Capítulo 18

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NARRA TORI

—¿Five Up? ¿Cómo..?

—Sí, Colin. Como el Seven Up —contesté riendo.

Era lunes y Colin había venido a recogerme después de ponerse de acuerdo con Liz para venir a buscarme a casa hasta que aprobara el examen de conducir.

—Veo que sois muy creativas —comentó divertido—. Five Up porque sois cinco.

—Solo teníamos diez años.

—Con diez años yo tenía planeado conquistar el mundo —me contó con ilusión.

—Y aquí estás. —Le di un beso en la mejilla y me bajé del coche—. Conmigo.

—Me gusta estar contigo. —Cerró el coche y se acercó a mí—. ¿Nos vemos a la hora de comer?

—Claro.

Nos dimos un beso y nos separamos.

Llegué a mi facultad y Liz me esperaba en la puerta con cara de pocos amigos.

—¿Va todo bien? —le pregunté extrañada.

—¡Tu lo que sea es un traidor! —gritó enfadada—. ¡Ha roto nuestro pacto!

—¿Pacto? ¿Qué pacto?

—Los lunes me tocaba a mí recogerte. —La miré durante unos segundos antes de romper a reír—. Tu madre se ha reído aún más.

—Lo siento, Liz. —La rodeé con mis brazos y la abracé—. Te prometo que si me viene a recoger un día que no sea el suyo, no me subo a su coche.

—Juro que me vengaré...

—Anda, vamos a entrar —Me enganché a su brazo y la llevé hasta nuestro sitio.

Solo unos segundos más y...

—Y eso es todo —dijo el profesor cerrando su libro—. Mañana seguimos.

Me levanté y salí corriendo del aula. Llevaba toda la mañana escuchando las quejas de Liz y lo horrible que le había parecido lo de Colin. Como escuchase otra vez su nombre...

Me dirigí a la cafetería escuchando el murmullo de las personas que pasaban a mi lado y sonreí. La voz de Liz había desaparecido de mi cabeza. Caminaba tranquila hasta que unos brazos me rodearon por la cintura y me levantaron del suelo.

—¡Colin! —grité su nombre al reconocer el olor de su colonia—. ¡Bájame ahora mismo!

—¿Eso es una orden?

—¡Claro!

—Pues entonces no —contestó divertido—. Además, no me puedes hacer nada.

Sonreí para mis adentros.

—Cierto, pero Liz quiere matarte.

Se paró en seco y me giró para quedar cara a cara.

—¿Lo dices en serio? —asentí—. Entonces no debo preocuparme.

—Yo no estaría tan seguro.

—¿Qué me va a hacer esa chi...?

Antes de que pudiera terminar la frase, Liz había saltado sobre él haciendo que me soltara. Su cuerpo perdió el equilibrio y terminó en el suelo con Liz sentado sobre su espalda.

—¡Hoy me tocaba a mí! —gritó enfadada—. ¡Eres un traidor!

—¡Tenía ganas de verla!

—¡No es solo tuya, Colin Maverick!

Y entonces llegó MaverickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora