CAPÍTULO 63.

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Atsushi estaba acostado boca abajo en la alfombra, sentía el aire acondicionado refrescando la casa. El calor era tanto, que el menor usaba un short corto y playera de tirantes. Con una temperatura moderada terminó dormido así.

Akutagawa llegó rato después, estaba listo para el fin de semana, llevaba una bolsa con algunas cosas cuando vio al menor dormido. En lugar de anunciarse, acomodo todo y le puso una frazada ligera encima — mi pequeño tigre — mencionó sonriente y besó su cabeza

Akutagawa sonrió, bajo la temperatura del aire acondicionado y fue a buscar algunas cosas

Atsushi comenzó a sentir frío después de un rato, esto lo despertó y se estiró, vio una frazada encima y sonrió — Ryu... — llamó su nombre enternecido. Se levantó para encontrarse que llevaba un traje de cordero y una campana en su tobillo. Suspiró — ¡Ryu!

El mayor salió de la habitación luciendo un traje de perro — uuuu despertó mi corderito

Atsushi comenzó a reír — ¿vas a pastorearme?

— vuelve a tu corral pequeño desobediente y sexy corderito

Atsushi comenzó a correr por la casa y el azabache a seguirlo, reían como adolescentes persiguiéndose. Hasta que el azabache lo atrapó en la cocina tomándolo desde su espalda y miró al albino quien lo besó. Aquel beso lo distrajo y Atsushi volvió a correr — oye, tramposo

Atsushi no podía evitar reír mientras escapaba, logró usar su habilidad, fue tan rápido que logró esconderse sin que el mafioso escuchara su campana y el mafioso no podía encontrarlo.

Akutagawa recorría la casa con cuidado mirando en todos los lados y huecos — Jinko, cuando te encuentre. Te lo haré en donde sea que estes y como estés.

Atsushi seguía escondido, Akutagawa vio debajo de la cama, ropero, muebles de la sala, la tina del baño, el cuarto de lavado y suspiró — ¿donde se metió ese gatito? Oh cierto, corderito

Siguió caminando y fue regresó al cuarto de lavado, había un lugar que todavía no miraba

Abrió la lavadora, y si, allí pudo ver aquellos ojos morados y dorados mirarle — ¡ah!

— Corderito... ahora te toca aquí

— no, espera aquí no — se quejó

Pero Akutagawa no lo escuchó, lo tomó de la cadera y sacó únicamente sus piernas, el torso de su cuerpo seguía dentro de la lavadora — Ryu no, aquí no — se quejó apenado

Akutagawa lo ignoro, movió su ropa interior de corderito, y comenzó con un dedo — aaah... Ry-Ryu... — de su bolsillo sacó un lubricante el cual dejó caer sobre las nalgas del menor — ¡ah! Está frío

— aguántese

Akutagawa movía su dedo dentro de él, el menor de limitó a acomodarse mejor dentro de la lavadora — aquí adentro está duro — se quejó el albino

— y pronto tendrás algo más duro dentro

— Ryu — le llamó molesto pero al azabache solo reía

Sabía que debía contentarlo, así que uso sus pulgares para abrirlo más, el menor rápido gimió de ello, entonces el mayor llevó su boca a su entrada. Atsushi sintió un enorme espasmo que recorrió su columna vertebral hasta sus hombros — aah, Ryu, espera

El azabache lo ignoro, continuó

Logró sentir la lengua del mayor acariciandole y dejando su saliva, Atsushi entrecerró sus ojos. — es..eso es... mu-muy bueno Ryu — mencionó el menor.

Akutagawa aprovechaba para apretar los glúteos del menor; este siguió gimiendo.

Agradecía en grande que la diminuta prenda de vestir sostenía su miembro o estaría llenando toda la lavadora de su líquido pre seminal.

Y si, era día de lavado

Akutagawa tomó al albino levantándolo desde su espalda, Atsushi del sus ante brazos sobre la lavadora — ah, no, no — gimió — ¡Ryu! ¡Ryu se va a salir!

Akutagawa solo disfrutaba de sus gritos acompañados de esa tenue voz suplicadora

Atsushi comenzó a mover sus caderas, el mafioso sabía que era hora.

Volvió a poner al nivel la espalda de Atsushi, estando recto. Dejó de lamerlo.

El azabache se acomodó con sus rodillas al suelo. — maldición, no me acomodó

— entonces déjame salir de aquí

— espera

— no quiero esperar ¡lo quiero dentro!

El azabache sonrió, Atsushi ordenándole era lo que más le excitaba; es decir, ni su jefe le ordenaba

Tomó la cadera del menor sin importarle estar de rodillas, comenzó a entrar escuchando a Atsushi quejarse y acomodarse para recibirlo todo.

En cuanto terminó, pudo sentir como Atsushi lo apretó, lo soltó y volvió a apretarlo — ¿Que pasa cariño? ¿Te duele?

— Es-estoy bien; muévete

El mafioso comenzó a moverse usando más su pelvis, se levantaba ligeramente y volvía, Atsushi estaba sintiendo aquel movimiento lento como la marea en el mar golpeado una boa

— aaah... eso... Que bueno es...

— ¿Te gusta corderito?

— aaah... si, es muy bueno, si

La campana en su tobillo estaba sonando como el llamado a comer, era lento y suave.

Sus cuerpos rosaban y podían escuchar claramente aquel golpeteo de sus pieles juntándose.

El menor comenzó a acelerarse, escuchaba rasguños por dentro de la lavadora, así que Akutagawa comenzó a acelerar el ritmo

Atsushi comenzó a gemir más rápido, su garganta expulsaba más gritos agonizantes que gemidos como tal, lo sabían; quedaba poco.

El menor soltó un enorme grito tras varios seguidos; había terminado, y Akutagawa pudo escuchar un golpe dentro de la lavadora — ¿es-estas bien?

— si... Termina

El mafioso prosiguió, dio unas estocadas más y terminó, sacó su miembro con cuidado, y Rashomon entró para sacar el semen, mientras que el azabache ayudaba a Atsushi a salir.

Cuando lo sacó, vio su frente roja y tapó su cara evitando reír — si te ríes, te pego

— discúlpame cariño, ¿te duele?

— un poquito

Rashomon terminó de limpiarlo y subió su ropa interior — llevaré a mi corderito a la sala

— y quiero una revista

— te daré la tablet

— bueno, ahora, lava la ropa

Akutagawa suspiró — ¿puedo hacerlo mañana?

— no, lávala hoy

— ok, ok

Cargo al menor en sus brazos, lo dejó en el mueble amplio de la sala, le dio frituras, helado, la tablet, una frazada y le puso un marche húmedo en la frente. — estarás bien

— Ryu

— ¿si?

— te amo

— Yo mas mi pequeño corderito

...

Me gustan los corderos y las cabras, es algo que tengo por que busco mucho cositas de capricornio y pues así.

¡Gracias por leer!

Couple RollWhere stories live. Discover now