Nene de la Rebelión

By AlisonOropeza20

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Clarisse Okada ha despertado los poderes malignos del Pandemonio de Bagra y ha desatado la destrucción sobre... More

¡No tan rápido, saltamontes!
Anteriormente...
Capítulo I: En la Mansión Ashford
Capítulo II: Balas y Reencuentros
Capítulo III: La Historia del Área 11
Capítulo IV: Lloyd
¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo V: El Pendrive Misterioso
Capítulo VI: Formemos una Alianza
Capítulo VII: ¡Vamos al Digimundo!
Capítulo VIII: Tierra Dragón
Capítulo IX: La Historia de Taichi
Capítulo X: ¡Resiste, Taiki!
Capítulo XI: Flarerizamon
Capítulo XII: Una Nueva DigiXros - ¡Demonurumon Aparece!
¡Nos vemos en la FIL de Palacio de Minería!
Capítulo XIII: Un Golpe de Suerte
Capítulo XIV: El Ataque de Leviamon - ¡Defendamos a la Tierra Dragón!
Capítulo XV: El Mensaje de Clarisse
Capítulo XVI: Gamma
Capítulo XV: Los Secretos Ocultos de la Tierra Vampiro
Capítulo XVI: Te Necesito
Capítulo XVII: El Mensaje de BelleStarmon
Capítulo XVIII: ¡Un Disparo Milagroso!
Capítulo XIX: ¡Vamos al Castillo de NeoVamdemon!
Capítulo XX: El Siniestro Plan de Beelzebumon
Capítulo XXI: El Valor de Nuestra Amistad
Capítulo XXII: ¡DemonCrowkamon al Ataque! ¡Liberemos a la Tierra Vampiro!
Capítulo XXIII: Una Bienvenida Inesperada
Capítulo XXIV: Una Aparición Inesperada
Capítulo XXVI: Un Escape Exitoso - La Decisión de Belphemon
Capítulo XXVIII: Misión de Rescate
Capítulo XXVIII: ¡Es Hora de Digievolucionar!
Capítulo XXIX: Un Grito de Pureza y Valor
Capítulo XXX: Tentación Prohibida - ¡La Tierra Miel Será Nuestra!
Capítulo XXXI: Sigma
Capítulo XXXII: Artillería Pesada
Capítulo XXXIII: ¡Responde, Alfa!
Capítulo XXXIV: Nos Vemos Pronto + ¡Nos vemos en la FILCDMX!
Capítulo XXXV: Ataque en los Túneles
Capítulo XXXVI: El Ataque de Lilithmon - ¡Despierta, ShogunGekomon!
Capítulo XXXVII: La Drástica Decisión de Yuu
Capítulo XXXVIII: ¡Regresa, Airu!
Capítulo XXXIX: Los Ojos de Sigma + ¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo XL: ¡Ánimo, Airu!
Capítulo XLI: El Resurgir de Kiriha - ¡Resiste, Taiki!
Capítulo XLII: ¡Liberemos a la Tierra Cibernética!
Especial de San Valentín | Canción para un demonio
Capítulo XLIII: Los Juegos de Sephirotmon - ¿Dónde Estás, Takuya?
Capítulo XLIV: Primera Ronda - Meikramon Ataca
Capítulo XLV: La DigiMemory Corrompida
Capítulo XLVI: El Anciano Misterioso
Capítulo XLVII: El Secreto del Code Xros
Capítulo XLVIII : El Regreso de BelleStarmon
Capítulo XLIX: ¡Quiero Llegar al Último Nivel!
Capítulo L: El Rugido de Devikraomon - ¡Resiste, Takuya!
Capítulo LI: Beowolfmon VS Mervamon
Capítulo LII: El Mensaje de Minerva
Capítulo LIII: La Caída de Lucemon
Capítulo LIV: Bandos Divididos
Capítulo LV: La Señal Misteriosa
Capítulo LVI: Daemon
Capítulo LVII: La Caída de los Héroes
Capítulo LVIII: Corazones Destruidos y Horizontes Lluviosos
Especial de Halloween | Mi Salamandra
Capítulo LIX: Un Débil Rayo de Esperanza
¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo LX: Las Pruebas de Minerva - ¡Resiste, Entermon!
Capítulo LXI: La Revelación de Takuya
Capítulo LXII: ¡Ataca, Infermon!
Capítulo LXIII: La Caída del General
Capítulo LXIV: Victory Xros - El Surgimiento de GreyKnightmon
Capítulo LXV: La Corrupción de la Inocencia - ¡Vamos a la Tierra Brillo!
Capítulo LXVI: ¿Quién soy yo? - ¿Dónde está Ómicron?
Capítulo LXVII: La Ira del General Azul
Capítulo LXVIII: Conmigo, o en mi contra - La reunión de los Protectores
Capítulo LXIX: El aprendiz del aprendiz
Capítulo LXX: La reina Marianne y la caída del Protector
Capítulo LXXI: La despedida de Yuu
Capítulo LXXII: El Resurgimiento del Príncipe
Capítulo LXXIII: El Último Señor Demonio
Capítulo LXXIV: Hasta dar el último suspiro - ¡Derrotemos a Barbamon!
Capítulo LXXV: Razielmon
Capítulo LXXVI: Un Pacto del Corazón - ¡Vamos al Campo del Infierno!
Capítulo LXXVII : ¿De qué lado estás?
Capítulo LXXVIII : Ahora es tu turno
Capítulo LXXIX: El Principio del Fin
LXXX: Orange-kun

Capítulo XXV: El Siniestro Plan de Belphemon y un Noble Sacrificio

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By AlisonOropeza20


     Las pesadas puertas se abrieron de golpe para dejar pasar al grupo de Digimon que transportaban a aquellos dos prisioneros cuyos ojos estaban vendados. Aquello les impedía caminar correctamente, por lo cual dependían de la forma en que sus captores los trasladaban a punta de empujones. El Geass parecía llamarlos a ambos, causándoles un ardor que sólo podía traducirse como el intenso deseo de activarse para ayudarles de alguna manera. La desesperación de ambos, de Nene y de Lelouch, podía notarse desde la forma tan agitada e irregular en que ambos respiraban.

Supieron que habían llegado a su destino cuando los Digimon malignos los obligaron a colocarse de rodillas en el suelo. Tomándolos por la nuca, obligaron a ambos a mantener las miradas agachadas. A pesar de los forcejeos, liberarse fue imposible. Y al cerrarse las puertas detrás de ellos, dejándolos en completo silencio y en completa oscuridad, ambos supieron que había llegado el fin.

O, al menos, que tenían el tiempo contado.

Ni bien se encontraron en completo silencio, ambos tuvieron que hacer el mayor esfuerzo para controlar el ritmo de sus respiraciones. Con fuertes sacudidas de la cabeza, se liberaron de las mordazas. Una vez que lo consiguieron, Lelouch fue el primero en hablar.

—N-Nene... ¿Me escuchas?

—S-sí...

Hablarse el uno al otro parecía tener el mismo efecto que tomarse de las manos en un momento de desesperación.

—Tenemos que salir de aquí —dijo Lelouch—. ¿Puedes liberarte?

—N-no... N-no puedo ver nada... Apenas puedo moverme...

—Concéntrate, Nene.

Así que ella obedeció. Intentó ver en su propia mente las ataduras que la mantenían inmovilizada, imaginando cincuenta posibles maneras de liberarse. Y como si estuviese viendo una película, pudo recordar vívidamente el momento de la captura. Se dio cuenta entonces de que sus ataduras estaban tan ajustadas que comenzaban a cortar su piel, pero las de Lelouch estaban en condiciones mucho más óptimas para librarse de ellas. Fue como si ella misma las hubiese atado, como si ella misma hubiese sabido que tirando desde cierto extremo podría...

—Lo tengo... L-Lelouch, acércate.

A rastras, el muchacho acortó la distancia entre ambos hasta que de alguna manera consguió colocarse de espaldas frente a su amada. Ella hizo otro tanto, para quedar espalda con espalda. Fue difícil maniobrar con sus manos casi totalmente inutilizadas en los primeros segundos, pero pronto pudo encontrar la manera de sujetar el extremo correcto. Un simple tirón, las manos de Lelouch quedaron totalmente libres. Ni bien pasaron unos segundos, el chico ya se encontraba de pie. Retiró la cubierta que había en sus ojos y procedió a hacer lo mismo con Nene.

En menos de un minuto, ambos ya se encontraban de pie.

La primera reacción que tuvieron fue fundir sus cuerpos en un fuerte abrazo en el que pretendían comunicar lo afortunados que ambos se sentían por encontrarse juntos en semejante situación.

Acto seguido, Nene pestañeó un par de veces para deshacerse del ardor que aún sentía en el ojo donde portaba el Geass. Descubrió entonces que gracias al poder que CC le había otorgado tiempo atrás, su visión en la profunda oscuridad era casi tan buena como la que le habrían brindado unas gafas de visión nocturna.

La habitación en la que se encontraban no era más que una gigantesca cámara cuyo techo quedaba a casi cincuenta metros de distancia. Un candelabro apagado colgaba del techo y las únicas decoraciones de las paredes de piedra eran aquella pesada puerta que los mantenía encerrados, y las pesadas cortinas de terciopelo negro que debían estar ocultando un ventanal. Nene buscó en vano su Xros Loader y su arma, sólo para darse cuenta de que ambos se encontraban totalmente desarmados.

Indefensos, quizá no.

— ¿Dónde estamos? —exigió saber la voz fría y demandante de Zero.

—Lo que dijo ese sujeto antes de que nos trajeran aquí fue que un tal Belphemon quería vernos personalmente.

— ¿Quién es ese sujeto?

—Jamás había escuchado su nombre... Pero algo me dice que no será nada bueno encontrarnos con él.

—Pues tenemos que escapar antes de que ese sujeto venga por nosotros.

Dicho aquello, ambos corrieron hacia la puerta e intentaron abrirla mediante todos los medios posibles. Las fuerzas de ambos en conjunto, sin embargo, no funcionaron. Nene dio un par de puñetazos a la puerta y Lelouch hizo su parte con un par de patadas. Y al no obtener siquiera el más mínimo movimiento, el chico se encargó de que Nene permaneciera a una distancia segura para que él pudiese invocar al poder de su Geass. El intenso dolor brotó de su ojo, sin que su poder causara un simple cambio en la puerta. Nene tuvo que sujetar al muchacho por los hombros para asegurarse de él no cayera al suelo. Lelouch sólo pudo cubrir su ojo con una mano, luchando contra los espasmos que sufría su cuerpo gracias a las punzadas de dolor que seguían apoderándose de él.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó Nene.

Él asintió y se apartó de ella.

—No funciona... —dijo Zero—. La puerta debe estar bloqueada, o sólo debe poder abrirse desde el otro lado. Detrás de esas cortinas tiene que haber una ventana. Por allí podremos salir.

—Justo ahora debemos estar en una de las torres del castillo. Los enemigos nos podrían eliminar desde los aires.

—Pues eso será mucho mejor que morir aquí, sin poder hacer nada para evitarlo.

Dicho aquello, Lelouch corrió hacia la cortina para deshacerse de ella con un único movimiento que consiguió arrancarla del sitio donde estaba sujeta. Y al caer la cortina, Nene tuvo que actuar rápidamente para sacar a Lelouch de la zona de peligro.

No había ningún ventanal.

Lo único que había estado culto detrás de la cortina era aquel gigantesco demonio que dormitaba, cuya respiración se volvió un poco más sonora en cuanto Nene y Lelouch comenzaron a retroceder a paso lento. Ambos se tomaron con fuerza de las manos, entrelazando sus dedos e intentando incluso que el latir de sus corazones no delatara su presencia frente al enemigo. Sin embargo, uno de los pies de Lelouch cometió el garrafal error de pisar una roca que se deshizo debajo de él. El sonido, quizá mentalmente amplificado por el temor que fue apoderándose de la pareja de humanos, causó que la respiración acompasada de la bestia se apagara. Fue reemplazado con un gruñido de inconformidad y un resoplido.

En ese momento, y sin previo aviso, Belphemon abrió los ojos.

— ¡¡Kira!! ¡¡Katsura!!

El viento propagaba la voz de Taichi, haciéndola llegar a cada rincón con la esperanza de obtener una respuesta que, él sabía, nunca llegaría.

— ¡Chicos, respondan!

Meiko se unía a los llamados cada pocos metros, subiendo a las rocas que se cruzaban en su camino como si eso hubiese servido para que su voz llegara más lejos. La única pista con la que ambos contaban, tras haber notado la desaparición del grupo, eran las armas abandonadas que en esos momentos ya se encontraban resguardadas debajo de las ropas de Taichi.

Zero, Gabo y Meikuumon hacían sus mejores esfuerzos para detectar siquiera el olor de los otros Digimon del grupo, aunque ese rastro parecía haberse esfumado de la misma manera. Sin dar siquiera una mínima luz que pudiese iluminar el oscuro sendero de la incertidumbre.

— ¡¡Kira!! ¡¡Katsura!!

Silencio.

Meikuumon trepó a la copa de un árbol intentando ver a sus amigos en la distancia, topándose sólo con la siniestra imagen del castillo de la Tierra Miel.

Bajando de la roca en donde se había trepado, Meiko decidió tomar la iniciativa.

—No están aquí —dijo—. Tienen que habérselos llevado a ese castillo.

—Pues tampoco hemos encontrado a Kappa —respondió Taichi—. Todo esto me da mala espina...

—Creo que la única manera en la que podremos encontrar respuestas será en ese castillo —propuso Meiko—. Algo me dice que Kappa está también en ese lugar.

—No lo sé...

—De alguna u otra manera, es nuestro destino pelear en ese sitio.

— ¡¡Oigan!!

La alerta de Meikuumon obligó a los dos humanos a dejar de lado su discusión para centrar toda su atención en la peluda criatura anaranjada. Meikuumon saltó de la copa de aquel árbol para posarse a un lado de Meiko, sin poder controlar su respiración agitada, e informó sin dar rodeos:

— ¡He visto humo!

— ¿Humo...? —preguntó Taichi.

—Un incendio, tal vez —propuso Zero.

—No —dijo Meikuumon—. Es una fogata. Y también pude oler a un Digimon a lo lejos.

— ¿Es alguno de nuestros amigos? —preguntó Gabo.

Meikuumon negó con la cabeza.

—Es un Terriermon —dijo.

Taichi y Meiko intercambiaron miradas y echaron a correr, siguiendo las instrucciones que recibían gracias al agudizado olfato de Meikuumon. En sus mentes sólo podían formular teorías acerca de quién era el ser que había hecho aquella fogata. Después de todo, ambos ya habían tenido tiempo para estudiar de cabo a cabo los nombres y los rostros de cada uno de los DigiDestinados que en algún momento habían salvado al Mundo Digital.

Dos de ellos tenían por compañero a un Terriermon.

A pesar de mantener los ojos abiertos, Belphemon no sufrió ningún cambio en su apariencia. No inmediatamente, al menos. Tan sólo era evidente que estaba enfurecido, quizá por haber sido despertado de semejante manera. A Nene y a Lelouch no les pasó por alto el hecho de que la puerta de la habitación, por sí misma, comenzó a fundirse con sus goznes hasta que se convirtió en parte del muro. No había ninguna salida que los prisioneros pudiesen utilizar, e incluso el aire dentro de la cámara pronto comenzó a sentirse mucho más pesado. Las cadenas que rodeaban a Belphemon, y que lo mantenían apresado en esa forma, soltaron el sonido clave para saber que para él era sencillo deshacerse de ellas. Nene y Lelouch se tomaron de las manos con más fuerza, como si aquello hubiese servido para algo más que para infundirse valor mutuamente.

Belphemon pestañeó

Armándose de valor, Nene dio un paso hacia adelante. Y a pesar de no soltar la mano de su amada en ningún momento, Lelouch no pudo posarse a su lado. Nene lo impedía, colocándose justo frente a él.

— ¿Quién eres tú? —exigió saber la chica.

Hubiera deseado escucharse más segura de sí misma, por supuesto. Su voz trémula delató el temor que estaba apoderándose de ella desde lo más profundo de su ser.

Una voz cavernosa que no brotó de ninguna parte del cuerpo de Belphemon fue quien le dio la respuesta.

—Eres tan insolente como me han dicho quienes me han hablado de ti, Nene Amano.

La piel de la chica se erizó.

Lelouch hubiese deseado negar que él sintió exactamente lo mismo.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —exigió saber la chica.

Su voz trémula la traicionó nuevamente.

