Solo 20 días (COMPLETO)

By AndreaMaroz

430 98 265

Él es de Zaragoza. Ella de Madrid. Él tiene que volver a su ciudad. Ella está dispuesta a hacer lo que sea... More

· Introducción ·
· 1: El inicio ·
· 2: La atracción ·
· 4: La venganza ·
· 5: Juego sucio ·
· 6: La película ·
· 7: El eclipse ·
· 8: La carta ·
· 9: ¿A quién crees? ·
· 10: Catorce días ·
· 11: ¿Verdad o reto? ·
· 12: La borrachera ·
· 13: Ropa interior ·
· 14: Once días ·
· 15: ¿Eso pasó? ·
· 16: La llamada ·
· 17: ¿Por qué te vas? ·
· 18: Todo o nada ·
· 19: Algo pasa·
· 20: Algo de verdad ·
· 21: Directa al grano ·
· 22: ¿Dónde estás? ·
· 23: ¿La hermana? ·
· 24: No está ·
· 25: Su hermana ·
· 26: El plan ·
· 27: No era el plan ·
· 28: Hace unos días ·
· 29: Menos de una semana ·
· 30: Madrid brilla ·
· 31: Bar Sevda ·
·Epílogo: El castillo de algodón ·

· 3: Miedos ·

19 5 29
By AndreaMaroz

SEVDA


Bajamos de otra atracción y Belinda insiste en que vaya con ella al baño. Desde que hemos llegado no ha dejado que Kyle y yo nos sentemos juntos, se ha puesto en medio todo el rato. Parece que no quiere dejarnos solos. Pero por fin después de cuatro horas lo estaremos. Porque yo me niego a ir con ella al baño.

—Sé que no invitaste a Miriam —dice Kyle de sopetón, dejándome petrificada en el asiento. Aunque no del todo,  porque estaba claro que se iba a acabar enterando.

—Y aún así has invitado a Belinda —suspiro para contraatacar.

Él va a hablar pero no lo hace. Cierra de nuevo la boca y tira de mi brazo mientras corre. No sé dónde vamos, pero le sigo sin pensármelo dos veces.

Cuando por fin deja de correr estamos en la fila hacia la montaña rusa. Le miro buscando una explicación pero se encoge de hombros porque no parece que la haya.

Subimos a la montaña rusa y sonreímos justo antes de que empiece a coger altura.

Mientras la atracción sigue en marcha le miro suspirando. Qué irónica es la vida. Siento que llevo en una montaña rusa mucho más tiempo del que llevo en este parque. Porque me siento así desde que lo conocí. Kyle hace que todo mi estómago se revuelva y que sienta ganas de sonreír a todas horas. En cambio hay días que tengo ganas de vomitar todos esos sentimientos y bajarme de la atracción.

Y es que nuestra relación se basa en eso, en una montaña rusa.

Él grita con las manos levantadas mientras ríe a carcajadas.

A quién voy a engañar, me encanta la montaña rusa en la que vivimos.

***

Cuando llegamos a los baños de nuevo vemos a una Belinda muy cabreada con los brazos cruzados.

—¿Dónde os habíais metido? —nos grita, una pequeña vena se asoma por su cuello por la rabia que siente y no puedo evitar mirar a Kyle mientras aguanto la risa.

—Una niña se nos ha acercado diciendo que se había perdido. Hemos ido a buscar a su familia —dice seguro de sí mismo. Y ella le cree.

Pero su forma de decirlo me asusta. Se le ha ocurrido la excusa demasiado rápido. Ha mentido sin una sola pizca de nerviosismo. Lo ha soltado como si fuera verdad. Y lo peor, yo le hubiese creído.

***

El resto de la tarde pasa más tranquila, yo intento disfrutar todo lo que puedo, pero ya no sé con qué ojos mirarle tras esa mentira tan bien hecha. No sé qué opinar.

—¡Kyle! —la voz chillona de Belinda me saca de mi ensoñación—. ¡Vayamos a la casa encantada! Si a Sevda no le gusta nos puede esperar fuera.

—Sí que me gusta —sonrío victoriosa porque no se podrá salir con la suya.

—No quiero que luego salgas llorando, a ver si vas a tener pesadillas.

—¿Lo dices por experiencia no? Ya te ha pasado a ti —contesto, mientras escucho la risa de Kyle por lo bajo, pero por mucho que parezca que no me haya dolido, lo ha hecho.

—Sevda, tienes que saber reconocer cuándo sobras en un sitio. ¿No sientes que, en este momento, eres una sujetavelas? Te aseguro que te irá mejor cuando aprendas a hacerlo.

Eso último hace que mi cabreo se incremente y me acerque a ella con enfado.

—Mira bonita, a ver si te queda a tí claro que la que sobras eres tú.

—Si yo sobrase Kyle no me habría invitado.

Crack. Todo dentro de mí se ha roto. Porque tiene razón. Sigo preguntándome por qué le ha invitado, si sabía que estaríamos los dos solos...

Ella me sonríe y tira de Kyle hacia la casa encantada. Él solo mira al suelo sin reaccionar y se deja llevar por ella.

Pero esto no se queda aquí. Juro que aquí no termina.

Doy media vuelta y salgo de este lugar. Ahora mismo solo quiero pasear, perderme, pensar.

***

Sigo andando por el parque mientras mi cabeza no deja de funcionar y mis ojos no dejan de soltar lágrimas. Ha ganado, Belinda ha ganado. Y Kyle le ha entregado la medalla.

Vuelvo a pasar por el mismo lado por décima vez y escucho mi móvil vibrar. Primero miro la hora: 23:07, luego miro quién es: Miriam.

—¡Por fin! —habla entre suspiros—. Kyle no deja de llamarme, te hemos llamado muchas veces Sevda, llevamos horas intentando localizarte. ¿Dónde te has metido? ¿Qué ha pasado?

—Miriam... —nada más decir su nombre estallo de nuevo a llorar.

Y son las lágrimas lo que me impiden seguir. Porque un nudo se me forma en la garganta haciendo que no pueda pronunciar ni una palabra.

—¿Qué ha pasado? —pregunta más preocupada que antes.

—Belinda... —al decir eso escucho su suspiro y de su boca empiezan a salir improperios apenas entendibles.

Le cuento todo lo que ha pasado en la Warner y ella me escucha con atención. Cuando he terminado la historia siento que mis fosas nasales se liberan y por fin puedo respirar con normalidad.

—Dime dónde estás —solo dice eso, no es una pregunta, ni una invitación, sino una orden. Así que le doy las indicaciones de mi ubicación y tras confirmarlo cuelga.

Me siento en un banco mientras hundo la cabeza entre las manos y suspiro.

Solo 17 días.

***

—Me has asustado, Sevda —una voz grave pero dulce a la vez habla a mis espaldas.

Al levantar la cabeza me sorprendo tras ver quién es, porque no era a él a quien esperaba, le di mi ubicación a Miriam, no a Kyle.

—Ha sido Miriam la que te ha avisado... —apunto, él asiente. Ella le ha traído hasta mí. Miriam y su manía de creer en los cuentos de hadas y hacer lo posible por que yo viva uno.

—¿Estás bien? —me pregunta Kyle.

—Perfectamente —miento.

Él, al escucharme ladea la cabeza y hace rodar sus ojos. No me cree, pero a estas alturas me da igual que no lo haga. No es asunto suyo.

—¿Por qué te has ido así, Sevda? —se intenta acercar a mí pero yo me alejo.

—No te hagas el tonto Kyle, lo sabes perfectamente —agacho la cabeza por que no quiero ver su cara de enfado por este drama tan tonto que he montado.

Él susurra el nombre de Belinda y yo agacho la cabeza.

—¿Pero por qué te ha dolido tanto lo que ha dicho?

Suspiro con pesadez. Eso también lo sabe. Sabe por qué me ha dolido. Sabe que estoy enamorada de él. Pero cómo no, hace oídos sordos.

