Capítulo 18

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Leo se alejó del cuerpo sin vida de Scar justo cuando notó un fuerte temblor en el suelo. En cualquier otra situación hubiera pensado que podría tratarse de un terremoto, pero no esa vez.

Buscó con la mirada el edificio que Emma le había indicado y vio como una intensa onda de aire lo sacudía desde el interior hacia fuera, reventando los cristales y resquebrajando las paredes. Esa onda lo alcanzó a él también y, junto con el temblor, lo hizo caer. Levantó la vista esperando ver salir una nube de humo o algo parecido, sus padres le habían explicado cómo eran las maldiciones, pero nada pasó después de que el temblor pasase. Seguía allí, estaba vivo y la ciudad no había desaparecido. ¿Lo habían conseguido? ¿Emma lo había conseguido? Sintió una chispa de emoción en el estómago. 

Entonces se dio cuenta de que la onda expansiva había sido más fuerte de lo que le había parecido. Varios árboles, postes y farolas habían caído al suelo, algunos coches habían volcado y el suelo estaba resquebrajado, con más intensidad cerca del edificio. Y el cielo parecía estar a punto de desencadenar una fuerte tormenta. 

-Emma-susurró. Emma estaba allí.

Lo primero que hizo fue llamar a sus padres, puede que ellos estuviesen más cerca que él del edificio y pudieran llegar antes. Cuando lo hizo corrió deprisa, viendo cómo las nubes se iban volviendo extrañamente negras y se empezaban a arremolinar, ya no solo cerca de la residencia abandonada, sino por toda la ciudad.

Su padre llegó casi al mismo tiempo. 

-¡Leo!-lo llamó-. ¿Lo habéis conseguido?

Leo pudo escuchar la sonrisa en su pregunta pero no le respondió, se quedó asombrado al ver una especie de neblina resplandeciente envolver el solitario edificio. David llegó a su lado. 

-¿Qué es eso?

Leo había creído que la maldición se había detenido justo a tiempo de que estallase, pero aquello no tenía sentido, esa neblina… se parecía a la misma que había envuelto Storybrooke después de que la primera maldición lo destruyera, incluso años después. 

-¿Dónde está tu hermana? 

Aquello no tenía sentido, si Emma había conseguido detener la maldición por qué estaba esa niebla allí.

-Leo-volvió a llamarlo David, cada vez más nervioso-, ¿dónde está Emma?

-Entró dentro-dijo señalando el edificio-. Descubrió que era aquí donde estaba el reloj de arena y vino a intentar detenerlo a tiempo mientras yo luchaba contra Scar. Pero la he llamado y no responde. 

El poco triunfo que había iluminado el rostro de David desapareció tras aquellas palabras. Su hija estaba allí dentro, en aquel edificio que crujía y parecía estar a punto de venirse abajo.

La onda expansiva y el temblor parecían haber dañado la estructura considerablemente, así como aquella extraña niebla parecía estar haciéndolo en ese mismo instante. 

-Voy a buscarla-dijo sin pensarlo. 

-Voy contigo-lo siguió Leo pero David lo detuvo.

-No, tú quédate aquí. Avisa al resto y asegúrate de que están bien. 

Leo intentó discutir pero no sirvió de nada y vio como su padre desaparecía dentro del moribundo edificio justo cuando una teja se desprendía del techo y se rompía contra el suelo a unos metros de él.

Killian sintió el temblor en la tierra y el impulso de aire que casi lo derribó contra suelo. Levantó la vista al cielo inmediatamente, con el corazón latiendo fuerte en su pecho, un terror atroz a que todo terminara, pero nada pasó. Esperó con los puños apretados a que una nube de humo lo envolviera todo, pero las únicas nubes que había en el cielo eran muy normales y la ciudad y todos ellos seguían allí. Podría ser... ¿Lo habían conseguido? ¿Alguien había encontrado a tiempo el reloj de arena y lo había detenido?

Una sonrisa tentativa se formó en sus labios. Sacó el teléfono que usaban todos para hablar a distancia y marcó el número de Emma. Esperó impaciente pero no respondió. Se extrañó. Volvió a llamar. Nada. Su sonrisa desapareció. Probó con David pero este tampoco le respondió.

-Maldita sea-murmuró para sí justo cuando escuchó a alguien llamarlo. Se giró para ver a Robin y Regina. 

-Alguien lo ha conseguido-exclamó Regina con la incredulidad pintada en su rostro-. ¡Seguimos vivos! 

Killian estaba a punto de contagiarse de su emoción, pero antes tenía que asegurarse de que Emma estaba bien. 

-No me responde nadie, ni Emma ni David-explicó mientras seguía intentándolo.

Regina también sacó su teléfono.

-Voy a probar con Blanca. 

Blanca tardó unos segundos en contestar, pero lo hizo.

-Dice que vayamos a la antigua residencia de las hadas, la que está cerca del bosque-explicó una vez que colgó. 

-¿Y los demás?-preguntó Killian.

-No me ha dicho nada. 

Érase Una Vez... a contrarrelojWhere stories live. Discover now