-Bien, nosotros iremos a ver a las porristas-Harry nos miró sonriente, como si disfrutara que dos personas que se odian tengan que pasar tiempo juntos. –Los esperamos haya-
-Y yo debo irme a casa. El timbre de salida sonó hace media hora-menciono Emily mientras tomaba su bolso y se despedía de casa uno de nosotros.
Y entonces en cuestión de minutos quede sola con Zayn. Suspire pesadamente.
-Terminemos con esto-bufó.
Salimos de la cafetería en silencio, y así fue todo el camino hasta llegar allá, en silencio. Los pasillos estaban completamente vacíos y lo incomodo no terminaba, entramos al baño y Zayn finalmente rompió aquel silencio incómodo.
-Siéntate allí-ordeno totalmente cortante.
-¿Donde?-Consulte mirando hacia todos lados, rodo los ojos como de costumbre y se acercó a mí, tomo mi cintura y me sentó en el mesón del lava manos. –Oh, te referías a sentarme… aquí- murmure un tanto avergonzada, negó con la cabeza mientras una sonrisa se colaba en su rostro haciéndome sentir totalmente idiota.
Se acercó a mí con una de las toallas húmedas y comenzó a limpiar mi ropa, se veía bastante concentrado en la gran mancha.
-Esto será incomodo-alzo la vista para mirarme por unos segundos, no entendí hasta que sentí presión sobre mis pechos. Estuve a punto de decirle ‘maldito pervertido’ pero luego me di cuenta que el solo limpiaba la mancha de malteada. Aunque pudo pedirme a mí que lo hiciera de todos modos.
-Si fue incomodo, demasiado- pronuncié haciendo una mueca, lo escuche reír.
Extraño pero real, sí, yo lo hice reír.
-Listo-articulo creo que algo feliz. -Esta mojado pero supongo que…-Levanto su cabeza y clavo su vista en mí. Sus ojos eran hermosos y creo que ahora después de cuatro años me había fijado. Color miel, simplemente hermosos.
Y ahora era cuando hacia cualquier cosa por saber porque se había quedado en silencio de un momento a otro. Su mirada me estaba poniendo algo nerviosa.
-Tu… ¿supones que...?-interrogue, desvió la mirada rápidamente.
-Se secara en el camino- termino su frase y se levantó para salir del baño sin decir nada más.
Di un pequeño suspiro.
Me amarré el pelo en una coleta y llene una botella con agua. En el entrenamiento me daría mucha sed. Arregle un poco mi traje, ate mis zapatillas y finalmente Salí del baño de chicas tranquilamente.
-Te demoraste un siglo-comento una voz a mi costado, di un chillido mientras toda la tranquilidad en mi desaparecía, me había sorprendido que él estuviera aquí aun. -¿Por qué gritas?-pregunto confundido, él estaba apoyado en unos casilleros a mi derecha.
-¿Qué haces aquí?-consulte mientras él se acercaba a mí.
-¿Qué acaso no es obvio?-frunció el ceño mirándome extrañado. –Te estaba esperando-