—Contesta por favor —vuelve a acercarse a mi pero esta vez no me aparto, y nuestras piernas se rozan mientras un terremoto crece en mi interior.

—¿Te parece normal no avisarme de que iba a ir ella? ¿Te parece normal pasar así de mí? ¿Permitir que me tratara así? —me quito la lágrima que se ha escapado con rabia, no quiero que me vea llorar, y menos por esa pija.

Kyle se calla. Está claro que tengo razón, la ha llevado a un sitio al que íbamos a ir juntos, merecía que por lo menos me avisara.

—¡Contesta! —digo ya enfadada. Se asusta de mi grito y niega levemente con la cabeza.

—Tú me mentiste con lo de Miriam, ¿qué diferencia hay? Tú no me dijiste que ella no iría, yo no te dije que Belinda iría. No eres la más indicada para echarme eso en cara.

Sus ojos se empequeñecen y yo los cierro con fuerza, porque por mucho que me duela, tiene razón.

—¡Pero sabes lo mucho que la odio! ¡Y la invitaste! —suelto sin pensar.

—Pues lo siento, pero no me arrepiento, Sevda. Lo he pasado muy bien con ella.

Su contestación se clava en mi corazón como si fuera un puñal. Dando fin a la conversación me levanto del banco, evitando también que vea como otra lágrima cae por mi mejilla. Rápidamente me la aparto y no permito que más sentimientos salgan de mí. Y tal y como hago siempre en momentos así, mi mente se va a otro lugar, mi lugar favorito.

***

Todo lo que me rodea ahora mismo es blanco, como si la nieve hubiera pasado por aquí dejando un rastro precioso. Pero no es por eso por lo que está de un blanco cálido. Parecen nubes, pero no lo son. Son pequeñas piscinas naturales que se han ido formando con el paso de los años. El color que las rodea es por una formación geológica de las aguas termales. Es El Castillo de algodón, el lugar más bonito que jamás me hayan descrito. 

***

Cuando llego a la puerta del apartamento de Miriam me quedo parada sin llamar. No son horas de llamar a un timbre sin previo aviso. Así que en vez de eso, le llamo por teléfono y mi amiga corre a la puerta en cuanto le digo que estoy aquí. Nada más abrir me tiro a sus brazos mientras hipo por el llanto.

—No se han acabado los días, pero como si se hubieran acabado —digo tranquilizándome—. Me rindo Miriam, no sirve. Todo lo que le doy me lo devuelve con puñales. No puedo seguir. No me quiere. Y no le haré cambiar de opinión. Solo soy una amiga más.

Puede que sea la persona más positiva del mundo, pero sé cuando tengo que dejar algo, y este es el momento. No es rendirse, es quererse. Porque esto ya no me hace bien.

—¿Qué ha pasado ahora? —suspira mientras me invita a pasar.

—No se arrepiente de haberla invitado. Y me lo ha afirmado. Se lo ha pasado bien con ella. No le he importado yo ni lo mal que ella me ha tratado. Le importa ella. Le gusta la maldita Belinda —la rabia habla por mí ahora mismo—. No sigo con esto. Que haga lo que quiera. Me rindo Miriam.


***

Y como no, os dejo en el principio del capítulo a Miriam, la hada madrina de esta parejita 🥰

Continue Reading

You'll Also Like

3.9K 461 27
-𝐀 𝐩𝐞𝐬𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐚𝐬 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐲𝐨 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨, 𝐦𝐢 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 𝐲 𝐦𝐢 𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐭𝐞 𝐩𝐞𝐫...
57.8K 2.7K 48
La familia del Junco y la familia Gallardo son amigas desde siempre, cuando Andrea y Samuel descubren que sus respectivas parejas los engañan contrat...
73K 4.4K 73
Sophie Duran, una joven de 20 años dueña de una empresa, se asociará con otra empresa, es madre soltera y tiene una hija. Emiliano González, un joven...
855K 51.9K 43
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...