C O N E X I Ó N | Omegaverse...

By ladyxagh

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La mayoría de las personas sueñan en formar un lazo con su persona amada o en el mejor de los casos encontrar... More

Prólogo.
Capítulo 1. Dragón blanco.
Capítulo 2. Demonios.
Capítulo 3. Dragón Blanco.
Capítulo 4. Demonios.
Capítulo 5. Dragón Blanco.
Capítulo 6. Demonios.
Capítulo 7. Dragón Blanco.
Capítulo 8. Demonios.
Capítulo 9. Dragón Blanco.
Capítulo 10. Demonios.
Capítulo 11. Dragón Blanco.
Capítulo 12. Demonios.
Capítulo 13. Dragón Blanco.
Capítulo 14. Demonios.
Capítulo 15. Dragón Blanco.
Capítulo 16. Demonios.
Capítulo 17. Dragón Blanco.
Capítulo 18. Demonios.
Capítulo 19. Dragón Blanco.
Capítulo 20. Demonios.
Capítulo 21. Dragón Blanco.
Capítulo 22. Demonios.
Capítulo 23. Dragón Blanco.
Capítulo 24. Demonios.
Capítulo 25. Dragón Blanco.
Capítulo 26. Demonios.
Capítulo 27. Dragón Blanco.
Capítulo 28. Demonios.
Capítulo 29. Dragón Blanco.
Capítulo 30. Demonios.
Capítulo 31. Dragón Blanco.
Capítulo 32. Demonios.
Capítulo 33. Dragón Blanco.
Capítulo 34. Demonios.
Capítulo 35. Dragón Blanco.
Capítulo 36. Demonios.
Capítulo 37. Dragón Blanco.
Capítulo 38. Demonios.
Capítulo 39. Dragón Blanco.
Capítulo 40. Demonios.
Capítulo 41. Dragón Blanco.
Capítulo 42. Demonios.
Capítulo 43. Dragón Blanco.
Capítulo 44. Demonios.
Capítulo 45. Dragón Blanco.
Capítulo 46. Demonios.
Capítulo 47. Dragón Blanco.
Capítulo 48. Demonios.
Capítulo 50. Demonios.
Capítulo 51. Dragón Blanco.
Capítulo 52. Calamidades.

Capítulo 49. Dragón Blanco.

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By ladyxagh

El centro de la ciudad era un caos, los oficiales de policías y bomberos rodeaban la zona donde la colosal llamarada se alzaba por lo alto. Las autoridades buscaban a los causantes, lamentablemente el lugar ya estaba desolado sin ningún alma rondándolo.

Todos habían regresado al almacén de Hua Cheng para cambiarse y atender de mejor forma sus heridas. El trabajo en Vietnam había terminado. Lan XiChen atendió su brazo y limpió la sangre seca, Wen Qing le ayudó y curó a la perfección, ahora sólo debía darle tiempo para que sanara en su totalidad.

Una vez listo fue detrás de su siguiente objetivo: Encontrar a Jiang WanYin.

No fue tan difícil, únicamente se dirigió casi en automático a la azotea de la construcción. Sonrió al percibir la agradable fragancia de loto y la silueta parada en la orilla mirando en dirección del humo. Tenía una expresión extraña, aún no descifraba si era bueno o malo. El alfa se acercó y aclaró su garganta para llamar la atención de Jiang, quien apenas le miró de reojo.

—En verdad se ha ido —comentó XiChen en voz baja.

Jiang WanYin suspiró mientras asentía con lentitud. —Sí, aunque no se siente como lo imaginé.

—¿Querías matarlo con tus propias manos?

—Lo hubiera preferido, pero no me refiero a eso, creo que pasé tanto tiempo buscando su muerte que ahora que se hizo realidad sólo se volvió un peso menos sobre mis hombros —el omega dejó de ver la columna de humo, en su lugar miró sus manos —, me siento ligero, sé que esto no reparará el daño, ni el pasado, todo seguirá intacto, mi único consuelo es que conseguiremos evitar más tragedias a futuro, o eso quiero creer.

XiChen comprendió sus palabras, la verdad no había mucho que festejar, quizás que regresaron con vida, de ahí en fuera más nada. El futuro seguía incierto y el saber que todavía tenían enemigos rondando, esperando cualquier oportunidad para atacar les impedía relajarse. Aún con eso el alfa se mantuvo tranquilo, se acercó lo más que pudo al omega intentando no ser echado a patadas.

—No te preocupes por el futuro, puedes enfrentar lo que sea, no estás solo, los tienes a ellos —apuntó hacia abajo, donde se veían al resto alistándose para partir. XiChen sintió que podía dar un paso más, por lo que se animó a tomar la mano del Jiang. —Y me tienes a mí.

Pudo ver con claridad cómo Jiang WanYin dudaba varias veces, contrariado entre quedarse o alejarse. Frustrado el omega se recargó en el más alto ocultando su rostro, su cuerpo temblaba sin parar. Lan XiChen sintió una punzada de culpa al pensar que estaba presionando demasiado.

—¿WanYin?

—Eres tan cruel, Lan XiChen —fue lo primero que dijo el Jiang con voz ahogada—. Odio sentirme de esta forma y parece que te empeñas en volverme loco.

Con su brazo disponible, el alfa le rodeó por los hombros, dejó salir un poco de su aroma intentando calmar los nervios del contrario. —Querer a alguien y mostrar apoyo no es ningún crimen.

Jiang WanYin se presionó más contra él, aún renuente a darle la cara. Sólo verle la herida en el brazo le hacía sentirse responsable.

—No quiero acostumbrarme a ti y terminar lastimándote, ya no quiero más de esta mierda —dijo con la voz a punto de quebrarse, estaba a nada de soltarse a llorar—. Podría ser egoísta y aceptarte, pero no es justo para ti, mi valor como omega no es el mismo al del resto y lo sabes.

Sus últimas palabras dejaron a Lan XiChen helado, después su estupefacción cambió a molestia, aunque no precisamente hacia el omega.

—Jiang WanYin, deja de dirigirte a ti como si fueras alguien sin valor, me duele verte, así que para —respondió con una voz un tanto más dura, se alejó un paso para buscar el rostro del Jiang, debía ayudarlo. No podía eliminar esos oscuros recuerdos, pero sí alejarlo de esa oscuridad. —Tu pasado no es ningún impedimento para querer un mejor futuro.

Al alzar el rostro pudo ver por fin los ojos cristalinos llenos de lágrimas, sólo faltaba un empujón para que todas cayeran como cascadas y bañaran las hermosas facciones, las mejillas y nariz estaban sonrojadas, su labio inferior no podía dejar de temblar.

Jiang WanYin frunció el ceño e intentó apartarlo, pero su empuje fue muy débil. —Lan XiChen, si lo digo es porque no se trata sólo del recuerdo de como abusaron de mí, si realmente hubo otro modo de salvar a mi hermano ese día o de quien fuera la culpa, es más que eso, hablo de las consecuencias que llevaré de por vida, yo...

Su voz se esfumó sin intenciones de proseguir, Lan XiChen suspiró, no se rendiría.

—¿Tú qué? WanYin... dímelo, por favor —insistió con ojos suplicantes, si no lo sabía quizás jamás podría ayudarlo —. Confía en mí.

Jiang WanYin desvió la vista y se mantuvo en silencio. Lan XiChen supuso que era todo por el momento, debería ser más paciente y esperar hasta que el omega estuviera listo. Dándole su espacio dejó un beso en la frente de WanYin y dio media vuelta para retirarse. Apenas se movió cuando sintió el fuerte agarre sobre su muñeca regresándolo a su lugar y así evitando que se alejara.

—Hay algo que no te dije —Jiang WanYin no le había soltado, sus manos se apretaban tan fuerte a tal punto que comenzaba a ser doloroso, XiChen no se quejó, continuó a su lado demostrando que le escuchaba.

Sea lo que sea debía ser importante, el omega no dejaba de temblar, pensó en decirle que no era necesario, tampoco se trataba de forzarlo, era más bien demostrarle que podría seguir esperando. Estaba por hablar, pero los ojos decididos del Jiang le hicieron callar al instante.

—Yo... —WanYin cerró los ojos y tomó aire antes de dejar caer la bomba de golpe— Yo quedé embarazado después de ese día.

Fue imposible no ocultar la reacción, el cuerpo del alfa dio un respingo en cuanto escuchó aquello. Rápidamente recobró la compostura, su mano libre buscó la del omega para acariciarla y mostrarle apoyo.

Al ver que XiChen permanecía en silencio WanYin explicó: —Me enteré tiempo después por los síntomas, estaba tan asustado, tenía quince años, me perseguían para matarme y apenas podía sobrevivir ¿Cómo podría tener un hijo? ¿Cómo aceptar esa responsabilidad? ¿O tan siquiera como podría quererlo? —fue el punto culminante para que Jiang WanYin sollozara con fuerza y negara. —No pude, al final no pude hacerme cargo, simplemente no lo quería.

Lan XiChen no soportó verlo tan destruido, le abrazó con fuerza apaciguando su llanto y controlando sus emociones que pasaban de furia a tristeza y después a impotencia, no podía desmoronarse si pretendía ser el soporte del omega.

Jiang WanYin continuó hablando, su voz era retenida por el pecho del Lan, aun así se desahogó. —Intenté abortar en secreto, no salió nada bien, era un embarazo ectópico y sin el cuidado médico adecuado sólo terminé empeorando todo, recuerdo haber tomado demasiados medicamentos de lo desesperado que estaba, cuando vi la sangre en mi cama no supe qué hacer, ni siquiera podía levantarme del dolor, apenas pude llamar a Wen Qing, ella y su hermano eran los únicos que conocían la verdad de mi incidente, hizo lo que pudo, salvó mi vida por segunda vez, pero hubo un precio a pagar.

Lan XiChen no quería ni imaginar lo difícil que había sido para Jiang WanYin soportar en silencio, fingir que todo estaba bien, actuar indiferente a comentarios que podrían ser hirientes. Era alguien admirable, pocos sobrevivían en circunstancias tan duras y casi ninguno lograba reanudar su vida, pero él se levantó una y otra vez.

—Me hubiera gustado conocerte mucho antes para ayudarte y que no tuvieras que pasar por todo eso tú solo —murmuró deseando jamás soltarlo, cuidar de él de ahora en adelante, estar a su lado. ¿Cómo podría dejarlo?

Limpiando sus lágrimas el omega se apartó, tenía ese aspecto avergonzado como pocas veces, lucía pequeño y vulnerable, anhelando a alguien que le ofreciera una mano en señal de ayuda, incluso si al principio parecía rechazarla después se aferraba a ella con el temor de volver a pasar por lo mismo.

—XiChen, hice algo muy peligroso que me dejó secuelas, ese día casi provoqué mi muerte, y el hecho de que ahora no pueda embarazarme es un recordatorio de ello —los ojos rojos por el llanto le buscaron. —¿Ya lo comprendes? No soy como el resto de omegas, perdí aquello que se supone me vuelve lo que soy.

El alfa parpadeó varias veces, había todo un paquete de inseguridades que se aglomeraban y no dejaban ser feliz a Jiang WanYin. Ahora Lan XiChen podía verlo con claridad.

—¿Lo que eres? ¿Crees que tu valor viene de si puedes dar a luz o no? —cuestionó Lan XiChen sujetándolo para que no huyera. —WanYin, no me gustaste por tu "valor como omega", sino por tu valor como persona.

—Mi valor como persona... —el omega se burló de mala forma al escucharlo—. ¿No recuerdas el número de veces que te he mandado a la mierda deseándote la muerte? ¿De qué valor como persona hablas? No soy amigable, mucho menos agradable.

XiChen sonrió al predecir una respuesta como aquella. —Eres tan valioso que ni tú mismo lo ves —dijo conteniendo sus ganas por besarlo—. Es cierto, puedes hacer cosas cuestionables y eres difícil de tratar.

WanYin bufó: —Gracias por recordármelo.

—Déjame terminar —pidió XiChen mirándolo con dulzura—. Cometes errores, como todos, somos personas a fin de cuentas. Lo que te diferencia de muchos es que te esfuerzas por enmendarlos, incluso si es difícil para ti, quizás no sale como quieres y llegas a salir herido, pero persistes hasta lograr tu objetivo. Eres fuerte, de pies a cabeza, eso me gusta.

Sus palabras sinceras terminaron siendo escuchadas por el Jiang, quien tardó en procesarlo todo. Sus ojos reflejaban una incredulidad e incluso inocencia, como si un niño pequeño escuchara alguna clase de mito y después viera en primera fila que aquel cuento de hadas era real, tan real que asustaba.

—¿Eso crees? —preguntó el omega aún sin creerlo.

—Jamás te mentiría —aseguró XiChen alzando la mano de WanYin para besar sus blancos nudillos—. Además, también eres alguien de buen corazón, aunque intentes ocultarlo.

Las mejillas del Jiang adquirieron ese precioso color rosa, una de sus cejas se levantó. —Define buen corazón.

—Darías tu vida antes de que alguien toque a las personas que te importan —empezó a decir acercándose a su rostro—. Uno valora su propia vida por naturaleza, pero valorar la ajena es algo que no muchos hacen. ¿Ahora te das cuenta de lo magnífico que eres? ¿La increíble persona que siempre has sido?

Deseaba gritar a los cuatro vientos lo fuerte, determinado y admirable que era Jiang WanYin. Era como si cada vez que conociera algo nuevo cayera aún más a su merced, se quería aferrar a él y ayudarlo, ese joven lo merecía. ¡Mierda, merecía mucho, mucho, mucho más!

Jiang WanYin le veía con una expresión ilegible, había tanto que preguntar y a la vez nada por decir.

—Tú en verdad... ¿Quieres estar a mi lado? —preguntó WanYin, era como si le diera una última oportunidad de retractarse.

Cosa que Lan XiChen claramente no haría, en su lugar respondió con seguridad: —Ahora más que nunca quiero estar a tu lado.

El omega bajó la vista. —Te arrepentirás.

—Lo dudo —respondió enseguida.

Jiang WanYin insistió. —Hay mejores omegas.

—Para mí el mejor omega es el que tengo delante mío —dijo alzándole el rostro para no perderse de aquella fascinante vista.

Jiang WanYin se enserió, con un tono de advertencia murmuró: —Jamás podré darte hijos.

XiChen le acarició con ternura y sonrió. —No te he pedido hijos —pensándolo un poco más preguntó con cuidado —¿Tú quiere hijos?

El omega se encogió de hombros. —Justo ahora no, pero quizás en unos años cambie de opinión, no lo sé.

XiChen asintió a sus palabras, la solución para él fue rápida.—En todo caso siempre se puede adoptar.

Jiang WanYin no es que fuera algún amante de los niños, de hecho no le gustaban, era muy joven para querer hacerse cargo de otro ser pequeño, ruidoso e indefenso, ya le bastaba con cuidar del pellejo de su hermano. En verdad nunca consideró formar una familia además de la que ya tenía. Para empezar no podía dar a luz y siempre creyó que nadie le querría después de lo que había vivido, claro que nunca consideró que alguien como Lan XiChen apareciera en su vida de forma tan abrupta y poniendo su mundo de cabeza.

—Eres tan terco —dijo el omega, a diferencia de otras veces parecía casi divertido.

Lan XiChen se sintió tan rebosante de felicidad haciéndoselo saber con un simple intercambio de miradas. —No más que tú.

Jiang WanYin sonrió, pero esta era una sonrisa diferente a cualquiera que el alfa hubiera visto antes, esta sonrisa declaraba oficialmente que le dejaría acompañarlo hasta donde la vida se los permitiera. Había confianza, el gesto se volvía cómplice a los de XiChen, delatando su siguiente respuesta.

—Está bien —dijo por fin el omega regresando a su expresión seria, siendo un importante momento para ambos—. Lo intentaré, te daré una sola oportunidad.

—Con esa una me basta, A-Cheng —. La sonrisa en la cara de Lan XiChen no hizo otra cosa que crecer. Sin pedir permiso le abrazó hasta el punto donde sus cuerpos chocaban con felicidad. —No te fallaré, lo prometo.

Quería besarlo, besarlo de tal forma que sellaría su promesa en lo profundo de ambos corazones.

Y así lo hizo.

Buscó el rostro del omega hasta encontrar sus labios y unirlos con los suyos, los saboreó con suavidad y sumo cuidado. Su entusiasmo aumentó al sentir como el beso era respondido de la misma forma. Jiang WanYin temblaba contra su cuerpo, pero en su aroma no había ni una pizca de temor, era tan dulce y rebosante de vida.

Estaba por separarse cuando los brazos de Jiang WanYin le abrazaron por el cuello para profundizar el beso. Lan XiChen se sorprendió los primeros instantes, aunque no tardó en seguirle el ritmo, dejando que sus lenguas se enredaran todo lo que quisieran y que sus labios se presionaran hasta hincharse pintándose de rojo.

—Oh, esto sí que no lo esperaba —dijo la voz a sus espaldas haciendo que se separaran de una forma abrupta.

Wei WuXian les veía con una sonrisa ladina, había burla en todo su rostro. Hizo una expresión como si esperara alguna excusa por haberlos encontrado en un momento tan acalorado.

Jiang WanYin estaba tenso, por lo que XiChen aclaró su garganta y habló: —Me gustaría explicar lo que sucede, pero creo que no es necesario.

WuXian rio y se encogió de hombros restándole importancia. —No te preocupes cuñado, no soy nadie para juzgar su relación, después de todo yo hago lo mismo con tu hermano todas las noches, supongo que ahora estamos a mano.

Aquella declaración tan sinvergüenza irritó a WanYin.

—Vete o gastaré todas mis balas en ti.

WuXian alzó las manos en señal de paz y dio media vuelta para retirarse. —Sólo venía a decirles que Hua Cheng nos espera para irnos.

—Gracias por avisar —dijo XiChen con una sonrisa.

—Lan XiChen —llamó WuXian mirándolo de soslayo—. Haz sufrir a mi hermano y desearás no haber nacido.

—...

Como si no acabara de lanzar una amenaza, Wei WuXian sonrió. —Cuídalo, por favor.

Jiang WanYin no soportó más de la situación. —Yo puedo cuidarme solo.

Ignorándolo, Lan XiChen respondió a WuXian. —Lo haré.

El Jiang bufó molesto al ver como esos dos omitían su presencia. Molesto les empujó. —Váyanse al diablo los dos.

Tanto WuXian como XiChen sonrieron mientras veían a Jiang WanYin marcharse lanzando insultos.

WuXian miró una última vez al alfa y sentenció: —Hablo en serio, una sola lágrima y haré que acompañes a Jun Wu en su tumba.

Lan XiChen sólo pudo intentar mantener su mueca fingiendo sonreír. Wei WuXian podría ser infantil y bromista la mayor parte del tiempo, pero jamás olvidaría que seguía siendo un asesino.

Una vez abordado el jet privado todos tomaron asiento y se permitieron respirar con tranquilidad. Xie Lian colocaba un poco de hielo en el rostro de Hua Cheng para bajar la inflamación de los golpes, el más severo era uno situado en el filo de la ceja negra, el resto parecía que desaparecerían en un par de días sin dejar rastro.

Hua Cheng se reclinó sobre el asiento feliz de tener toda la atención de su omega, así que disfrutaba en silencio de los mimos que Xie Lian, desde los cortos besos y dulces caricias.

Wei WuXian se asomó a los asientos de ellos y observó a Hua Cheng. —Te ves horrendo.

El alfa ni siquiera le miró. —Qué bueno que no pedí tu opinión.

Uniéndose a WuXian llegó He Xuan. —Tienes suerte de que no se te haya quebrado la nariz.

—Tiene suerte de haber regresado con vida —agregó Wen Qing desde su asiento.

Hua Cheng bufó al ver que estaban interrumpiendo su momento, ya que Xie Lian había dejado de consentirlo para verlo con preocupación debido a todas las pequeñeces que decían el resto.

—Tampoco es para tanto —dijo en un intento de ponerle fin y ahuyentarlos. 

Malamente, la conversación tomó un rumbo todavía peor en cuanto Wei WuXian abrió la boca de nuevo. —Me recuerda un poco a cuando Jiang Cheng y yo lo encontramos, tenía el rostro desfigurado por los golpes y apenas podía levantarse.

Esta vez la reacción de Xie Lian fue más temerosa, incluso preguntó preocupado. —¿De verdad? ¿Tan malo era?

—Pensé que moriría —respondió WuXian.

Hua Cheng supo que debía intervenir de inmediato.

No es porque Wei WuXian mintiera, sino por ser justamente lo contrario. Estaba al borde de la muerte, Xie Lian sabía parte de esa historia en su pasado, más nunca le contó con lujo de detalles que tan grave se encontraba y no se lo diría. Esas preocupaciones ya no tenían lugar en el presente, todo fue mucho tiempo atrás, un medio para llegar a un fin, ya no importaba.

—Esta conversación es innecesaria —declaró amenazando con su mirada WuXian.

Sin embargo, Wei WuXian pareció no entender en primera instancia. —Pero Xie Lian quiere escuchar, ¿no es cierto?

—Gege... —llamó Hua Cheng a Xie Lian en una petición silenciosa de dejar el tema por la paz. A diferencia de su estúpido compañero, su amado sí lo entendió.

Por mucho que le picara la curiosidad, desistió en sus indagaciones, con una sonrisa amable Xie Lian miró a WuXian. —Si San Lang lo ve innecesario supongo que deberíamos dejarlo hasta aquí.

La verdad sí que deseaba saber más, pero su alfa estaba en descontento y no lo forzaría, él también tenía cosas de su pasado que no quería recordar... Por no decir prácticamente todo.

Wei WuXian torció la boca. —Aburridos.

Como si la esperanza brillara delante suyo, Wei WuXian se fue a los asientos de atrás dejándolos por fin.

Sin las discusiones, peleas, o tan siquiera pláticas, el ambiente se volvió muy silencioso, lo cual parecía un milagro. Esto probablemente se debía a lo cansados que estaban todos. No habían parado desde que arribaron a Vietnam y ahora que iban de regreso podían darse el lujo de hacer nada si así lo deseaban.

Shi QingXuan bostezó con cansancio y se estiró perezosamente, ya llevaba la mitad del viaje recorrido y seguía sin conciliar el sueño, le era muy difícil dormir. Estaba acostumbrado a hacerlo en una cama, tanto así que el asiento le parecía insuficiente, no es que fuera incómodo, pero no se podía comparar con la comodidad de un colchón. La única manera de que lograra cerrar los ojos era si bebía algo de alcohol, lo cual no iba a suceder... porque ni sus hermanos ni He Xuan se lo permitirían. ¿O tal vez sí?

A diferencia suya otros parecían dormir sin problema alguno, el mejor ejemplo era Wei WuXian, quien estaba prácticamente arriba de Lan WangJi, era como un niño pequeño entre sus brazos, uno muy malcriado.

—¿Qué haremos al llegar? —preguntó QingXuan en voz alta para que cualquiera pudiera responderle.

He Xuan, quien estaba a su lado fue el primero en hablar, todo para decir: —Comer.

—Dormir —agregó Jiang WanYin.

Wei WuXian despertó por arte de magia para brincar de su asiento y gritar eufórico: —¡Beber!

Xie Lian dejó salir una ligera risa, dedicándole un gesto amable respondió a QingXuan. —Supongo que descansar.

—HuaHua invita la cena —dijo WuXian asomándose por encima de sus asientos.

Hua Cheng frunció el ceño. —Ni en tus mejores sueños.

Sin darse por vencido el omega miró al que sería su boleto de la victoria. —Xie Lian, ¿sabías que Hua Cheng a veces pintaba retratos tuyos?

Xie Lian ladeó la cabeza confundido. —¿Pintar?

Todo el cuerpo de Hua Cheng se tensó, Wei WuXian estaba jugando sucio.

—Si vamos a cenar quizás él te cuente —dijo WuXian con un rostro inocente que era más que falso—... O no vayamos a ningún lado y te lo diré todo yo.

Hua Cheng apretó su mandíbula, esto no podía quedarse así, pero no tenía nada mejor para salir de ese embrollo.

—Juro que me las pagarás... —murmuró el alfa antes de mirar a Xie Lian y sonreirle. —¿Quieres ir a cenar, Gege?

—Pues... —Xie Lian miró a WuXian, quien hizo señas suplicantes, al final no pudo decir que no, algo de comer les sentaría estupendamente a todos. —Quizás estaría bien detenernos por un poco de comida.

¿Cuándo fue la última vez que tuvo una comida decente? Ya tenía un par de días sin siquiera sentarse a la mesa, y no sólo él.

Aunque no parecía, la mayoría en el jet esperaban el veredicto final de Hua Cheng para saber si este en verdad les invitaría algo. Incluso si no deseaban admitirlo estaban del lado de Wei WuXian. ¿Quién negaría comida gratis?

He Xuan habló: —Yo digo que será mejor llegar a un establecimiento y comer ahí, la comida recién hecha tiene un gran sabor, en el camino se puede enfriar.

—Recién hecha o congelada de la nevera, tú comes todo lo que esté a tu alcance —susurró Jiang WanYin, He Xuan sólo levantó su dedo medio.

—He Xuan tiene razón, comamos en un lugar, también podríamos pedir algo de tomar, un buen vino nos sentaría de maravilla. —apoyó WuXian, terco a obtener lo que quería: Comida y bebida sin pagar.

Hua Cheng chasqueó la lengua. —A ustedes no les pregunté.

WuXian sonrió: —Xie Lian, sabías que-

Hua Cheng no le dejó terminar ya que le tomó del rostro y lo empujó hasta atrás de vuelta a su asiento.

Sonriendo a su amado como si nada hubiera pasado, el alfa preguntó: —Iremos a un establecimiento ¿Qué te apetece comer?

Hua Cheng maldijo a Wei WuXian para sus adentros, en vez de enfocarse únicamente en su precioso y adorado Gege tendría que pagar al resto también. Un día se las cobraría y lo haría con intereses.

Lo primero que hicieron al arribar fue dirigirse a uno de los restaurantes más ostentosos y caros del país. Aprovechando incluso lograron convencer a Hua Cheng de apartar el lugar para que pudieran comer tranquilos sin tener ojos sobre ellos, ya tenían suficiente con los meseros mirándolos con temor como para alarmar a otros comensales. No era para menos, tenían heridas vistosas, junto con auras que destilaban peligro por donde sea que se les mirase.

Mandaron a pedir prácticamente todo lo que había en el menú, He Xuan aprovecharía ahora que tenía la oportunidad, milagros como ese no sucedían muy a menudo. Wei WuXian por su parte encargó las botellas más caras y según él las más deliciosas. Lo único que pudo hacer Hua Cheng fue tender un cheque pagando los gastos por adelantado, inconvenientes que pudieran surgir o traumas que generaran al personal de servicio que les estaría asistiendo.

Apenas había comenzado a comer cuando algo le hizo desviar la vista a Hua Cheng, su mirada paró en la pantalla de su móvil. Xie Lian, quien estaba a su lado se dio cuenta de su gesto, por lo que le miró curioso.

—Un mensaje —informó el alfa, lo siguiente fue el motivo de su reacción—. Es HuaiSang.

Con eso todos se enfocaron en él, si Nie HuaiSang estaba involucrado debía ser importante.

—¿Qué dice? —preguntó Xie Lian.

—¿No podemos terminar de comer primero? —comentó He Xuan frustrado de no poder tener una comida en paz.

Hua Cheng lo ignoró y continuó informando. —Me mandó una noticia de último momento, aparentemente todos se han enterado de la muerte de Jun Wu. Ya salió en noticieros locales y falta poco para que se haga internacional.

—¿Tan rápido? Pensé que tardarían unos días más en enterarse—. Wen Ning estaba asombrado.

—La muerte de alguien como Jun Wu es esperada por muchos, está claro que su ausencia iba a ser muy obvia —aseguró Wen Qing sirviéndose una copa de vino para continuar con su comida.

A pesar de lo ciertas que eran sus palabras Jiang WanYin dudó. —¿Por qué HuaiSang le mandaría la noticia a Hua Cheng? ¿Pensará que fue alguien más y quiere avisar?

Hua Cheng negó. —No, a estas alturas HuaiSang ya debe saber que estuvimos involucrados en esto, de otra forma hubiera llamado directamente.

Lo que significaba que el mismo Nie HuaiSang reconocía lo delicada que era su relación ahora, sus acciones eran como su dijera "estoy de su lado" pero conociéndolo era mejor estar seguros.

—Nuestra alianza con los Nie debe ser evaluada, necesitamos reunirnos y preguntar por las buenas que es lo que planean, confío en que podremos resolver esto de forma diplomática —aseguró Hua Cheng empezando a trazar algún plan para acercarse a los Nie y de paso obtener alguna ventaja.

—¿Será bueno comunicarnos con ellos? Seguimos sin aclarar lo del evento de los Jin —cuestionó Xie Lian dudando bastante en si seguir considerándolos sus aliados.

A diferencia de los demonios como Wei WuXian o Jiang WanYin, él no tenía una relación tan estrecha con Nie HuaiSang, al menos no más allá de los negocios, siendo siempre muy estricto con su cercanía, lo que le llevaba a ser un tanto desconfiado. Que Hua Cheng dijera que debían revaluar su relación le daban suficientes razones para estar alerta.

Hua Cheng notó de inmediato su inseguridad, por lo que le tomó de la mano y sonrió. —Iré personalmente —avisó intentando apaciguar esa incertidumbre que le nublaba la mente—. Debemos saber de qué lado está, será divertido, como un juego.

Xie Lian no comprendía bien lo que Hua Cheng consideraba divertido, pero confiaba en él. De todas maneras no quería dejarlo solo, incluso si no le necesitaba en nada. —Yo te acompañaré.

—Excelente, ahora terminemos de comer —interrumpió He Xuan ya cansado de escuchar cosas del trabajo. ¡Sólo pedía terminar por una vez su comida!

Hua Cheng negó e hizo amagos para levantarse. —No podemos esperar tanto, mientras más rápido resolvamos esto mejor.

Xie Lian le sujetó del brazo y le obligó a permanecer sentado, él también deseaba terminar con todo para poder relajarse, pero de igual forma no pasaría nada si se tomaban su tiempo para comer sin apuro.

He Xuan renegó. —Estoy seguro que podemos comer un poco más, no es como si la ciudad se estuviera cayendo.

—Tiene razón, necesitamos comer decentemente y descansar —dijo Xie Lian haciendo que Hua Cheng desistiera en su idea de levantar a todos de la mesa y ponerlos a trabajar. La mayoría le agradecieron silenciosamente. —¿Qué dices San Lang?

Hua Cheng sonrió y asintió. —Si lo crees conveniente así será Gege.

Ambos se dedicaron cálidas sonrisas, esas que demostraban apoyo y confianza mutua. Su ambiente repleto de amor se esfumó con la risa de Wei WuXian.

—Tan fácil te dominan HuaHua —se mofó metiendo sin cuidado comida su boca.

Hua Cheng le miró indiferente. —Que agallas para decirme eso, más viniendo de alguien con tu... posición.

—¿Posición? —repitió WuXian con desdén.

Por mucho que le mirara amenazantemente, Hua Cheng no se mordió la lengua. —Sólo te recuerdo que tú eras el que más renegaba de tener un destinado, alegabas que dejarías sin descendencia al Lan si se atrevía a ponerte una mano encima, pero ahora apuesto que muerdes la almohada con gusto.

—¡San Lang! —reprendió Xie Lian al ver como la conversación se tornaba un tanto agresiva.

Wei WuXian golpeó la mesa con expresión ofendida. —Oh, no lo dijiste.

—No, sí lo dijo —le murmuró He Xuan atrayendo otro plato de comida, importándole poco el haber echado más leña al fuego.

Wei WuXian frunció las cejas y miró de frente a Hua Cheng. —Te reto a que lo repitas.

—San Lang, no —pidió Xie Lian, si el alfa habría la boca las cosas terminarían mal. Muy mal. Ya tenía suficiente con los pobres meseros que temblaban cada vez que traían algo a la mesa. No sabía si se debía al aspecto de todos, a sus armas, heridas vendadas, o quizás todo el conjunto... sí, posiblemente era todo el conjunto.

Todos estaban en silencio, como si estuvieran indecisos si intervenir o no.

Wei WuXian se levantó de su lugar y le señaló. —Te diré algo, mi posición no me impide partirte la cara, ah espera un segundo, ya no tienes cara, con tu aspecto debería ser un crimen salir a las calles.

—Tu existencia es un crimen —respondió Hua Cheng.

Xie Lian suspiró, pasaron de ser asesinos a comportarse como niños pequeños. —Bien, calmémonos, estamos agitados por los últimos acontecimientos, estoy seguro que no piensan nada de esto y no era en serio.

—Es en serio —dijeron a la vez Hua Cheng y Wei WuXian sin desviar la vista.

Sin más remedio, Xie Lian decidió pedir algo de refuerzos.

—WangJi —llamó con una sonrisa—. ¿Me ayudas?

Lan WangJi asintió, también quería poner fin a la riña. Con algo de fuerza tomó a Wei WuXian por la cintura y lo obligó a sentarse nuevamente. Antes de que este se quejara acercó una botella de vino y uno de los platillos de amenazante color rojo por el picante.

—Wei Ying, come —sentenció sin deshacer su agarre.

El omega se retorció un poco, pero al ver que era inútil desistió y comió con rostro indignado. La verdad no era alguien que guardara resentimiento o se aferrara a las ofensas, por lo que pronto regresó a su usual semblante. Como si nada hubiera pasado, incluso ya se había olvidado del motivo por el cual peleaba en un principio.

Wei WuXian estaba por terminar la botella de vino cuando se recargó en el hombro de Lan WangJi como si estuviera exhausto. —Necesito vacaciones, alcohol y mucho sexo.

Jiang WanYin bufó por el comportamiento tan descarado de su hermano. —Eso ya lo tienes, tú te la vives en unas constantes vacaciones.

—Pero no lo puedo disfrutar porque hay trabajo —dijo en un puchero fingiendo secar lágrimas inexistentes.

He Xuan emitió un sonido en negativa. —Mentira, siempre te olvidas del trabajo.

—Sí, como la vez que debías cuidar mi espalda —susurró Hua Cheng.

Aparentemente una nueva riña iniciaría.

Wei WuXian puso los ojos en blanco. —¿Seguirás resentido por eso?

—Casi muero —le recordó Hua Cheng.

El omega se cruzó de brazos. —Como si tuviéramos tan buena suerte para deshacernos de ti.

—¿No me estás confundiendo contigo? —inquirió mirándolo mal.

WuXian apenas iba abrir la boca cuando Wen Qing le arrojó un tenedor, el cual alcanzó a esquivar.

—¿Quieren callarse? Intento tener una comida decente y no pasar una vergüenza al mismo tiempo —se quejó la alfa con una cara que hizo temblar a más de uno—. Si vuelven a decir alguna estupidez lo lamentarán, y saben que no bromeo.

Wei WuXian tragó duro y desvió la vista, como si la botella medio vacía delante suyo fuera muy interesante.

—Es aterradora... —susurró el omega.

—No hables, siente el miedo —respondió Hua Cheng pasándole un plato con semillas de loto.

Minuto a minuto todo permaneció en silencio, era increíble como solamente necesitaban la mano dura de Wen Qing para controlarlos. ¿Por qué se habían tardado tanto?

He Xuan estaba por servirse más cuando escuchó el sonar de un móvil. El alfa se quejó lleno de frustración. —¿Ahora qué?

El dueño en esta ocasión resultó ser Xie Lian, quien miró su móvil con rapidez, leer el nombre de la pantalla le hizo apretar la mandíbula. Enseñó a Hua Cheng el entrante de la llamada, como si pidiera alguna sugerencia, pero el alfa pareció reaccionar más tranquilo.

—Xie Lian —llamó XiChen al ver que no respondía y sólo se dedicaba a observar el móvil sonar. —¿Quién llama?

Xie Lian giró la pantalla para que todos pudieran leer el nombre. —Es Ling Wen.

Con una llamada de Ling Wen estaba claro que la comida había terminado, al menos para Xie Lian, quien en un principio alegó darse el tiempo para comer antes de regresar a sus deberás, pero ahora mismo no sentía ni una pizca de hambre, sino más bien un enorme nudo en el centro del estómago.

En omega miró la hora, estaban en el lugar acordado dentro del rango de la zona neutra, por lo que relativamente estaría a salvo. A pesar de esperar solo bajo la linterna neón, no sentía ninguna clase de amenaza, su instinto le decía que no era una emboscada o algún truco para tomarlo preso. Sin olvidar que malamente una parte suya seguía confiando en Ling Wen, la conocía desde niño, le era imposible verla como una total enemiga, por ello había decidido darle el beneficio de la duda y escuchar lo que fuera a decirle, serían un par de minutos, después pensaría en qué hacer.

Unos pasos por detrás y la aparición de una sombra le hizo girar, entre el callejón se encontraba la silueta de una elegante beta.

—Ling Wen —llamó Xie Lian en una especie de saludo, aunque su tono era precavido.

—Joven Xie Lian —respondió con una inclinación educada, tal como solía hacer siempre, parecía que nada había cambiado—. Sabía que volverían, el señor Jun Wu lo aseguró.

Xie Lian frunció el ceño, ¿volver específicamente a dónde? Probablemente sea el hecho de acceder a encontrarse, aunque no es algo que él haya querido. —Vine porque me lo pediste.

Si Ling Wen no le hubiera contactado lo más seguro es que nunca se hubieran vuelto a ver, claramente él no la buscaría, no tenía motivo para hacerlo.

Ling Wen se mantuvo tranquila. —Usted pudo elegir no venir esta noche.

—...

Eso era cierto, el omega bien pudo negarse y seguir con su vida para atender otros asuntos.

—¿Para qué me llamaste? —preguntó Xie Lian ignorando las últimas palabras de la beta.

—Como sabrá, la muerte del señor Jun Wu significa demasiado para todos —comenzó a decir Ling Wen con una expresión que Xie Lian no supo descifrar en su totalidad.

Xie Lian frunció el ceño. —No te confundas, yo no me lamento su muerte.

—Yo no he dicho eso —la beta se aclaró la garganta—. A lo que me refiero es que habrá consecuencias, de hecho, ya ha empezado.

Escucharla decir eso le dio una sensación de alerta al omega. —Sé más clara, por favor.

—Desde que se supo la muerte del señor Jun Wu varias organizaciones pequeñas y grandes comenzaron a movilizarse, hacen ofertas a los vendedores e intentan adquirir relevancia en la venta de mercancía, piensan que ahora la mayor competencia se ha ido —explicó como si estuviera dando alguna clase de conferencia casual de inversión y no el recuento de los sucesos en el bajo mundo.

Xie Lian escuchó atento, meses antes se hubiera preocupado en sobremanera por el "negocio familiar", pero ahora las cosas habían cambiado.

—¿Y eso en que me compete? —preguntó intentando sonar indiferente, por dentro tenía algo de curiosidad e incluso temor de lo que se pudiera provocar debido al mal manejo y control. A pesar de eso se dijo que lo mejor era mantenerse alejado, que nada de eso era su responsabilidad.

Ling Wen mostró un maletín, el cual Xie Lian notó desde que la miró llegar, más no le dio tanta importancia.

—El señor Jun Wu dejó preparados estos documentos desde que usted cumplió la mayoría de edad, me ordenó dárselos si él... bueno, ya sabe —dijo la beta obligándole a tomar el maletín.

Xie Lian dudó, sin abrirlo preguntó: —¿Qué es esto?

—Su testamento —declaró Ling Wen con seriedad—. La mayoría a su nombre.

El omega tardó varios segundos en comprender sus palabras, por unos instantes sólo pudo observar el maletín sin saber cómo reaccionar.

Ling Wen captó de inmediato su confusión. —Algunos hoteles y casinos los dividió entre los hermanos Lan y el joven Shi QingXuan, pero es usted quien tiene la mayor parte y los centros más importantes, la red principal está a su nombre.

Los ojos de Xie Lian la miraron con recelo, empujó el maletín de vuelta a la beta para que lo recuperara.

—Puedes quedártelo, yo no quiero nada que tenga relación con él y apuesto que mis hermanos tampoco —dijo el omega desviando la vista, pensaba que haberse reunido con Ling Wen resultó ser una pérdida de tiempo.

Ling Wen suspiró. —Esto no sólo se trata de su resentimiento u odio, estamos hablando de un orden que mantener.

—El orden que mantenía Jun Wu se puede ir a la mierda —declaró Xie Lian dando media vuelta, ya no tenía ningún motivo para permanecer ahí. 

Su rotundo rechazo no fue suficiente para Ling Wen, quien continuó hablando a pesar de que el omega se rehusaba siquiera a quedarse un poco más.

—Joven Xie Lian, sabe que esta ciudad lo necesita —la voz de Ling Wen fue insistente—, el señor Jun Wu lo entrenó para esto.

—¡Sí, y justo por eso no puedo hacerlo! —Xie Lian cerró los ojos con fuerza y detuvo sus pasos—. Ling Wen, fui engañado toda mi vida, ¿por qué haría algo de lo que no estoy orgulloso?

Ling Wen permaneció callada unos instantes antes de poder darle alguna respuesta, pensando en un motivo para convencerlo, el cual pareció encontrar. —Sólo alguien como usted puede fungir a la perfección el papel de juez dentro de esta ciudad, perdonar al que lo necesite y castigar a quien lo merece.

Xie Lian le dio una corta mirada y negó. —No seguiré manchando mis manos por una causa en la cual dejé de creer, no quiero ser parte de este juego, ya no más.

—Esto no es un juego y lo sabe —esta vez Ling Wen parecía casi desesperada—. Escúcheme un momento por favor, Jun Wu tenía una única misión de vida.

—Sí, era arruinar la vida de otros —declaró el omega sintiendo una opresión en el pecho.

Todavía sentía dolor al recordar cada una de las mentiras en las que creyó por años, hizo tantas cosas imperdonables en nombre de Jun Wu, por ello no podía fingir que nada había sucedido, lo que Ling Wen le pedía era casi un imposible, al menos para su consciencia.

Ling Wen bajó la mirada sin poder contradecirlo. —Él fue educado para este trabajo durante años, al igual que usted, tuvo que afrontar momentos duros que forjaron una visión, y él quería hacer lo mismo con su sucesor, mostrarle el camino como a él se lo mostraron, pero al final no pudo.

Xie Lian dejó salir una ligera risa con tono irónico. —¿No pudo? Claramente lo hizo y me arruinó.

—No, él le permitió conservar lo que a él le robaron —la beta abrió la boca y después la cerró, debatiéndose entre si hablar o no, al final pareció decidida a hacerlo. —Tal vez lo sepa, tal vez no, pero el señor tenía un destinado.

Xie Lian se sintió un tanto molesto al escuchar el rumbo que tomaba la conversación. —¿Ahora me dirás que alguien lo mató por su bien y por eso él quería matar al mío?

Ling Wen negó: —El señor Jun Wu entrenó junto a él desde joven, crecieron desarrollando un fuerte vínculo, cuando llegó el momento le asignaron una misión y un objetivo. Fue la primera bala que se arrepintió de disparar.

No tuvo que decir más para que Xie Lian pudiera imaginar la terrible escena.

—Lo mató él mismo... —dijo en un susurro, honestamente no estaba tan sorprendido, Jun Wu fue alguien extremista la mayor parte del tiempo, si el tener una pareja le retenían lo veía muy capaz de terminar esa relación, y la muerte para él era la solución a muchos problemas, en especial si era la muerte de otros.

Jun Wu era más una especie de monstruo que otra cosa, pero aun así... ¿Matar a su destinado? Si convivió con él seguramente hubo afecto de por medio. Ling Wen mencionó que fue la primera vez que se arrepintió de tirar del gatillo, de igual forma el crimen ya estaba hecho. 

La voz de Ling Wen lo sacó de sus pensamientos. —Cuando usted era un niño pensó en hacer algo similar.

—¿Qué? ¿A qué te refieres? —preguntó sintiendo un nudo en su garganta.

La beta tenía un aspecto algo apenado, como si le avergonzara lo que alguna vez estuvo a punto de atestiguar.

—Forjar lazos para después destruirlos —explicó Ling Wen.

—Pero ni siquiera sabía que mi destinado estaba vivo en ese momento, o incluso si tenía uno —dijo Xie Lian confundido.

Jun Wu siempre sospechó que tenía un destinado, más nunca supo realmente quien era hasta que Hua Cheng intervino directamente, así que... ¿Cómo pretendía llevar a cabo su cometido en aquel entonces?

—Jamás dije que lo intentaría por medio de su destinado —la mirada de Ling Wen estaba llena de pena.

Xie Lian le dio demasiadas vueltas, no tenía sentido, debido al ambiente jamás tuvo amigos cercanos, mucho menos pareja, las únicas relaciones fuertemente hechas eran con...

Los ojos del omega se agrandaron llenos de horror, comprendiendo finalmente, su voz apenas audible: —Mis hermanos...

Ellos eran los únicos con los que se sintió en familia, una compañía leal y afectiva, refugiándose mutuamente en sus días oscuros, comprendiendo lo que era quedarse sin nada. Se aferraron tan fuerte desde pequeños, riendo y llorando. Imaginar que en algún punto Jun Wu le pedía matarlos le desconsoló, prácticamente tenía planeado usarlos como carne de cañón para impulsarlo, que de haberlo hecho sin duda hubiera terminado como Jun Wu. Alguien calculador y dispuesto a marchitar todo lo que tocaba con tal de obtener lo que quería.

Pero entonces... ¿Por qué al final no lo hizo? Incluso había dejado varias de sus pertenencias a nombre de ellos.

Ling Wen entendió su cuestionamiento. —Fue incapaz de hacerlo, le regresaron la poca humanidad que creyó perdida. Usted fue el primero en hacerle cambiar sus ideales, puedo asegurar que el aprecio mutuo que se tuvieron fue verídico, al menos por parte de él.

Xie Lian no pudo retener un bufido. —Vaya forma de expresar ese aprecio.

—Él siempre se preocupó por ustedes, incluso hasta después de su muerte —comentó la beta.

Xie Lian se sentía derrotado, su cabeza le dolía demasiado, ya no quería seguir hablando de aquel hombre, era como si incluso muerto no pudiera quitárselo de encima.

—¿Por qué me dices esto? —preguntó cansado— ¿Tratas de que sienta compasión? ¿Remordimiento? ¿Pena por él? O tal vez que lo perdone...

—Nada de eso, sin embargo, debe de saber todo de ahora en adelante, el señor estuvo de acuerdo en contarle si es que algo le pasaba, mientras más verdades sepa una persona, más poderosa se vuelve.

—No quiero, no quiero escuchar nada de él, no me importan sus intenciones, lo que hizo no tiene perdón ni olvido —Xie Lian ya no podía más, simplemente se empezó a alejar.

—Joven Xie Lian...

Xie Lian ni siquiera pudo mirarla esta vez. —Lo lamento Ling Wen, no puedo ayudarte.

Sus pasos se alejaron más y más, quería correr y esconderse en alguno de los callejones. Su mente le estaba jugando una mala pasada, mientras se alejaba podía sentir la silueta de alguien a su lado, al ver de reojo sintió sus nervios aumentar. Era como si el mismo Jun Wu le persiguiera.

El sudor por su frente caía en gotas gruesas, sin contenerse comenzó a correr, cerró sus ojos y tapó sus oídos. Descuidadamente terminó chocando contra alguien, quiso luchar, o tan siquiera gritar, pero no pudo.

Sólo esa fragancia familiar le trajo de regreso, los cálidos brazos sosteniéndolo le motivaron a abrir sus ojos, alzando la vista divisó el elegante y atractivo rostro de su alfa.

—San Lang... —llamó con voz ahogada.

Había olvidado por completo que Hua Cheng estaría rondando cerca, obviamente el alfa no le dejaría ir sólo a un encuentro con la mano derecha más fiel de Jun Wu.

Hua Cheng confiaba en su omega, por lo que se mantuvo a raya, pero fue imposible no entrometerse cuando le vio correr con desesperación.

—Gege —sus manos limpiaron una única lágrima traicionera que resbaló de la mejilla de Xie Lian.

Apretándose contra el cuerpo más alto, Xie Lian se aferró a él y suplicó: —Vamos a casa.

El restaurante estaba por cerrar, sólo esperaban a que sus inusuales comensales se retiraran, y en vista del actual panorama no faltaba tanto para eso.

Shi QingXuan tenía las mejillas demasiado rojas, su lengua arrastraba las palabras torpemente mientras decía cosas sin sentido. El menor jugueteaba con el rostro serio de He Xuan, sin más remedio que soportar en silencio.

—Sonríe, sonríe para mí —dijo QingXuan picándole las mejillas y alzando las comisuras de su boca en lo que pareciera ser una sonrisa, que lucía más como una mueca tétrica.

Al otro lado de la mesa Wei WuXian se reía, incluso Jiang WanYin sonreía con burla por su compañero. El Jiang había animado a beber un poco más de lo usual, sólo que él no estaba tan grave para hacer esa clase de ridiculeces, pero sí lo suficientemente ebrio para tomar la mano de Lan XiChen por debajo de la mesa. Ambos intercambiaban pequeñas miradas cómplices, llegaron a un punto donde el omega le regresó una de las tantas sonrisas que el alfa le mandaba.

Mientras ellos se olvidaban del resto, Shi QingXuan intentó sentarse en las piernas de He Xuan, pero tambaleó hasta terminar tropezando, de no ser por el alfa hubiera acabado en el suelo.

—QingXuan ya está muy ebrio —dijo Wen Ning sintiendo pena ajena.

Wei WuXian no podía parar de reír. —Su resistencia al alcohol no es precisamente la mejor.

—Bueno, por lo menos no se queda dormido al primer trago —. Wen Qing señaló a Lan WangJi que tenía la frente pegada a la mesa y los ojos cerrados.

Wei WuXian hizo un puchero al verlo. —De haber sabido no le daba nada.

Jiang WanYin chasqueó la lengua. —Lan WangJi te dijo que no tenía resistencia.

—¡No creí que fuera tan literal! —expresó verdaderamente arrepentido de darle un único sorbo de su vino.

Con Lan WangJi noqueado por el alcohol y Shi QingXuan sin poder ponerse de pie decidieron que era mejor marcharse a descansar.

He Xuan tomó en brazos a QingXuan, el omega reía y le abrazaba por el cuello gritando sin parar.

—WuXian, ya nos vamos —avisó Wen Qing—. He Xuan llevará a QingXuan a dormir. ¿Vienes?

WuXian asintió apresurándose a beber lo último de la botella. —Iré con ustedes, también tengo que acostar a Lan Zhan.

Lan XiChen se acercó tomando a su hermano del costado donde su brazo bueno pudiera sostenerlo. —Te ayudaré a llevarlo al auto.

Entre ambos subieron a Lan WangJi hasta el auto que conducía Wen Qing, una vez puesto en la parte trasera Wei WuXian lo aseguró, mientras colocaba el cinturón de seguridad no se pudo resistir a robarle un beso en la mejilla, no comprendía porque su alfa se veía tan hermoso incluso dormido. ¡Debía ser un crimen ser tan perfecto!

—Listo —dijo WuXian incorporándose, el omega dio un vistazo a la última pareja que quedaba—. Supongo que se irán juntos.

Jiang WanYin gruñó al notar esa asquerosa sonrisa ladina de su hermano. —Súbete al auto y lárgate a la mierda.

Wei WuXian se acercó al Jiang y susurró bajo: —Consejo de hermano, no confíes en su cara inocente, son los peores —dijo señalando a Lan XiChen que esperaba sereno. WuXian se giró para entrar en el auto, pero antes de cerrar la puerta habló: —Por cierto, no olvides de relajar la cadera.

El Jiang tomó la puerta y la azotó para dejar de ver la horrenda cara de Wei WuXian. A pesar de haber encerrado a su hermano dentro del auto escuchaba su maldita risa.

—¡Te mandaré directo al infierno! —gritó WanYin alejándose.

Pronto Wen Qing encendió el motor llevándose consigo al desesperante de Wei WuXian para alivio de Jiang WanYin.

Una vez que el auto desapareció un extraño silencio se formó en la pareja. El omega sintió una especie de nerviosismo. De forma discreta se enfocó en el alfa de su lado.

—¿Nos vamos? —preguntó intentando sonar casual.

—Claro —respondió XiChen con su típico semblante afable. —¿Tú conduces o estás muy ebrio?

Jiang WanYin torció la boca ante la pregunta.

—Trae acá, no te dejaré conducir con un brazo herido —extendió la palma de su mano para arrebatar las llaves del alfa. Él no era Shi QingXuan ni Lan WangJi para tambalearse, debería beber mucho más antes de que eso pasara.

Era cierto que lo ideal sería no conducir, iba en contra de las normas tomar el volante, pero... ¿Cuándo había seguido las normas? Conducir en estado de ebriedad sería de las cosas menos agraviantes que había hecho en su vida 

Mientras se encaminaban hacia el vehículo escuchó la tersa voz de XiChen muy cerca suyo. —A-Cheng...

WanYin no le miró, pensaba que si mostraba su rostro el Lan se daría cuenta de lo ansioso que estaba.

—¿Qué? —respondió esperando que el temblor en su voz no fuera evidente.

Lan XiChen negó y sonrió. —Sólo quería decir tu nombre.

Sintiendo la cara arder, el omega apretó las manos.

—Idiota... —expresó con voz tosca, siendo un gran contraste con su mano tímida que se envolvió con la del alfa. —... A-Huan.

Conduciendo en silencio disfrutaron el cómodo ambiente, a medio camino Jiang WanYin desvió levemente sus ojos fijándose en los altos rascacielos. El clima era frío, pero bastante soportable, más si se consideraba que el omega tenía algunos tragos encima.

—¿Te importaría hacer una desviación?

XiChen le contempló con un gesto de romanticismo que erizó la piel del omega.

—Mientras esté a tu lado no me importa a donde quieras ir —dijo el Lan.

Jiang WanYin intentó ocultar su rostro para disminuir su vergüenza. —¿Podrías dejar de ser tan cursi?

XiChen sonrió. —No.

Ignorando esa extraña sensación en su pecho se desvió, escogiendo el edificio más alto bajó del auto para subir hasta la azotea. Al llegar se acercó a la orilla para poder sentarse y estirar su espalda. Lan XiChen no tardó en seguirlo, colocándose muy cerca suyo, tan juntos que sus olores y calor corporal podían ser compartidos.

—Necesitaba algo de aire fresco, no tomará mucho tiempo —dijo el omega mirando el sin fin de la ciudad.

Lentamente, Lan XiChen le rodeó con sutileza de la cintura. —Tranquilo, no tenemos prisa.

Jiang WanYin no se quejó por su toque, al contrario, inhaló con más fuerza de la fragancia que se desprendía del cuerpo del alfa, cerró sus ojos y dejó que su mente se despejara. Se sentía tan bien que no lo creía. No es que fuera alguien sumamente sentimental, pero en ese instante una parte de su interior se llenó de calidez, encontrando confort en la persona que estaba a su lado, su omega interno seguía manteniendo un poco la guardia, aunque al mismo tiempo disfrutaba de esa nueva sensación.

Miró disimuladamente el apuesto perfil de Lan XiChen; nariz alta y labios delgados, una piel de jade y unos encantadores ojos, tenía tan buena pinta que le daba gracia. Dejando de lado su buen físico, el alfa era alguien amable con él y con todos en general, al mismo tiempo era terco en las cosas que de verdad deseaba y solía dar discursos de lo más convincentes, su mente era aún más brillante con las palabras de lo que parecía.

Mientras más pensaba en Lan XiChen sentía su propio cuerpo reaccionar, y el aroma comenzaba a nublarle el juicio. No había nada diferente, solamente quería mayor contacto, probar si en verdad podían estar juntos.

—Lan Huan —llamó el omega con un volumen demasiado bajo, de no ser que el alfa estuviera a su lado seguramente ni lo hubiera escuchado.

—¿Sí? —respondió XiChen aún con la vista al frente, al ya no escuchar más nada giró su rostro para buscar al Jiang. —¿A-Cheng?

Apenas lo enfocaron sus ojos cuando le vio acercarse en un instante hasta el grado de que sus labios se encontraron. El Lan se vio sorprendido por la repentina acción, ya que en su mayoría era él quien le motivaba a iniciar un beso. No tardó en rendirse y dejarse llevar por Jiang WanYin para fundirse en su boca, dejando que este tomara el control y marcara el ritmo.

Al principio sintiéndose como una especie de exploración, pero conforme pasaban los segundos y sus cuerpos se acercaban, las manos yendo y viniendo, Lan XiChen tuvo que controlar a su alfa interno para no saltarle encima.

No supo en qué momento Jiang WanYin había dejado su lugar para sentarse sobre sus piernas, ambos brazos del omega abrazaban por el cuello a XiChen, mientras que las manos del alfa le sujetaban con fuerza de la cintura.

Lan XiChen gruñó bajo al sentir como ambos cuerpos se frotaban accidentalmente, rompiendo el beso se apartó para tomar aire y regular su respiración.

—Tranquilo —dijo al omega, aunque era más bien como si se lo dijera a sí mismo.

Jiang WanYin frunció el ceño mientras recuperaba de igual forma el aliento. —Acabo de aceptarte y ahora tú me rechazas.

Su voz ofendida y expresión de frustración fueron divertidas para el alfa, sin embargo, no se atrevió ni siquiera a sonreír con temor de enfurecer al Jiang, conociendo ese carácter un tanto voluble sólo negó con tranquilidad.

—No te rechazo —elevando una mano acarició las mejillas del omega, guiándose lentamente hasta los labios más rojos e hinchados por el reciente beso—, sólo no quiero presionarte, mucho menos asustarte.

Jiang WanYin detuvo la mano que le acariciaba el rostro y lo miró con seriedad.

—Alguien como tú jamás me asustaría —declaró con un tono demasiado hosco—. No soy alguien patético para tenerte miedo.

Lan XiChen le miró fijo, sabía que mientras más hostil se comportara más nervioso e inseguro se sentía, así que la respuesta de Jiang WanYin sólo confirmó el temor silencioso que estaba intentando ocultar.

El alfa no dijo más, dejaría a WanYin tomar la decisión de esa noche, esperando que el propio omega no intentara forzarse.

XiChen sonrió y le abrazó para besarlo, su intención era relajarlo, pero más que relajarlo fue como si ambos desearan cada vez más y más. No pasó tanto tiempo antes de que volvieran frotarse por encima de la ropa, el beso se convirtió en una lucha de lenguas y dientes, sus labios comenzaban arder por la brusquedad, ninguno tenía intenciones de detenerse.

La siguiente vez que se apartaron para tomar aire, sus ojos empañados se miraron con detenimiento, las mejillas de Jiang WanYin ardían, mientras que la mirada de Lan XiChen se tornó hambrienta. Todo el conjunto fue la señal de la retirada.

—¿Deberíamos irnos? —preguntó con cautela Lan XiChen.

WanYin se apretó más contra el cuerpo del alfa, como si buscara tentarlo. —¿Crees poder conseguir alguna habitación?

XiChen sonrió y besó su mejilla. —No importa la petición, la cumpliré para ti.

Jiang WanYin cerró los ojos con esa expresión que ponía cada vez que se sentía avergonzado, toscamente empujó el pecho del alfa para ganar algo de espacio.

—Déjate de idioteces y sólo consigamos una cama —reclamó levantándose del regazo del alfa y sacudiendo su ropa.

XiChen le imitó y se incorporó, se sentía algo intranquilo. —¿Estás seguro de lo que pides?

—No... —Jiang WanYin apretó la boca y bajó la mirada, cuando sus ojos volvieron a alzarse lucían retadores. —Pero quiero intentarlo.

Siendo capaz de oler el miedo que comenzaba a desprender, XiChen le tomó con delicadeza por la barbilla. —No es necesario llegar hasta el final.

Hubo algunos segundos cargados de duda en el ambiente. Jiang WanYin bufó y tomó su mano dando media vuelta para encaminarse a la salida.

—Sólo vámonos —declaró el omega reacio a abandonar su propuesta.

Lan XiChen suspiró silenciosamente, más que emocionado seguía preocupado, decidió confiar en el omega y sus palabras, si algo salía mal sólo se detendrían, su única prioridad de esa noche era el bienestar de Jiang WanYin.

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