Capítulo 11

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NARRA COLIN

Viernes por la tarde

—¿Seguro que es su novio? —me preguntó West por tercera vez.

—Claro que es su novio —respondí molesto—. Dijo que era el único hombre de su vida. ¡Ni siquiera me lo había dicho!

—A lo mejor es su primo o un viejo amigo.

—Dudo que fuera un viejo amigo —suspiré—. ¿Tú sabes la cara que se me quedó ayer cuando le vi?

—Ahora sí que no tienes nada que hacer —dijo West.

—Menudos ánimos.

—El problema es que no quieres reconocer que estás celoso.

—¿Celoso yo? Estaría celoso si me gustara, pero no es así. Al menos podré centrarme más en mi plan.

—¿Todavía sigues con eso? Si estás coladito por ella.

—No digas tonterías, West. —Aparqué el coche al otro lado de la calle y me bajé del coche—. Yo no me enamoro de ellas.

—Eso es lo que dices, pero siempre hay una primera vez.

—Pero no va a ser esta. —Cruzamos la calle y nos dirigimos al gimnasio—. ¿De verdad crees que no tengo nada que hacer?

—Maverick, es un militar.

—Claro que puedes... —imité la voz de West.

—¡Se llama sinceridad!

Entré en el gimnasio seguido por West y nos fuimos directos al vestuario a cambiarnos y a dejar nuestras bolsas de deporte en las taquillas.

—¿Corremos un poco y luego boxeamos? —me preguntó West.

—Claro, siempre es bueno descargarse con alguien. —Golpeé su hombro y le adelanté.

—¡Menudo amigo estás hecho! —me gritó desde detrás.

Después de correr 20 minutos, West y yo nos pusimos en un saco para practicar un poco los golpes.

—No puede ser... —Vi a Alex con su amigo Mike y sonreí—. Mira quién está allí. —West se dio la vuelta y abrió la boca con sorpresa—. Esto va a ser divertido.

Alex caminó hacia nosotros con su amigo Mike y se paró a pocos metros de mí.

—¿Qué haces aquí? —preguntó cansado.

—Tranquilo que no he venido por ti, Cooper.

—Hay más gimnasios en la ciudad.

—Pero este está más cerca de la casa de Tori. —Su rostro se volvió serio y no pude evitar reírme—. Vamos, era broma.

—Déjala en paz, Maverick. —Se quiso encarar conmigo, pero su amigo no le dejó.

—Ya sabes lo que te dijo, Alex —le dijo Mike.

—A no ser que quieras boxear, lárgate —dije y le di un par de golpes al saco.

—Dame tus guantes. —Le pidió a West—. Subamos al ring.

—Si insistes.

—Colin... —West me agarró del brazo y me paró un momento—. No te metas en problemas.

—Tranquilo.

Me subí al ring con Alex y me paré delante de él esperando a que se pusiera los guantes.

—No tengo todo el día. —Le metí prisa—. ¿Necesitas ayuda?

—Ya está. —Acercó sus guantes a los míos y los golpeó—. ¿Preparado, Maverick?

Y entonces llegó MaverickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora