Capítulo 7

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Killian se despertó con una sensación desagradable en el estómago y escuchó un ruido. Tenía hambre.

Suspiró. Abrió los ojos y pudo ver que aún era de noche y parecían quedar varias horas hasta que amaneciera. Por un momento se sintió desorientado; nunca había dormido en la habitación del apartamento de los padres de Emma, no le había parecido apropiado y David no lo hubiera permitido tampoco, pero notó enseguida a Emma a su lado y se relajó casi instantáneamente. Ella estaba durmiendo de espaldas a él y al despertarse había movido lo suficiente las mantas como para dejar al descubierto su espalda desnuda. Las sombras de la habitación perfilaban las zonas donde se le marcaban los huesos y creyó que se le pronunciaban más que antes. Al principio le había parecido notarlo, al abrazarla y aquella noche mientras la acariciaba, pero no le había dado importancia. Ahora sí lo hizo porque sintió cómo se le removía algo dentro de él al ver la curva de sus omóplatos y el aspecto frágil de su columna. Parecía tan delicada que lo único que quería hacer era cuidarla y protegerla. Se preguntó cómo podría tener ese aspecto y ser capaz de luchar contra cualquier cosa que se le presentase, no importaba el qué. Pero ella siempre había sido fuerte y valiente, la persona más valiente que había conocido. Y siempre había sido delgada, de apariencia frágil aunque eso nunca lo admitiría delante de ella porque ahora la conocía y él no necesitó ni una hora para darse cuenta de todo el fuego que tenía dentro, de lo fuerte que era. Sin embargo, había algo en la forma en que se marcaban sus huesos que no se parecía a la de antes y supo que su ausencia le había hecho más daño del que había pensado en un primer momento. 

Se acercó despacio a su espalda y dejó un suave beso en su omóplato. 

-Lo siento mucho, amor-susurró, aunque sabía que aquello no había sido culpa suya, ni de ella, pero encontraría al culpable y lo haría pagar. 

Después de eso la tapó bien con las mantas para que no pasase frío y él bajó hasta la cocina tras ponerse algo de ropa. Fue con cuidado de no tropezar con ninguna caja y buscó por los armarios algo de comida. Encontró poca cosa pero le sirvió para saciar su hambre. Emma había dicho que el incendio se había producido hacía tres días así que supuso que debería llevar allí ese tiempo. Al ver los armarios prácticamente vacíos entendió que la comida no había sido su principal preocupación, como siempre. Hizo una mueca de preocupación. Los últimos meses habían sido bastante caóticos y ella apenas había descansado con tantos problemas que resolver. La gente le exigía mucho, lo sabía, podía verlos y la veía a ella. Y ahora Scar había aparecido y las cosas se habían descontrolado de nuevo. Su vida nunca había sido una vida tranquila y no quería eso, nunca lo había buscado, le gustaba la acción. Pero lo que sí quería era ver a Emma bien, tranquila, quería verla dormir por las noches y comer de forma normal, quería verla sonreír. Solo quería que pudiera descansar. 

Vio el guardapelo encima de la mesa donde lo había dejado hacía unas horas y lo cogió. Lo observó a la luz de la luna: era bonito, con un diseño delicado y hermoso. No parecía tener ningún desperfecto, puede que se hubiese rayado un poco pero no era nada. No tenía ni idea de cómo se había roto, pero no le importaba porque Emma se lo había reparado y ahora estaba bien de nuevo. Lo abrió y observó las pequeñas fotos del interior. Acarició con el dedo el rostro de su hermano y su madre. Le gustaba pensar que estaban juntos y ya no sufrían, con suerte su padre también estaría bien por fin, estaría en paz. 

Lo dejó de nuevo en la mesa y subió las escaleras de vuelta a la cama. Emma seguía en la misma posición, dormía profundamente, pero cuando Killian se metió debajo de las mantas junto a ella y pasó el brazo por su cintura rodeándola, ella se aferró a él sin fuerzas, apenas un movimiento, pero notándolo. Killian sonrió en su espalda, presionando la nariz en su suave piel y aspirando su aroma, y se pegó todo lo que pudo a ella. Besó su nuca antes de relajarse a su lado. Aquello era todo lo que necesitaba.

Érase Una Vez... a contrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora