*Foto de multimedia tomada por Stefan Vladimirov*
Sé que había exagerado, pero sus palabras no me las esperaba y mas cuando dijo que no actuaba como virgen. Nunca me han cuestionado por ello, mas que por apariencia y porque no me conocían.
-Señorita, estamos a punto de aterrizar. - dijo la azafata sacándome de mis pensamientos. - Abróchese el cinturón. -Lo hice casi de inmediato y ella se retiro.
Por suerte Kat compro un vuelo directo que duraba no mas de 10 horas, por lo que llegaría tipo cinco de la tarde o más temprano, la verdad no sabia muy bien. La verdad moría por dormir en mi cama, descansar un día de trabajo y del jet lag.
En el aeropuerto contrate el servicio privado de la agencia, no confiaba mucho perder un taxi o Uber a estas horas y ademas conocía al conductor. El señor Flores es un viejito muy mono que prácticamente se ganaba la vida de chofer para mantener a su nieta que esta en la universidad. La empresa tenia este servicio para evitar que hubieran incidentes, tambien que sus trabajadores tuvieran seguridad a la hora de trabajar horas extra y pudieran llegar a casa a salvo.
El señor Flores apenas me vio, salió a abrirme la puerta y tomo mi equipaje para dejarlo en la cajuela. Casualmente había una almohada y una cobija, le agradecí el gesto y aproveche para dormir en el trayecto.
-Niña Sofia, llegamos a su morada. - él me llama así porque le recuerdo a su nieta.
-Gracias viejito, - me acomode de nuevo en la silla. -Te invito a almorzar mañana con tu nieta, no me vayas a quedar mal.
-Claro que no. -sonrió y salió para bajar mi equipaje. Luego abrió mi puerta y yo baje adormilada. -Descansa, yo llamo a Rosa para avisarle de tu invitación.
-Gracias. -sonreí porque sabia que solo lo hacia para llamar su amada. La vida da muchas vueltas y ellos fueron novios, el jura que se volvió a enamorar y mi nona no me ha dicho nada aun. - Tu también descansa un poco. - le di un beso en la mejilla y entre.
Ingrese al apartamento y tenia tanta pereza, que decidí ir a la habitación de huéspedes que era la más cercana y me acosté aun en sudadera.
Me sentía observada, pero mi sueño ganaba y no abrí los ojos. De la nada sentí como alguien me lamia la cara y eso sí me hizo despertar. Primero escuche varias risas y luego sentí como me aplastaban, sus olores hicieron que mis ojos se aguaran y sentí un gran calor en mi cuerpo.
-Sonríe, estoy grabando. -dijo Kat apareciendo en mi campo de vision.
-¿Qué hacen aquí?- dije abrazándolos de vuelta. - ¿No se suponía que estaban en las Bahamas por dos semanas mas?
-Se nota que nos extrañaste. -dijo mi madre con sarcasmo. Aun seguía pegada a mí y la verdad no me importaba en absoluto.
-Los extrañe mucho, es solo que me tomaron por sorpresa. - los abrace con más fuerza.
-Era la gracia. -dijo separándose papa. -Tu madre no soporto estar tanto tiempo sin ti y siendo franco, yo tampoco. -suspiro con dramatismo.
-Y ahora estamos aquí. -dijo mi mama.- Aunque hubiera sido mejor encontrarte apenas llegamos, a cambio nos hiciste buscarte por todo el apartamento y Milo fue quien te localizo.
-Estaba cansada y quería la cama mas cercana. -me encogí de hombros.
-Bueno. -dijo kat. -Muero de hambre y tenemos invitados esperando por ti. -dijo señalando afuera. -Yo de ti me doy una ducha y salgo a atenderlos.
-¿Qué hora es? - dije sorprendida.
-Medio dia. - dijo Rosa asomándose.
-Bueno, en diez minutos me baño y ya bajo. -me levante y corrí a mi habitación.
YOU ARE READING
Virgen a los treinta
RomanceDifícil de creer, ¿no? Quién podría creer que una mujer pudiera ser virgen a los treinta años, siendo considerada por la sociedad como alguien hermosa y que debe tener al mundo a sus pies. La verdad ella a no le importaba, no solía preocuparse por...