Y entonces llegó Maverick

Capítulo 19

NARRA COLIN

—¿Sigue deprimida? —me preguntó West.

—Cualquiera diría que se ha convertido en un fantasma.

—Podrías traer a su hermano de vuelta —me sugirió.

—¿No tienes una idea peor?

—Veo que se te pega hasta su mal humor —contestó molesto y aceleró el paso.

Entró antes que yo en la cafetería cerrando la puerta detrás de él.

—Vamos, West. No te enfades.

Se paró en seco y se dio la vuelta.

—¿No te falta algo más?

Suspiré.

—Lo siento.

Esbozó una sonrisa triunfante.

—No era tan difícil.

Nos dirigimos a la mesa que había al final de la cafetería. Liz hablaba con Tori, pero ella estaba en su mundo. Miré a Liz que suspiró con desgana.

—Vamos, Tori. —lo intentó una vez más—. Acaban de sacar la temporada de invierno.

—No me apetece...

Me senté a su lado, pero ni siquiera me miró.

—Y luego podemos tomarnos un chocolate caliente. —Negó con la cabeza y se puso a jugar con la cuchara del puré.

—Seguro que os lo pasáis genial —añadió West intentando apoyar la idea de Liz.

—Ah, hola, West —le saludó con tristeza—. ¿Dónde está Colin?

—Está... está a tu lado —contestó extrañado.

Tori giró la cabeza y me miró durante unos segundos antes de volver a mirar su plato.

—Hola Colin —me saludó—. ¿Cómo ha ido la mañana?

—Bien, supongo.

—Eso está bien...

Siguió jugando con la cuchara y me empecé a poner nervioso.

—¿Quieres ir al cine mejor? —le sugirió Liz.

—No quiero...

—¿Ir a patinar sobre hielo?

—Tampoco me apetece.

Liz me miró con desesperación.

—Se acabó. —Me levanté y la agarré de la cintura—. No podemos seguir así.

—¿Qué haces? —preguntó asustada.

No contesté y la saqué de la cafetería como si fuera un saco. Necesitaba hacer algo y tenía que ser ya.

—Bájame ahora mismo.

—No.

—¡Colin!

—¡Tori! —imité su voz.

—Bájame o te dejo —me amenazó enfadada.

—Estás loca por mí, Brooks. No me vas a dejar.

—Cállate —respondió molesta.

Me empecé a reír y seguí caminando por el Campus hasta llegar al jardín que acababan de reformar.

—Bien. —La dejé en el suelo, pero no la solté—. Grita.

—¿Cómo?

—Que grites, suéltalo todo.

—¿Cómo voy a gritar en medio de la universidad? Van a pensar que estoy loca.