Capitulo 41

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Me acerqué al armario y escogí un pijama para dormir plácidamente luego del relajante baño de espuma que había tomado.

Puse la prenda encima de la cama y tomé una pequeña toalla para secarme el cabello. Sonreí ante la imagen de Liam. Mi plan estaba marchando a la perfección.

Entonces mi teléfono móvil comenzó a alumbrar mientras vibraba. Rodé los ojos y lo tomé inmediatamente. Me lo llevé al oído y suspiré. -¿Qué quieres Liam? -pregunté. Entonces a mi oído derecho llegó el sonido de unos gemidos. Eran de una mujer. -¿Liam?-espeté. Fue ahí cuándo escuché los gemidos de éste.
Joder.

No puede ser tan maldito.
No, no puede.

¡MALDITO!
-¡LIAM! -grité alterada. De alguna manera estaba hirviendo. Mi alma queriendo salirse de mi cuerpo.

Quería estrangularlo. Matarlo, castrarlo.... Maldito.

-¿Te gusta nena?-escuché la voz de Liam. -¿Te gusta lo que tienes dentro de ti?-le estaba preguntando a su querida novia. Entonces escuché un "Si". Parecía que estaba agonizando.

-¡Pues le va a gustar más cuando te lo corte!-me llevé el teléfono a la boca y grité. -¿Me escuchas? ¡Cuándo te lo corte! ¡Maldito infeliz! ¡Ojala te de herpes genital! ¿Oíste? -grité altamente alterada.

¿Cómo era que Sophia no me escuchaba? Joder, seguro le bajó el volumen al móvil. Era la rata más astuta que había visto en mi vida. Pero saber eso no me calmaba, me ponía aun peor. Saber que estaba follando a otra mujer de la misma manera en la que me había follado a mí tantas veces.

Volví a poner el teléfono móvil en mi oído.

-Oh, Jesús, síiii, ¡Dios! - escuché más gemidos de Sophia. Cosa que me puso aún más furiosa. Lo estaba disfrutando. Estaba disfrutando lo que era mío, joder.

-¡Cállate! ¡Cállate! -me llevé nuevamente el teléfono a la boca para gritar.

Volví a llevarme el móvil al oído.
-Joder, te sientes tan bien -escuché un gemido de Liam.

Eso fue lo último que escuché.
Levanté la mano y aventé el móvil contra la pared, haciendo que éste cayera descuido.

-¿Pero que...? -la puerta se abrió, revelando a mi padre, acompañado por mi mejor amiga Anna. Los dos tenían el ceño fruncido.

Lo miré inmediatamente. Mis ojos comenzaban a arder. Sentía las lágrimas invadirlos. Sentía que iba a estallar en llanto.

-Hija -se acercó inmediatamente, mirándome preocupado. Me abrazó fuertemente mientras acariciaba mi espalda con sus manos. Correspondí a su abrazo y comencé a llorar. - Cariño, ¿Qué ha pasado? -preguntó lleno de preocupación.

-Lo odio papá, lo odio con todas mis fuerzas. -expresé, abrazándolo con más fuerza. -No quiero verle nunca más. -mis lágrimas saliendo por cantidades, mojando mis mejillas.

-¿A quién princesa? -tomó mi cara entre sus manos. Estaba inmensamente preocupado según pude ver en sus ojos... y es que mi padre jamás me había visto llorando por un hombre.

-Eh... Sr. Walker, déjeme hablar con ella un minuto, por favor. -la voz de Anna hizo presencia en la habitación.
Miré a mi padre y asentí.

-Llámame si necesitas cualquier cosa. No quiero verte de esa manera. -susurró.

-Te llamaré si necesito algo, papá. -me limpié las lágrimas.

Se alejó lentamente, mientras me miraba. Salió de la habitación y cerró la puerta.

-Es el profesor Payne ¿no? -preguntó Anna, acercándose a mí.

-Sí... ese maldito infeliz me ha llamado para que escuche los gemidos de su novia mientras le da como a un animal. -hablé entre dientes.

-¡Que capullo! -exclamó sorprendida e hizo una pausa breve. -Tranquila, amiga, esto no va a quedarse así, estoy segura de que sabrás cobrárselas. -condujo una de sus manos a mi mejilla y me limpió las lágrimas.

-No quiero volver a verle. Espero que pase algo en su puta vida para que se le arruine la noche. Ugh, lo odio tanto. Estúpido Liam. -espeté.

Anna se quedó mirándome por uunos segundos.

-Yo sé que podemos hacer. -sonrió malévolamente. Sus ojos estaban brillantes, cosa que me indicaba que tenían un plan, el cuál seguramente no era para nada bueno.

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Dos horas después.

-Muy bien. -Anna le sonrió al hombre y encendió un cigarro. Volvió a mí rápidamente y me tomó del brazo, jalándome hacia un árbol. -Está todo listo. Aquí está oscuro y nadie nos podrá ver. -susurró, expulsando el humo del cigarro.
Asentí.

-Estoy nerviosa. -confesé.

Hubo un momento de silencio.

-Si alguien se da cuenta salimos corriendo ¿vale? -asomó su cabeza por un lado del árbol y luego volvió para mirarme. -Ya van a comenzar.
Respiré pesadamente.

Entonces los mariachis comenzaron a tocar sus instrumentos. Una risita incontrolable salió de mi boca, mientras me asomaba por un lado del árbol y miraba hacia la casa de Liam.

- Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho -comenzó a cantar la mujer y la risa de Anna estalló al segundo. - Infra humano, espectro del infierno, maldita sabandija, cuánto daño me has hecho - una luz se encendió en el pasillo de la casa. Anna tomó mi brazo con fuerza. - Alimaña, culebra ponzoñosa, deshecho de la vida, te odio y te desprecio... Rata de dos patas te estoy hablando a ti -una carcajada salió de mi boca cuando las cortinas de la ventana se abrieron revelando a Sophia. La cantante prosiguió con la canción: - Maldita sanguijuela, maldita cucaracha. Que infectas donde picas, que hieres y que matas.

-¡Ay no! -Anna cerró los ojos y se llevó las manos al estómago. Estaba muriendo de la risa al igual que yo. La cara de Sophia era épica, pero estaba esperando a ver la de Liam.

-¡Rata de dos patas, te estoy hablando a ti! -cantó con sentimiento la mariachi, al parecer también estaba pasando por un mal momento, cosa que hacía la serenata aún mejor.

Entonces Liam apareció al lado de Sophia. Ella le miró y comenzó a reclamarle, parecía alterada. Él negaba con la cabeza mientras miraba a los mariachis.

Luego de unos segundos, caminó hacia la puerta y salió de la casa, dirigiéndose a éstos.

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Seduciendo a mi profesor - Liam PayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora