Lo único que sucedió al abrirse el portal en aquella zona oscura fue que una corriente de aire se hizo presente, haciendo volar algunos trozos de tela sucia y raída que se alejaron en la distancia. El resplandor no causó ninguna reacción entre los pocos Digimon que miraban desde sus escondites, y cuyos ojos brillantes podían delatarlos si el grupo de guerreros miraba en la dirección correcta.
Al cerrarse el portal, Lelouch fue el primero que dio algunos pasos hacia adelante. Inspeccionó los alrededores con su mirada gélida e impenetrable y dictaminó que se encontraban totalmente solos en aquel lugar desolado.
—Este sitio me pone la piel de gallina —se quejó Airu—. ¿Qué lugar es este?
Nene y Taiki tan sólo compartieron una mirada.
—Estamos en la Tierra Vampiro —informó el general del Xros Heart—. Es el segundo de los Siete Reinos.
—Y solía estar al mando de NeoVamdemon —añadió Nene—. Ahora debe estar al servicio de otro de los Señores Demonio que quedan con vida.
—Estamos en el territorio de Gamma —intervino Taichi—. Tendríamos que buscar su refugio, antes de llamar la atención del enemigo.
— ¿Cómo se supone que sabremos en dónde está? —Inquirió Lelouch—. ¿Tienes alguna idea?
—Yo tengo un plan —dijo Kira, tomando su DigiLector y luchando contra sus manos temblorosas para poder manipularlo. El torrente de impotencia que crecía en su interior era cada vez mayor—. Podemos utilizar el mapa. Buscaremos la señal del Digivice de Gamma y nos dirigiremos hacia ese punto.
Dicho aquello, Kira presionó el botón para que el mapa holográfico apareciera frente a sus ojos. Las señales luminosas que indicaban la posición de cada Digivice no se hicieron esperar.
—Nosotros estamos aquí —señaló Taichi cuando se percató de la aglomeración de escudos del Xros Heart—. Parece que estamos casi en el extremo sur de la Tierra Vampiro.
—Ahí está el castillo de NeoVamdemon —informó Taichi señalando aquel punto, y evocando las memorias de todas las aventuras que había vivido en ese lugar en compañía de Kiriha y Nene—. Y por aquí tiene que estar la aldea de los Kokomon.
— ¿Qué posibilidades hay de que Gamma haya establecido su refugio en la aldea de los Kokomon? —preguntó Nene.
—Pocas —respondió Lelouch—. Parece ser un lugar expuesto y poco discreto.
—Si Gamma es astuto, no se ocultaría en un lugar tan cercano al castillo de NeoVamdemon —aportó Yuu—. Tiene que estar en alguno de los bordes de la Tierra Vampiro.
Para dejar a un lado las dudas, Lelouch dio un par de pasos al frente para manipular el mapa con sus manos, al mismo tiempo que Kira presionaba un botón para hacer algunos acercamientos. Finalmente, el plan de Lelouch dio resultado. Viendo el mapa con un poco más de cercanía y colocándolo en la posición correcta, las señales de dos Digivices aparecieron en lo más profundo de la tierra.
La primera, una pequeña representación del Emblema de la Amistad, se encontraba justo en las mazmorras del castillo de NeoVamdemon. La segunda, el símbolo del peligro digital, estaba situada a pocos kilómetros de distancia de la aldea de los Kokomon.
Kira apretó los puños con fuerza y liberó su ira en forma de un pesado y entrecortado suspiro. Su expresión se endureció de la misma forma que más de una vez había sucedido con su padre.
—Katsura está en ese castillo. Tengo que ir.
—No aún —decidió Nene—. No podemos actuar así como así.
—Por supuesto que podemos —insistió Kira—. ¡Katsura me necesita! No me importa si Clarisse está en ese maldito castillo. Katsura es mi mejor amiga y no voy a abandonarla ahora.
—Ese espíritu de lucha podría sernos útil, pero no en este momento —dijo Taiki—. Cualquier mínimo error que cometas repercutirá en todos nosotros. Además, nuestros Digimon aún están exhaustos.
—Esa otra señal tiene que tratarse de Gamma —aportó Zoe—. Pero, ¿qué significa ese símbolo?
—Recuerdo haberlo visto una vez —respondió Kira, luchando nuevamente contra sus impulsos naturales—. Guilmon, el Digimon de Takato Matsuda, lo llevaba tatuado en el cuerpo.
—Es cierto —concedió Taiki—. Ahora que lo mencionas, también yo lo recuerdo. Fue uno de los chicos que nos ayudó a derrotar a Quartzmon.
—Pero, ¿qué significa? —insistió Zoe.
—Tal vez signifique que Gamma pertenece a la Tercera Generación —propuso Nene.
—Gamma se mueve —informó Nunally.
Los ojos de todos los presentes se posaron sobre aquel pequeño símbolo que pronto abandonó su posición para recorrer a toda velocidad el trecho que lo separaba de la aldea de los Kokomon. Al perderse de vista, Lelouch tuvo que manipular el mapa nuevamente, revelando que Gamma había salido a la superficie. Siguió andando hasta que únicamente quedaron un par de kilómetros de distancia entre la señal y el resto de los guerreros. Esa misma distancia fue acortándose cada vez más, obligando a todos a mirar en cualquier dirección en busca de alguna señal de vida. Taichi tuvo que posar la punta de su dedo índice sobre un extremo de sus gafas para activar alguna de sus funciones ocultas, que le permitió al muchacho mirar a través de las rocas que los rodeaban. Sólo de esa manera pudo detectar el calor que emanaba del cuerpo de Gamma, así como de su compañero Digimon.
—Aquí viene —informó el chico tras apagar aquella función de sus gafas.
Gamma no tardó en hacer acto de presencia, sin causar el mayor revuelo entre los miembros del grupo gracias al aviso de Taichi. Su aspecto, sin embargo, evocó cientos de recuerdos que atacaron a Nene y a Lelouch.
Recuerdos que se involucraban con tragedias, disparos y asesinatos a sangre fría.
Gamma era una chica que parecía ser, al menos, un año mayor que Nene. De alta estatura, cuerpo esbelto y curvas de infarto que alguna vez había intentado ocultar utilizando ropa holgada. Su cabello, lacio y de color negro azabache, iba peinado con una ajustada coleta decorada con una cinta de color rojo que hacía juego con su traje. Un traje similar al de Taichi, con el estilo elegante e inconfundible del Sacro Imperio de Britannia. Su capa ondeante no dejó de moverse en ningún momento, ni siquiera cuando ella se detuvo en seco frente al grupo. Sus gafas rectangulares habían sido reemplazadas por un par de gafas oscuras similares a las que utilizaba Taichi. Y en sus manos, cubiertas con guantes de color negro, llevaba el Digivice de la Primera Generación.
Su compañero Digimon, aquella adorable criatura de ojos verdes y pelaje anaranjado, se detuvo a su lado.
Taichi fue el único capaz de romper el hielo.
—Gamma —afirmó el chico.
Ella asintió y respondió:
—Delta.
Taichi asintió a su vez.
—Así que tú eres la protectora de la Tierra Vampiro —dijo Nene.
—Tal vez puedas conducirnos a tu refugio —secundó Lelouch.
La chica asintió nuevamente.
—Síganme —dijo—. Estamos en campo abierto. Beelzebumon ya tiene que haberlos visto.
— ¿Qué...? —Preguntó Taiki—. ¿Beelzebumon?
—El soberano de la Tierra Vampiro —respondió la chica—. Estas tierras son regidas por él.
Dicho aquello, la mujer y su Digimon encabezaron la marcha para dirigirse al refugio, pasando entre la desolada aldea de los Tokomon hasta llegar a lo que parecía ser una casa abandonada. Tagiru tuvo que tomar a Nunally de la mano para ayudarle a pasar a través de los escombros que cubrían el suelo de la casa, y aún más cuando la chica dejó al descubierto ese hueco en el suelo que quedaba oculto detrás de lo que parecía ser un armario viejo y desvalijado. El boquete era la entrada a un túnel bajo tierra que seguía en línea recta, hasta que las paredes y el suelo de tierra se transformaron en concreto y adoquines iluminados a media luz con antorchas.
Tuvieron que caminar durante poco más de quince minutos, hasta que la puerta del refugio surgió frente a sus ojos. Supieron que era el sitio correcto, pues se trataba de un callejón sin salida. Y aún así, la expresión fría de Zero causó que Diethard y Oggi sujetaran con fuerza sus armas en caso de que todo hubiese sido una trampa.
La chica, sin embargo, tan sólo se giró para mirar a sus acompañantes.
—Esperen aquí. Y retroceden un poco.
Dicho aquello, y sin importarle si alguien obedecía a su petición, la chica se sacó los guantes para colocar la palma de su mano, activando así el panel táctil y luminoso. De inmediato, la luz de las antorchas se apagó por sí misma, dejando el resto del túnel en completa oscuridad. Instintivamente, Nunally se refugió a un lado de Tagiru, tomando su mano con fuerza y sintiéndose protegida al saber que su hermano mayor y Nene estaban justo detrás de ella. Airu hizo otro tanto con Yuu, colocándose cerca de él sólo para deshacerse de las molestias producidas por el frío y la oscuridad.
Kira, Taichi y Taiki se mantuvieron firmes, esperando a que la puerta estuviera abierta.
La diferencia con respecto al refugio de la Tierra Dragón era la clave numérica.
02081992
Kira contuvo una exhalación. Zoe apartó un poco la mirada, recordando aquel mensaje recibido mientras aún se encontraban en la bodega de Lloyd.
02081992. La fecha de nacimiento de Takuya Kanbara.
El primer círculo de color verde apareció en la parte superior de la pantalla, comunicando que la primera prueba había sido superada. Acto seguido, hizo aparición la leyenda:
Prueba de voz.
—Meiko Mochizuki.
El segundo círculo de color verde apareció, seguido por el escáner ocular de color rojo. Meiko descubrió sus ojos, sacándose las gafas, y permaneció estática hasta que el reconcomiendo terminó. El tercer círculo de color verde apareció, así como aquella voz mecánica hizo el anuncio:
—Identificada. Mochizuki, Meiko. Acceso concedido.
La puerta se abrió de par en par, revelando el refugio que era similar al de la Tierra Dragón, a excepción de la combinación de colores que hacía del refugio de la Tierra Vampiro un sitio un poco más oscuro.
—Bienvenidos —dijo Meiko—. Pueden sentarse y descansar un poco.
Estando todos dentro, ella se encargó de cerrar la puerta para luego sacarse los guantes y la capa, dejarlos en un perchero y cambiar sus gafas oscuras por las gafas rectangulares que siempre solía utilizar.
—Lloyd sí que se ha lucido con esta decoración —concedió Nene cruzándose de brazos—. Mochizuki, ¿estás sola en este refugio?
—Los Digimon permanecen abajo —respondió ella—. Ellos mismos se sienten más seguros en los dormitorios. Sigma nos ha ayudado a construir siete habitaciones, para albergarnos a todos cuando éramos un poco más. Y ahora que lo menciono... Sigma también se ha sorprendido cuando le dije que Leviamon había sido derrotado.
— ¿Cómo lo supiste? —preguntó Taichi.
—Detectamos una transmisión que salió del castillo de NeoVamdemon, y seguimos la ruta que tomó hasta que dimos con el Digivice que recibió ese mensaje. Interceptamos la transmisión para poder verla también, y así supimos que Leviamon había sido eliminado. Esa clase de Digivices pueden transmitir mensajes de voz y en formato de video, o al menos eso es lo que Sigma nos ha dicho. El único problema es que la influencia de los Siete Señores Demonio impide que esos mensajes puedan transmitirse de reino a reino.
—Por lo que ustedes supieron que Leviamon ya no existía más al haber recibido un mensaje en la Tierra Dragon proveniente de la Tierra Vampiro —razonó Taiki—. Tiene sentido.
—Así es —asintió Meiko—. Recibimos la señal de que ustedes habían llegado, por lo que decidí salir a buscarlos antes de que llamaran la atención de Beelzebumon.
—Creo que esa es toda la información que necesitamos —dijo Kira y tendió una mano hacia Meiko, diciendo—. Olvidé presentarme. Soy Kira, Kira Yagami. Líder de la Octava Generación y compañera de Cheepmon.
—Meiko Mochizuki —dijo la aludida, estrechando la mano de Kira—. Compañera de Meikuumon.
Meikuumon sonrió de oreja a oreja, luciendo adorable como sólo podía ser él, a manera de saludo.
La ronda de presentaciones comenzó entonces, dejando a todos mortalmente exhaustos. Y eso bastó también para que Meiko abandonara por un instante su fachada fría e indiferente, que cambió al instante por una actitud un tanto más solidaria y agradable. Pidió a Meikuumon, con toda la amabilidad del mundo, que fuera a buscar bebidas y bocadillos para los invitados. En cuanto todos pudieron comer algo, los ánimos del grupo se reavivaron.
—Apuesto a que deben haber vivido muchas cosas —concedió Meiko—. Parece que le pelea contra Leviamon ha sido brutal.
—Decir eso es poco —dijo Kira—. Pero no podemos seguir perdiendo el tiempo. Katsura me...
—No —insistió Nene—. No saldremos hoy. Nuestros Digimon necesitan recuperar sus energías.
— ¿Te refieres a Katsura Shinyuga? —preguntó Meiko, Kira asintió—. Es ella quien se encuentra prisionera en el astillo de NeoVamdemon. Es una rehén de Beelzebumon. Sígueme.
Dicho aquello, Meiko se abrió paso hasta llegar al ordenador que en esos momentos estaba siendo manipulado por Loppmon. El pequeño Digimon intentaba acceder al sistema de seguridad de Beelzebumon, eliminando todo rastro de las grabaciones donde aparecía el grupo de guerreros que recién habían llegado. Trabajaba tan arduamente que Nene sólo pudo obedecer a su instinto, acariciando la cabeza de Loppmon.
—Loppmon —dijo Meiko—. Muéstrame a Katsura Shinyuga.
—A la orden.
Kira pudo respirar tranquila, o al menos eso quiso aparentar, cuando en la pantalla del ordenador apareció una transmisión en directo desde la mazmorra donde Katsura estaba atrapada. Estaba bien. Herida, pero viva.
— ¿Esto es en directo? —preguntó Tagiru.
—Hemos conseguido hackear el sistema de vigilancia e implantamos un virus invisible en las cámaras de las mazmorras —explicó Meiko—. Ese virus nos permite ver lo que ocurre en la mazmorra en tiempo real, sin que Beelzebumon note lo que sucede.
— ¿Podemos comunicarnos con ella? —preguntó Zoe.
—Mi Digivice no puede enviar esa clase de mensajes —respondió Meiko—. Y la única comunicación que podemos establecer desde el refugio es con Alfa y Omega, o con los otros protectores.
—Pero intentar comunicarnos con Katsura podría ser arriesgado —dijo Taiki—. Beelzebumon podría tener en su poder el Digivice. Y si intentamos contactarla, él sabrá lo que pretendemos hacer. Eso aumentaría el riesgo para Katsura.
—Y para nosotros —asintió Lelouch—. Taiki tiene razón. No podemos contactar con ella.
—Hay un mensaje de Alfa —informó Loppmon cuando aquella alerta apareció en la pantalla.
Meiko respondió presionando un botón del teclado. El símbolo de Ophanimon apareció en la pantalla.
—Alfa, aquí Gamma —dijo la chica.
Nene y Lelouch se tomaron de las manos, esperando a que la voz de Suzaku se hiciera escuchar.
Sin embargo, la voz que respondió el mensaje fue mil veces mejor.
—Gamma, tengo un mensaje de Alfa. Tres DigiDestinados fueron trasladados al Campo del Infierno.
Milly, pensaron Nene y Lelouch a la par. Ambos tuvieron que morder sus lenguas para evitar que el nombre de la chica fuese dicho en voz alta.
— ¿Quiénes son? —preguntó Meiko.
—No lo sabemos —respondió Milly—. Únicamente hemos podido rescatar a uno con vida. El chico tiene en su poder un... Xros Loader. Así fue como Sigma lo llamó.
—Un Digimon Hunter —musitó Tagiru, aferrando con fuerza su propio Xros Loader.
Airu, Nene, Yuu, Taiki y Akari asintieron en silencio.
— ¿Dices que los otros fueron eliminados? —preguntó Meiko.
—Recibimos la señal de que tres DigiDestinados estaban en los al rededores. Fuimos a buscarlos, pero sólo pudimos encontrar a dos de ellos. Nos enfrentamos a Piedmon para evitar que les hiciera daño, pero nuestra fuerza no pudo superarlos... Hemos perdido a dos de los nuestros, así como una de las chicas que llegó fue eliminada. La otra fue secuestrada por Piedmon. El único sobreviviente es el chico, que ahora mismo está en shock.
—Alfa —intervino Lelouch, tomando el control de la situación—. Aquí Zero. ¿Sabemos quién es la chica que fue eliminada?
Milly hizo una pausa, reteniendo su propia emoción y su felicidad.
—Zero... —respondió con cautela finalmente—. N-no... Lo único que hemos podido averiguar era que era compañera de un... Uh... S-Sigma lo ha llamado Submarimon.
Yuu, Taiki y Tagiru se sintieron devastados al instante.
Sí, se trataba de una Digimon Hunter.
Una Digimon Hunter que había vivido una aventura con ellos, en la que habían capturado a un Plesiomon.
Si Mizuki había sido eliminada, ¿acaso el chico sobreviviente podía ser...?
— ¿Y quién es el muchacho? —Exigió saber Tagiru—. ¿Quién es su compañero?
—Un perro —respondió Milly.
Hideaki, pensó Tagiru con terror y nerviosismo. Hideaki... Hideaki y Dobermon están en el Campo del Infierno...
—Nosotros hemos recibido ya a Delta —informó Meiko—. Partiremos al campo de batalla en cuanto los Digimon hayan recuperado sus energías. ¿Creen poder resistir hasta entonces?
—Podemos hacerlo... Y-yo... Zero... Zero, ¿sigues ahí?
—Sí —respondió Lelouch.
—H-hay... E-escucha esto.
Dicho aquello, un breve silencio fue totalmente roto cuando una voz distinta se hizo escuchar a través de las bocinas. Una voz que hizo que Nene, Lelouch, Tagiru y Nunally recuperaran las esperanzas.
—Zero.
Lelouch tuvo que morder su labio inferior para evitar exclamar en voz alta el nombre de CC. Nene no tuvo reparo alguno a la hora de suspirar pesadamente, demostrando su alivio.
—Sí —respondió el aludido con cautela—. Soy yo. ¿Te...? ¿Te encuentras bien?
—He sobrevivido a cosas peores.
—Resiste —intervino Nene—. Llegaremos pronto.
La voz de Milly apareció de nuevo, tras un breve instante de silencio.
—Zero... —dijo la chica—. Queremos verte pronto. ¡Date prisa!
—Lo haré —aseguró el chico—. Lo prometo.
La comunicación terminó en ese momento, tan repentinamente como había iniciado.
El optimismo, sin embargo, desapareció de golpe.
—Mizuki está muerta —dijo Yuu sin reparo alguno—. Si Zenjirou, Ren y Ryouma también lo están, eso sólo significa que nosotros somos los únicos que quedamos con vida.
—Aún no podemos perder la esperanza de reunirnos con Kiriha —dijo Nene.
Aquello sólo causó que Lelouch fuera atacado por una punzada de celos.
—Kiichi y Hideaki también podrían estar con vida —sugirió Taiki—. Es imposible pensar que Hideaki pueda...
—Al final, los Digimon Hunters nunca han estado en el Mundo Digital —aportó Akari—. Ellos no tienen idea de lo distinto que es este sitio. El DigiQuartz no puede compararse.
—Aún así, Hideaki es fuerte —aseguró Yuu—. Estará bien... Tiene que estarlo...
Tagiru, sin decir más, tan sólo soltó un juramento en voz baja y se alejó del grupo, para perderse en las profundidades del refugio. Nunally lo siguió, llamando su nombre y apretando el paso para evitar que él se alejara más de la cuenta. Airu hizo algo similar, abrazándose a sí misma y apartándose también del grupo para sentarse en una esquina en completa soledad. Abrazando sus rodillas y mirando hacia la nada, sin poder ocultar la tristeza que se reflejaba en sus hermosos ojos.
— ¿Qué sucede aquí? —Preguntó Lelouch—. ¿Por qué actúan de esa manera?
—Es claro —respondió Zoe—. Si es cierto que los Digimon Hunters nunca estuvieron en el Digimundo, entonces...
—Entonces ellos nunca han visto a nadie morir —completó Nene—. Nunca antes de esta guerra.
—Pero nosotros sí lo hemos hecho —asintió Yuu—. Es por eso que no reaccionamos de esa manera. Tagiru y Airu son distintos a nosotros. Si la situación no mejora...
—Si la situación no mejora, ellos nunca volverán a ser los mismos —dijo Taiki.
El resto simplemente asintió.
Era totalmente cierta aquella conclusión. Pero, ¿qué otra cosa podrían hacer Tagiru y Airu para mantenerse con la fuerza suficiente? ¿Cómo conservar la esperanza, si las razones para rendirse eran cada vez más pocas? ¿Realmente valía la pena seguir luchando, si cada movimiento favorecía únicamente al enemigo?
Si todos sus amigos estaban muriendo, ¿cuánto tardaría la muerte en alcanzarlos también a ellos?
Eso sólo podría responderlo el tiempo.
Después de todo, más sangre tendría que ser derramada para poder alcanzar la paz.
,