—De la misma manera que sé todos y cada uno de tus secretos —respondió la voz—. No hay nada que puedas ocultarme.

Nene frunció el entrecejo y endureció su expresión.

—No has respondido a la pregunta —intervino la voz gélida y demandante de Zero—. ¿Quién eres tú? ¿Cuál es tu nombre?

La voz rió.

—También tú eres tal y como ya me habían advertido, Lelouch Vi Britannia... Eres insolente y tienes delirios de grandeza...

Zero no mudó su expresión impenetrable.

Las cadenas volvieron a emitir aquel sonido.

—Tú eres Belphemon —inquirió Nene—, ¿no es así?

—Tal vez lo sea —respondió la voz—, o tal vez no. Eso depende de quién sea quien pregunte, o qué esté dispuesto a darme a cambio de mi respuesta.

—No estamos aquí para negociar —espetó Zero.

—Tú querías vernos personalmente —dijo Nene con firmeza—. Así que aquí estamos.

Belphemon rió de nuevo.

—Curiosidad... Alguien tendría que haberles enseñado ya que esa es una... emoción letal. Pero... Tal parece que a ustedes poco les importa lo que pueda pasar con sus propias armas. Después de todo, no existe otra manera de explicar el hecho de que ustedes hayan decidido permitir que los conviertan en esa clase de... monstruos...

El significado oculto de sus palabras crípticas causó que Nene y Lelouch se sintieran mortalmente ofendidos, aún a pesar de saber que Belphemon, de alguna manera, tenía razón.

— ¿Qué sabes acerca de nosotros? —exigió saber Zero.

Belphemon rió nuevamente.

—Sé todo lo que es necesario saber que mis súbditos y yo nos encarguemos de destruir a los enemigos que quieren enfrentarse a nosotros en esta nueva era —respondió la criatura tranquilamente—. Si me lo propongo, ahora mismo haré lo que mi buen amigo, Leviamon, debió hacer desde un principio... Es triste admitirlo, pero nosotros siempre cometemos el error de subestimar los poderes de nuestros contrincantes. Eso ha pasado en distintas épocas, en distintos momentos... Cada una de las generaciones de Niños Elegidos se ha caracterizado por ganar sus combates al aprovecharse de la ignorancia que muchos tenían hacia sus poderes. Incluyéndose a ellos mismos, por supuesto.

Lelouch se quedó sin habla, al no tener ninguna manera de siquiera sentirse parte del grupo del que Belphemon hablaba. Nene, sin embargo, no pudo contener su respuesta.

—Eso es mentira —dijo la chica—. Los Digimon siniestros como tú, ustedes que siempre buscan maneras de tomar lo que les pertenece a otros y de manejar a su antojo el Mundo Digital, han sido derrotados al desconocer la verdadera fuerza que se oculta detrás de los lazos que nos unen. Y si nosotros lo hubiésemos entendido antes...

—Sé bien a qué te refieres, Nene Amano —interrumpió la voz de Belphemon, al mismo tiempo que las cadenas volvieron a hacerse escuchar—. Todos nosotros hemos tenido tiempo suficiente para reflexionar con respecto a nuestros errores, aprendiendo que existen cosas que no podemos controlar y que hay ocasiones en las que tenemos que... atar los cabos sueltos antes de poner en marcha nuestros nuevos planes. En el caso de todos ustedes, la fuerza que los ha traído a este mundo sigue creyendo que los Niños Elegidos son precisamente eso. Niños. Pero... ya no es así.

—Por supuesto que no —se defendió Nene—. Ya no somos niños. Ustedes no pueden manipularnos ahora que hemos crecido, y que hemos conocido el lado más oscuro de los Digimon.

—Es irónico que seas tú quien defiende esas ideas, Nene Amano —dijo Belphemon entre una risa grave y siniestra—. ¿Acaso no eres tú quien, defendiendo la pureza de la inocencia, decidiste participar en la masacre que eliminó a todos tus amigos?

Escuchar aquello fue similar a recibir una invisible puñalada directa al corazón. Nene tomó la mano de Lelouch con más fuerza, haciendo un inútil esfuerzo para mantener bajo control su respiración. Los fantasmas de su pasado comenzaron a aparecer a su alrededor. Ecos de las voces de sus oscuros ayeres decidieron retumbar en lo más profundo de su mente, causándole la desagradable sensación de aturdimiento contra la que tuvo que luchar para mantenerse de pie. En lo más recóndito de los ecos, un disparo se hizo escuchar. La chica pelirroja cayó de nuevo. La Gobernadora General volvió a disculparse con ella.

De alguna manera, se armó de valor.

—Mi pasado está justo en donde tiene que estar —dijo decidida—. Tomé mis decisiones y aprendí a vivir con las consecuencias de cada una de mis acciones. Y sin importar los crímenes que haya cometido, jamás olvidaré que en ese momento únicamente pensé en hacer todo por amor.

—Amor... —se burló Belphemon—. Dime, Nene Amano, ¿tienes una miserable idea de por qué he pedido que tú y ese muchacho sean traídos ante mí?

—Sea lo que sea, estoy segura de que Lelouch y yo podremos salir con vida de esto.

Belphemon rió nuevamente.

—Estás aquí porque yo no cometeré los mismos errores que mis compañeros. Todos nosotros tenemos una instrucción que debe ser acatada, y que ninguno de nuestros esbirros podrá cumplir si es que no conoce toda la verdad acerca de lo que ocultas en tu ojo.

La sangre de los portadores del Geass se congeló por completo.

— ¿Qué...? —Musitó Nene—. ¿T-te refieres a...?

El Ojo del Rey es un poder que no pertenece a nuestro mundo —explicó Belphemon—. Y es, irónicamente, lo único que podría marcar la diferencia en una guerra en la que ambos bandos conocen las fuerzas de sus oponentes. Todos aquellos que posean un poder como el tuyo, como el de ese muchacho, son una amenaza para nosotros.

—Pues no estoy dispuesta a dejar que ustedes nos derroten —decidió Nene, luchando contra el miedo y su propia inseguridad.

—Y yo no estoy dispuesto a monologar.

Dicho aquello, las cadenas terminaron por estallar para liberar a Belphemon. La criatura se transformó en aquel demonio siniestro que salió del rincón en el que había estado durmiendo para demostrar ante sus oponentes cuán imponente y poderoso era. Una bestia de semejante tamaño hacía que Nene y Lelouch parecieran dos pequeñas hormigas en comparación con su enemigo.

Instintivamente, Lelouch colocó un brazo frente a Nene y la hizo retroceder.

Sin Digimon, sin Xros Loader, sin armas... ¿Acaso el fin había llegado de esa forma tan cruel?

—Te lo diré una sola vez, Nene Amano —sentenció Belphemon—. ¿Cooperarás de la buena manera, o tendré que obligarte a hacerlo?

Ella no tuvo que pensar su respuesta. Tan sólo se colocó a un lado de Lelouch y aceptó su destino con valentía... Con esa valentía que únicamente caracterizaba a cierta clase de DigiDestinados.

—Tendrás que arrancar mis ojos de mi cadáver, porque jamás me doblegaré ante ti mientras esté con vida.

Enfurecido ante semejante negativa insolente, Belphemon tan sólo unió ambas manos hacia adelante para activar aquel aparato oculto que Nene no pudo ver con detalle. La chica tan sólo se fijó en aquella luz cegadora de color azul que se dirigió a toda velocidad hacia ella, esperando el impacto inminente con valentía como si aquella fuese la única alternativa. Sin embargo, el impacto que recibió fue el de un cuerpo que la impactó para retirarla de la línea de fuego.

Nene cayó al suelo, aturdida, y apenas pudo levantarse para presenciar con sus propios ojos el momento en el que la luz de color azul impactó el cuerpo de Lelouch.

El grito desgarrador de Lelouch, en conjunto con la súplica desesperada de Nene, se hizo escuchar en toda la Tierra Miel.

Al mismo tiempo, en el Campo del Infierno, nadie supo explicarse por qué fue que CC cayó de bruces en el suelo. Cubriendo uno de sus ojos con una mano y abrazándose a sí misma con el brazo que tenía libre. Aullando de dolor como si el mismísimo fuego del infierno estuviese invadiéndola desde dentro. Con la sangre brotando de su ojo, como si alguna fuerza desconocida hubiese intentado arrancarlo de sus cuencas. Sufriendo como nunca antes, sin que ningún ataque la hubiese impactado directamente a ella.

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