UNSTOPPABLE ━━Percy Jackson

By -beifong

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❝No puedo dejar de mirar esos ojos oceánicos ❞ ⇝ Basado en la... More

━━━ Unstoppable
01. Problema a futuro
━━ Acto I. Alma frágil ━━
02. Percy Jackson aka pececito
03. Que comience la odisea
04. Una promesa que solo la muerte puede romper
05. En medio del caos
06. Más preguntas que respuestas
07. Los límites de la hospitalidad
08. Iluminas mi camino
09. Poder creciente
10. Energía que se agota fácilmente
11. Sembrando dudas peligrosas
12. Sacrificio
13. Hacia la tormenta
14. Demuestra tu valor
15. Tregua perdida
16. Sentimientos encontrados
17. Intervención divina
18. Masticar el cristal roto
19. Dolor de un corazón ajeno
20. Blackjack
21. Entra al vacío, alma frágil
22. Bajo las estrellas
23. Lazos irrompibles
24. Calma que precede a la tempestad
25. La herencia de las sombras
26. Los hijos de la noche
27. Solo quieren crueldad
28. Las desgracias no vienen solas
29. La misericordia de una madre
30. Máscara de porcelana frágil
31. Presenta nuestros respetos
32. La sombra de una leyenda
33. Un legado familiar
34. El hedor de la traición
35. Secretos que matan
━━ Acto II. Voluntad de Hierro ━━
36. En tierra extraña
37. Aún más profundo
38. Demonios al asecho
39. Una dinastía maldita
40. Este no es mi sitio
41. La muerte está en el aire
42. Antes morir que perder el honor
43. Corazón de guerrera
━━ Acto III: Dulce Venganza ━━
44. La trampa está tendida
46. Respuestas en las cenizas
47. Lobo solitario
48. Nacidos para la batalla
49. El final del viaje
50. En busca de una voz propia
51. La venganza se sirve fría
52. Vencer o morir
53. Prepárate para la gloria...
54. Epílogo
Curiosidades

45. Deserta si te atreves

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By -beifong























CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO

Deserta si te atreves


━━

Tengo mis defectos, cometo errores,
...
Tengo mis dudas, pierdo mi fuerza
A veces me caigo, pero no me rompo
Eso es lo que soy







P E R C Y


     Supe que las cosas no irían nada bien desde el momento en el que vi el rostro de Mera.

Recargada sobre la barandilla con los brazos cruzados y mirando fijamente el suelo, la hija de Hécate irradiaba ira pura. Casi podía apostar a que se veía un halo rojo a su alrededor. Pero cuando me acerque a preguntarle que sucedía, ella me mostro una sonrisa y actúo como si nada pasara. Aún cuando insistí, no pude hacer nada para me dijera algo al respecto.

Y me fue imposible no relacionar su enojo con Jason, pues el hijo de Zeus tampoco parecía estar de humor. Tenía el ceño fruncido y apenas le dirijo unas cuantas palabras a Leo cuando éste llegó a su lado.

Todos estábamos en la cubierta a la espera de que Frank y Piper regresaran, los dos habían bajado a registrar el puerto en busca del veneno de Pilos que serviría para elaborar la cura del médico que Niké había mencionado. Y hablando de la diosa, la habíamos sacado de las caballerizas para que tomara un poco de aire fresco y aunque seguía atrapada bajo la red de bronce, Leo le había quitado el calcetín de Frank con la advertencia de que si se atrevía a maldecirnos volvería a ponérselo.

Cuando Frank y Piper por fin volvieron nos reunimos para entablar una pequeña reunión. Gracias a los dioses habían conseguido encontrar el veneno que necesitábamos, además de que también traían información que nos sería de utilidad para nuestra siguiente parada.

— Según mis primos de Pilos, el dios encadenado que tenemos que buscar en Esparta es mi padre —comenzó Frank—. Me refiero a Ares, no a Marte. Por lo visto, los espartanos tenían una estatua de él encadenado en la ciudad para que el espíritu bélico no los abandonase.

— Vale —dijo Leo—. Los espartanos eran raritos...

— ¡Oye! —se quejó Mera.

— Claro que nosotros tenemos a Victoria atada, así que supongo que no podemos decir nada —habló de nuevo Leo, tratando de arreglar su último comentario.

Jason se apoyó en la ballesta de la proa.

— Pues vamos a Esparta. Pero ¿de qué nos sirven los latidos de un dios encadenado para encontrar la cura de la muerte?

— Supongo que lo sabremos hasta que lleguemos —respondió Mera, sin quiera mirarlo— Y quiero ofrecerme para bajar e investigar yo misma. Pero... necesito hacerlo sola. Nadie puede acompañarme.

La atención pronto se fijó sobre ella, pero Mera no veía a nadie en específico, sus ojos verde jade se perdieron en alguna parte del barco. Era como si se hubiera sumergido en sus propios pensamientos. Su rostro mostró determinación, pero también preocupación.

Últimamente, Mera parecía estar ajena a todo, como si el saber que pronto llegaría a Esparta le estuviera afectando. Supongo que era por toda la carga que le había puesto su tío al pedirle que fuera. Yo no sabía de qué se trataba todo esto y ella tampoco estaba dispuesta a decírmelo. Aquello me incomodaba un poco porque así no podía ayudarla.

— No me parece buena idea —negué, ganándome la atención de ella.

— Además, no creo que puedas...

— Cuidado con lo que vas a decir, Jason —Mera lo interrumpió.

Su mirada firme se fijó en su amigo. Por alguna razón se sintió como si las palabras de Jason hubieran encendido la mecha de una dinamita. Y me encontré desesperado por apagarla.

— ¿Qué? No estás en condiciones y lo sabes muy bien —la encaró Jason—. Quizás si te relajarás primero consideraría tu petición.

Eso habría sonado muy bien, si no fuera por el tono con que lo dijo. Podría jurar a que la estaba retando a que le llevará la contraria y Mera, por supuesto que lo hizo. Se giró por completo para enfrentarlo. Jason no dio un paso atrás y clavó sus ojos azules sobre ella, desafiándola.

Ahora ya no había ninguna duda de que aquellos dos no estaban en los mejores términos. Lo que nos dejó a todos totalmente sorprendidos, casi sentía que estaba dentro de un sueño, porque jamás creí verlos comportarse de esa manera, no entre ellos al menos.

— Quizás deberíamos platicarlo...

Quise intervenir, pero Mera no estaba dispuesta a perder la batalla que se estaba generando entre ellos, por lo que hizo a un lado mi comentario.

— Te recuerdo que ya no eres pretor —escupió con enfado—. Tú ya no me das órdenes, soldado.

Aquel comentario hirió el orgullo de Jason, pues fue como si Mera le echara más leña al fuego. Él la miró con furia.

— Si ese es el caso... —quiso intervenir Frank.

— No te atrevas, Frank —chilló Mera.

Yo no sabía qué hacer. Nadie lo sabía. Estábamos en una situación completamente nueva para nosotros. ¿Peleando es la única manera en la que los hermanos resolvían sus asuntos? Quería que alguien me lo dijera.

— ¡Como si alguna vez hubieras seguido mis órdenes! —Jason exclamó con cólera—. ¡Nunca pareces escuchar!

— ¡Eres un...! ¡Siempre te seguí! ¡Siempre estuve para ti! —contraatacó Mera.

— Si siempre estuviste, explícame entonces ¿por qué no estuviste cuando me hirieron? ¿No es eso lo que prometiste, cuidarme la espalda?

De acuerdo, eso había sido un golpe bajo y algo totalmente fuera de lugar. Pero por la forma en que él dijo eso entendí que aquella promesa, que Mera me contó alguna vez, era el motivo por el que ambos estaban enojados. Dioses juré que mi novia lo desintegraría ahí mismo porque puede que haya visto dolor en sus ojos, pero más que nada estaba que hervía de la ira.

— Si con esas vamos, tú fuiste el primero en incumplirla. ¿Dónde estuviste cuando caí al Tártaro? —refutó—. Dices que yo te até a nuestra promesa, pero te recuerdo que ¡fuiste tú el idiota que quería un pacto de sangre!

La situación se estaba saliendo completamente de control. Y me di cuenta de que era necesario intervenir cuando un trueno sonó a lo lejos. Jason echaba chispas en sentido literal, sus manos y sus ojos cargados de electricidad. Mera no se quedó atrás, dos orbes de magia se hicieron presentes en ambas manos y un rojo escarlata brilló en sus ojos.

¿En verdad iban a atacarse?

No podía dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo. Y justo cuando estaba a punto de intervenir —lo que me habría ocasionado que un rayo me alcanzara y me sacara volando— Alguien que jamás espere que intercediera, lo hizo. Pero no de la mejor manera.

— La hija de la magia no encontrará victoria en Esparta, sino muerte.

El efecto fue de inmediato. El fuego que consumía a Jason se apagó al instante y la expresión de furia con la que miraba a su amiga cambió a una de total preocupación. Mera en cambio, se giró para enfrentar a Niké mirándola como si la hubiera golpeado.

— ¿Q-Qué? Eso... no puede ser —tartamudeo—. Necesito... Debo ir a Esparta.

— Mera —alcancé su mano y ella me miró con desesperación, se le había ido el color del rostro—. Quizás tu destino sea ir en otra ocasión.

Pude jurar que Niké rió por debajo.

— Puedes ir hoy, mañana, en un mes, en un año y el resultado seguirá siendo el mismo —recalcó la diosa—. Pero ¿quieres saber lo que te corresponde por derecho? Tendrás que pasar por Esparta primero.

— Hice una promesa —susurró por debajo—. Papá dijo... ¡Debes estar mintiéndome!

— Ella tiene razón, Mei —convino Piper, mirándola con profunda tristeza—. Se que dije que te vi ir a Esparta, pero mi daga me ha mostrado otra imagen. En ella... dioses estabas cubierta de sangre... no puedes ir.

— Hice una promesa —volvió a repetir, estaba totalmente desorientada—. Y no pienso romperla.

— Mera, siempre te he apoyado, pero escucha lo que te están diciendo. Si vas... no regresarás —me atoré casi al último.

Odiaba la terquedad y, por un momento, la lealtad y el honor que tanto la caracterizaba porque eso le impedía dar marcha atrás y romper su palabra. Pero por más que se enojara conmigo no estaba dispuesto a perderla. Pudiera ser que ella le hubiera hecho una promesa a su familia, pero también me había hecho una a mí: dijo que siempre estaríamos juntos.

— Y ya que dices que solo sigues órdenes del pretor del campamento, entonces esa es justamente la orden que te doy —expresó Frank, casi titubeando al principio—. La orden es que te quedes.

Mera quiso contraatacarlo, pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta. Aún cuando no le pareciera, Mera seguía siendo una legionaria leal y justamente aquello le impidió protestar contra su superior. Con desesperación busco ayuda en los demás, pero nadie se puso de su lado.

— ¡Ustedes son... imposibles! —bramó furiosa y a pasos largos se escabullo hasta su habitación.



























Cuando se hizo de noche nos reunimos en el comedor para cenar algo. No había ido a ver a Mera porque todos sabíamos que lo mejor era esperar a que se calme, de lo contrario podrías terminar muy mal e incluso esa regla aplicaba para mí. Decidí darle su espacio, mañana platicaría con ella, con suerte entendería que nada de esto era para perjudicarla.

— Se que no estamos de humor —dijo Leo—. Pero quizás mis famosos tacos de tofu incendiados nos levanten el ánimo. Al igual que el de Mera, pero esos se los entregarás tú, Percy. Me gustaría conservarme en una pieza.

Suspiré y me crucé de brazos. Este día había comenzado mal y terminado de la misma manera, lo que me estresaba demasiado. Nos quedaban pocos días para llegar a Grecia y no había tiempo para peleas y menos entre nosotros. Ya teníamos suficiente con tener que enfrentarnos a la cara de tierra y a dioses enloquecidos. Por nuestro bien debíamos de mantenernos unidos.

Mi mirada se centró en el hijo de Zeus.

— ¿Y que fue todo eso de hace un rato, eh? —cuestioné.

Una vez que Leo preparó sus tacos, nos sirvió a cada uno para que los probáramos. La verdad es que si estaban buenos, aunque si fueran de color azul estarían mejor.

— Parecía que iban a matarse —dijo Piper—. Nunca los había visto así.

El rostro de Jason mostró culpabilidad, al menos entendía que tanto él como Mera tenían la culpa y que se había sobrepasado. Se pasó una mano por su cansado rostro y luego habló:

— Anoche tuvimos una pelea...

— ¿No le habrás dicho...? —Annabeth casi se cae de la silla.

— ¡No! —recalcó Jason y aquello calmó los nervios de todos—. Pero quise. Ella debe saberlo.

— Y se lo diremos —concordé con él—. Se que es importante que ella sepa que...

Las palabras se desvanecieron en el aire, de pronto me sentí muy mareado.

— ¿Qué demonios tenían tus tacos, Leo? —cuestionó Annabeth con preocupación, mirando fijamente su mano derecha. Después se llevó una mano a su cabeza—. No me siento muy bien.

Leo no alcanzo a contestarle, puso los ojos en blanco y cayó dormido sobre la mesa, roncando. Y no fue el único, porque todos comenzaron a cerrar los ojos, cayendo en un sueño profundo. Quise resistirme, pero mis parpados comenzaron a pesarme cada vez más hasta que finalmente cedí ante sueño.


























Desperté cuando escuché ruido. Al parecer todos comenzábamos a recuperar la consciencia.

— No vuelvo a comer nada tuyo —escuché hablar a Hazel. Mi visión apenas se estaba adaptando a mi entorno.

— Esto me da mala espina —expuso Annabeth y tambaleándose salió a la cubierta. Nosotros la seguimos de cerca.

Esto definitivamente estaba mal.

El sol en el horizonte comenzaba a ocultarse y el Argo II había atrancado, las olas golpeaban el barco, pero este se mantenía fijo aunque de vez en cuando se mecía con el mar. La sorpresa y el aire fresco hicieron que recobrara la compostura.

— ¿Dónde está Mera? —cuestioné una vez me recuperé.

Festo chirrió en la proa.

— Dice que ella bajo hace ya unas horas —tradujo Leo, medio desorientado. Luego abrió tanto los ojos que creí que se le saldrían—. ¡Ella se ha ido!

— Entonces lo que soñé era verdad —dijo Piper, aun aturdida—. Vi a mis hermanos, quiero decir a Deimos y a Fobos, dijeron que Mera los había mandado y que cuando los necesitara solo tendría que llamarlos.

— Eso quiere decir que lo logró —sentenció Annabeth—. ¿Pero por qué aun no llega?

— Quizás venga en camino —dijo Frank.

— Algo me dice que el habernos quedado dormidos fue cosa de ella —dijo Jason con una mano en la cabeza—. Por supuesto, debí imaginarlo. Tenemos que ir tras ella y...

La voz de Jason se quebró y con desesperación rebusco algo por todo su cuerpo.

— ¡Mi brazalete! ¡¿Alguien lo ha visto?!

— Creí que eso estaba pegado a ti —aventuró Annabeth—, debido a la magia con la que se ha formado.

Festo chirrió de nuevo, al parecer el dragón de Leo sabía más que nosotros. Por suerte el hijo de Hefesto podía entenderle a la perfección.

— Festo dice que cuando Jason y Mera pelearon, ella estuvo a punto de deshacer su promesa, pero que él lo impidió de manera heroica. Aunque no le hagan caso a lo último seguramente...

— ¿Lo habrá hecho después?

El rostro de Jason había perdido color, como si hubiera visto un fantasma o como si la herida comenzará a hacerle estragos mucho más fuertes. Su mirada de inquietud me preocupo bastante. Mantenía su mano izquierda fuertemente sujetada a la derecha, ahí donde una vez estuvo su brazal plateando.

— Eh, no debes preocuparte. No creo que Mera lo haya hecho —dije con seguridad, poniendo una mano sobre su hombro.

— No es eso lo que me preocupa, Percy —dijo demasiado intranquilo—. La verdad es que preferiría eso a...

— ¿A qué? —preguntó Hazel.

— Dioses, Jason, dime qué está pasando —pedí, comenzaba a contagiarme su desesperación.

— ¿Nunca te contó cómo iba nuestra promesa?

Sus ojos azules se fijaron sobre los míos, habían perdido todo el brillo, pero lo que si podía ver eran lágrimas acumuladas que Jason se negaba a soltar. De pronto, mi corazón comenzó a latir más rápido, podía escuchar a la perfección cada palpitación que daba. Y entonces, ya no quise escuchar nada de lo que tenía que decirme, porque encontré que tenía miedo a lo que estaba a punto de escuchar.

— Un símbolo que representara nuestras palabras, que solo se extinguirá cuando la muerte, rompa esta promesa para siempre —recitó Jason en voz baja.

De repente me sentí mareado de nuevo, como si el mundo se estuviera viniendo abajo...

Mi mundo, mejor dicho.












Estrenamos nuevo separador
Unstoppable ha recibido unos cuantos regalos y no saben lo feliz que me hace 🥺 Este separador y los gráficos contenidos en la primera parte de la historia fueron creados por kiikass ❤️
Y la preciosa portada fue hecha por K-karmaa 💕🥰
¡Infinitas gracias!

.
.
.

En fin, hablando más del capítulo de hoy, se esperaban algo como esto?
¿Quieren lanzarme ahora un ladrillo a mi?
Perdón :c

Estoy abierta a escuchar sus teorías, si es que tienen alguna o solo déjenme saber que les pareció el cap. Saben que me encanta leer sus comentarios💕

¿Listas para lo que se viene? 🥺porque yo no

No les dire más...

¡Hasta el siguiente capítulo!
—B.

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