Jaden {Bilogía El Príncipe d...

By AbbyMendez11

99.6K 9K 3K

É𝑟𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑑𝑜𝑠 𝑙í𝑛𝑒𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎𝑙𝑒𝑙𝑎𝑠, 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑛𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑗... More

W E'R E D I F F E R E N T
P R Ó L O G O
R E P A R T O
A D V E R T E N C I A
I-Demuestra ser Alabi
II-Nada tienes, nada vales.
III-Libros en blanco
IV-Lo pido, lo tengo.
V-Oz
VI-Solo somos reflejos
VII-Dos pasiones
VIII-La chica del velo dorado
Anuncio importante
IX-El susurro del diablo.
X-El juego acaba de empezar
XI-El hombre sin conciencia
XII-El relato del lobo y la oveja
XIII-La teoría del amor no retribuido
XIV-El origen
XV-La sobriedad tiene un gesto inusual
XVI-Puede que un día te maten
XVII-Nunca confíes en Ross
XVIII-Demente
XIX-Reina mía
XX-No soy gay
XXI-Somos una enfermedad
XXII-El nuevo profesor
XXIII-No me acuesto con estudiantes.
XXIV-La fiesta (Parte 1)
XXV-La fiesta (Parte 2) Cuando una zorra sufre
XXVI-El rocío descendiente del cielo
XXVII-¿Quién mató a Vans?
XXVIII-¿Quién Mató a Vans?- Parte 2
XXIX-Sobre el hilo Rojo
XXX-Mujercitas
XXXII-Obsession
XXXIII-Perfecto asesino
XXXIV-Father
XXXV-La carta del Ángel
XXXVI-Culpable
XXXVII-La carta del Diablo
XXXVIII- La Carta de Diablo II
XXXIX-Fiesta de fin año.
XL-Red Idol
XLI-Amar a un mentiroso
XLII-Tres palabras
XLIII-La primera mentira
XLIV-El único Amor de Henry
XLV-Ese Alguien
XLVI-Confía en Ross
XLVII-El juego de las manipulaciones
XLVIII-Llameaba furia
XLIV-Las estrellas en tus ojos
XLV-El fin de mi virginidad
XLVI-El pecado entre tus piernas
Capítulo XLVII-Devoraré tu alma.
Capítulo XLIVIII-Las mentiras de un pasado.
Capítulo XLIX-Inexistencia
Capítulo Final: ¿La podrás salvar esta vez?
E P Í L O G O

XXXI-L S D

189 12 0
By AbbyMendez11

El amor es una droga. Tan adictiva como mortal.

***

Investigar si la historia de Sanruht era veraz o solo una traza estratégica era el objetivo.
Demmy mencionó que visitaba el asilo los jueves, tuvo que esperar toda una semana pero aprovechó bien el tiempo para estudiar el caso con más profundidad y buscar los antecedentes de sus dos sospechosos. Estaban limpios, ''demasiado'', se cuestionó.

El timbre sonó, ese día llevó ropa oscura, si llegaba la noche era una buena opción de camuflaje, se recogió el cabello en una cola alta y se puso una gorra de color negro.

Aguardó, cuando lo vio salir se ajustó la gorra y siguió a unos metros detrás de él.

El cielo se cubrió de  gris y las calles de una espesa neblina, Demmy siguió el mismo camino de la primera vez, estuvo mas alerta cuando llegó al punto en el que lo había perdido. Cuando pasaron los primeros minutos se aseguró de que definitivamente no iba a un asilo,  solo habían dos en la ciudad y según lo que había investigado estaban al otro lado, ciento ochenta grados de diferencia.

Poco a poco comenzó a alejarse del centro, la noche llegó, las calles se volvían más oscuras y desoladas, las luces brillantes y los grandes anuncios desaparecieron, el asfalto se volvió fango y los grandes edificios pequeñas chozas.

El silencio era aterrador, cuando pateó una lata en el piso por accidente Demmy inclinó la cabeza ligeramente sobre su hombro, por suerte logro esconderse tras un contenedor de basura antes de que él volteara, miró por unos segundos y después siguió adelante

Alaya respiró con una mano en el pecho, un trueno que le hizo sobresaltarse atrajo la lluvia. La zona se volvía cada vez más siniestra, solo había escuchado ese lugar por las noticias, tenía muy mala reputación, todos sabían que por esos lados no habían reglas y la policía ni siquiera patrullaba cerca.

Había pasado casi una hora de camino, entonces era más importante de lo que suponía.
En la poca visibilidad de la neblina observó una luz parpadeante que al acercarse reconoció como purpura, y después la forma de una flecha, ésta apuntaba a tres letras con luces defectuosas.

L S D

Demmy se sacó la capucha cuando entró a un callejón entre el edificio con la luz purpura y otro que parecía algo muy cercano a un cubo gris deteriorado, no tenía ventanas ni puertas a la vista, no tenía letreros o señales.

Alaya se escondió tras un muro para espiar y preverse antes de seguir por el callejón, había una pared al final, estaba cerrado, se preguntó por donde había salido, inspeccionó cada lugar, luego notó la única puerta del edificio con forma de cubo, estaba muy bien escondida, como si quisiesen encubrirla con la pared.

Fue con mucho cuidado asegurándose de que no hubiese nadie por ahí, se sacó la gorra, se soltó el cabello,  se acercó y tocó a la puerta un par de veces.

Cuando comenzó a desprenderse despacio apretó los puños y supo que estaba lista.

Un hombre robusto y con una gran barba canosa apareció delante. Su altura era intimidante, mucho más su cara de pocos amigos, se cruzó de brazos y sacó la cabeza ligeramente, miró de lado a lado por unos segundos y cuando volvió a entrar la observó a ella de pies a cabeza con la misma expresión de aborrecimiento.

—¿Qué? ¿Te quedarás callada? Identifícate.—le reprochó, rascándose la masa de barba por el cuello, su voz era tan amenazante como su aspecto. Era el vigilante, no le tomó mucho determinarlo, entonces tenía que convencerlo de alguna forma de que la dejara pasar.

Miró sigilosamente el espacio detrás del hombre, era muy oscuro, había un pasillo largo y estrecho y al final solo una pared. Después notó unas ligeras luces, casi como chispas diminutas que parpadeaban en un zigzag cada dos segundos sobre ella, unas personas salieron desde la dirección en la que salía la luz, pasaron la puerta, el hedor picante a alcohol, la charla patética y sus movimientos inestables señalaron con facilidad su ebriedad, pero había algo más, la chica masticaba como cabra  y el chico sostenía una copa que luego arrojó a la pared como si nada, los dos rieron como tontos y terminaron por esfumarse.

Luces, comida y alcohol.
Un snack-bar clandestino.

El hombre de dos metros gruñó esperando una respuesta.

—¡Vanessa! Soy la nueva.—contestó apresuradamente.

¿Vanessa? Dios qué imbécil.

Ahora solo era cuestión de que el guardia se lo tragara, y rezó por ello.

—Llegas tarde, no vuelvas a hacerlo, el jefe les descuenta cada minuto.—le señaló un reloj gigante en su muñeca y se movió a un lado.

—Sí señor.

El vigilante agitó la mano hacia adentro, ella asintió y pasó clavándose las uñas en las palmas, no sabía en qué se estaba metiendo, pero ese lugar le daba muy mala espina.

Escuchó el sonido de la puerta de hierro cerrarse a su espalda, restando la luz del callejón la  visibilidad era escasa, el pasillo era más largo de lo que se figuraba desde la entrada, las luces en la pared se volvieron más intensas, su oído fue reconociendo diferentes ruidos, música techno, gritos y quejas sexuales de todo tipo, se hacía más fuerte mientras se acercaba, hasta que llegó al final, había una puerta ligeramente abierta, cuando la impulsó hacia adentro, era otro mundo después de la oscuridad.

Las luces de distintos colores apuntaban a todos lados, la música palpitaba en el cuerpo, tanto que daba escalofríos, habían tres barras de bares, derecha, izquierda y una en un espacio superior dejando una pista inmensa en el medio de éstas. Todo era más grande de lo que había pensado, la única escalera que conducía al segundo piso estaba hasta el final, parecía  una extensión del primer nivel, habían más barras y una pista, pero no todo se visualizaba desde abajo, lo único que pudo notar fue un lado  de una pantalla enorme, un escenario y unos adornos muy raros que parecían jaulas de aves de tamaño humano, el tercero supuso que era un almacén o un área de guarnición, era más privado y cerrado, no tenía pistas ni barras, solo habían muchas puertas cerradas con pequeños letreros que no distinguió por la distancia.

Pero lo más desconcertante era la multitud de personas que había allí, podrían ser cientos, en su mayor parte en las pistas, encontrar a Demmy no sería tarea fácil.
Avanzó a empujones entre el tumulto, era una desastre,  la gente estaba como loca, una chica casi le vomita los zapatos, se movió y sintió que una mano halaba su muñeca, por un momento pensó que era Demmy, pero no era el caso.

Era uno de los tantos tipos raros  que habían allí agitando  una cartera de cuero ante sus ojos. Luego notó la chica de ojos rojos  con un delineado fatal y una minifalda que dejaba ver su tanga y no dejaba de besar el cuello del extraño.

—¿Estás disponible, bonita? tengo cien dólares, tú y ella ¿Va?—el hombre abrió la cartera y sacó dos billetes de cincuenta, la chica pensó que arrebatarle uno sería buena idea, pero él movió la mano y le dio un golpe brusco en la cara que la arrojó al piso.

Alaya se repugnó y los perdió de vista entre la gente lo más rápido posible.

¿Pero a qué se refería ese hombre?
No tuvo tiempo de pensar, sintió la vibración de su teléfono en su chaqueta, lo rebuscó, era un mensaje de Rowly.

—¿Por qué no contesta?

Revisó las notificaciones, tenía un montón de llamadas perdidas de su número.

—Hay mucho ruido aquí, no escucho nada.

—¿Dónde está?

—Descubrí algo.

—¿Qué?

—Seguí a Sanruth. Mintió, no va al asilo.

—¿Entonces a dónde?

—No sé exactamente qué es este lugar, está a  las afueras de la ciudad.

—¿Está usted ahí?

—Sí, estoy investigando, presiento que hay algo muy extraño detrás de todo esto.

—¡¿Cómo diablos se le ocurre seguirlo hasta aquel sitio? ¡Sola!  ¡A estas horas! ¿Se volvió loca?

Alaya frunció el entrecejo con desconfianza mientras seguía moviéndose entre los empujones de la gente.

—Pensé que se alegraría, tal vez encontremos algo, él estaba mintiendo.

—¿Acaso le era tan difícil  llamarme?

—Lo olvidé.

—Regrese a su casa.

—No me iré hasta encontrar algo. Despreocúpese, el guardia cree que trabajo aquí, tengo todo bajo control.

—¿Qué está diciendo? ¿Dónde demonios está?  ¿Qué pudo ver a su alrededor antes de entrar?

—El edificio  es muy cerrado, no tiene nombre ni letreros,  la entrada está casi escondida entre un callejón que da con otro edificio, creo que es un billar, leí LSD, supongo que así se llama.

Rowly tardó unos minutos en contestar, siguió buscando a Demmy por todos lados, no había ni rastro de él.

El celular volvió a vibrar en su mano.

—Quiero que entienda lo siguiente muy seriamente Alaya, usted está en peligro. No hable con nadie, tampoco luzca extraña, no luzca como si tuviera miedo, líguese con la gente hasta llegar a la puerta, una vez allí le dirá al vigilante que está cansada y que necesita aire. Cuando este afuera llámeme.

Alaya arrugó la cara y comenzó a teclear con rabia.

—¿Qué? ¿Qué está diciendo? ¿Y Demmy?

—Él está perfectamente, la que está en problemas es usted, salga de ahí, Alaya, no es cosa de juegos.

Maldijo y lanzó un golpe al aire, estaba muy cerca, lo presentía.

Inhaló profundamente hasta recobrar la cordura masajeándose la frente. Después de todo él era el detective experimentado, por algo le ordenó aquello tan estrictamente.

—Estoy exhausta, necesito aire fresco.—fue lo que dijo al vigilante fingiendo una respiración forzada mientras se abanicaba el cuello.

—¿Tan rápido? Ya sé ¿Te encontraste con un precoz de cinco minutos? Es muy común por aquí, vete acostumbrando.—el guardia soltó una risa bizarra palmeándole la espalda.

—Sí, claro.—fingió una sonrisa a boca cerrada. Seguirle la corriente era lo mejor después de todo.

El vigilante negó peinándose la barba entre los dedos.

—Lo siento niña, el jefe nos prohíbe la salida de las nuevas en sus primeros días, son las que más demandan, así que tendrás mucho más trabajo por hoy.

Alaya tuvo que resistir el asombro cabizbaja. Maldijo internamente, utilizó todo a su voluntad para mantenerse con la misma expresión y no alterarse.

—¿No puede hacer una excepción? Por favor.—le ofreció una sonrisa amplia y amigable.

El vigilante levantó una ceja, se cruzó de brazos, el humor de antes desapareció en un segundo.

Alaya controló los temblores que querían flaquear sus piernas, si el hombre de la entrada comenzaba a sospechar estaba perdida.

—No, ya vete a trabajar, por cada minuto que pasa aquí haces que la casa pierda dinero.—le contestó y volvió a señalarle el reloj gigantesco de su muñeca.

Tuvo que regresar al bar con el rabo entre las patas. No entendía la mitad de lo que le decían, supuso que el vigilante se había convencido de que era la nueva mesera, una barmaid o algo así, pero con todo lo que dijo ya no sabia que pensar.

Se acercó a la barra y le tocó el hombro a una chica con una peluca azul.

—Hola ¿Sabes dónde queda el baño?—le preguntó acercándose a su oído, la música era más fuerte en las barras.

La chica se bebió como tres shot's seguidos, luego emitió un gritó emocionante alzando el puño. Observó a Alaya por unos segundos y le tomó un mechón de cabello enredándolo en su dedo.

—En el corredor  de la esquina ¿Te acompaño, hermosa?—le susurró acercando sus labios peligrosamente al cuello de Alaya.

—¡No!—se alejó de ella con rapidez, revoloteó las pestañas respirando fuerte.
Unos más raros que otros—se repitió.

De cualquier modo siguió sus indicaciones, quería refrescarse la cara y llamar Rowly con menos ruido cerca. Se encontró con un pasillo largo y una única cortina roja en el fondo, no tenía una puerta, bufó, todo allí era más que raro.

Se acercó, la deslizó a un lado, en ese segundo su cuerpo se inmovilizó y sus ojos repasaron la perturbadora escena. Una mujer desnuda de la cintura para abajo montaba un hombre, el sonido de los golpes solo lo hizo más incómodo, tenían sexo.

Bajó la cabeza y huyó de ahí como Jaden del matrimonio.

Sacó su teléfono y comenzó a teclear con las manos temblorosas.

—No me quiso dejar salir.

—¡Maldita sea! ¿Por qué?

—Seguiré buscando a Demmy en lo que se resuelve todo esto.

—...

La pantalla se oscureció.

BATERÍA AGOTADA

Mierda ¿Ahora qué?

Y se lo repitió con más fuerza cuando lo encontró, era Demmy, pudo reconocer su simple silueta de espaldas subiendo las escaleras junto a una chica pelirroja.

—Entonces tú eres la nueva.—escuchó esa voz masculina desde atrás, tenía un acento brusco difícil de descifrar.

Se dio vuelta y analizó su aspecto en silencio. Era un hombre alto y de buen vestir,  tenía un aura poderosa, al mismo tiempo tenebrosa, un reloj dorado brillaba en su muñeca derecha, cinco anillos del mismo color adornaban cada dedo de su mano izquierda.

—Sí señor.—le respondió fríamente.

De repente el hombre con los anillos sujetó su antebrazo con brusquedad, la haló conta él y retuvo su barbilla con fuerza—Te veo caminar mucho ¿Qué pasa con mi dinero? Hoy hay muchos clientes potenciales ¿Qué demonios haces, perra?—la agarró del cabello y sacudió su cabeza como una marioneta.

Mierda

—Tranquilo Barto, me estaba esperando ¿Qué pasa hombre?—la llegada de Rowly le vino como un avión de rescate a un náufrago. No sabía ni cómo ni porqué, pero de verdad le aliviaba verlo.

Después de un momento su presencia le intrigó, parecía demasiado fraternal con el hombre que aún retenía su muñeca como si le perteneciera.

—¿Pero cuánto tiempo ha pasado? ¿Meses? ¿Años?—le preguntó el supuesto Barto palmeándole el hombro.

—Mucho tiempo.—le respondió Rowly, la miró de pies a cabeza, quería asegurarse de que no la hubiesen lastimado.

Bartó notó su mirada fija en ella, la movió como una muñeca de trapo y se la fue mostrando como un vendedor insistente—La chica está para estrenar, salida de  caja, exclusiva para usted.—el hombre sabía como liquidar un buen negocio— ¡Y tú!—le advirtió a Alaya, su voz era tan grave que daba escalofríos—Trata bien al señor, es de los mejores.  Les daré la mejor sala, síganme.

La sala a la que se refería tenía cierto parecido con la que había pillado a los dos pervertidos teniendo sexo, no tenía puerta sino una cortina, había un sillón con un montón de cojines y un pequeño estante integrado a la pared.

Henry tomó su muñeca, la tiró en el sofá con fuerza y  selló la cortina tras él.

—Dios, me alegro tanto de que esté aquí.—Alaya se frotó la cara e inspiró con profundidad, ese hombre le daba tan mala espina que le alteró los nervios.

—Fue una ridiculez de su parte seguirlo sola hasta aquí—Rowly le pasó una caja de inhalador sellada—. No vuelva a hacer eso.—

—¿Qué?—tomó la caja, la abrió y respiró con el inhalador.

Rowly se sentó a su lado, la miró fijamente, se inclino a ella y le advirtió en un aire confidencial:

—Arriesgarse de esa manera, esta gente es peligrosa—su voz se cerró, Alaya intentó descifrar su expresión, pero no había nada claro en él— . Si Sanruht está metido en todo esto, no es tan bueno como supuso.

Su atención se fue a la melodía erótica que invadió la sala de repente casi combinándose con unas quejas sexuales que percibió desde afuera.

Rowly sujetó su barbilla y la regresó a él, sus pupilas estaban tan dilatadas que le hizo estremecerse.

¿Por qué la miraba de esa manera? ¿Por qué sentía una extraña sensación entre los dos? Como si... la deseara.
Henry rozó su mejilla con suavidad, no dejó de mirarla, se mordió el labio inferior y aquello le trajo recuerdos que por un momento olvidó que solo fueron parte de un sueño húmedo en su cama. Cerró los ojos despacio y lo evocó todo, como se extraviaba en cada beso recorriendo su cuerpo, tomaba su intimidad  a su voluntad como un juguete, y la complacía en todos los aspectos. Era todo para él, y él lo era para ella.

Fue el sueño más real que jamás tuvo.

Se preguntó si existía una sola probabilidad de que  en algún rincón de la galaxia, si en otra dimensión, si en otro tiempo.... sí sucedió aquella noche, si sus sueños fueron alusiones de un recuerdo real,  lo que una vez pasó o quizá  pasará.

Y ya no fue más que un sueño, la besó, con un vigor que la intensidad de su cuerpo demostró. Se quitó el traje y  tomó su cintura con agresividad, la montó sobre él y comenzó a moverse con erotismo.

—Basta.—Alaya se levantó con una respiración jadeante, se tapó a boca digiriendo lo que acababa de pasar.

—Baje la voz—le ordenó, y antes de que lo notara se levantó y la volvió a acorralar contra el sillón— ¿Qué? ¿Tiene miedo?—sus ojos se volvieron más profundos.

Se obligó a soportar todas las sensaciones que despertó en su cuerpo de una forma brusca y descontrolada—¿Qué?—le preguntó con absoluta perplejidad.

—¿Me teme?—le susurró con un beso corto en su cuello.

Ella no le contestó, no fue capaz de  emitir más en un balbuceo.

De un momento a otro alejó toda su altura inclinada sobre ella y se desplomó de lo más tranquillo en el sofá.

—Barto la está vigilando, la tela es muy fina, cambió la luz a esta porque se vuelve casi transparente desde afuera.
Alaya parpadeó varias veces, siquiera había notado cuando cambió la luz, todo allí era bizarro.

—¿Vigilándome? ¿Por qué?—inquirió, hundió las cejas hasta casi fusionarlas con sus ojos.

—Quiere saber si me está complaciendo.—le respondió con cierta obviedad.

—¿De qué habla?—se tiró en el sillón de golpe  harta de que le hablaran como si entendiera una sílaba de toda esa mierda.

—¿Qué? ¿ No sabe qué es este sitio?—ella negó. Él se levantó como si hubiese escúchado la mayor ridiculez de su vida. Abrió el gabinete de la pared, buscó un pañuelo en su pantalón y sacó un objeto con una forma extraña sosteniéndolo con el pañuelo.

Uno con forma de pene.

—Es un prostíbulo.—agitó el juguete sexual frente a ella.

Alaya enlazó todo en un segundo. Ya sabiendo cada cosa, era tan lógico que se dijo idiota por no sospecharlo antes.  Miró la forma del pene  con asco y agitó las manos para que lo alejara de ella.

—¿Qué hace Demmy en un lugar como este?—se murmuró, era algo que no quería responderse.

—Ya sabe, lo que se hacen en los prostíbulos, jugar a las muñecas con esto.—canturreó con ironía agitando el objeto, luego lo dejó en el mismo cajón.

—Ellos creen que trabajo aquí.

—Cálmese, lo arreglaré—se puso el traje, tomó su mano con fuerza y le apartó el cabello de la cara para mirarla a los ojos  —. No me sueltes.—le susurró.

Ella sintió un sobresalto en el pecho, asintió con las mejillas encendidas.

—¿Algún problema?—Barto los vigilaba muy de cerca, solo hicieron salir para encontrárselo merodeando.

—Quiero llevarla a mi apartamento, sabe que no me gustan sus salas.—le respondió Henry de malhumor, como si hubiese estado disconforme con el espacio que le ofreció.

Barto chasqueó, se acarició la barbilla con una mueca de poco interés.
—Me temo que no será posible—Alaya apretó la mano de Henry, él rodeó su cintura y la apegó a su cuerpo para decirle que todo iba a estar bien. Barto comenzó a hacer un gesto con la mano, Rowly lo reconoció enseguida.—, a causa de diversos inconvenientes pasados prohibimos que nuestras chicas salgan con clientes a otros lugares. Han cambiado muchas cosas desde su partida, Rowly.

—Descuide, entendí.—sacó la billetera de su bolsillo, tomó un buen volumen de efectivo, se lo ofreció y desde luego él no titubeo en tomarlo.

—Siempre será un placer.

Alaya miró atrás, cuando estuvo lo suficientemente lejos arrancó la mano de la de Rowly y se detuvo mirando a cada lugar de cada nivel.
—¿Y Demmy? no lo voy a dejar, usted dijo que este lugar era peligroso.

—¿Qué tan idiota se puede ser, Dios?—soltó, con una maldición— ¿Ve a esa gente tirada en el piso?—los señaló, estaban por todos lados— Tal vez estén muertos—Alaya se tapó la boca, él la tomó de los codos y la agitó para hacerla reaccionar— ¿Ve que a alguien le importa? ni siquiera se fijan; los pisan y siguen adelante. Son drogadictos, asesinos, violadores, traficantes.  ¡Ya se lo dije!—le gritó a la cara—si su amigo está metido en todo esto, no es tan bueno como supuso.

El camino hacia el auto fue silencioso. Él tomó la cajetilla de la guantera,  encendió el cigarro de vista baja y la evaluó en silencio por unos minutos.

—¿Alguien la tocó?

—No.

Sacó un arma pequeña de su pantalón. Alaya tragó grueso, no supo como la escondió tan bien,   lo vio inclinarse,  guardarla en la guantera, girar las llaves y encender el motor.

Cuando llegaron al apartamento sintió como si se sacara mil toneladas de las espalda.

—El baño está hasta el final, lávese un poco antes de llevarla a su casa.—escuchó la voz de Rowly desde otra habitación. El ambiente seguía tenso entre los dos, no habían logrado nada importante, el reloj corría, todo se volvía desesperante.

Habían tres corredores y solo dos tenían puertas al fondo, siguió el más cercano, había una llave en el cerrojo pero la puerta estaba abierta.
Estaba muy oscuro como para distinguir si era la puerta correcta. Buscó el interruptor  palpando la pared, cuando lo presionó una luz roja destelló en sus ojos.

Habían fotografías por todos lados, colgaban entre tirantes, pegadas en las paredes, a  montones en el mostrador, sobre él había una lámpara con luz violeta y unas cámaras de diferentes formas.

Un cuarto oscuro, había escuchado de ellos, se cubría la luz del exterior para no dañar el proceso en el revelado fotográfico. Y vaya si que era aficionado a la fotografía, tomó una de un tirante para mirarla más de cerca.

Su corazón palpitó y la tiró en un pasmo nervioso. Cuando estuvo rodeada de ellas lo contempló, fue tomándolas  una por una, se tapó la boca para controlar su respiración.

Era monstruoso, perdió el equilibrio, se aferró a  las tiras para no caer pero terminó tirándolas al piso.

Eran fotos, cientos de fotos de mujeres, y una de ellas... justo la primera en sus manos fue una de la señorita Vanessa, acorralada, vendada en la cama en que estuvo ella una vez. Pero sus expresiones no eran de miedo, estaban desnudas y excitadas, tenían sexo, cada lámina en una posición diferente, con él, con otra mujer, lencerías distintas, depravaciones diferentes.

Lo miraba con sus propios ojos pero no lograba asimilarlo, así, de golpe. Vanessa estaba casada, felizmente casada llegó a pensar.

Se levantó y fue hasta el mostrador, en la pared tras él había un pizarrón, se frotó la cara, eran fotos suyas, cuando estaba en la universidad, en su casa, con su familia, en la calle, cuando estuvo encadenada en su cama, en ropa interior, en poses sexuales.

Se tuvo que recargar en el mostrador, era aberrante. Tomó una de las cámaras, era la pieza faltante, todo estaba ahí, videos, centenares de ellos, estaba Vans, estaba ella. Rowly la grabó inconsciente, no la tocó, dijo la verdad, pero disfrutó cada segundo en el que estuvo soñando con él, teniendo sexo.

La luz de la puerta al abrirse despertó un escalofrío severo en ella.

Lo miró directamente, una silueta oscura, un desconocido.

¿Qué es? ¿Qué es lo que en realidad busca? Cada centímetro de su cuerpo estaba tenso.

Él relajó los hombros con una respiración ruidosa y se quedó en silencio. El humo que exhaló se mezclo con la luz roja de la habitación, se encajó el cigarrillo entre los dientes, se acercó lentamente e incluso antes de hablar recibió el trueno de una bofetada que arrojó el cigarrillo de su boca al piso.

—Mierda.— exclamó, se masajeo la mejilla mirándola con los ojos muy abiertos.

—Estuvo mintiendo todo este tiempo, Vanessa y usted no eran amigos, eran amantes—puso las pautas sobre la mesa de una vez. Le daba rabia, le daba asco, creyó en él como una idiota—. Es un mentiroso, es un hipócrita, es un maldito depravado.—le gritó, recogió unas fotografías en el piso y se las arrojó a la cara.

—Lo puedo explicar.

—¡No! no puede—vociferó, empujándolo del pecho— .Nunca me dará una excusa que justifique esto—se volteó, le señaló las cámaras sobre el mostrador y las fotos en el pizarrón en las que estaba semidesnuda.

—Alaya esto no es lo importante—la agarró de los hombros  e intentó explicarle—Vanessa está muerta.—le dejó en claro.

Arrebató sus manos, se inclinó, recogió una foto de Vanessa.

—Lo haré por mi cuenta.

***

Aún nada, sin la ayuda de Rowly todo era más complicado de lo que pensó. Pateó la puerta trasera y echó la basura en el contenedor, era una pena desperdiciar tanta comida, la gente dejaba casi una porción completa a veces.

Respiró hondo, ya no le quedaban más ideas ¿Cómo iba a descubrir lo que pasaba en ese lugar si ni siquiera podía entrar? Ese prostíbulo era la clave, lo sabía.

Una imagen sombría se formó delante  de ella, retrocedió intuitivamente, la silueta se acercó, estaba cojeando con una muletilla, respiraba con hiperventilaciones incoherentes.

—¿Por qué lo hiciste Alaya? teníamos un trato.

—¿Zedd?—lo único que pudo reconocer fue su voz, su rostro estaba vendado con manchas de sangre—Dios mío ¿Qué te pasó?

—Elah casi me mata... Por tu culpa.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

A veces cerrar ciclos es la única solución ¿Pero qué es lo que en realidad conduce nuestras decisiones? ¿De verdad se ilusionaron con nuestro profesor? Recuerden... cada quien tiene algo por esconder.

Mucho amor team different.

Abby

Continue Reading

You'll Also Like

533 67 16
Sofía conoció a Evan, un chico extraño con un gran fanatismo por la mitología griega, en su primer día de colegio. Desde entonces, se volvieron insep...
5.2M 453K 83
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
246K 2.1K 5
Katherine Wells es la única heredera del trono británico. Debido a las constantes guerras entre la mayoría de los paises y para buscar apoyos, su pad...
33K 2K 67
Él era el amigo de su papá pero también el hombre que siempre soñó. -Quédate aquí para siempre, cásate conmigo- Mencionó Rodrigo mientras acercaba a...