Capítulo 13

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NARRA COLIN

Lunes

La alarma empezó a sonar a las siete de la mañana. Lo único que quería era quedarme en la cama y dormir hasta la hora de comer, pero tenía que ir a la universidad. Además, una parte de mí tenía ganas de ver a Tori.

¿Qué iba a decirle? Ni yo mismo fui consciente de lo que había hecho hasta que no entré en el pub.

"Tori te besé porque no dejas de provocarme con tu risa y con cada palabra que pronuncias". "Siento haberte besado, pero no dejabas de mirarme." "Te perdono si me dejas besarte otra vez".

Por ahora no tenía ninguna opción decente.

Me metí en el baño y me di una ducha de agua fría para despejar la mente. Necesitaba espabilarme y centrarme.

Cuando terminé de ducharme, me vestí y bajé a la cocina a preparar el desayuno. Antes lo hacía mi padre para los tres, pero ahora me tocaba hacerlo a mí. Mi madre es la única familia que me queda y tengo que cuidarla cueste lo que cueste.

Salí de casa una hora después y me fui directo a la universidad. Tenía examen a primera hora y no quería llegar tarde.

—Buenos días —me saludó West quitándose el cigarro de la boca—. ¿Cómo vas?

—¿Cómo puedes fumar a estas horas? —Le quité el cigarro de la boca y lo tiré al suelo.

—Veo que estar tanto tiempo con Tori te afecta —contestó divertido—. ¿Preparado para el primer examen del curso?

—Eso espero.

Después de hacer el examen y de dos clases infernales de estadística y principios de los negocios, lo único que quería era ir a la cafetería y comer todo lo que se pusiera delante de mí.

—Mierda.

—¿Qué pasa? —me preguntó West.

—Se me ha olvidado la cartera en el coche.

—¿Te acompaño?

—No es necesario, ahora te veo en la cafetería.

Me fui al aparcamiento y cogí la cartera de mi asiento.

—Colin Maverick. —Saqué la cabeza del coche y me encontré con Katy Anderson—. Hace tiempo que no te veo.

—Estoy ocupado. —Cerré el coche y me puse a andar.

—¿En el gimnasio? —Acarició mi brazo, pero lo aparté—. ¿No te apetece saltarte la hora de la comida y venirte conmigo?

—West me espera. —Seguí caminando, pero esta vez se puso delante de mí—. ¿Qué quieres ahora?

—¿Por qué me tratas así? Hace unos días estabas sentado conmigo en la cafetería y siguiéndome el juego.

—No es para tanto, Katy. Solo fueron dos días.

—¿Tú crees que algún chico se puede cansar de esto? —preguntó señalando su cuerpo—. Cualquiera se moriría por estar en tu lugar ahora mismo.

—Por mi parte tienen vía libre contigo. —Sonreí y me dispuse a andar otra vez.

—¿Es por ella?

—¿De quién hablas? —pregunté sin dejar de andar.

—Sabes perfectamente a quién me refiero. —Me paré en seco y me di la vuelta—. Claro que la he visto, Maverick. Es difícil que pase desapercibida. —Se paró delante de mí—. Dime, ¿crees que tienes alguna posibilidad con ella? —Colocó su mano en mi pecho y empezó a hacer círculos.

Y entonces llegó MaverickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora