Después de que mis padres se retiraran y rosita se despidiera para descansar, los demás decidimos estar en la sala y tomar algo para celebrar.
Al inicio solo hablábamos de cocas triviales, pero luego todo se enfoco en conocernos un poco más.
-Así que eres el jefe de mi hermana. -dijo Alejandro confundido.
-El jefe supremo. - Asentí. -Pero quiere ser mi amigo y este pechito no se lo va a negar. -me reí.
Creo que estaba un poco pasada de copas.
-¿Solo amigos?¿Esas son tus verdaderas intensiones?- pregunto Alejandro, cumpliendo su rol de hermano mayor.
Mis ojos se empañaron.
No era tan sensible, pero dado a todos lo acontecimientos del día mas que estaba un poco feliz por el alcohol, eran las únicas razones por la que me encontraba punto de llorar.
-¿Qué pasa?- pregunto Elijah mirándome.
-Estoy sensible y ese idiota después de tantos años al fin esta cumpliendo su rol de hermano mayor. -ya sentía mis mejillas mojadas.
-Te amo enana. -paso su brazo sobre mis hombros y me beso la coronilla. -Responde. -Estaba casi segura que se dirigía a Elijah.
-Solo amigos. -lo escuche decir. -Es una mujer excepcional.
-Lo sé, siempre lo supe. -Alejandro me abrazo más hacia él.
-Basta, me harás llorar aun mas. -le pegue en el pecho.
-Auch, aun tienes la mano pesada. -se quejo de mi ligero golpe.
-No he cambiado tanto. -le comente.
-Hemos cambiado, pero ahora tenemos tiempo para conocernos. -lo abrace fuerte y el también lo hizo.
-De acuerdo, esto ya es demasiado... intimo. -se quejo Kat. -Enzo, ¿quieres divertirte?- pregunto coqueta.
Todos nos reímos, excepto el mencionado.
-¿Qué tienes en mente?- pregunto con el mismo tono.
-En mi habitación ...- se fue acercando a él lentamente.
-Aja. -la incito a seguir.
-Tengo... videojuegos. -se separo rápidamente de él. -Podemos jugar Mario Kart y otros juegos, ¿vamos? - le extendió la mano.
Enzo parecía perdido por el cambio de Kat, pero aun así tomo su mano y ambos se fueron a su habitación.
Me quede con la boca abierta.
-Bueno...- se levanto Elijah. -Creo que es mejor que me vaya. Es tarde y mañana tenemos que trabajar.
Me levante con pereza y lo abrace. Se quedo tieso.
-Gracias por todo lo de hoy. -me separe un poco de él y lo mire sonriendo . -No eres tan aburrido como todo el mundo cree.
-Gracias... supongo. -dijo aun sin moverse.
-Por cierto, -pase mi brazo por su cintura y quede ahora a su lado. - ¿Mañana puedo llegar tarde? Tengo que acompañar a la marmota a conseguir sus papeles.
-Claro. -Su postura seguía siendo la misma, pero él no me apartaba y a mí no me importaba.
-Perfecto, gracias. -volví a abrazarlo por un segundo y me separe a los segundos.
Alejandro se levanto y ambos lo fuimos a despedir en la puerta.
-Bien, los veo mañana. -apretón manos con mi hermano y a mi a penas me miro, sin saber como despedirse.
ESTÁS LEYENDO
Virgen a los treinta
RomanceDifícil de creer, ¿no? Quién podría creer que una mujer pudiera ser virgen a los treinta años, siendo considerada por la sociedad como alguien hermosa y que debe tener al mundo a sus pies. La verdad ella a no le importaba, no solía preocuparse por...