CAPÍTULO 11.

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― Jinko – le llamo al mirarlo.

Atsushi descansaba en la cama del mafioso, su semana había sido dura la cama que tenía el azabache era suave y grande ― dejameee – se quejo

― Jinko, compórtate

― Guarda silencio perro silencioso – le reclamo

― Ahora si veras

El mafioso se le subió encima aplastándolo ― ¡aah! Ya

― ¿te rindes?

― basta, basta. ¡Me rindo!

― Bien – el azabache bajo y se sentó en su cama mirando al albino tallar su espalda

― ¿ahora qué?

― Dijimos que esta semana iríamos a la biblioteca

― Ryu, mi semana fue tan dura, ¿no podemos descansar hoy?

― Solo iremos a investigar, no tendremos sexo hoy, ni mañana. Solo te consentiré ¿sí?

― Mmm – sonrió cual gato ― ¿Qué me darás?

― Iremos a comprar dulces y chazuke

― Bien, vayamos

La biblioteca era un lugar que parecía viejo pero rustico. ― ¿Dónde deberíamos buscar?

― ¿sección de juegos?

― No lo sé, ¿Por qué siempre piensas en el juego?

― Porque cuando lo hacemos solo gritas "aah, aah" – Atsushi se sonrojo y golpeo el hombro del mafioso con un libro ― ah, cálmate

― No me copies

― Bien, ¿Qué quieres buscar?

― ¿Qué tal algo que se sienta bien?

― ¿alguna crema?

― Eso sería en una farmacia ¿no?

― Supongo – suspiro

― Ryu, ¿Por qué no alguna técnica?

― ¿Cómo encontramos eso en libros? No, sabes... Busquemos sobre anatomía

― ¿anato... que?

― Solo déjame leer un poco ¿bien? Guarda silencio

― Bieeen

Akutagawa miraba unos libros cuando el albino lo miro, no había nadie, y sonrió.

El agente travieso se agacho, el mafioso estaba inmerso en su lectura hasta que lo sintió, miro debajo de él y se encontró con la sorpresa de su pareja arrodillado y sacando su miembro de su pantalón ― o-oye Jinko – susurro

― Sssshh – le pidió el albino con una sonrisa

Akutagawa trago saliva, el albino termino de sacar el miembro, comenzó acariciándolo para levantarlo, el mafioso recargo su frente en el librero, el agente estaba haciendo su investigación ― estoy frito – se quejó el mafioso.

Atsushi se acomodó mejor, comenzó primero besando el miembro del mafioso y esté sintió como su cuerpo se erizo sintiendo una corriente eléctrica, mordió sus labios y maldijo al albino por los mil demonios, en su mente claro.

Atsushi disfrutaba de la vista, era como un pequeño niño disfrutando de una enorme paleta helada, de aquellas que debía lamer y sorber para disfrutar antes de que se derritiera, pues podía sentir el líquido pre seminal correr por sus mejillas y bajar por su cuello como si fuese el líquido derritiéndose de alguna paleta. El falo estaba duro y recto. El albino lo pasaba de su mejilla derecha a su mejilla izquierda mientras su lengua jugaba con él

Couple RollWhere stories live. Discover now