Capítulo 9

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—Toma. —Le di un vaso de leche y me senté en la silla de delante.

—Gracias. —Le dio un sorbo y volvió a dejarlo encima de la mesa—. Lo siento mucho, Tori. Sabes que no pienso eso de ti y lo dije porque estaba muy enfadado por ver allí a Maverick. Te he fallado y lo siento.

—Te pasaste.

—Muchísimo —añadió—. Pierdo los nervios cada vez que veo a ese chico cerca de ti, pero intentaré controlarme la próxima vez.

—¿Seguro?

—Lo prometo.

—Tienes que relajarte cuando se trata de chicos. ¿Recuerdas cómo te pusiste con lo de Eddy? Casi le matas.

—¡Se lo merecía! Después de lo que te hizo, no iba a dejar que se fuera paseando por la escuela como si fuera suya.

—Alex...

—Liz estuvo de acuerdo conmigo. Katy y Eddy se pasaron y tuvieron su castigo por ello —dijo con orgullo—. Además, se lo advertí cuando empezó a salir contigo y yo cumplo.

—Le rompiste la nariz —reí.

—Y Liz le dejó el ojo morado a Katy. —Me sonrió y yo hice lo mismo—. Te queremos y no nos gusta verte sufrir.

—Lo sé, lo sé. Creo que esta vez se lo dejaré yo morado. —Me miró sin comprender—. No sé cómo ha podido ser, pero estudia en mi universidad.

—¿No había otra universidad o qué? —Miró su reloj y se levantó—. Se me ha hecho tarde. Tengo que ir a casa, me estarán esperando para cenar.

—Claro.

—Te quiero —Se acercó a mí y me dio un beso en la frente—. Hablamos.

—Yo también te quiero. —Le abracé y le acompañé a la puerta—. Ten cuidado con el coche.

—¡Siempre!

Cerré la puerta y subí a mi cuarto. Estaba muy cansada y solo quería ponerme el pijama y meterme en la cama.

Saqué del armario un pijama azul y me quité la camiseta y los pantalones.

—Le voy a poner un nueve. —Me giré rápidamente y me encontré a Colin sentado en mi ventana—. Y ahora te pongo un diez.

—Pero...tú...¿Qué? ¿Cómo? Imposible —tartamudeé.

—La ventana. Fácil. Poner barrotes.

—¿Quieres darte la vuelta? —Se giró y me puse el pijama encima de la ropa interior—. ¿Qué haces aquí?

—Pues estaba por la zona y había pensado en saludarte.

—¿Colándote por mi ventana?

—Así era más romántico. —Me crucé de brazos y le miré de mala manera—. He venido a disculparme.

—¿Y eso por qué?

—Porque estás enfadada.

—No te puedes disculpar si no lo sientes, Colin.

—Siento que estés enfadada, molesta y celosa por mi culpa.

—¿En serio?

—Vale, no siento que estés celosa, pero lo demás sí. No era mi intención hacerte enfadar, ¿vale? Hago las cosas sin pensar, no puedo evitarlo. —dio unos pasos hacia mí y me miró con tristeza—. Perdóname, Brooks.

—No tengo nada que perdonarte así que ahora vete. —Le empujé intentando echarle, pero no se movió.

—¿No vamos a reconciliarnos?

Y entonces llegó MaverickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora