Capítulo 6

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NARRA TORI

—¡Pisa el embrague! —exclamó mi padre desesperado.

—¡Eso estoy haciendo!

—¡Pues mete segunda!

—¡No me deja! —exclamé quitando las manos del volante.

—¡No sueltes el volante!

—¡Se acabó! —Pisé el freno y puse el freno de mano—. ¡Eres imposible! —Apagué el coche y me bajé de él enfadada.

—Victoria, sube otra vez al coche.

—¡Eres el peor profesor de conducir del mundo! Esperas que lo haga todo bien a la primera. —Me crucé de brazos y le miré mal.

—Yo...

—¿Interrumpo? —preguntó Alex apareciendo de la nada.

—No es un buen momento, Alex. —le dijo mi padre sin dejar de mirarme—. Tu querida amiga es incapaz de mover el coche.

—Mi querido padre no sabe dar clases de conducir.

—¿Puedo intentarlo yo? —se ofreció Alex.

—Como veas, pero es un caso imposible. —Me miró por última vez y se fue a casa.

—Pero es un caso imposible —le imité molesta.

—Deja de quejarte y métete en mi coche —bufé y me metí en su coche—. Ponte el cinturón y regula los espejos retrovisores para ver bien. —Hice lo que me dijo y arranqué el coche—. Ahora pisas el freno y el embrague y metes primera. —Pisé el embrague y puse la primera marcha—. Muy bien. Ahora, suelta el embrague hasta que empieces a notar que el coche vibra y pisa el acelerador. —El coche se empezó a mover y grité emocionada—. ¿Ves? Ahora sigue acelerando y vuelve a pisar el embrague y cambias a segunda.

—¡Esto es genial! —exclamé eufórica.

—No es tan difícil.

Estuvimos un rato más practicando el cambio de marchas hasta que fui capaz de hacerlo varias veces sin problemas.

—Soy genial —comenté mientras me quitaba el cinturón y abría la puerta.

—Puede ser que sea también porque soy un increíble profesor.

—Creo que no es eso —le sonreí y me dirigí al porche.

Mi madre nos esperaba en la entrada con una sonrisa en sus labios y mi padre escondido detrás de ella refunfuñando.

—Veo que el cambio de profesor ha funcionado —comentó mi madre y abrazó a Alex.

—La alumna no ayuda mucho a su enseñanza —murmuró mi padre malhumorado.

—El profesor de antes no era tan bueno como este —le dije esbozando una sonrisa triunfante.

Me miró de mala manera y se fue a su despacho aún más enfadado.

—Tori no seas así con él —susurró mi madre entre risas—. Le hacía mucha ilusión enseñarte a conducir.

—¡Ha empezado él! —exclamé ofendida—. Se piensa que lo tengo que hacer todo perfecto y no es así —suspiré—. Nos vamos a ir un rato con los demás. —Me acerqué a las escaleras y empecé a subirlas—. No tardo nada en bajar.

—Me voy a ver la tele con tu madre que tus nada son eternos.

Le saqué la lengua y terminé de subir las escaleras de dos en dos.

Entré en mi habitación y me di una ducha rápida. Ya había dejado claro que tardaría en bajar así que no iba a arruinar su ilusión. Después, me fui directa al armario y me puse unos pantalones azules de corte alto, una camiseta blanca que dejaba a la vista mi ombligo y la chupa de cuero negra. Una vez vestida, me maquillé un poco y me puse las botas militares que me regaló Alex hace unos meses.

Y entonces llegó MaverickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora