Capítulo 93:

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-Euge: yo puedo – murmuró enojada-

-Nico: pero estas forzando demasiado, la pierna no soporta todavía todo el peso y estas cansada, déjame...

-euge: NO ME DIGAS COMO ESTOY, QUE PUEDO O NO HACER! –frustrada y harta de la situación no pudo evitar gritarle, lo que ocasionó que Vicente comenzara a llorar pocos segundos después desde la otra habitación- la puta madre –desistió y se dejó caer en el sofá-

Lali: yo voy –dijo suave mientras dejaba las bolsas de la compra a un lado, había entrado en la casa hacia unos instantes llegando a oír un poco de lo que sucedía- no –le dijo a su padre al verlo abrir la boca- anda a dar una vuelta, piérdete por un par de horas –le ordenó mientras caminaba hacia su sobrino- hola chiquitín, llegó tu tía favorita –rápidamente lo tomó en brazos- sabes que en realidad tu mami no es así de gritona, pero hay que tenerle paciencia y entenderla. En un tiempo todo pasara, mientras tanto tendrás que aguantar esta locura familiar que te toco Vinny.

Euge: no le digas así –comentó dado que lali lo estaba llevando al sillón con su madre-

Lali: yo le digo como quiero, además a Vinny le gusta ¿a qué sí? –le dijo a él mientras lo sostenía delante de ella una vez se sentó-

Como respuesta él se movió un poco y se puso a lloriquear

Euge: pues parece que no –sonrió-

Lali: solo tiene hambre – dijo al ver como movía la cabeza y la boca, buscando-

Euge: -suspiró- en la alacena esta la mamadera y la leche para prepararle-

Lali: bien –se lo dio a su cuñada, pero antes de levantarse acarició su brazo- no tiene que ser ahora, y sé que el tema te tiene frustrada pero tal vez sea un buen momento para tratar de que se prenda a la teta

Euge: La, ya sabes que no puedo, no tengo leche.

Lali: la médica te dijo que posiblemente se debiera al estrés por todo lo que está pasando, yo sé que fue todo muy rápido y que creías tener un mes más para estar mejor preparada. A demás nadie contaba con una pierna y un brazo roto, por eso mientras voy a prepárale una mamadera a este pequeñín tal vez deberías intentarlo, no hay nadie para volverte loca. Sé que todos sobrecuidandote no está ayudando, entiendo que te enojes con papá y todos... solo tomate tu tiempo, concéntrate solo en Vicente. No pierdes nada por probar, ya sabes que no eres una mala madre si no puedes, aunque te cueste entenderlo.

Mariana prefirió no decir más nada, sintió que no fue lo suficiente clara. No quería presionarla, pero sabía que si se relajaba posiblemente podría alimentar al bebé y eso calmaría bastante los nervios de su amiga, demasiado frustrada y sobrepasada por toda la situación.

Puso un poco de música tranquila y se alejó a la cocina, hizo todo con calma para darle su tiempo, se mensajeó con Peter quien estaba acompañando a Victorio en su sesión con el kinesiólogo. A penas habían pasado dos semanas y media, la recuperación llevaría su tiempo y requeriría una gran paciencia por parte de todos; las peleas causadas por la frustración eran algo diario, los gritos, el llanto... todo pasaría, pero el mientras tanto era bastante difícil para todos.

Pese a lo malo, la llegada de Vicente los tenia a todos bastante embobados, él ocasionaba sonrisas, con su sola presencia lograba calmar la tensión.

Claramente la paz de todos no podía recaer en un bebé de dos semanas y medias, pero un paso a la vez.

Cuando transcurrieron unos quince minutos, y al no escuchar más el llanto de Vin se acercó sigilosamente al living para encontrarse con su amiga, quien lloraba silenciosamente observando como su hijo tomaba el pecho por primera vez.

Ciegamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora