Había pasado una semana desde que llego Milo en mi vida. Él hace que todo sea divertido y nos saca de nuestro encierro. Kat ya se había mudado y parecía más feliz. No volví a ver a mi jefe desde la extraña conversación.
Hoy era jueves y todo parecía tranquilo, en mi oficina estaba mi equipo para la campaña secreta y mis compañeros estaban tan entusiasmados como yo. Kat también hacia parte del equipo y de a poco íbamos formando un concepto para la campaña.
Estaba investigando más a fondo el movimiento de la mujer a lo largo de la historia y oí cómo se callaban, no era normal por lo que me voltee. Era el señor Katsaros y parecía divertido por lo que había causado.
-Buenas tardes. -dijo en su habitual tono frio. De inmediato todos le contestaron, menos yo. -Sigan en lo suyo, solo vine a revisar su progreso.
Todos volvieron a hablar y a ordenar ciertas fichas en los dos tableros de ideas que habían. Vi como pasaba de largo y venia directamente a mí.
-Es de mala educación no responder un saludo. -dijo entre serio y burlón.
-Buenas tardes Señor Katsaros. -dije coqueta. -¿Mejor? -pregunte ahora seria.
-Puede mejorar. -dijo en broma.
Voltee a ver a los demás y parecían sorprendidos. Era obvio que no lo habían visto bromear ni nada parecido, pues el siempre se mostraba ante ellos como una persona que jamas sonreía.
-Bueno, para la próxima. -dije en broma. -Por el momento solo estamos investigando. -dije señalando a todos. -Unos están enfocados en la marca y otros en la historia del movimiento de la mujer.
-Me parece bien, tenemos 6 meses después de todo. -dijo mirando los tableros desde el escritorio. -Tengo un libro que puede servir - dijo pensativo.
-Si me lo presta puede que ayude. -dije volviendo a mi investigación.
Pasaron unos minutos y algo me incomodaba, voltee a ver a mi alrededor y era la mirada de mi querido jefe.
-¿Qué pasa?- le pregunte.
-¿En serio?¿No sientes nada? -pregunto seriamente mirándome.
Ahora sabia por qué lo hacia. -No, solo me incomoda. -bufe.
-No quiero molestar, solo es que nunca había dicho tan en serio lo de que una mujer sea diferente. -se detuvo y pude ver cómo pensaba en algo. Luego miro a Kat como me estaba mirando y note cómo se sonrojaba e inmediatamente apartaba la mirada. -¿Ves? - la señalo. -Y eso que no la mire por un tiempo prolongado.
-Estas loco. -susurre y volví a mí pantalla.
-¿Me tuteaste?- me pregunto con la ceja levantada. Lo mire y no supe identificar de que estado de animo estaba.
-Puede ser. -le dije esperando ver su reacción.
-De acuerdo, entonces también lo hare. -dijo sonriendo. -Ademas me tienes que llamar por mi nombre.
-¿Y cuál es "tu" nombre?- mi pregunta pareció sorprenderlo.
-¿No lo sabes?- aun parecía no creerlo.
-Nop, pero no me lo digas. -dije abriendo otra pestaña en mi computador para buscarlo. Ahora mismo lo voy a averiguar.
Vi de reojo que se posicionaba a mi lado para ver lo que hacia.
-Elijah Katsaros. -baje para ver más de el. -Vaya, tienes treinta y seis años. -seguí bajando. -Aunque tu apellido te delataba, ahora se que eres griego. -el se rio y yo seguí bajando. -¡Vaya, vaya! Uno de los solteros más codiciados. -no pude evitar reírme y él me miro confundido.
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Virgen a los treinta
RomanceDifícil de creer, ¿no? Quién podría creer que una mujer pudiera ser virgen a los treinta años, siendo considerada por la sociedad como alguien hermosa y que debe tener al mundo a sus pies. La verdad ella a no le importaba, no solía preocuparse por...