A pesar de ser interrumpidos y que la situación fuera en parte divertida, los dos estábamos concentrados en algo más.
-Creo que me ibas a dar tu regalo. -dije mirándolo con picardía.
-Es una suerte que tuviera una sorpresa preparada. -lo mire confundida. -No sabia que era tu cumpleaños, nunca me lo dijiste. -explico.
Es verdad, tampoco sabia el de él.
-¿Y los regalos?- pregunte sin pensar.
-Los tenia preparados para otra ocasión, -su mirada era entre divertida y algo más ... sensual. - pero se adelanto y vaya que es todo un placer. -se acerco a mi rápidamente y me beso ferozmente.
Tarde un poco responder ya que me tomo por sorpresa. Sus manos tomaron casi con violencia mis muslos e hizo que se enrollarán en su cadera. Así, camino hacia la cama y me recostó encima de ella. Él se quedo de pie en medio de mis piernas.
Podía ver cómo mordía su labio inferior mientras iba pasando su mirada sobre mi cuerpo.
-Creo que tienes muchas prendas encima. -me miro fijamente.
Iba a contestar irónicamente, pero sabia que mi respuesta iba a arruinar el momento, ya que solo tenia mis bragas y su camisa puesta.
-Entonces has algo al respecto. -dije en un susurro.
No tuve que decir nada más y él quito con cuidado toda prenda que tenia encima. Su mirada se volvió más oscura y por un segundo vi perder su auto control.
-Hazlo. -dije.
-¿A que te refieres? - pregunto sin dejar esa actitud.
- Sea lo que sea que por tu mente, hazlo. -dije mirándolo fijamente.
Suspiro sonoramente y cerro por un breve momento sus ojos.
-Mas tarde. -abrió sus ojos y solo podía ver deseo en ellos. -Más tarde lo haré, lo prometo. -lo dijo de tal manera que me hizo estremecer. -Pero ahora, quiero que solo disfrutes tu. -sonrió maliciosamente.
Se acostó con cuidado encima de mi y empezó a besarme lenta, pero profundamente. Iba a tocarlo, pero subió mis manos sobre mi cabeza.
-Realmente tienes complejos de Christian Grey. -sentí su sonrisa sobre mi cuello, pero no hizo ningún comentario al respecto y siguió bajando sus labios hacia mis senos.
Casi grito de sorpresa cuando sentí algo vibrando bajando por mis manos y luego por mis brazos. Él seguía besando uno de mis senos con esmero y bajo el vibrador para darle atención al otro.
-Mierda. -gemi por lo bajo.
El vibrador siguió bajando hasta llegar a mi monte venus y me arqueé inconscientemente hacia él.
Era una nueva sensación, una muy placentera.
No se detuvo ahí, siguió bajando hacia mi punto de máxima excitación y no pude evitar gemir cuando no dejo de moverlo sobre él.
-Déjate invadir por las sensaciones. -dijo mordiendo suavemente uno de mis pezones y bajo rozando sus labios sobre mi torso.
-No iba en serio cuando te dije que me mataras de orgasmos. -dije jadeante.
-Es muy tarde para arrepentirte. -dijo llegando a mi clítoris con su boca y dio soplo suavemente sobre él.
Gemí y sin poder evitarlo, tome con mis manos su cabeza para acercarlo más. Obedientemente siguió mi orden no dicha y empezó a chupar mi punto débil, a la vez que bajaba y rozaba mi entrada, haciéndome temblar por completo.
YOU ARE READING
Virgen a los treinta
RomanceDifícil de creer, ¿no? Quién podría creer que una mujer pudiera ser virgen a los treinta años, siendo considerada por la sociedad como alguien hermosa y que debe tener al mundo a sus pies. La verdad ella a no le importaba, no solía preocuparse por...