¡Hey, hola! La canción que les dejo en multimedia deben reproducirla al final del capítulo, desde el momento en el que aparece Loppmon. Si no pueden ver el video, les digo que la canción es Chinkon Shiyou, de Ali Project. ¡Que disfruten el capítulo!
La espada de AncientIrismon se impactó contra el rostro de Leviamon, causándole un profundo corte que pronto comenzó a emanar Datos a una velocidad exasperantemente lenta. Con todo, el monstruo no dejó de atacar. Un simple e insignificante rasguño no iba a detenerlo. La cola que aún conservaba se enroscó alrededor de la cintura de AncientIrismon para impactar a la guerrera contra el suelo. AncientIrismon resistió la fuerza el impacto, sólo para elevarse en los aires y lanzar su Sinfonía de Arcoíris hacia los ojos de Leviamon. Habiéndolo cegado momentáneamente, AeroVeedramon y Halsemon se elevaron en los aires para atacar desde ambos lados. El Dragon Impulse de AeroVeedramon se unió al Impulso Máximo de Halsemon. El impacto de ambos ataques causó una gigantesca explosión que obligó a Leviamon a inclinar su cuerpo hacia atrás. Mervamon dio un gran salto para asestar un golpe con la Olympia, el cual tuvo un efecto que a todos les llamó la atención.
La Olympia había arrancado un trozo de la piel de Leviamon.
Taichi, Taiki, Kira y Lelouch observaron cómo caía lentamente el trozo de piel, hasta que terminó por desintegrarse al estar sobre el suelo. Los cuatro tuvieron entonces la misma revelación.
El secreto para derrotar a la bestia consistía en mantenerlo herido, o demasiado aturdido como para hacer que su cuerpo se regenerara.
Fue Taichi quien actuó con más rapidez.
— ¡AeroVeedramon! ¡Golpea a ese sujeto con tu Magnum Crasher!
— ¡A la orden, Taichi!
El Magnum Crasher llegó a tiempo para evitar que Leviamon invocara los destructivos poderes del Rostrum, causando además que esa contención afectara a Leviamon en lo más profundo. El Rostrum actuó de manera inversa, destruyendo parte de su interior y causando que un poco de esa energía destructiva brotara desde su lomo. Los Datos comenzaron a emanar de los bordes de la herida, perdiéndose en la distancia.
— ¡Cho-Hakkaimon! —Continuó Taiki—. ¡Golpea con tu martillo!
La respuesta de Cho-Hakkaimon llegó en la forma de un grito de guerra que acompañó las palabras de la guerrera cuando invocó los poderes de su Kyoushin Homuran. Hizo girar su martillo a tal velocidad que pronto se transformó en un torbellino que se trasladó a toda velocidad hacia Leviamon para soltar el golpe. El martillo, pequeño en comparación al cuerpo de la bestia, golpeó la mandíbula de Leviamon y lo hizo girar sobre sí mismo en los aires hasta hacerlo caer de espaldas. Se levantó, sin embargo, y utilizó su técnica Anima para deshacerse de Cho-Hakkaimon. La guerrera resistió al poco tiempo, atravesando el torbellino con su martillo para caer en picada y asestar un certero golpe en la cabeza de Leviamon.
Con su cola restante, Leviamon intentó utilizar su técnica Cauda. Mervamon fue más veloz para utilizar su Medullia, que se extendió en dirección hacia Leviamon y mordió la cola con todas sus fuerzas para arrancarla con toda la saña que fue capaz de utilizar. Con Leviamon totalmente inutilizado, la Medullia soltó la cola que fue a dar a manos de AeroVeedramon. Utilizando la cola como un látigo, AeroVeedramon golpeó a Leviamon en cinco ocasiones consecutivas, sólo para luego soltar la cola y disparar su Twister Saber a manera de un golpe definitivo. La explosión sólo sirvió para que Leviamon pudiera atacar por sorpresa, atrapando a Cho-Hakkaimon entre sus fauces.
Cho-Hakkaimon tuvo que ser lo suficientemente veloz como para levantar su martillo a tiempo, impidiendo que los colmillos de Leviamon perforaran su cuerpo. La abertura que quedó entonces en la boca de la bestia fue el espacio ideal para que AncientIrismon y AeroVeedramon unieran las fuerzas de la Sinfonía de Arcoíris con el V-Breath Arrow. Ambas técnicas se adentraron en Leviamon a través de su boca, causando una nueva explosión que lo obligó a arquearse hacia atrás. Cho-Hakkaimon emprendió el escape, no sin antes golpear el paladar de Leviamon con su martillo al momento de saltar. La mujer con el disfraz de cerdo cayó entonces al suelo y compartió una mirada de complicidad con AncientIrismon y AeroVeedramon, indicándoles que era el momento de dar el golpe final.
Lelouch, de la misma manera, compartió esa misma mirada con Kira.
Ambos parecían haber pensado en el mismo plan.
— ¡AncientIrismon! —Exclamó Kira—. ¡Corta su garganta! ¡Que no vuelva a disparar el Rostrum!
La espada de AncientIrismon hizo su trabajo, llevándose consigo una considerable cantidad de piel de la bestia que igualmente se desintegró. El Rostrum contenido comenzó a desbordar desde los bordes de la herida, haciendo que Leviamon convulsionara. Lelouch sonrió con fría satisfacción entonces, y ordenó:
— ¡Ataquen! ¡Todos a la vez!
El ataque que unía todas las técnicas de los combatientes siempre sería infalible. AncientIrismon, AeroVeedramon y Mervamon lanzaron sus técnicas especiales a la par, formando un torbellino luminoso que impactó de lleno a Leviamon. Cho-Hakkaimon atacó entonces, girando sobre sí misma para formar un torbellino de fuego que a su vez se dirigió hacia Leviamon, incinerándolo a gran velocidad.
— ¡Es tu turno, Halsemon! —exclamó Taichi.
Halsemon no dijo palabra alguna. Tan sólo voló a toda velocidad hacia Leviamon, aún con su jinete sobre el lomo, y al grito de Alas de Tempestad lanzó el ataque definitivo. El estallido hizo cimbrar la tierra y levantó una descomunal nube de humo, polvo y escombros. AeroVeedramon tuvo que batir sus alas un par de veces para disipar todo aquello, pues el grupo entero se había quedado momentáneamente cegado. Fue gracias a eso que todos pudieron ver el momento en el que el cuerpo de Leviamon caía sin vida al suelo, consumiéndose en Datos a gran velocidad. Y al emanar la última partícula brillante, el grupo entero estalló en vítores.
Los abrazos, los choques de palmas y los besos no se hicieron esperar. Taiki incluso tomó a Akari por la cintura para elevarla y hacerla girar un par de veces, sólo para que ella pudiera besarlo al estar de nuevo en tierra firme. Lelouch pudo relajar la expresión de su rostro ligeramente cuando los labios de Nene se cerraron sobre los suyos. Y Yuu no pudo escapar cuando Airu se dio cuenta de que ya no había más peligro, por lo que saltó sobre él para envolverlo en un fuerte abrazo que Yuu no supo devolver. Con todo, el chico rubio sonrió.
— ¡Así se hace! —Exclamó Zoe, perdiendo su Digievolución y cayendo en cuclillas al suelo, para pasar una mano por su cabello rubio apartándolo de su rostro—. ¡La Tierra Dragón es nuestra!
—Somos el mejor equipo —asintió Tagiru—. ¡Somos invencibles!
—Nuestros Digimon no lo son —intervino Taichi—. Todos ellos están exhaustos. Pero era de esperarse, luego de pelear contra un Señor Demonio.
— ¡Los otros Señores Demonio tendrán que pensarlo dos veces antes de retarnos! —Celebró Kira—. ¡Somos invencibles!
—Chicos —llamó Lelouch entonces—, miren eso.
Los vítores se apagaron en ese momento, cuando Lelouch avanzó hacia el sitio donde Leviamon había caído. Nene lo siguió de inmediato, para presenciar de primera mano el momento en el que Lelouch levantaba aquel aparato olvidado en el suelo. Cubierto de polvo y con la pantalla resquebrajada, el Digivice de color rojo se apagó.
Sólo entonces se percataron de que Halsemon y su jinete habían desaparecido.
—Es un Digivice —dijo Kira, corriendo hacia el muchacho para tomar el objeto entre sus manos.
— ¿A quién le pertenece? —inquirió Nene.
—No estoy segura —respondió Kira—. Sólo sé que es del mismo tipo que el Digivice del tío Daisuke. Tiene que pertenecer a alguien de la Segunda Generación. Esa persona que estuvo aquí, el jinete de Halsemon, tiene que haber sido otro DigiDestinado como nosotros.
— ¿Ha sido eliminado? —inquirió Taiki.
—Es lo más posible —respondió Taichi—. Ese último golpe debió atraparlo también...
—Al final, sigue sucediendo justamente lo que Clarisse Okada quiere de nosotros —se quejó Kira dándole una fúrica patada al suelo—. ¡Sigue teniéndonos en sus malditas manos! Ni siquiera tuvimos el tiempo de despedirnos, o de presentarnos.
—No del todo —respondió Lelouch—. Hemos derrotado a uno de sus esbirros.
—Sí... —concedió Yuu—. ¿Eso significa que podemos salir de este lugar?
—La Tierra Dragón no ha cambiado en absoluto —dijo Akari—. Sólo... Pareciera que la tierra está tan muerta que no puede destruirse o regenerarse. ¿Cómo sabemos, entonces, que estamos haciendo las cosas bien?
Como respuesta, el suelo comenzó a cuartearse bajo los pies de todos los presentes. Los derrumbes no tardaron en hacerse presentes, convirtiendo todo en montañas de escombros que comenzaron a consumirse en Datos en cuanto estuvieron totalmente destruidos. Airu se abrazó a sí misma entonces, retrocediendo con torpeza hasta que Yuu la tomó por los hombros para demostrarle su apoyo.
Resuelta, Kira ocultó el Digivice de color rojo debajo de sus ropas, para luego tomar a Cheepmon en brazos. El pequeño Digimon dejó salir un quejido de dolor cuando las manos de la chica se posaron sobre su ala rota.
Sin intercambiar palabra alguna, los Digimon más grandes volvieron a los respectivos Digivices, para que luego todos pudiesen subir al lomo de AeroVeedramon y ser transportados a gran velocidad hacia el refugio. La destrucción seguía persiguiéndolos, aunque no fue tan devastador como llegar al refugio y darse cuenta de que no quedaba nada más de él.
Apresuradamente, Lelouch bajó del lomo de AeroVeedramon antes de que el Digimon hubiese terminado de aterrizar. Nene lo siguió a toda velocidad, cayendo de bruces en el suelo y abriendo un par de heridas sangrantes en su rodilla derecha. El muchacho de los ojos púrpura sintió que su respiración se agitaba velozmente, así como su corazón acelerado le obligaba a detenerse en seco. Estaba a punto de gritar el nombre de su hermana menor, cuando escuchó aquel correteo que lo hizo mirar hacia el lado derecho.
Se enfureció al instante, pues creyó que los repentinos cambios de humor podrían enloquecerlo o matarlo en cualquier momento.
— ¡Nunally!
Los hermanos Lamperouge se fundieron en un fuerte abrazo cuando la pequeña salió de su escondite, en compañía de Gabo. Nene hizo otro tanto, abrazando a Nunally como si la vida se le hubiera ido en ello.
Todo estaba en orden.
— ¡Gabo!
El aludido supo que un regaño se avecinaba cuando vio a Taichi bajar del lomo de AeroVeedramon para caminar hacia él.
—T-Taichi...
— ¿Qué fue lo que sucedió aquí? —Exigió saber el muchacho—. ¿Dónde están los demás?
—No quedó nadie —explicó Nunally con un dejo de devastadora inocencia—. N-nosotros apenas pudimos salir de los escombros... No sabemos lo que ocurrió. Todo estalló de repente.
—Un ataque perdido tiene que haber golpeado el refugio —propuso Taiki, al mismo tiempo que Tagiru bajaba de AeroVeedramon para abrazar a Nunally con todas sus fuerzas—. Por fortuna, Nunally se encuentra bien.
—Y el equipo está completo —concedió Zoe—. Para ser nuestra primera batalla, no está nada mal.
Las sorpresas no dejaron de llegar entonces, pues un sonido brotó del bolsillo de Kira. La chica sacó el DigiLector sin dejar de sostener a Cheepmon, aunque al instante supo que no se trataba de su Digivice. Un escalofrío recorrió su cuerpo en cuanto buscó en el bolsillo contrario, sacando el DigiLector de Clarisse y descubriendo que la pantalla estaba encendida.
— ¿Qué sucede? —dijo Taichi—. ¿Qué es?
Tragando saliva y armándose de valor, Kira presionó un botón del aparato para responder al llamado.
Una imagen holográfica se desprendió de la pantalla del DigiLector, transmitiendo en tiempo real imágenes siniestras y aterradoras desde algún sitio oscuro de los Siete Reinos. En la pantalla aparecía alguien que iba grabando y caminando a paso lento, a lo largo de un oscuro pasillo, siendo acompañada por la voz de una mujer cínica que no se molestó en distorsionarla.
—Así que han vencido a Leviamon... Tengo que admitir que en cuanto supe que ustedes estaban en la Tierra Dragón, pensé por un instante que Leviamon podría derrotarlos. Ahora veo que le confié la tarea más difícil al miembro más inútil de mi equipo...
—Es Clarisse —anunció Kira con desdén.
Al corro se cerró alrededor de ella, intentando encontrar alguna pista oculta en aquel mensaje o en la transmisión. Nene, Taiki y Akari únicamente pudieron detectar que aquel aspecto oscuro y siniestro del lugar sólo podía pertenecer a uno de los Siete Reinos.
—Quiero suponer, Yagami, que tú ya sabes que todos ustedes debieron ser aniquilados en la Zona Espada. Consiguieron escapar de mí una vez, pero eso no volverá a pasar. Ya han jugado a ser los héroes durante mucho tiempo y yo estoy comenzando a perder la paciencia. Este mundo me pertenece. Y si tengo que tomar medidas drásticas para demostrarlo, tengan por seguro que lo haré.
—Sólo alardea —sugirió Tagiru.
Nene, Lelouch, Taichi, Kira y Taiki negaron con la cabeza.
—Estaré esperándote, Yagami. Tarde o temprano volveremos a encontrarnos, y esta vez terminaré lo que inicié en algún momento. El virus que implanté en ti aún corre por tus venas, y en mi poder se encuentra la única persona que es capaz de desinfectarte. Así que tendrás que pelear por ella, si es que la encuentras con vida cuando hayas llegado a mi escondite. A ese encuentro tendrás que llegar sola. Tengo maneras de asegurarme de ello, y no te gustarán. Y mientras ese momento llega, tendré que divertirme con algo para matar el tiempo.
Una risa siniestra acompañó la imagen en la pantalla de una reja de calabozo siendo abierta, para que la cámara pudiese captar el rostro apagado y herido de la chica maniatada que yacía en el suelo sucio. Respiraba trabajosamente y sus ojos estaban parcialmente cerrados, así como de las comisuras de sus labios brotaba un grueso hilo de sangre.
—K-Kira... —dijo la voz apagada de la prisionera—. N-no... No vengas...
La transmisión terminó repentinamente, apagando el DigiLector de Clarisse y causando que Kira cayera de bruces en el suelo. Poco le importaba lo que Clarisse había dicho, así como había decidido ignorar la vital información con respecto al virus. Con las pupilas totalmente contraídas, la chica sólo pudo negar con la cabeza desesperadamente. Colocó ambas manos sobre su cabeza y se deshizo en un grito que desgarró sus cuerdas vocales, y que orilló a la Tierra Dragón a acelerar su propia destrucción.
— ¡¡Katsura!!
—... que tú ya sabes que todos ustedes debieron ser aniquilados en la Zona Espada. Consiguieron escapar de mí una vez, pero eso no volverá a pasar. Ya han jugado a ser los héroes durante mucho tiempo y yo estoy comenzando a perder la...
Para cualquiera era impresionante ver a ese pequeño Loppmon trabajando arduamente frente al gigantesco e imponente ordenador, luchando con ayuda de sus manos y sus gigantescas orejas para evitar que la señal de la transmisión se perdiera. Detrás de él, vigilando en silencio, se encontraba aquella persona ataviada con una capa ondeante de color borgoña cuyos motivos plateados reflejaban las luces que brotaban del computador. Su compañero digital, aquella pequeña criatura de color anaranjado, estaba de pie a un lado de ella pues su amiga humana hacía tiempo que se había negado a seguir dando abrazos a diestra y siniestra.
—...que implanté en ti aún corre por tus venas, y en mi poder se encuentra la única persona que es capaz de desinfectarte. Así que tendrás que pelear por ella, si es que la encuentras con vida cuando hayas llegado a...
Detrás de la mujer se encontraban aquellos pequeños altares que honraban las memorias de quien antes le había hecho compañía. Suzie Wong, rezaba el marco de la fotografía.
—... tendrás que llegar sola. Tengo maneras de asegurarme de ello, y no te gustarán. Y mientras ese momento llega, tendré que divertirme con algo para matar el tiempo...
Loppmon consiguió detener la transmisión justo a tiempo, sólo para obtener una captura de pantalla del rostro de la chica que con voz suplicante le pedía a la heredera del Valor que no asistiera al encuentro mencionado por la voz de Clarisse Okada. Haciendo un par de movimientos más con sus manos, Loppmon pudo hacer un comparativo del rostro que aparecía en la transmisión y el rostro retratado en la fotografía del expediente.
Se trataba de la misma persona.
—Confirmado —anunció Loppmon—. Katsura Shinyuga. Compañera de Keramon. Octava generación. La transmisión fue hecha desde el castillo de NeoVamdemon.
—Eso significa que ella estuvo aquí —respondió la humana, y al moverse sólo causó que sus gafas rectangulares reflejaran la luz de la pantalla del ordenador.
—También puede ser que Okada haya enviado a alguien a grabar ese video, mientras ella hablaba desde el Campo del Infierno —sugirió Loppmon.
—La señal del Digivice de Delta no se ha perdido, ¿cierto?
—No. Delta aún está con vida.
—Si ellos se dirigen hacia aquí, tenemos que encontrarlos antes de que Beelzebumon lo haga. Llama a Alfa y díselo, dile que Leviamon ha sido derrotado y que Delta viene en camino a la Tierra Vampiro. Llama también a Sigma y pídele que nos ayude a hackear el sistema de seguridad del castillo de NeoVamdemon.
— ¿Tienes un plan de mente? —le preguntó angustiado su compañero Digimon.
Ella suspiró y se mantuvo altiva, resistiendo su propio impulso de mirar la fotografía de Suzie.
—Beelzebumon no matará a ninguno más de los nuestros —respondió decidida—. No mientras yo pueda evitarlo.
¿Quién era aquella chica?
¿Se trataba, acaso, de la defensora de la Tierra Vampiro?
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