Capítulo 83:

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El tiempo siguió su curso, los minutos pasaron y finalmente después de cuarenta y cinco minutos Peter decidió también dejar el lugar. Tomó el auto y se alejó, manejó un largo rato y terminó en un camino de tierra. Dejando el auto comenzó a caminar, hasta que se acercó al lago y empezó a caminar por la orilla.

La cabeza le iba a mil, demasiadas ideas y pensamientos llenaban su mente. Se arrepentía por esa estúpida pelea, no sabía por qué se sacó de tal manera pero tal vez ella tenía razón y necesitaban decirse ciertas cosas, todo eso que creían superado, que pensaban entender y poder respetar pero que en realidad tenían guardado dentro y los envenenaba lentamente. Aunque parecía que ella tenía las ideas más claras, tal vez la psicológica realmente le ayudó, tal vez el debió seguir el consejo de algunos y también asistir. No lo sabía pero parecía ser tarde, al menos para no cagarla con ella.

Terminó sentándose por ahí, cansado de dar vueltas y caminar sin sentido, con un dolor de cabeza presentándose. A pesar de querer regresar rápidamente decidió esperar, darle tiempo a Mariana. Aunque estaba cansado de pensar por lo que decidió observar y prestar atención al lugar en el cual termino. Parecía una continuación del lugar donde se encontraban las cabañas pero la diferencia estaba en que había unas cuantas personas jugando, usando botes, motos de agua y también haciendo algunos deportes como flyboard, kayak, esqui acuático o usando botes a pedal. Sonrió y su humor comenzó a cambiar un poco al ver la gente divertirse, reírse de sus fallos y volver a intentarlo. Jugando los más pequeños y los más grandes también, porque nunca se es demasiado grande para hacerlo. Tuvo ganas de hacer alguna de esas actividades pero no quería hacerlo solo, pensaba en disfrutarlo con ella. Si, habían pasado muchos años hasta el reencuentro, y tal vez las cosas no hubieran salido mal ni tan diferentes si ella no se hubiera ido, nunca lo sabrían realmente pero lo que si tenía claro es que pasó cinco años esperándola, buscándola y cuando por fin comenzaba a tenerla de vuelta en su vida, los recuerdos del pasado y los viejos reclamos arruinaron todo. Pero eso no iba a definir lo que pasara de ahora en más, no señor.

Otra vez en el auto emprendió el camino hacia el centro, realizó un par de compras y retomó el camino a la cabaña. Entró a la misma, guardó las cosas en su lugar y comenzó a buscar a Mariana. Recorrió las distintas habitaciones sin encontrarla, tampoco a Zeus a pesar de llamarlo, hasta que miró por su balcón y la vio sentada en el pequeño muelle.

Peter: ¿puedo sentarme? –habló una vez cerca de ella, Zeus lo miraba fijo, no parecía agresivo pero tampoco agradable, se encontraba a la espera de lo que él haría- vengo en son de paz –dijo levantando las cervezas que había comprado-

Lali: te digo que si solo porque necesito una –dijo extendiendo la mano para que le pase la bebida-

Él pensó hacer un comentario pero le pareció inoportuno y no quería meter más la pata por lo que lo prefirió callar. Se sentó a su lado, luego de dejar a un lado sus zapatillas y medias, para poder meter los pies al agua como ella y tomar un sorbo de su cerveza.

Peter: lo siento –habló luego de un par de largos minutos- tenías razón en unas cuantas cosas

Lali: no sé quién tiene la razón y no sé si es lo importante pero si es necesario que dejemos las cosas claras y hablemos lo que necesitemos.

Peter: -suspiró- te acepto que necesitaras tu espacio, que creyeras que irte era lo mejor pero necesito que vos también me aceptes que no necesariamente las cosas abrían salido mal entre nosotros, que podríamos haber tenido una oportunidad y las cosas podrían haber funcionado, tal vez todo hubiera sido diferente o hubiéramos logrado cosas similares pero juntos. Y no te lo estoy planteando como un reclamo pero no soy ingenuo por creer que podría haber funcionado y necesito que lo reconozcas.

Ciegamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora