Capítulo 53

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Recorrieron los pasillos en silencio. El genio había vuelto a la lámpara y ellos intentaron ir sin llamar mucho la atención, escondiendo la brújula cada vez que alguien se acercaba y esperando ocultos hasta que los pasillos y las habitaciones se despejaban. Pero por lo general, la gente y el servicio estaban tan ocupados con la fiesta que nadie les prestó mucha atención.

El sol estaba alto y se colaba por los grandes ventanales que había por todo el palacio cuando se detuvieron en un pasillo en la planta superior, más apartado de todo el jaleo general y algo más oscuro por la falta de ventanas. Caminaron recto tal y cómo les indicaba la brújula, pero pasados unos metros la flecha giró bruscamente en la dirección opuesta. Emma se detuvo extrañada y Leo y Killian chocaron contra ella por la repentina parada.

-¿Qué pasa?-preguntó Leo.

-Ha cambiado, ahora señala en dirección contraria.

Los tres miraron el pasillo a sus espaldas, estaba vacío. Caminaron de vuelta siguiendo la brújula, hasta que volvió a hacer el mismo cambio extraño y volvió a señalar en la dirección contraria.

-Pero qué...

-¿Se está riendo de nosotros?-se quejó Leo.

-Puede que se haya roto-dijo Killian.

Emma no quería pensar en eso porque podía sentir en cada poro de su piel que estaban muy cerca y que la maldición también estaba peligrosamente a punto de estallar. Notaba el sabor a metal fuerte en la boca, el zumbido en su cabeza cada vez más insistente. Hasta podía notar cómo el veneno en su interior se removía haciendo que le subieran las náuseas.

-No puede ser-murmuró. Emma probó a caminar unos pasos más, despacio, hasta que la flecha tendió a girar. Entonces se detuvo y la flecha se quedó a mitad de camino de intentar cambiar de dirección. -No sé qué le pasa. Según esto tiene que estar aquí.

-¿Puede que alguien lo esté moviendo?-sugirió Killian.

Leo negó.

-Una vez que se coloca el reloj no se puede mover de su sitio.

Killian frunció el ceño. Sabía que las brújulas normales funcionaban de la misma forma y el comportamiento de esta indicaba que el reloj de arena debía estar justo donde se encontraban ellos. Vio a Emma respirar hondo y soltar el aire varias veces, la brújula temblaba en su mano y ella se veía un poco inestable. No les quedaba mucho tiempo.

En ese momento una voz los sobresaltó.

-¿Qué estáis haciendo aquí?

Jasmine se acercaba por el largo pasillo seguida de Aladdin. La expresión amable de su rostro había desaparecido y se fijaron en que Aladdin iba armado.

"Maldición", maldijo Emma, "No tenemos tiempo para esto".

-¿Qué estáis haciendo aquí?-repitió Aladdin con un tono más grave del que estaban acostumbrados.

Emma echó una mirada a Killian y Leo, pero ambos se veían igual de nerviosos que ella.

-Nos perdimos.

-Os habéis perdido toda la mañana entonces-replicó Jasmine, su tono de voz más frío que cuando había hablado con ellos por la mañana.

Emma frunció el ceño.

-¿Nos habéis seguido?

-Lo hicimos cuando uno de nuestros sirvientes nos advirtió de que os había visto merodeando por el palacio-respondió Aladdin-. Ahora, por vuestro bien, decidnos quiénes sois de verdad y qué habéis venido a hacer a Agrabah.

Érase Una Vez... a contrarrelojWhere stories live. Discover now