Seduciendo a mi profesor - Li...

By AraceliEstradaMtz

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Valerie Walker estaba dispuesta a hacer lo qué fuera necesario para meter al profesor Liam Payne bajo sus sab... More

Seduciendo a mí profesor.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13. Primera Parte
Capítulo 13. Segunda Parte
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capitulo 52 (FINAL)

Capítulo 51

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By AraceliEstradaMtz


- ¡Oh Dios mío! -la mujer se llevó la mano a la boca al encontrarme así.

-Joder -moví la cabeza con confusión.
Inconscientemente me di la vuelta de tal modo que solo viera mi espalda.
-Oh... santo cielo.

Mi trasero también era visible. No es que hubiese mucho que ver porque consideraba que era completamente plano pero...

-Virgen santísima -exclamó.
Joder.

Con todo respeto, salgase de aquí, señora. Quería decírselo pero, ¿Cómo podría? Seguramente iría por su esposo. Estaba más jodido que antes.

-Lia... -escuché una voz. -¡Mamá! ¿Qué estás haciendo aquí?

Inconscientemente (Otra vez) me giré para encontrarme a mi salvación entrando al baño. Seguía preguntándome porque su madre seguía ahí parada. Por supuesto, tapé mi orgullo con ambas manos, el agua aún cayendo por mi cuerpo.

Abrió la boca en forma de "O" mientras me observaba y luego dirigió la mirada a su madre. -Pero que... ¡Mamá! Oh por Dios -tomó el brazo de su madre, quien seguía murmurando cosas y la sacó del baño.

Me quedé mirando a la puerta sin reaccionar, ni siquiera sabía qué hacer. Demonios, su padre no demoraba en subir con una escopeta. No sabía si reír o llorar. Estando en otras circunstancias seguramente le hubiese preguntado a su madre que si le parecía excitante lo que estaba observando.

De repente ella apareció en el baño y cerró la puerta. ¿En donde había dejó a la mujer? La observé mientras alcanzaba la toalla y se acercaba rápidamente.

-Liam... rayos -comenzó a decir con preocupación. -Mierda -volvió
a maldecir.

Cerré el agua de la ducha y tomé la toalla que ella me había ofrecido. Me sequé inmediatamente, mientras sentía su mirada en mi jodido torso.

-No estamos para esto -murmuré, enrollando la toalla alrededor de mi cintura. -¿En dónde está tu madre?
-Está esperando en la habitación.

-¿Qué se supone que haremos?

-No lo sé, tú vístete y luego sal. Lo arreglaremos, Liam -negó. -Por más imposible que parezca.

-No arreglaremos nada. Se nos salió de las manos esta relación -tomé una respiración profunda, al tiempo que cerraba los ojos y pensaba en qué hacer.

Cuando volví a abrirlos no la encontré por ningún lado. Se había marchado con su madre. ¿Pero que quería que hiciera? ¿Qué se desvistiera y follara conmigo en el baño?

Maldición, era mejor no pensar en eso, mi polla respondía ante esas imágenes y no quería pasar por otra vergüenza.

Luego de vestirme tomé una respiración profunda mientras colocaba la mano en el pomo de la puerta y pensaba en que decir o cómo comportarme. No había tiempo para más, si seguía pensando como un imbécil lo más probable era que llamaran a su padre y no quería enfrentarme con él.

Entonces salí del baño y observé a su madre con los brazos cruzados y la cara llena de confusión y enojo.
Aquí vamos.

-¿Cómo se atreve? -preguntó, acercándose. Levantó la mano y presionó su palma contra mi mejilla. -¿No le da vergüenza? ¡Es una niña!

-Mamá, tengo diecisiete años.

-Cállate -la miró. -Cállate o te juro que no respondo.

Volvió la mirada a mí y negó con la cabeza en señal de decepción. Yo no sabía que decir, sabía que tenía razón y además de eso todo el derecho de estar furiosa conmigo. Mierda, tenía tanta razón.

- ¿Qué va a decir, Profesor Payne? -preguntó severamente. - ¿Hace esto con todas sus estudiantes? ¿Acaso mi hija es la primera?

-Señora, por favor.

-Por favor nada -habló entre dientes. - ¿Por qué mi hija? ¿A cambio de que le pidió que hiciera esto con usted? Está enfermo.

-¡Mamá!

-¡Calla! -pronunció, cerrando los ojos por un momento. -Abre los ojos. Date cuenta de que solo se aprovecha de ti.

-Señora permítame decirle que está equivocada.

-No, no lo estoy -exclamó, volviendo a abofetearme, esta vez más fuerte. Comenzó el juego-¿Cree que no me doy cuenta de cuáles son sus verdaderas intensiones? No me como el cuento de que usted está enamorado de mi hija porque eso no es verdad.

-¿Cómo podría usted saberlo?

-Por el simple hecho de estar comprometido.

Su hija miró inmediatamente. -¿Qué? -preguntó sorprendida y en su voz había decepción.

Tomé una respiración profunda y la miré -Yo rompí ese compromiso, lo juro. -exclamé.

-Claro que no -exclamó su madre. -Usted no rompió con nada. Déjese de mentiras y lárguese de mi casa si no quiere que vaya esta misma tarde a denunciarlo.

-Yo rompí con ese compromiso -insistí, mirándola y tratando de acercarme a ella. -Escúchame -exclamé.

Ella seguía mirándome con decepción. Oh joder, le había creído a su madre. Había creído en las mentiras de Sophia.

-¡Lárguese! -la mujer me empujó hacia la puerta.

-¡Escúchame! -exclamé, tratando de hacerla entrar en razón.

Entonces la mujer abrió la puerta y me empujó hacia afuera. -Si no se va ahora mi esposo vendrá y le dará una buena paliza. Seguramente no quiere eso ¿verdad? Váyase de mi casa y no vuelva a buscar a mi hija. -me tiró la puerta en la cara.

-¡Abran la puerta! -grité, golpeando la madera reiteradas veces.

-Lo acompaño a la puerta, profesor -una voz se hizo presente.

Automáticamente giré cabeza y me encontré con su nana, Sally, aquella mujer que siempre me ofrecía galletas y me atendía tan bien ahora me miraba con desprecio.

-¡No! -negué, incapaz de irme. -¡Abran la puerta! -insistí.

Entonces la puerta se abrió. En su rostro estaba dibujado el enojo.

Estaba tan decepcionada de mí. ¡Pero era verdad, yo había roto con mi compromiso!

-No quiero verte, Liam. -murmuró. Su padre salió y disfrutaba todo esto tenia una gran sonrisa en su cara
Esas palabras me dolieron como si fueran mil cuchillos clavándose en diferentes partes de mi cuerpo, todos a la misma vez.

-Por favor.

-No. -levantó las manos y me empujó. -Quiero que te largues ahora.

Rápidamente sujetó mi brazo y me jaló hacia las escaleras. No me interpuse, tal vez estando fuera de la casa podría explicarle lo que realmente estaba pasando.

Cuando finalmente llegamos a la puerta se acercó y comenzó a darme puños en el pecho, mientras sus ojos se aguaban. Maldita sea, me dolía verla así. No podía.

-Créeme por favor -sujeté sus manos, impidiendo que siguiera pegándome, pero ella quería seguir, luchaba por soltarse de mi agarre.

-Me has mentido. -gritó. -¡Cómo siempre! Siempre me ves cara de idiota, siempre mientes, siempre me haces daño. ¡Siempre Liam Payne!

-No, no, no -exclamé.

-¿Ibas a casarte y todavía me dices que me amas y me haces comportarme como una zorra en tu departamento? Eres un infeliz. Yo confié en ti, maldita sea. Lo hice aún después de todo lo que me habías hecho. ¡¿Pero de que me valió?! Solo me lastimas, solo eso.

-Por favor, escúchame.

-No, no seguiré escuchando más mentiras -negó, alejándose.

- Sal ahora mismo de mi casa y no podré la denuncia- hablo su padre

-Cuando te dije que te amaba no mentía -exclamé. -Te amo y no puedo ocultarlo más. No puedo seguir viviendo así. Te necesito, te necesito más de lo que piensas.

-¿Me necesitas? -preguntó. -¡Claro que no! Cualquier puta barata puede chuparte la polla incluso mejor que yo, incluso haría más de las porquerías que me propones que hagamos. Eso es lo único que necesitas de mí, que me abra de piernas y te complazca con todas tus... maldita sea -se llevó las manos a la cabeza. -Vete. Vete, Liam.

-Por Dios, escúchame...

-¡Que te vayas! -me empujó con todas sus fuerzas, haciéndome caer al suelo. -No vuelvas, Liam. No vuelvas nunca más. -exclamó.

Tomé fuerzas y me levanté del suelo.

La vi voltearse y dirigirse a su casa.
-Maldita sea -cerré los ojos por un momento. -No puedo -negué y corrí hacia ella. La agarré del brazo, obligándola a voltearse hacia mí. Estaba endemoniadamente molesta. -No me hagas esto.

-Tú me has hecho todo esto. Me has enamorado para luego destruir mi corazón, lo volviste añicos, Liam. ¿Después de todo lo que me costó perdonarte, me sales con esto?

-Es mentira-murmuré, acunando su rostro con ambas manos. -Dime que no me amas. Dime que no me amas y me iré.

-Eso no importa ahora, Liam -negó, echándose hacia atrás. -Lo único importante es que te quiero fuera de mi vida. -abrió la puerta de su casa, entró y cerró la puerta.

Era el fin... se había terminado.








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