CAPÍTULO 34.

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Ougai Mori respiro profundo, la tina de su lujoso baño ya no era suficiente, cuestionándose día a día ¿Por qué tener un hogar tan amplio? ¿Por qué vivir con elegancia cuando no tenía su ganancia? Todo lo que quería era a Fukuzawa a su lado, dormir juntos, quizá ducharse juntos, específicamente en la tina donde descansaba – Yukichi... ¿me perdonarías si hago algo radical? – cuestiono el líder de la mafia a sí mismo.

Akutagawa salió de la cama escuchando su teléfono sonar, Atsushi se movió en ella, así que el azabache solo contesto mientras movía al albino lentamente con rashomon para hacerlo dormir – Diga

― Necesito un favor, uno silencioso y rápido. Eres el mejor para eso

― ¿Cuándo y dónde?

― Ahora

...

Despertó confundido miro a sus lados - ¿Qué es esto?

― Lo lamento, recibí ordenes

Fukuzawa vio al azabache salir de la habitación y suspiro. - ¿Ahora que hizo ese maniaco mafioso? – Las puertas se abrieron de par en par dejando ver al jefe de la mafia – sí, la presentación lo es todo – dijo Fukuzawa con seriedad

― Cariño, ¿te gusto tu secuestro?

― Admito que no lo noté, tienes un chico sigiloso

― Por eso lo llaman el perro silencioso, sabía que solo el lograría atraparte

― ¿Por qué le pediste secuestrarme?

― Por qué así nadie sospecharía – dijo sonriente – es mi casa

― Oh – Fukuzawa se sonrojo

― ¿lindo verdad? Solo... por el fin de semana, ¿puedes quedarte? Luego Dazai-kun puede "salvarte"

― De acuerdo, entonces... estaré a tu cuidado secuestrador

Mori y Fukuzawa cocinaron juntos, disfrutaban de cenar Yakisoba con luces bajas y velas, después tomaron una ducha juntos relajándose por completo en la tina con muchas burbujas y ligeras caricias, fueron a la cama simplemente a descansar

A la mañana siguiente, Fukuzawa leía el periódico mientras Mori se recargaba en el – esto es romántico

― Lo es, podríamos intentarlo de vez en cuanto

― Quizá – sonrió Ougai - ¿podemos ver una película?

― Claro, veamos lo que desees

Vieron una película de samurái, Ougai estaba alegre de tener al presidente de la agencia a su lado, y Fukuzawa estaba disfrutando de su fin de semana, pero claro faltaba la cereza del pastel. – Yukichi, iré a la tienda cercana ¿necesitas algo?

Couple RollWhere stories live. Discover now