UNSTOPPABLE ━━Percy Jackson

By -beifong

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❝No puedo dejar de mirar esos ojos oceánicos ❞ ⇝ Basado en la... More

━━━ Unstoppable
01. Problema a futuro
━━ Acto I. Alma frágil ━━
02. Percy Jackson aka pececito
03. Que comience la odisea
04. Una promesa que solo la muerte puede romper
05. En medio del caos
06. Más preguntas que respuestas
07. Los límites de la hospitalidad
08. Iluminas mi camino
09. Poder creciente
10. Energía que se agota fácilmente
11. Sembrando dudas peligrosas
12. Sacrificio
13. Hacia la tormenta
14. Demuestra tu valor
15. Tregua perdida
16. Sentimientos encontrados
17. Intervención divina
18. Masticar el cristal roto
19. Dolor de un corazón ajeno
20. Blackjack
21. Entra al vacío, alma frágil
22. Bajo las estrellas
23. Lazos irrompibles
24. Calma que precede a la tempestad
25. La herencia de las sombras
26. Los hijos de la noche
27. Solo quieren crueldad
29. La misericordia de una madre
30. Máscara de porcelana frágil
31. Presenta nuestros respetos
32. La sombra de una leyenda
33. Un legado familiar
34. El hedor de la traición
35. Secretos que matan
━━ Acto II. Voluntad de Hierro ━━
36. En tierra extraña
37. Aún más profundo
38. Demonios al asecho
39. Una dinastía maldita
40. Este no es mi sitio
41. La muerte está en el aire
42. Antes morir que perder el honor
43. Corazón de guerrera
━━ Acto III: Dulce Venganza ━━
44. La trampa está tendida
45. Deserta si te atreves
46. Respuestas en las cenizas
47. Lobo solitario
48. Nacidos para la batalla
49. El final del viaje
50. En busca de una voz propia
51. La venganza se sirve fría
52. Vencer o morir
53. Prepárate para la gloria...
54. Epílogo
Curiosidades

28. Las desgracias no vienen solas

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By -beifong






















CAPÍTULO VEINTIOCHO

【Las desgracias no vienen solas】

P E R C Y


Nos reunimos en la enfermería.

Más que nada porque todos estábamos exhaustos debido al combate que habíamos tenido. Aunque los más afectamos éramos Jason, Mera, Cassian y yo.

Aun así, Mera encontró fuerzas para curar y vendar el brazo izquierdo de Cassian. No nos dieron muchos detalles de cómo les había ido en su búsqueda pues solo dijeron que no habían logrado encontrar nada más que un castillo enterrado que después de unas horas se llenó de agua, haciéndolos salir. Sin embargo, ambos estaban pálidos y no se les veía muy bien.

Puede que hubiera algo acerca de su historia que no estaban dispuestos a contar o simplemente el estar a punto de ahogarse los había asustado demasiado. Lo que entendía a la perfección. Ya lo había vivido y no era agradable, menos para un hijo de Poseidón.

Debido a su brazo lastimado y la ayuda que brindó a Mera, votamos porque Cassian nos podía acompañar hasta Grecia. Era eso y porque ya no podíamos dar marcha atrás para dejarlo en Charleston, además era nuestra culpa de que ahora los romanos le dieran caza también a él.

No obstante, no fue fácil aceptarlo después de enterarnos de que era hijo de la diosa Nix. No es que ella estuviera aliada con Gaia, Nix era una diosa neutral, pero era bastante temida, incluso por Zeus. La diosa de la noche era peligrosa. Pero Mera lo defendía y le había tomado cariño demasiado rápido para mi gusto. Lo cual era bastante extraño. Así que como nadie quería hacerla enojar, exceptuando tal vez a Annabeth, decidimos darle el beneficio de la duda. Cualquier conducta sospechosa por parte de él y sería lanzado por la borda. Ese era el trato y una parte de mi quería que eso pasara lo más pronto posible.

Luego de decidir el futuro de Cassian como tripulante del Argo II, yo les hablé sobre lo que descubrí en mi expedición. Les conté lo que me había dicho una nereid: que debíamos de buscar a los hermanos de Quirón ya que ellos querrían saber sobre el acuario de Atlanta. No entendía muy bien a qué se refería, ni mucho menos el por qué me había mandado a buscarlos.

- Si queremos llegar en dos horas, primero debo hacer unas reparaciones al barco -dijo Leo- No tardare mucho, pero es primordial hacerlos si queremos mantener una velocidad aceptable. Festo dice que hay una pequeña isla más adelante, podemos aterrizar ahí.

- Bueno, no tenemos de otra ¿o sí? -dijo Frank.

El Argo II apenas tuvo la fuerza para aterrizar en medio de la isla, donde los árboles eran más extensos y frondosos, eso nos ayudaría a escondernos mientras arreglábamos el barco. Pero teníamos que darnos prisa, si no queríamos que las águilas nos alcanzaran.

Parecía que la tormenta que Jason y yo habíamos causado había regresado. Las nubes grises cubrieron el cielo y trajeron consigo una fuerte lluvia que enloquecía al mar y a las olas. El viento corrió más fuerte, haciendo bailar las copas de los árboles.

Bajamos en cuanto tocamos tierra firme, incluso el entrenador Hedge se nos unió, le ponía de buen humor estar rodeado de la naturaleza. Los diez nos acercamos al lugar que más había sufrido daño, que era la parte baja de la proa. Todos nos ofrecimos a ayudar en lo que pudiéramos, queríamos terminar con las reparaciones lo antes posible para volver a emprender camino.

Mera nos cubrió con su magia, su aura roja brillo por encima de nosotros, convirtiéndose en un techo que nos protegían de la lluvia intensa. Sin embargo, no duró ni un minuto cuando su rostro mostró incertidumbre.

- No creo que sea buena idea quedarnos -advirtió, su mirada se paseó por los alrededores. Cosa que imitamos en cuanto la escuchamos, pero no se veía nada. Solo se escuchaba a la lluvia caer contra el suelo, salpicándonos de lodo.

- Este es el mejor lugar para reparar el barco. No podemos irnos sin que arreglemos los daños mayores -recordó Leo.

- Bien -accedió Mera- Pero date prisa.

Su tono de voz no dejó lugar a objeciones. Seguía demasiado concentrada en vigilar todo el lugar. Desconfiando del más mínimo ruido, del más mínimo movimiento.

- ¿Sabes qué? Olvídalo, hay que irnos. AHORA -volvió a hablar luego de uno segundos. Se acercó a Leo y le quitó la herramienta de las manos. Todos la miramos como si hubiera perdido la cabeza.

- ¿Qué sucede, Mei? -cuestiono Jason, tan confundido como el resto.

- Este lugar apesta a magia -confesó y eso solo contribuyó a que nos pusiéramos nerviosos.

Leo se irguió rápidamente, de acuerdo con la decisión de dejar la isla inmediatamente. Importándole poco las reparaciones que necesitaba su barco.

- No se lo que sea, pero no quiero averiguarlo -dijo Mera.

- Oh, querida hermana, no sabes lo que me duele que no quieras saludarme.

Una voz siseante habló tras de nosotros. Mera volteó tan rápido que temí que se haya lastimado. Su ceño se frunció, pero detrás de esa mirada desafiante se le veía asustada.

Cuando los demás volteamos, pudimos observar cómo de entre los árboles salía una mujer, o lo que parecía ser una ya que nos miraba con un par de ojos brillantes de serpiente mientras sonreía con malicia. Sus dedos eran arrugados y sus uñas se convirtieron en garras de lagarto. Además, de la cintura para abajo había sido reemplazada por una cola de serpiente.

- Así que eras tu la que se escondía bajo la Niebla -le habló Mera.

- Estoy impresionada, has descubierto que había alguien -la mujer sonrió, se detuvo a unos cuantos pasos de nosotros- Pero también me avergüenzas, ¿cómo es que siendo una hija de Hécate no haz sido capaz de encontrarme desde un principio? Y lo más importante, ¿cómo no te has dado cuenta de que no solo soy yo?

Si antes Mera no había dejado mostrar lo asustaba que estaba, ahora sí que lo hacía. La horrible mujer hizo un ademán con las manos y la Niebla se evaporó, mostrando a todos los monstruos que se ocultaban bajo esta. Iban desde lestrigones hasta personas que parecían haber sido resucitadas por nigromancia. Y lo peor era que nos tenían rodeados.

- Y decían por ahí, que ahora eras tú la más poderosa de los hijos de Hécate -dijo con desprecio.

- ¿Quién eres? -preguntó Mera. Esa conversación se había convertido sólo entre las dos hijas de la magia- ¿Qué quieres?

- Soy Lamia, la mejor maga que puedas conocer, incluso mejor que mamá. Ya sabes lo que dicen por ahí, tarde o temprano uno llega a superar a su maestro -dijo con suficiencia- Y en base a tu otra pregunta, estoy aquí para destruirte. Debes saber del código de los hijos de la magia, solo el más fuerte puede convertirse en su líder. No somos muchos, pero no quiero que te entrometas en mis planes. Es eso y también porque Gaia parece tener un especial odio por ti.

- ¡Tendrás que pasar primero por mí! -exclamé, interrumpiéndolas y desenfundando a Contracorriente. No iba a permitir que nadie lastimara a Mera.

Lamia solo sonrió con arrogancia.

- ¿De verdad vas a dejar que alguien pelee tus batallas? -cuestionó la mujer.

- No la escuches, Mei. Ella solo quiere provocarte -intervino Jason, poniéndose en posición de pelea.

- Hagamos un trato -ofreció Lamia con excesiva confianza- La pelea será solo entre tú y yo. Tus amigos no se meten en nuestros asuntos y mis amigos tampoco.

Señalo a su ejército que nos mantenía rodeados. Nos superaban en número, por mucho, no podíamos ganarles. Pero en cambio, si éramos lo suficientemente rápidos, podíamos escapar para evitar una pelea.

- Acepto -la voz de Mera sonó firme.

- ¡¿Qué?! ¡No! No puedes -le pedí mientras tomaba su mano. Mirándola a los ojos le rogué que no lo hiciera.

- No voy a hacer yo la causante de que alguien de ustedes muera -dijo- Además, ella y yo tenemos un asunto pendiente.

Se zafo de mi agarre y camino hasta acercarse a su hermana.

- ¿Dónde está Alabaster? ¿Qué le hiciste? -escupió Mera con furia.

- ¡Agh! Ese idiota. Al parecer a mamá no le gusta que sus hijos peleen, nos separó antes de que pudiera cortarle la garganta. Ella cree que me mantendrá alejada de él, pero pronto regresare a terminar con lo que empecé.

- Tendrá que ser por sobre mi cadáver.

- No sabes cuanto deseo eso.

Lamia sonrió y una bola de magia verde cruzó el aire, yendo directo hacia el rostro de Mera, quien levantó las manos y su aura roja la cubrió mediante un muro de protección. Verlas pelear solo hizo que mi pregunta sobre por qué la magia de Mei es roja regresará.

En un movimiento veloz Mera dirigió un orbe de magia hacia su hermana, pero ella lo esquivó y se aproximo para tratar de rasguñarla con sus enormes uñas, o más bien dicho garras, dirigiendo el ataque a la parte del cuello. Mera apenas tuvo tiempo de esquivarla, pero Lamia aprovecho la desestabilidad de su contrincante y levantó su cola de serpiente para golpearla con fuerza, lanzándola contra un árbol.

Quise intervenir de manera inmediata, pero Jason no me lo permitió.

- Esto es un asunto de honor, si interfieres antes de tiempo Mei nunca te lo perdonará. Además, ella no perdería una batalla tan fácilmente -me dijo el hijo de Júpiter. Sus palabras solo ocasionaron que quisiera golpearlo, decirle que me importaba poco el honor de la batalla. Yo solo quería que Mei estuviera bien.

Mera se levantó sin dificultad. La caía la había manchado de lodo debido a la ligera lluvia que aún golpeaba el suelo, haciendo inestable el terreno y convirtiendo la tierra en barro. El combate entre las hijas de Hécate continuó, intensificándose con cada segundo que pasaba. Ambas se lanzaban hechizos, desaparecían entre la Niebla y en más de una ocasión uno de sus orbes de magia golpeó a un monstruo, convirtiéndolo en cenizas al instante. Aquello solo hizo que estuviéramos más alerta, no queríamos correr con la misma suerte.

Lamia quiso volver a atacar con sus filosas garras, pero Mera ya había aprendido de su error. Esta vez se agacho para evitar el golpe y aprovechó para sacar su daga que traía en su pierna y la enterró en el abdomen de su hermana, la cual chilló dando traspiés hacia atrás. Mera sacó su daga y con rapidez le alcanzó a cortar la mano derecha, aprovechando el descuido de adversario.

La sonrisa de Mera se esfumó tan rápido como apareció, junto con la de todos nosotros cuando vimos como Lamia volvía a regenerarse. La herida de su abdomen se cerró y su muñeca se volvió a formar, conformada primero por arena para después convertirse en piel.

- No puedes matarme -gritó, burlándose del asombro que tenía Mera- ¡Gaia me ha hecho inmortal!

La confusión de Mera le costó caro. Lamia levantó de nuevo su mano y alcanzo a rasgar el brazo derecho de su hermana, quien chilló de dolor y retrocedió, llevándose una mano a su reciente herida. Sus dedos se cubrieron de sangre y la lluvia no pudo hacer mucho por limpiarla.

- Hora de visitar a nuestros hermanos caídos -dijo Lamia y lanzó un rayo de magia verde. Mei no pudo hacer nada más que levantar su mano izquierda y protegerse de nuevo con un muro hecho de su aura roja.

De pronto, cuando estábamos a punto de correr a ayudarla. Mera contraatacó a su hermana, respondiéndole con el mismo ataque. La sorpresa de la mujer serpiente hizo que perdiera el control y la magia roja de Mera la golpeó con tanta fuerza que casi parte el tronco del árbol con el que se estrelló.

- Espero que disfrutes regenerarte, porque es lo que harás por siempre -exclamó Mera para después comenzar a recitar un hechizo.

- ¡Espera! ¡Yo puedo regresarte la memoria! -ofreció Lamia, demasiado lejos como para detener a su hermana y demasiado desesperada por encontrar una solución- ¿No quieres saber qué le pasó a tu padre?

Lamia había dado en el blanco. Había encontrado la excusa perfecta para que su contrincante no acabará con ella. Mera calló de pronto y la miro desesperada.

- ¿Qué sabes? -exigió.

Una sonrisa apareció en el rostro de la mujer serpiente, satisfecha por su astucia.

- Si prometes dejarme ir, yo prometo regresarte la memoria -dijo- Mamá te la ha quitado, pero como he dicho antes, me he vuelto muy poderosa. Tanto que podría deshacer su hechizo.

- Lo prometo -concordó Mera- Prometo dejar que regreses caminando... perdón arrastrándote.

Lamia apretó los labios con cólera. Pero no estaba en posición de algún reclamo.

A nuestro lado Piper chilló:

- ¡Meira, no! ¡Debes destruirla! ¡No puedes...!

- ¡Basta! -Mera la calló con un grito, todos retrocedimos en cuanto ella volteo en nuestra dirección. Sus ojos rojos inyectados de sangre junto con su habitual color rojo brillaban con rabia hacia Piper, parecía que iba a desintegrarla con solo mirarla, dándonos a entender que no estaba dispuesta a discusiones. Y es que la desesperación por saber lo que le había pasado a su padre la cegó por completo.

Nunca la había visto de ese modo y tenía que admitirlo, daba terror con solo verla. Figuraba un aspecto de que en cualquier segundo te convertiría en cenizas. Lo que dio paso a que nadie, ni siquiera Jason, la detuviera.

- Más te vale que no sea uno de tus trucos -gruñó Mera en dirección a su hermana.

- Por supuesto que no -le contestó y luego recitó un encantamiento. Su particular magia verde envolvió a Meira, la cual cerró los ojos al instante.

Solo pasaron unos segundos antes de que Mera los abriera de nuevo, pero a diferencia de antes, estos ya no emitían en brillo que tanto me encantaba.

- Oh, hermanita, ¿olvide decirte que no eran lindos recuerdos? -dijo demasiado feliz por ver a su hermana tan rota- Recuerda, toda la magia viene con un precio.

Lamia se limitó a sonreír mientras se acercaba con sus garras en alto, aprovechando el estado de shock en el que se encontraba Mera, dispuesta a terminar el combate que había empezado.

- ¡No! -grité, pero entonces fui tomando por las sombras, al igual que todos los demás mientras veía como Lamia borraba su sonrisa para dar paso a un gesto de terror a la par que Mera caía de rodillas bajo un grito desgarrador de tristeza.

Cassian nos arrastró hasta el otro lado del barco y antes de que pudiéramos reclamarle él nos envolvió en una esfera negra casi transparente. Y entonces, fue como si alguien hubiera soltado una bomba, algo explotó y una familiar aura roja atravesó la isla entera. Cada monstruo que era alcanzado por la magia, se desintegró.

No se regeneraron. No volvieron.

Incluso Lamia había desaparecido.

La protección de Cassian apenas sobrevivió y él cayó de rodillas apenas la magia desapareció. Frank y Leo lo ayudaron a levantarse.

Jason fue el primero en correr en busca de su amiga, yo le seguí el paso.

Mera estaba de rodillas con la cabeza agachada y llorando.

- Fui yo, Jason -chilló cuando éste llegó a su lado- Yo lo maté.

Fue lo último que dijo antes de que cayera desmayada en los brazos del hijo de Júpiter. Bajo ella la sangre que emanaba de su brazo se había mezclado con la lluvia, la cual parecía llorar junto con Mera.









Mera descansaba en la enfermería, su brazo lastimado había sido curado por el entrenador Hedge. Y el lodo que cubría parte de su rostro desapareció cuando pase un paño húmedo para quitárselo de la piel. Dormía plácidamente, todo rastro de tristeza y enojo habían desaparecido. Todos la mirábamos, pero nadie parecía querer decir una palabra. Y es que todo sucedió demasiado rápido.

- Reunión en el comedor -Annabeth rompió el silencio luego de unos minutos- El entrenador y Cassian cuidaran de Meira.

El hijo de Nix asintió, despreocupado por ser excluido de la plática. En cuanto yo me alejé de Mera él se acercó para ocupar mi lugar, sentándose en la pequeña silla de madera que había a un costado.

Los siete fuimos al comedor sin muchos ánimos. Estando una vez ahí la cosa no cambio. No podía dar crédito a lo que había pasado, pero lo que más me dolía era haber presenciado de esa manera a Mera, su tristeza se había contagiado como una enfermedad y el corazón se me apretujo de solo pensar en lo que ella estaba sintiendo.

- Creo que lo que pasó fue justamente una parte de la profecía que Ella relató cuando estábamos en el Campamento Júpiter -nos recordó Annabeth.

- Sí -concordó Frank- Describió perfectamente lo que le iba a pasar a Mera.

- Piper... le dijiste a Mera que no escuchara su hermana. Al principio pensé que era porque, como los demás, no te fiabas de Lamia, pero parece ser que se trata de otra cosa -dije mirando a la hija de Afrodita.

Piper se movió inquieta, pero finalmente habló:

- Había visto que algo así pasaría...

- ¡¿Lo sabías y nunca lo dijiste?! -Jason había elevado su tono de voz más de lo que gustaría, y es que estaba igual de disgustado que yo. Saber que Piper pudo prevenir el daño, no me hacía estar muy feliz con ella que digamos.

- ¡No! No de ese modo -se excuso Piper- Solo había visto como algo explotaba bajo un tono rojo. Para cuando logre relacionar todo, ya era muy tarde. Quise impedirlo, pero... bueno ya saben lo que pasó. Ella no quiso escuchar.

- Y justamente por eso quise hacer esta reunión -señaló Annabeth.

- ¿A qué te refieres? -inquirió Hazel.

Annabeth soltó un suspiro, sus ojos se pasearon por cada uno de nosotros hasta que finalmente dijo lo que estaba pensado.

- Ella debe irse.

- Annabeth...

- No es seguro para ella que siga este viaje -me interrumpió- Y mucho menos para nosotros, pudo habernos convertido en polvo si no fuera por Cassian.

- Mei nunca había perdido el control de esa forma, pero estoy seguro de que jamás nos lastimaría -la defendió Jason.

- Todos sabemos que los hijos de Hécate no conocen sus límites. Esto puede ser muy peligroso -arremetió Annabeth- Ella debe irse. Escuchen, ¿no creen que pueda pasarle otra cosa como esta? Después de todo Lamia dijo que Gaia la odia. Y les recuerdo que no es la primera vez que la lastima. Si vuelve a perder el control no será fácil mantenerla a raya.

-Se que Mera nos puede convertir en polvo si quisiera, pero también sé que, lo que menos quiere hacer es eso -conteste a Annabeth luego de unos segundos- Si eso pasó fue porque estaba sola. Porque dejamos que cayera en la trampa que su hermana le puso. No volverá a pasar. No dejaré que vuelva a pasar. Voy a estar con ella así me cueste la vida.

- Además, no se abandona a los amigos -siguió Leo- Ella me salvó. Ella nos ha salvado de varias, ¿y ustedes quieren botarla? Me pregunto que pasara conmigo el día que no pueda controlar el poder del fuego. Mei no tiene la culpa de nada.

- Y si se va, deben estar seguros de que yo me iré con ella -expresó Jason.

- No podemos abandonarla. Leo tiene razón, Mei nos necesita, ahora más que nunca, no sabemos lo que le mostró Lamia, pero al menos nos damos una idea de que no fue algo lindo -señaló Hazel.

- Mei me da miedo, pero tampoco pienso dejarla -dijo Frank.

- Tengo un mal presentimiento en todo esto -confesó Piper- Pero supongo que se ha llegado a un acuerdo.

- Bien, de acuerdo. Ustedes lo han dicho, somos un equipo a pesar de todo, pero sigo pensando que ella debería alejarse si quiere evitarse más problemas -concluyó Annabeth.








Uno de los defectos de Mera es justamente dejarse llevar por sus sentimientos, lo que puede ser peligroso debido a la inestabilidad que aún tiene por controlar todo el poder que reside en ella. Ya que, como sabemos, hay algo la hace especial y peligrosa al mismo tiempo ¿que será? Eso tendrá que esperar unos cuantos capítulos más.

¿Que les pareció el capítulo? En el siguiente podremos ver qué fue lo que recordó Mera y por qué la casa donde estaba con su papá se derrumbó. Además, de otras cosas que se relacionarán con los capítulos anteriores.

Estoy muy emocionada!

Muchas gracias a todos por darle una oportunidad a esta novela 🥺 en especial a las que votan y comentan, se han ganado un lugar en mi corazón

¡Hasta el siguiente capítulo!
-B.

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