Unos meses después, mientras intentaba tomar desayuno mi padre veía la televisión...
"y ahora tenemos la novedad del día"
— por favor papá, apaga la TV. No quiero saber nada de esos estúpidos programas.
"La noticia es que Michael Jackson tuvo que suspender nuevamente los conciertos del HIStory Tour, esta vez no por un asunto legal, ni amoroso... sino por drogas"
— no, espera. Quiero oír eso...
"así es, por que el Rey del Pop está siendo internado en estos momentos en una clínica de rehabilitación por su abuso con los analgésicos y antidepresivos. Fuentes cercanas señalan que no ha podido superar los golpes fuertes de este último año: su separación con Lisa Marie, y recientemente la separación de su noviecita, que al parecer se la tragó la tierra. Seguramente no le gustó que metiera niños mientras ellos estaban en la cama, JAJAJAJA!"
— ya ves hija, es mejor que estén separados.
— si claro, ¿y tu me ves bien?, ¿él está bien?...
— ¡¿a dónde vas?!
Salí raudamente manejando en dirección a esa clínica, no sin antes llamar a Karen para saber si era verdad, o sólo un rumor de aquellos. Ella lo confirmó, Michael había tenido una crisis de pánico en un ensayo y tuvieron que cancelar todo hasta nuevo aviso.
Iba a toda velocidad sin saber por qué, se supone que no debería importarme. Pero el sólo hecho de pensar que está grave, que corre peligro de muerte... no podía permitirlo, tenía que ir allá, saber cómo estaba.
Cuando llegué no querían dejarme entrar porque había acabado el horario de visita. Logré meterme en la sala de lavandería y me puse un delantal blanco para entrar a la zona de las habitaciones. Los guardaespaldas de Mike me vieron pero ellos me conocían, así es que me dejaron pasar, de hecho me ayudaron.
Entré a la habitación, y ahí estaba él, con los ojos cerrados, débil y sereno... hermoso.
Mi corazón se estremeció, mil cosas pasaron por mi cabeza. Por un segundo retrocedí, me arrepentí. Pero él despertó...
— no te vayas. –dijo.
Oí su voz tenue, débil. Creí que me iba a desmayar. Me volteé y le dije: —hola, ¿cómo estás?
Él sonrió levemente.
— mejor, sólo fue un susto.
— que bien, yo, yo solo... me preocupé y necesitaba saber si estabas bien. Pero ya me iba...
— no te vayas... por favor ven, acércate.
— no, así está bien, no puedes agitarte...
— por favor. —sus ojos aún guardaban ese brillo especial cuando me miraba. Intentaba evitar su mirada, cada vez que coincidía con ella mi corazón enloquecía. Estaba logrando ignorarlo apenas, cuando mencionó mi nombre. Tan dulcemente. Creí que jamás volvería a escuchar mi nombre de su boca— Julie.
Me acerqué hasta su lado sin saber qué decir. Él estiró su mano pidiendo la mía y yo se la dí temblorosamente. Era tan irreal. Una lágrima se asomó por mis ojos mientras Michael acariciaba mi mano. Intenté preguntar algo.
— ¿y cómo has estado, como va todo?... Neverland, la gira, no sé
— mal, todo está mal. ¿Te acuerdas del elefante que estaba enfermo?
— sí, como olvidarlo...
— no resistió, había mejorado pero hace unas semanas murió. Eso me tiene muy mal.
— Oh por dios eso es muy triste de verdad lo siento...
— si, pero supongo que así tenía que ser. Fue muy triste verlo así.
— ¿y qué pasará con la gira?
— no sé, no tengo idea ni quiero saberlo.
— Oh... —nuestra conversación intentaba ser formal, discreta, y sin mayores acercamientos. Tratando de disimular cualquier sentimiento. Por más que me esforzaba por mantener mi corazón distante del suyo, era imposible— ¿vino tu madre a visitarte?
— Vino esta mañana, mi padre y hermanos deberían venir ahora en la tarde, pero están muy ocupados, o de viaje.
— ¿y ya sabes cuál es el diagnóstico?
— los médicos dicen que es demasiado stress, un cuadro depresivo acompañado por el abuso de pastillas para dormir, analgésicos y esas cosas, nada grave...
— ¡¿nada grave?! Mike, cuántas veces te dije que tuvieras cuidado con eso de los fármacos. Mira lo que pudiste haber ocasionado. Pudiste haber muerto.... Bueno, pero asunto tuyo.
Nos quedamos callados un rato. Yo veía en el fondo de sus ojos que estaba mal, tenía pena. Estaba muy delgado, pálido y sin fuerzas. Me dolía tanto verlo así.
— y tú cómo estás, como van las cosas con tu familia, ¿Bantú se ha portado bien? —preguntó.
— bien, gracias. Todo va muy bien. Bantú está muy grande, lindo. Es muy obediente y me acompaña siempre.
— me alegro.
— sí, también me alegra que estés bien. Perdona si fui imprudente. No quiero molestarte, y ahora tengo que marchar.
Solté su mano y me alejé abruptamente. Caminé con determinación hacia la puerta, controlando mis lágrimas y mis nervios. De pronto Michael dijo:
—leí tus cartas...
Mi cara se desfiguró. No esperaba que él tocara ese tema, realmente no lo esperaba. No tenía consciencia de que tal vez había recibido alguna carta. ¿Qué iba a decirle?
Michael al decir esas palabras me estaba obligando a enfrentar el asunto del cual buscaba huir suspicazmente.
— bueno Michael. No te preocupes, eso es tema cerrado. Sólo discúlpame si te molesté. Estuve muy mal, muy desesperada. No fue fácil... no fue fácil separarme de... en fin. Ya pasó.
— de verdad ya pasó?
— claro. —dije con una sínica sonrisa en mis labios.
Él fijaba su mirada en mis ojos, intimidándome como adivinando que por dentro estaba deshecha. Como adivinando que hacía un esfuerzo sobre humano por contenerme en ese preciso momento.
— respondí cada una de ellas...
Esa frase terminó por romper mi equilibrio. Yo nunca recibí respuesta alguna de su parte y siempre me sentí traicionada por eso. Necesité en ese instante reclamarle una explicación. Y aunque sabía que no correspondía tomar esa actitud, no pude seguir conteniéndome.
— ¿ah si? —Dije volteándome para mirarlo— ¿Y por qué no llegó ninguna? Michael, esperé más de tres meses, más de tres meses estuve agonizando, suplicando y tú no fuiste capaz de decirme nada. Pero tranquilo, yo entiendo. Sólo vine para saber cómo estabas, no tienes que hacer esto ahora. No te diré que no guardo rencor, pero estoy intentando superar todo... está bien así es mejor.
— No me atreví a mandártelas... porque pensé que lo mejor era que estuviéramos separados. No quería arruinar tu vida, la de tu familia. Todo era muy complicado.
— ¿cuántas veces te supliqué una palabra, un gesto, una señal? Michael yo hubiera dado todo por ti, todo. No era tan complicado como tú crees...
— si lo era, ¿tu crees que yo estuve bien todo este tiempo?, intenté acercarme a ti millones de veces, pero era muy doloroso. No podía ver cómo arruinaban tu vida de esa forma.
— ¿arruinar mi vida?, qué sabes tú de eso, aún no puedo entender por qué dejaste que las cosas fueran así. Yo no quería irme, era tan simple como eso, luchar juntos.
— no es tan simple.
— Sí lo es. Dices que todos olvidan que eres una persona y no una personalidad, que nadie te trata como una persona normal, pero tú fuiste el primero en olvidarlo, tú fuiste el primero en sacrificar tu vida. ¿Y sabes qué?, no lograste protegerme de nada, tú arruinaste lo poco que tenía de vida.
— Julie, sé que tengo miles de defectos, pero si lo hago es porque no quiero causarte daño. No puedo permitir que te hagan cosas tan horribles como amenazarte de muerte por mi culpa, no puedo hacerte esto... no puedo amarte. Y no sabes cómo me duele.
"no puedo amarte"... esas palabras se clavaron en mi corazón, una vez más destrozado. Me calmé y dije tranquilamente por última vez:
— si, es una buena decisión. Si las cosas se dieron así es que así tenía que ser. Pero recuerda una cosa,
Solo soy una chica, de pie frente a un chico... pidiéndole que la ame.
Mis ojos se llenaron de lágrimas que discimulé, y un silencio fue la señal: aunque me hice la fuerte, lo intenté por última vez y le supliqué nuevamente. Pero no tuve respuesta alguna, más que su mirada triste.
— Bien. Me tengo que ir...
— Por favor no, aún queda algo que decir...
— Adiós Michael...