Pasa el rato y todos siguen tan hiperventilados como antes de comer, o quizá aún más. Harry no tardó en atrapar la cintura de Brandy entre sus brazos y hasta ahora no la ha soltado, y cada cierto rato todos nos damos miradas confidentes, como si estuviésemos haciendo comentarios sobre lo pronto que ellos terminarán siendo novios. Todos lo sabemos ya. Y ellos saben que lo sabemos, también, no obstante, aún asi nadie lo menciona. 

Me siento un poco inquieto a veces, como si hubiese olvdado algo, pero en realidad es sólo el espacio vacío que Keyra ha dejado junto a mí. 

Toff, sentada frente a mí, se inclina un poco, poniendo sus codos sobre la mesa. —Oye, Niall—dice. Todos la miramos, esperando a que diga algo, pero en vez de eso ella sólo indica a la puerta del galpón con un movimiento de cabeza. Me guiña un ojo, haciendo que todos nosotros comprendamos lo que quiere decir. 

Me río, sin saber muy bien qué decir. —Está haciendo una llamada, no debería molestarla. 

—¡Ese es tu problema, amigo! —Exclama Harry, actuando como si estuviera fuera de sí. Golpea la mesa con un puño y Brandy se desternilla. —¡Ve y sé un caramelito! Si su hermana lo dice, es porque debes ir. 

Louis comienza a reírse también, pero asiente con la cabeza, mientras Zayn y Toff me obligan con sólo mirarme a ponerme de pie y caminar hasta la salida. 

Lo hago. Pero camino primero hasta el mesón de la cocina para pedir un café con leche. Ella no bebió uno antes de salir, y no debería permitir que se pierda su café post-comida de siempre.

Mientras camino con la taza en mis manos, siento como si estuviera a punto de salir desnudo frente a un millón de personas, sintiendo las miradas de todos mis amigos sobre mi espalda, sin necesidad de voltearme para saberlo. Todas las voces y la música provenientes del casino se amoritguan por las paredes de latón en cuanto salgo a la playa. Una brisa fría se mete por el cuello de mi camiseta, dándome un escalofrío corto mientras camino sobre la arena.

Keyra se encuentra sentada a pocos metros de la puerta hacia la derecha, con sus piernas estiradas sobre la arena húmeda, con el teléfono en sus manos alumbrándole la cara. Cuando me acerco un poco más, ella sorbe por la nariz, pero no se ve triste. 

Me pongo de cuclillas y estiro la taza de café en mis manos. Ella no duda ni un instante antes de recibirla, no sin agradecerme con una sonrisa leve. La rodeo con mis brazos. Me estoy acostumbrando a eso de abrazarla y que ella me abrace también. 

Apuesto a que Hornmann no recibió uno de sus abrazos cuando la acompañó hasta su cabaña. 

—¿Extrañas a los tuyos?—pregunto.

—Algo así—suspira—, pero me siento felíz. No recuerdo la última vez que me sentí tan felíz, tan parte de algo—dice. Su voz me acaricia, se desliza por mi estómago. Sopla el café, tan despacio que es inútil. Pero ella sólo lo hace por gusto. —¿Sabes? Quizá para ustedes es normal, pues han estado prácticamente toda la vida juntos, pero no se encuentran amigos así en todos lados. Espero que todos tengan eso en cuenta siempre. 

Jamás la escuché hablar así antes. 

Me río, porque lo que dice es jodidamente adorable. —Lo sé, pequeña. Siempre hemos sido muy unidos y dudo que eso cambie alguna vez. 

No es primera vez que pienso sobre eso, sobre lo grande que es nuestro grupo y lo geniales que son todos mis amigos. Pero ella lo ve de una manera diferente. Tiene razón: siempre hemos estado juntos, sin embargo, no significa que no tenga la suerte más grande en el planeta por los amigos que he tenido y que hasta hoy sigo teniendo. 

Somos alguna especia de clan, pero más geniales. Hablar sobre esto me hace sentir orgulloso.  

—Espero que en estos dos años logremos convencerte de quedarte aquí para siempre—agrego—, para que sigas siendo parte de nuestro grupo también, pues eres muy importante para nosotros, ¿lo sabías?

—Me voy a sonrojar, detente—bromea. Toma un sorbo de café. —Oh, y gracias por el café.

—No hay problema, ya me he hecho la idea de que no terminas una comida sin tu taza de café, no podría permitir que te la perdieras hoy.

Ella eleva la mirada, sonríe, y creo oírla suspirar, pero no estoy seguro. 

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