CAPÍTULO 50

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Era una mañana tranquila en la base de la Port Mafia. Akutagawa terminaba papeleo con Higuchi al lado cuando su teléfono sonó en su bolsillo, lo revisó sorprendiéndose, era su mismo jefe: Nakahara Chuuya.

Tosió un par de veces y se levanto — Akutagawa-senpai yo puedo

— cállate Higuchi, iré a ver qué quiere el jefe, termina esto

— si senpai

Camino recto por los pasillos hasta llegar a la oficina donde tocó, y después de ello entró — soy Akutagawa ¿que necesita que haga? — cuestionó serio, cuando miró hacia el escritorio la silla está girada, le pareció extraño, Chuuya no solía estar así cuando la silla gira, sus ojos se llenan de sorpresa y cierra la puerta sonrojándose, era Atsushi.  — ¿Que mier? ¿Como?

— me escabullí

— Jinko si te ven

— tu hiciste lo mismo en la agencia perro mafioso

— Jinko esto es la mafia

Atsushi sonrió recargándose en el escritorio — lo sé, hay tanto papeleo mafiosisario

— ¿eso existe?

— vamos Ryu — se quejó ahora sentándose en el escritorio — ¿no te excita?

— si Chuuya llega

— el también se excitará

— Jinko... n-no me provoques

— no necesito hacerlo — llevo su pie desnudo a la entrepierna del mafioso. Este se sonrojó — tú ya estás más que provocado

— Que mal gatito eres

Akutagawa jalo el pie del albino recostándolo sobre el escritorio y haciendo varios papeles caer. Atsushi tomó sus mejillas besándolo.

Llevó sus manos al interior de la ropa del menor solo para sorpresa del mafioso, el albino no llevaba ropa interior, y mejor aún, estaba preparado — ¿Que anduviste haciendo gato en celo? — cuestionó divertido

— ayudarte a que tu trabajo sea mas... relajante — mencionó sonriente

— que bueno, debo volver pronto o vendrán a buscarme

— que sea un rapidín de oficina

Atsushi siguió besando al azabache, este comenzó a quitarle la ropa, solo lo necesario — tengo tantas ganas de llevarte al cuarto de tortura — hablo a su oído

— aaah.. Ryu, mi orejita no

Akutagawa tomó la oreja del menor en sus labios haciéndolo gemir más. Se habían acomodado, Atsushi estaba recostado sobre el escritorio y de frente. Akutagawa aprovechó el espacio sosteniendo su cadera — estoy será bueno — mencionó mientras Atsushi apretaba sus manos

— Ryu mételo ya

— no me estes apurando, no tenemos condon

— mételo así

Akutagawa tomó los glúteos del albino abriéndolo ligeramente, los apretó y dejó su miembro entrar — ¡nigh aaah ! Ryu no aprietes así

— me encantan son como bomboncitos

Comenzó a embestirle con fuerza ayudándose con el escritorio, logró ir más profundo — no, Ryu, no, no tan profundo, es muy profundo uuhg para Ryu

— me encanta cuando me pides parar, rogame más

— ¡aaah!

Los ojos de Atsushi se cristalizaron, podía sentir al azabache profundo y duro. Si se descuidaba seguramente entraría algo más.

El movimiento del escritorio era ruidoso, su sudor inundaba sus cuerpos, el azabache sostenía muy bien al albino para lograr seguir entrando profundo. Atsushi terminó gritando con fuerza. Estaba agotado pero ambos sabían que no tenían mucho tiempo.

Akutagawa acomodó todo rápido y tiro a Atsushi debajo del escritorio, agradecía que no se veía nada cuando llegó Higuchi — ¡senpai! Escuche un grito ¿esta bien?

— eh si — respondió el azabache serio sentado en la silla del escritorio — ve a terminar mis pendientes, aún no termino aquí

— pero ¿y nakahara Chuuya?

Atsushi rodo sus ojos sólo de escucharla, sonrió al ver lo que tenía de frente

— él grito, es que recordó algo. No tarda

— senpai necesita — Akutagawa apretó el escritorio con sus manos

— necesito que te vayas

— pe-pero

— largo

Higuchi se retiró, cerró la puerta y Akutagawa miró entre sus piernas, Atsushi practicaba una felacion en el — ¡Jinko! Como haces eso — hablo molesto

Atsushi lo sacó de su boca y lamió como paleta — es tu culpa por hablar con esa mujer

— y por dejar la puerta abierta — escucharon ambos la voz

— ay no, que no sea Chuuya, que no sea Chuuya

— si lo soy Atsushi, ¿Me quieres decir qué haces en la mafia?

Atsushi salió debajo del escritorio con el abrigo de Akutagawa encima — ya entendí

— discúlpenos Chuuya-san — mencionó Akutagawa— fue mi culpa, no pude evitarlo

— Chuuya-san, ¿quiere unirse? — le sonrió el albino

Chuuya cerró la puerta con seguro y les sonrió — déjame ver que tienen

Akutagawa palmeó su rostro. No entendía como el albino siempre se salía con la suya.

Así fue como Akutagawa terminó volviendo a embestir a Atsushi, esta vez en el mueble mientras Chuuya se masturbaba viéndolos.

El rostro de Atsushi terminó lleno del semen de Chuuya, mientras su interior llenó del de Akutagawa.

Con ambos mafiosos agotados y Atsushi sumamente cansado, optaron por salir temprano. Claro, Akutagawa oculto por tener que ocultar a Atsushi quien se había dormido — es una maldición y una bendición tu apetito sexual — se quejaba el mafioso en la calle con el albino en su espalda

— Ryu, tomemos un baño, siento el rostro pegajoso

— eso te mereces por aceptar el semen de otro — se quejó

— Ryu, ¿estás celoso?

— no — respondió molesto

— Ryu solo fue un fácil. Tu me lo haces casi a diario

— no estoy celoso

— entonces... ¿puedo volver a hacerlo?

— no maldito Jinko, te lo haré tanto que no querrás otro en tu cara

Atsushi sonrió y abrazó al mayor, adoraba a su mafioso.

...

Me hacía falta uno de estos...

¡Gracias por leer!

Couple RollWhere stories live. Discover now