Capítulo 16

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NARRA TORI

—Tori, ¿te encuentras bien? —me preguntó Liz preocupada—. Llevas más de una hora mirando el armario y no has dicho ni una palabra.

—Yo, no, esto, yo... —tartamudeé.

—¿Tori? Solo es una cita.

"Solo es una cita" repetí la frase de Liz una y otra vez en mi cabeza.

¿A quién pretendía engañar? No era solo una cita. Era la cita. La primera cita con Colin Maverick.

—Si no me hubiera sacado de la biblioteca, no estaría así... —me quejé.

—Te estás volviendo loca —comentó Liz divertida—. Tienes muchísima ropa en el armario y seguro que le da igual lo que te pongas.

—No es solo la ropa, Elizabeth. —Me acerqué a ella—. La ropa solo es algo para decorar lo de fuera. ¿Y si no le gusto por dentro?

—Claro porque eres un ser diabólico —respondió irónica—. ¿Quieres dejar de agobiarte y elegir algo? Llegará en cualquier momento y todavía sigues con la toalla puesta.

—¡No ayudas! —exclamé desesperada—. ¿Por qué me pasa esto a mí? —me tiré en la cama y grité sobre la almohada.

—¿Va todo bien? —preguntó mi madre abriendo la puerta lentamente—. ¿Puedo ayudaros?

—Como no tengas una varita mágica, dudo que podamos arreglar este desastre —contestó Liz.

—¡Te he oído!

—No tengo una varita mágica, pero tengo esto.

Me levanté de la cama y vi a mi madre con una bolsa en la mano.

—¿Qué es eso? —pregunté curiosa.

—Míralo tú misma —respondió sonriente—. Os espero abajo.

Cogí la bolsa y salió de mi cuarto.

—Ábrelo —me ordenó Liz.

—Ya voy, ya voy. —Abrí la bolsa y saqué de dentro una blusa blanca de manga larga y unos pantalones largos de campana de color azul oscuro.

—Eso es precioso —comentó Liz sin apartar la vista de la ropa—. Por fin tenemos conjunto.

—¿Tú crees?

—¡Vamos! —Me empujó al baño y cerró la puerta—. Y como tardes más de cinco minutos en salir, te juro que te saco de casa en ropa interior.

Me quedé un segundo mirando mi reflejo en el espejo y me vestí con rapidez. Lo que juraba Liz, lo cumplía.

Salí del baño y la vi apoyada en mi mesa mirando su caja de maquillaje.

—Tori estás genial —comentó al verme—. Ven, siéntate.

—¿Es necesario el maquillaje?

—Prometo que será muy natural.

Y así fue. Me puso una sombra de ojos muy discreta, un poco de colorete y brillo de labios. Luego, me hizo dos pequeñas trenzas con dos mechones de mi pelo y las unió con una pequeña goma de pelo.

—¡Lista! —exclamó orgullosa—. Un poco de colonia... —Cogió mi frasco y me puso un poco por todo el cuerpo—. Ya puedes salir a conquistar a ese chico.

Antes de que pudiera contestar, mi madre me llamó desde abajo.

—Está bien... —Respiré profundamente y cogí mi bolso—. Deséame suerte.

Y entonces llegó MaverickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora