C O N E X I Ó N | Omegaverse...

By ladyxagh

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La mayoría de las personas sueñan en formar un lazo con su persona amada o en el mejor de los casos encontrar... More

Prólogo.
Capítulo 1. Dragón blanco.
Capítulo 2. Demonios.
Capítulo 3. Dragón Blanco.
Capítulo 4. Demonios.
Capítulo 5. Dragón Blanco.
Capítulo 6. Demonios.
Capítulo 7. Dragón Blanco.
Capítulo 8. Demonios.
Capítulo 9. Dragón Blanco.
Capítulo 10. Demonios.
Capítulo 11. Dragón Blanco.
Capítulo 12. Demonios.
Capítulo 13. Dragón Blanco.
Capítulo 14. Demonios.
Capítulo 15. Dragón Blanco.
Capítulo 16. Demonios.
Capítulo 17. Dragón Blanco.
Capítulo 18. Demonios.
Capítulo 19. Dragón Blanco.
Capítulo 20. Demonios.
Capítulo 21. Dragón Blanco.
Capítulo 22. Demonios.
Capítulo 23. Dragón Blanco.
Capítulo 24. Demonios.
Capítulo 25. Dragón Blanco.
Capítulo 26. Demonios.
Capítulo 27. Dragón Blanco.
Capítulo 28. Demonios.
Capítulo 29. Dragón Blanco.
Capítulo 30. Demonios.
Capítulo 31. Dragón Blanco.
Capítulo 32. Demonios.
Capítulo 33. Dragón Blanco.
Capítulo 34. Demonios.
Capítulo 35. Dragón Blanco.
Capítulo 36. Demonios.
Capítulo 37. Dragón Blanco.
Capítulo 38. Demonios.
Capítulo 39. Dragón Blanco.
Capítulo 40. Demonios.
Capítulo 41. Dragón Blanco.
Capítulo 42. Demonios.
Capítulo 44. Demonios.
Capítulo 45. Dragón Blanco.
Capítulo 46. Demonios.
Capítulo 47. Dragón Blanco.
Capítulo 48. Demonios.
Capítulo 49. Dragón Blanco.
Capítulo 50. Demonios.
Capítulo 51. Dragón Blanco.
Capítulo 52. Calamidades.

Capítulo 43. Dragón Blanco.

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By ladyxagh

—¡JieJie!—gritó Wei WuXian saltando sobre Jiang YanLi para darle un abrazo.

Estaba tan feliz de ver a su hermana sana y salva que resultó inevitable no lanzarse sobre ella para mostrar su emoción. Si cerraba los ojos podía visualizar sus días del pasado, cuando todo estaba en orden, era feliz y no debía cuidar su espalda las veinticuatro horas del día.

—A-Xian, tranquilo, no me iré a ningún lado—dijo la chica regresando el gesto con una sonrisa. Los ojos de YanLi se posaron en el joven detrás de su hermano. —¿Quién es? ¿Un amigo de la escuela?

WuXian deshizo su abrazo y dio un paso atrás para acercarse a Lan WangJi. De forma automática envolvió un brazo del alfa, se prensó tan fuerte que incluso entre varios jamás podrían soltarlo.

—Algo así—WuXian sonrió, se veía emocionado y un poco conmovido. —Lan Zhan, ella es YanLi, mi hermana.

El alfa asintió educadamente en dirección de la Jiang. —Lan WangJi.

Wei WuXian ya le había hablado de ella varias veces y de su caso especial. Sabía que, aunque se presentara la chica quizás le olvidaría en unos cuantos minutos una vez que se alejaran.

—JieJie, él es mi novio y futuro padre de mis hijos—declaró WuXian en voz alta delante de todos.

Jiang WanYin, quien estaba cerca de ahí empezó a toser creyendo haber escuchado mal. Sólo alguien tan sinvergüenza como Wei WuXian podría declarar aquello de forma tan natural y sin temor de las reacciones. Lan WangJi se mantuvo en silencio sintiendo sus orejas arder, la mirada de YanLi era de total sorpresa, esta iba del omega al alfa repetidas veces.

—Aún eres muy joven para hablar de niños, apenas tienes tres—dijo YanLi pensando que esta sería alguna broma de su hermano menor.

Y es que para ella no había otra explicación, pues en su mente sus hermanos seguían siendo muy pequeños para pensar en hijos y esa clase de responsabilidades.

WuXian tragó el nudo de su garganta ocultando su tristeza mientras hacía un puchero inflando sus mejillas. —Pero XianXian crecerá grande y fuerte como tú.

YanLi sonrió con ternura y se fijó en el alfa. —Joven Lan, le encargo a este pequeño.

Sin poder negarse, Lan WangJi asintió. —Mn, lo cuidaré con mi vida.

Incluso si la chica no hacía tal petición él estaba más que decidido a proteger a su omega.

Aunque el momento era emotivo y sentimental, pero no todos en ese instante tenían el mismo sentimiento. Al otro extremo de la habitación dos alfas se veían atentamente.

Lan XiChen tenía varias preguntas para ZiXuan, apenas habían podido hablar la vez pasada, ya que el Jin alegó estar algo apresurado y se había retirado después de hablar con WanYin. Pero ahora no tenía excusa o algo que le ayudara.

—Te creímos muerto...—murmuró Lan XiChen mirado de reojo a ZiXuan.

—Ese era el plan—el Jin suspiró y miró al suelo. —Lamento si mi ausencia causó problemas.

Más que causar problemas estaba en declive, todo por el actual líder y su ineptitud. Lan XiChen había sido un testigo de cómo el territorio Jin se salía de control, GuangYao apenas lograba mantenerlo a raya, pero con la poca ayuda de su padre se volvía insuficiente, causando pérdidas en la mayor parte de sus negocios y motivando a otros para hacer una inflación en todo lo que se traficaba por la zona.

—El territorio de los Jin está decayendo—dijo XiChen desviando la vista.

—Lo sé—ZiXuan parecía lamentarse un poco, pero no lo suficientemente. —Siento no ser de ayuda.

Sus palabras mostraban que, a pesar de la difícil situación no tenía ni la más mínima intención de volver y ayudar.

XiChen no le juzgaría, pero sí tenía curiosidad el motivo por el cual alguien como ZiXuan, teniendo el favoritismo de su padre y prácticamente todo en la palma de su mano, había elegido alejarse de la forma más abrupta. —¿Por qué lo hiciste?

El Jin se encogió de hombros: —Muchos motivos y a la vez ninguno.

—A-Yao hace lo que puede, pero...—Lan XiChen sabía que ni con todo el intento GuangYao lograría tener un mayor estatus ante los ojos de su padre por ser un omega, por lo tanto su poder y mando era reducido.

—Déjame adivinar, GuangShan es poco cooperativo—terminó de decir ZiXuan, era como si ya se esperara aquello.

XiChen suspiró: —Tu padre...

—Él no es mi padre—declaró tajantemente ZiXuan—, ya no...—parecía que su paciencia para hablar del tema había llegado al límite. —Oye, sé que tienes muchas preguntas, pero ahora no es el momento, estoy en algo importante.

Los ojos de XiChen se desviaron a la joven que era abordaba ávidamente por Wei WuXian. —¿Cuidas a la joven Jiang?

—La joven YanLi es alguien inocente que se ha visto involucrada en todo esto—dijo ZiXuan mirado de igual forma a la chica. —Además, se lo prometí a mi hermano.

Lan XiChen tenía poco de haberse enterado de la espantosa muerte de Mo XuanYu, el hijo repudiado de GuangShan, nunca pensó que XuanYu y ZiXuan fueran cercanos, pero aparentemente tenían una relación más estrecha de lo que pensó, tanto así que Mo XuanYu fue de las pocas personas que sabían de la existencia de Jin ZiXuan. Podía imaginarse lo duro que debió de ser enterarse de la muerte de su hermano, el Lan tenía casi como misión proteger a Lan WangJi, no sabría cómo sentirse si este llegara a morir y no lo quería saber.

—Escuché lo qué pasó... lo lamento—dijo XiChen con su más sincero pésame.

Los puños de ZiXuan se apretaron llenos de rabia. —Era de las pocas personas que sabía la verdad...—se notaba que el alfa mantenía una fachada de dureza y orgullo, pero en el interior había un genuino dolor. —Debo irme, nos vemos después.

Lan XiChen sintió pena, en un último esfuerzo le llamó. —ZiXuan, nos alegra que sigas vivo.

El intento de sonrisa de ZiXuan se convirtió en una extraña mueca, claramente Lan XiChen había dicho esas palabras con honestidad, pero el Jin quizás no lo tomó del mismo modo.

—Vida, muerte, conceptos difíciles de entender que no sirven de nada si no eres feliz—aseguró ZiXuan alejándose.

XiChen estaba sorprendido, en el pasado ZiXuan jamás hubiera dicho palabras tan... ¿profundas?, en su trabajo hablar de vida y muerte era literal y no una analogía de la vida y existencialismos. —¿Desde cuándo te cuestionas los conceptos de vida y muerte?

—Desde que me creyeron abono para plantas—responde el Jin acercándose hasta Jiang WanYin, el cual parecía a punto de ahorcar a WuXian por la sarta de tonterías que decía sin pudor.

Con una corta mirada ZiXuan dio a entender que su estancia ahí había concluido.

—Es hora que me vaya, hay una persona allá afuera que debo encontrar—dijo el Jin mirando a WanYin.

ZiXuan había tomado como parte de su trabajo encontrar a la persona que se había aferrado a seguirles la pista a él, junto con la joven Jiang y su enfermera personal.

Jiang WanYin asintió complacido. —Todo tuyo.

ZiXuan se acercó hasta YanLi e hizo un pequeño gesto a manera de despedida. —Señorita YanLi.

La joven Jiang ladeó la cabeza y sonrió amablemente. —¿Lo conozco?—sus ojos lo analizaban con curiosidad—¿Joven...?

—ZiXuan—dijo el Jin con una pequeña sonrisa.

Sin poder ser de otra manera YanLi asintió con educación, su energía pareció avivarse. —Un placer.

Jin ZiXuan había perdido la cuenta de las veces que se había presentado ante ella. En otras circunstancias quizás estaría irritado, pero mirando la amabilidad que irradiaban los ojos de Jiang YanLi le fue imposible. Al principio soportó debido a que era su trabajo, pero ahora sentía podría hacerlo por gusto propio con tan de la chica le dedicara una cálida mirada .

Lan XiChen mantuvo su distancia observando como Jin ZiXuan se marchaba después de una corta despedida con la joven Jiang. Segundos después sintió que alguien se ubicaba a su lado. Con sólo percibir el aroma supo de quién se trataba.

—¿Te dijo algo?—preguntó Xie Lian al Lan mirando en la dirección que ZiXuan se había ido.

XiChen negó. —Muy poco, tiene sus motivos, pero prefiere ser discreto y no revelarlos.

—Se comprende—concordó Xie Lian, sentía que era muy pronto para que alguien tan reservado y algo taciturno como ZiXuan contara sus intenciones como su supuesta muerte. Deseando dejar eso de lado el omega prefirió enfocarse en otra cosa. —Cambiando de tema, reuní la información sobre la familia Shi...

Xie Lian se ganó la total atención de XiChen, ambos sabían lo que significaba aquello. Los ojos del alfa viajaron hasta el folder que Xie Lian sostenía con fuerza.

—Sólo falta él por saberlo—dijo el Lan pensado en un animado y radiante omega, al cual últimamente apenas veía.

Xie Lian bajó la vista, recordando la imagen de QingXuan de ese día. En cuanto llegó a lugar de los demonios, su primer instinto fue buscar al menor, podía imaginar a QingXuan lanzándose sobre sus brazos y quejándose de cualquier cosa, pero cuando llegó este apenas le sonrió.

—Lo encontré algo triste. ¿Crees que sea buena idea decírselo ahora?—preguntó Xie Lian algo inseguro. Su plan era decirle casi en cuanto llegara, pero al verlo tan apagado decidió preguntar al resto.

Xie Lian sabía la verdad de su pasado al igual que los Lan, el único que conocía muy poco de la historia era Shi QingXuan. Y lo peor es que ahora sabía con más exactitud todo lo que había sido afectado el pobre chico.

Incluso si fuera doloroso sabían que debían hacérselo saber. XiChen suspiró: —Mientras más pronto mejor.

Ambos asintieron y se encaminaron para buscar al omega menor, no fue difícil encontrarlo, este estaba en la habitación que le habían asignado; se encontraba tirado en la cama mirando al techo, su móvil tenía puesto el reproductor de música en aleatorio y a un volumen bastante alto, como si no quisiera escuchar cualquier cosa que ocurriera fuera de esas cuatro paredes.

Xie Lian había tocado su puerta, pero al no obtener respuesta decidió entrar de todas formas y dar un vistazo. QingXuan ni siquiera había notado a los recién llegados que le miraban desde el umbral.

—QingXuan debemos hablar—pidió Xie Lian deseando llamar su atención.

El menor por fin les observó y frunció el ceño, presentía que no traían buenas noticias. QingXuan pausó la música y se sentó. —Por sus caras presiento que es algo malo...

Lan XiChen y Xie Lian se mantuvieron en silencio, de forma lenta ingresaron, el omega mayor se sentó a un lado de QingXuan, pensaba en cómo iniciar aquella conversación.

—QingXuan, sabes que volver con Jun Wu es peligroso—empezó a decir Xie Lian con el mayor tacto posible. —Pero no sólo es por lo que está ocurriendo ahora.

—¿Qué quieres decir?—preguntó QingXuan casi con temor de saber más.

—Hay más motivos por los cuales ahora debemos mantener distancia, y esto viene de años atrás—dijo Xie Lian extendiéndole el folder con varias hojas, su peso era formidable. Sea lo que sea que hubiera dentro debía ser importante. —Es momento también de que sepas la verdad...

—La... ¿verdad?—fuera lo que fuera hizo que el omega interno de QingXuan temblara. —¿Qué es...?

—Todo lo que necesitas saber está aquí—Xie Lian colocó en sus manos el folder que tanto había cargado con recelo.

XiChen le tocó del hombro y sonrió gentilmente. —Te dejaremos a solas para que leas con calma, si necesitas de nosotros no dudes en llamarnos, sabes que siempre estaremos para ti...

El menor asintió despacio, esperó a que sus mayores salieran de la habitación para poner toda su atención en el folder que Xie Lian le había entregado. QingXuan vaciló varias veces antes de abrirlo y comenzar a leer.

Se sintió sorprendido al ver que los informes se trataban de su familia, de muchos años atrás, cuando él ni siquiera había nacido, pero lo más impactante era la relación que tenían con Jun Wu, pues narraba cómo desde antes su familia trabajó bajo las órdenes del alfa, siendo como cazadores nocturnos, los cuales terminaban sin dudar con el objetivo que Jun Wu les asignara, sólo debía dar un nombre y ellos se encargaría.

Pero después de años de servicio aparentemente habían decidido poner fin. Sus lágrimas cayeron al ver como Jun Wu había terminado con todos sin dudar, sabía que ese alfa no era un santo, pero en sus recuerdos de niño era casi como un héroe, lo llegó a considerar como un padre. Siendo honesto no recordaba a sus padres biológicos con exactitud, su único recuerdo lleno de brumas era con su hermano.

El omega se limpió con tosquedad la cara y prefirió leer más acerca de su familia. QingXuan sentía que dejaba de respirar, había un listado de todas las personas que Jun Wu mandó a matar, pero lo que más le sorprendió fue encontrar un apellido en específico ahí.

Las hojas salieron volando por todo el lugar, QingXuan estaba sentado en el suelo con los ojos abiertos llenos de incredulidad y temor. Estaba impactado al leer el reporte del último trabajo que hicieron sus padres bajo el nombre de Jun Wu. Con un sentimiento extraño buscó esa hoja que relataba ese último trabajo, de forma torpe la dobló en cuatro y la ocultó entre su ropa, no lo pensó tanto antes de levantarse y salir corriendo en busca de He Xuan.

Suplicó no toparse en su camino con nadie, ya que no deseaba dar explicaciones de más. De hecho, no sabía por qué únicamente quería decirle todo a He Xuan. Era cierto que estaba un poco involucrado, pero ya no había nada que hacer, al contrario, podría arruinar más lo que les quedaba de "relación", si es que podía llamar así al rechazo que el alfa le había dado.

QingXuan tocó con agresividad la puerta de He Xuan dos veces, al no tener respuesta entró, estaba decidido a decirle todo. Para su sorpresa no había nadie en el interior, incluso revisó el pequeño baño que había, pero también estaba vacío. Sin saber a dónde dirigirse prefirió sentarse en la cama y esperar.

En su mente repasaba todo lo que le diría, su omega interno negaba, temiendo que con esto último He Xuan lo odiara de forma definitiva.

Apenas escuchó la puerta abrirse alzó la mirada, He Xuan había frenado en seco en cuanto le vio.

—¿Qué haces aquí?—cuestionó el alfa con el ceño fruncido.

QingXuan se colocó de pie. —Necesito hablar contigo.

El alfa lo escudriñó un poco, pero negó casi de inmediato. —Yo no creo que sea un buen momento.

He Xuan le tomó del brazo con intenciones de jalarlo y empujarlo fuera. QingXuan se removió con agresividad y le miró decidido.

—No me iré hasta que me escuches—declaró lleno de decidió plantándose delante suyo. Tomando una gran bocanada de aire alzó la voz y explicó: —Es importante... es sobre tu familia...

Los ojos de He Xuan se entrecerraron, por fin desistió en correr al menor, ahora estaba intrigado por lo que Shi QingXuan fuera a decirle.

El alfa tomó asiento en la única silla de la habitación, haciendo un ademán a QingXuan para que se ubicara en su cama. El menor sacó la hoja que había doblado y se la tendió antes de sentarse en la esquina de la cama.

Antes de que He Xuan preguntara algo o tan siquiera leyera el contenido QingXuan comenzó a narrar todo. Desde como sus padres habían trabajado para para Jun Wu y como ese maldito había sido el mismo responsable de sus muertes y la de su hermano, también de la última misión de sus padres donde pedían exterminar a varias familias, entre ellas los He.

El alfa se había quedado en silencio todo ese tiempo, escuchando atentamente al omega, leyó una única vez la hoja que le había dado QingXuan y sólo cuando este se calló habló haciendo solamente una pregunta.

—¿Por qué me dices todo esto?—He Xuan estaba más tranquilo de lo que el omega creyó, pero esa frialdad aparentemente le estaba doliendo más.

Para He Xuan sólo había una cosa que no terminaba de entender, y era él porque Shi QingXuan quería contarle que sus padres fueron los responsables de dejarlo huérfano y solo a temprana edad. ¿Qué era lo que deseaba conseguir con eso? Claramente ninguno regresaría de la muerte, ahora sabía con exactitud los responsables de primera mano, pero ya estaban todos muertos. Desde hace mucho sabía que las personas que los mataron estaban bajo órdenes de Jun Wu, así que su furia estaba dirigida hacia ese alfa, no hacia los difuntos padres de Shi QingXuan, que claramente pagaron las consecuencias de aliarse con alguien como lo era Jun Wu.

QingXuan bajó la mirada y se encogió de hombros, la verdad tampoco lo comprendía con claridad. Con esto sentía que su lejanía con el alfa aumentaba. —No lo sé, sólo... no quiero ocultarte nada.

He Xuan frunció el ceño, con cortes tajantes partió la hoja y la tiró. —No debería importarte... nosotros no somos nada.

QingXuan apretó los dientes con coraje, en verdad quería creer que esas contestaciones tan hirientes sólo eran una especie de defensa del alfa, pero ese maldito se lo ponía difícil. Maldecía el momento en el que comenzó a enamorarse de He Xuan.

—¡Ese es el problema!—gritó el omega sin soportarlo mientras comenzaba a llorar, sentía que había regresado a sus años de infancia donde lloraba por prácticamente todo. Sorbiendo sus mocos se sinceró para aliviar un poco la presión en su pecho. —Yo sí quiero acercarme más a ti, no me importa el peligro... Me gustas...

Ambos se quedaron en silencio observándose, QingXuan estaba tan avergonzado de escucharse a sí mismo decir aquello en voz alta. Pero sinceramente se sentía bien.

—Ya lo dije—repitió una vez más. —¡Me gustas!

El omega se levantó, provocando que He Xuan hiciera lo mismo, la única diferencia es que el alfa tenía las manos alzadas como si intentara protegerse del histérico omega que caminaba en su dirección.

QingXuan comenzó a desahogarse golpeando repetidas veces el pecho de He Xuan, una y otra vez con ojos llorosos y rojos. —Tú, un maldito alfa desgraciado, el cual hizo añicos mi corazón y tomó todo de mí en una noche. Tú... te has llevado más de lo que pensé.

Mientras más hablaba Shi QingXuan menos se resistía He Xuan a sus frenéticos golpes, al contrario, había bajado los brazos y sólo le observaba sin queja alguna.

La fuerza de QingXuan disminuyó, y su llanto incrementó, estaba exasperado el silencio. —¡Vamos di algo! ¡Ódiame! ¡Recházame! ¡Sólo responde!—su voz se terminó quebrado. —Hazlo, estoy listo...

Lejos de lo que esperaba, lo único que recibió fue un corto abrazó de He Xuan con la intención de calmar su llanto. —Sabes que no me gustan las lágrimas.

QingXuan le miró entre sus pestañas, dejando de aquellas manos limpiaran la humedad de sus mejillas. —Idiota...

He Xuan dio unas cuantas palmadas en su espalda, sólo cuando estuvo seguro que el llanto excesivo de QingXuan había parado fue que dio un paso hacia atrás para mirarle de mejor forma a la cara. La repentina lejanía hizo que el omega se encogiera un poco, casi como si sintiera más frío el ambiente. La mano de He Xuan le tomó por el mentón y le hizo levantar el rostro. He Xuan mantenía ese semblante serio y antipático, pero ahora había algo diferente.

—¿Quieres que sea sincero contigo?—preguntó con seriedad el alfa.

QingXuan procesó sus palabras, creyó haber escuchado mal, pero no tenía el valor de hacer que el alfa repitiera sus palabras. Su corazón se aceleró al pensar que por primera vez He Xuan tenía intenciones de abrirse con él, incluso con todo lo que le había dicho el alfa estaba intentando mostrarle más de sí mismo al menor.

A sabiendas de que posiblemente conocería un pasado doloroso para el alfa aceptó, QingXuan asintió lentamente, pero su voz denotaba seguridad. —Sí...

Ya no había marcha atrás, esto era lo que tanto había estado pidiendo.

—De acuerdo—He Xuan le tomó de la mano y se encaminó hacia la salida.

QingXuan ladeó la cabeza confundido. —¿Eh?

—Ven conmigo—dijo el alfa sin mirarle.

Antes de salir de la casa ambos se toparon con Wei WuXian y Lan WangJi. He Xuan miró amenazante a WuXian para prohibirle abrir la boca, mientras que QingXuan le sonrió un poco a Lan WangJi para que no se preocupara, ya después daría explicaciones, ahora sólo deseaba saber hacia dónde irían.

Desde que QingXuan miró el lugar le fue inevitable sentir un escalofrío en todo su cuerpo, además de que las imágenes de esa peculiar noche le asaltaron, su corazón se aceleró y su respiración se cortó. He Xuan le llevó a ese viejo departamento donde se habían acostado, lugar donde su perspectiva del alfa cambió de forma casi radical, ya que a partir de esa noche la mayoría de sus pensamientos siempre iban dirigidos al alfa.

Miró de reojo al alfa, quien avanzó hasta el interior de la habitación. He Xuan suspiró pesadamente.

—¿Por qué me trajiste aquí?—preguntó el menor observando cómo todo parecía estar exactamente igual a la última vez que estuvo ahí.

—Tú querías respuestas—respondió en voz baja He Xuan. Se hizo a un lado apoyándose en la pared con brazos cruzados, pero sus ojos estaban fijos en QingXuan, atentos a cualquier cosa que dijera o hiciera el menor. Motivándolo más el alfa agregó: —Adelante, pregunta.

En ese punto, Shi QingXuan tenía un sin número de dudas, al igual que siempre, todo era un misterio cuando se trataba de ese alfa, ni siquiera terminaba de comprender su actuar. Varias veces se mostraba sumamente frío y cortante, pero en otras era más amable e incluso mostraba interés en su persona. También tomaba mucho en cuenta esos detalles que aparentemente el alfa hacía con pocos, casi nadie de hecho. El ver que tenía intenciones de abrirse y contarle lo que quisiera le hacía sentir que una pequeña llama de esperanza comenzaba a crecer.

QingXuan meditó por donde podría iniciar, pero era claro que sus opciones se reducían al estar aquí, pues en su mente recordaba un gran detalle que le había carcomido hasta la consciencia.

Aún inseguro caminó hasta el mueble viejo de la habitación, miró en dirección del alfa cuanto abrió ese cajón que recordaba con claridad, debía estar convencido de que He Xuan no se molestaría, pero al ver que el alfa seguida donde mismo sin intenciones de detenerle, aún sabido lo que podría encontrar, QingXuan ganó más confianza y buscó ese trozo de papel.

—Encontré esto aquella vez...—dijo tendiéndole el ultrasonido. —Habla sobre eso.

He Xuan no lo tomó y no parecía tener intenciones de hacerlo, sólo se mantuvo en silencio mirado la imagen borrosa, parecía que no diría nada.

QingXuan volvió a guardar el ultrasonido de donde lo había tomado. Sabía desde el principio que debía ser muy duro para He Xuan, jamás debió preguntar. —Sabes que olvídalo, no es necesario.

—Sí lo es—interrumpió He Xuan por fin reaccionando.

El alfa suspiró y abrió un nuevo cajón, uno que QingXuan no había examinado, ahí entre algunos objetos el alfa sacó una vieja fotografía y se la mostró a QingXuan.

Con su curiosidad más avivada, el menor tomó la fotografía y la analizó con cuidado. No estaba tan sorprendido, pero no por eso eliminaba ese deje de incomodidad de su interior.

—¿Quién es ella?—señaló a la joven que salía en la fotografía.

En la imagen había una chica con una linda sonrisa, parecía tener entre dieciséis o diecisiete. Extrañamente había algo familiar, pero QingXuan no estaba seguro de que.

—Ella es...—las cejas del alfa temblaron y su respiración se volvió más pesada—, ella era...—se corrigió, dejando en evidencia que la chica ya no vivía. —Ella era mi destinada...—confesó por fin He Xuan con voz dolorosamente baja.

QingXuan le miró anonadado, de todas las respuestas no veía venir eso. ¿He Xuan tuvo destinada? ¿Era eso cierto?, y lo más importante: ¿Cómo pudo seguir adelante después de una pérdida como esa?

—Tu... destinada...—repitió sin creerlo. —Pero como...

Casi todas las historias que sabía sobre destinados en las cuales uno moría por lo regular el otro seguía sus pasos poco después. He Xuan debía ser verdaderamente fuerte para haberlo perdido todo y seguir adelante, desde sus padres, un hijo y su destinada.

El alfa suspiró y desvió la vista, su postura había flaqueado, se veía tan vulnerable antes los ojos de QingXuan, pero no lo presionó, le dio su tiempo al demonio para que respirara y narrara todo con calma.

—Después de la muerte de mis padres me comencé a criar en las calles. Ella vivía en una zona marginada igual que yo—comenzó a decir He Xuan mirando la foto de la chica con pesar. —Nos conocimos en nuestra adolescencia, tuvimos un celo inmediato, lo que resultó en un embarazo. Yo no la marqué, esperaba poder casarme con ella y después hacerlo.

Con esas palabras una de las dudas de QingXuan desapareció. —Si no la marcaste, eso significa que cuando ella murió...

Él no lo sintió tan vívidamente, no al menos como debería. QingXuan pudo apreciar de primera mano la reacción de los destinados cuando estaban al borde de la muerte con Wei WuXian y Lan WangJi, ellos al compartir un vínculo se volvían susceptibles a varias cosas, como emociones e incluso, en ocasiones raras malestares o sensaciones físicas. Eso era algo que sólo los destinados con un vínculo podían experimentar.

Pero ahora, no quería imaginarse qué hubiera sucedido si He Xuan hubiera marcado a la chica. De haber sido ese el caso lo más seguro es que no viviría, esa charla nunca hubiera surgido y en pocas palabras jamás lo hubiera conocido.

Para su suerte, el hubiera no existe.

He Xuan dejó de observar la foto, como si todo su valor por fin se deshiciera en pedazos. Su voz que usualmente era neutra tembló y su aroma se tornó un poco agrio. —A pesar de no haberla marcado pude sentir como algo desaparecía, no me dolió ni sentí miedo, sólo... vacío.

El menor no encontró palabras para lamentarse en su nombre, simplemente seguía procesando todo.

—¿El ultrasonido era de tu hijo?—cuestionó en voz baja, se notaba su temor al hacer la pregunta. No sabía cómo reaccionaría He Xuan y eso le preocupaba. Era obvio que sí, pero debía saberlo por su boca.

El alfa asintió mientras le miraba. —Empecé a trabajar, apenas podíamos mantenernos. Yo no tenía familia y los padres de ella estaban metidos en malos pasos—respondió relatando esos días tormentosos que aún le perseguían. —Creímos que si nos alejábamos de todos estaríamos bien... pero no fue así.

QingXuan comprendió, ella había muerto por culpa de otros, con sólo verla en la foto podía asegurar que era alguien inocente.

Todo el cuerpo de He Xuan se tensó, su mirada se volvió severa. —Ella no tenía nada que ver en las disputas de sus padres, pero terminó afectada.

—La persona que la mató...—ni siquiera debía de preguntarlo para saber con certeza quien había propiciado un fatídico final para esa chica.

—La familia de ella intentó robarle a Jun Wu—dijo He Xuan con amargura—, puedes adivinar cómo terminó eso.

QingXuan bufó para sus adentro, robarle a Jun Wu era un suicidio, no conocía a nadie que hubiera logrado salirse con la suya. No importaba el tiempo que tardara, Jun Wu lo encontraría y le haría arrepentirse.

—¿No intentaron escapar?—preguntó QingXuan. Siendo honesto, sabía que era inútil, él mismo había ayudado a rastrear gente, incluso el personal más inepto del Jun Wu siempre lograba encontrar sus blancos.

—Lo hicieron, pero fueron encontrados—respondió el alfa, su contestación no fue para nada una sorpresa para QingXuan. —No sé cómo, pero Jun Wu los rastreó a todos, no hubo nadie de su familia que sobreviviera. Todo por dinero y el maldito LSD.

Algo hizo clic en la cabeza de QingXuan cuando escuchó la última frase. Un sudor frío recorrió toda su columna vertebral.

—¿Qué?—toda la sangre del menor parecía esfumarse. —¿Lo que robaron a Jun Wu fue LSD?

He Xuan le miró sin comprender reacción tan ansiosa. —Así es.

Los ojos de QingXuan se abrieron tan grandes que casi parecían salirse de sus cuencas, su corazón había comenzado a bombear rítmicamente y su respiración se volvió pesada. —No puede ser...

Su evidente estado agitado llamó la atención de He Xuan, quien le tocó del hombro preocupado al ver lo errática que se estaba tornando su respiración. Algo le estaba pasando al omega.

—¿QingXuan?—llamó He Xuan deseando preguntar qué le ocurría.

QingXuan se alejó del toque del alfa casi como si le quemara, su cabeza negaba deseando que todo fuera una pesadilla. Su voz ahogada apenas fue entendible: —Yo... fue mi culpa.

He Xuan lo miró con atención, no comprendía por qué Shi QingXuan decía eso.

—¿Tu culpa?—El alfa creyó que posiblemente había sido demasiada información para QingXuan y ahora entremezclaba todo. —Eras un niño cuando ocurrió todo eso.

Tenía razón, en ese entonces QingXuan rondaba los trece, lamentablemente desconocía desde que edad el omega empezó a trabajar para Jun Wu. El alfa quería tocarlo para calmarle, pero Shi QingXuan una vez más retrocedió huyéndole.

Como si se tratara de ráfagas, el omega recordó esos años atrás, cuando comenzaba a trabajar para Jun Wu. Claro que la chica le iba a resultar familiar. ¡Ya la había visto antes!

—No, no lo entiendes—por fin sintió la necesidad de explicarse mejor, debía decírselo. —Yo... hice varios trabajos para Jun Wu, entre ellos rastreo. Recuerdo el caso del LSD, dijeron que habían intercambiado la mercancía por una copia y planeaban exportar la original para embaucar a Jun Wu.

Por fin He Xuan empezó a comprender, desistió en tocar al omega, su cuerpo se puso rígido y su mirada cambió, observando incrédulamente a Shi QingXuan.

—Tú...—su voz dura hizo que un profundo dolor se instalara en el pecho del menor.

El omega no tenía el valor de verle a la cara, con voz arrepentida declaró fuertemente lo que ambos sabían, pero no se animaban a decir: —Yo investigué a cada miembro de la familia y di su ubicación... fue por mí que encontraron y mataron a cada una de esas personas... fue por mí culpa.

Con esas palabras dichas He Xuan por fin se alejó más. QingXuan sentía sus ojos picar, había un nudo que empezaba a formarse en su garganta. En ese entonces hacía ciegamente lo que Jun Wu pidiera, si el alfa le decía que investigara a toda una familia así lo haría, sin importarle si había personas inocentes de por medio.

QingXuan miró con arrepentimiento a He Xuan. ¿Cuántas veces más estaría involucrado en el sufrimiento de ese alfa?

—He Xuan yo no tenía idea, yo jamás...—él jamás habría trabajado para Jun Wu en un inicio de haber sabido la verdad. Pero ya era tarde, muchas vidas se habían perdido gracias a él. Y entre ellas estaba la destinada se He Xuan.

—Cállate—pidió el alfa con una mirada aturdida.

Shi QingXuan sentía que no podía guardarse nada, quería explicar y aclarar todo. Había cometido un error que le había costado bastante al alfa. —Yo...

—¡Guarda silencio por una maldita vez!—gritó He Xuan llegando a su límite, el alfa se sostenía la cabeza y evitaba mirar al menor.

QingXuan se sentía tan diminuto en ese instante, sólo pudo abrazarse a sí mismo y murmurar bajo: —En verdad lo siento...

El omega sintió su cuerpo temblar cuando el alfa por fin le observó, esos ojos mostraban un caos, uno que no sabía si tenía solución.

He Xuan le dio la espalda y se encaminó a la salida. —Quédate aquí.

QingXuan se sentía inquieto por esa petición, no sabía qué era lo que planeaba.

—Espera—el omega quería detenerlo, pero no sabía cómo. —¿A dónde vas?

QingXuan caminó detrás de él, sin embargo He Xuan se giró con agresividad y repitió: —¡Espera aquí!—su voz había sobresaltado a QingXuan, quien obedientemente se quedó parado en su lugar sin amagos de avanzar, todo su cuerpo temblaba con un miedo casi palpable. He Xuan respiró profundo, estaba sorprendido de haber usado su voz, él no solía hacerlo, pero simplemente no pudo controlarse, parecía conflictuado en sí acercarse al joven omega o ignorarlo, lo único que sabía es que estaba arrepentido por gritarle: —Lo lamento, yo no, yo... necesito pensar.

Y así, sin más, Shi QingXuan se quedó solo en esa pequeña y asfixiante habitación. El peso de su cuerpo se volvió insoportable, por lo que cayó de rodillas para llorar y lamentarse.

¿Realmente lo de ellos era imposible?

Siempre cuando creía que por fin comenzaban a avanzar retrocedían diez pasos. Quizás debiera rendirse por una vez, sus vidas estaban hechas para que jamás pudieran tener ninguna clase de relación. Era simplemente doloroso.

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