Capítulo 84:

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El calor del momento asciende. Sin dejar de besarse continúan acariciándose, las manos de Peter se deslizan por debajo de su remera, primero toca su vientre, lentamente comienza a ascender hasta tocar las copas de su sujetador; eso no lo detiene sino que intensifica su interés y entusiasmo asique continua ascendiendo, sus lenguas no dejan de jugar y Peter aprovecha el momento para morder el labio de Mariana, con la intensidad justa para lograr de ella un suave gemido. Se separa lo necesario para poder deslizar su rostro hacia su cuello y comenzar a dejar besos sobre esa zona. Las manos de Lali se encontraban recorriendo de arriba abajo su espalda, reconoció que estaba mucho más trabajado que hace cinco años, se notaba que entrenaba y para nada iba a quejarse de los cambios de su cuerpo.

Peter rápidamente ansiaba nuevamente sus besos asique regresó a su boca y sus manos se encontraron con sus pechos, dejo sobre ellos lentas caricias y luego se concentró en el pezón; primero frotó uno de ellos lo cual provocó un nuevo gemido por parte de Mariana, quien respondió mordiendo su labio y tocando su trasero, tampoco nada de que quejarse. Peter se levantó y la arrastró en el viaje, terminando ambos arrodillados sobre las sabanas y sus cuerpos rozándose. A pesar de todo el movimiento fueron escasos segundos los que sus bocas perdieron contacto pero sus besos se vieron interrumpidos debido a la blusa de Mariana que Peter quitaba de su cuerpo. Ella rápidamente repitió su misma acción y su remera también salió de escena. Volvieron a acostarse y los labios de él comenzaron a explorar todo su cuerpo.

Peter: sos hermosa –dejo un beso debajo de su ombligo, se la notaba algo tensa pero no lo sorprendió, él también estaba nervioso aunque la emoción de estar después de todo juntos era mayor- te voy a recorrer entera, me voy a tomar todo el tiempo contigo

Ella suspiró y el continuó con su acción. El corpiño al poco tiempo fue desplazado lejos, quitado de en medio. La mirada y la boca de Peter se concentraron en sus pechos, las manos exploraron con mayor libertad, al igual que sus labios y dientes que también aparecieron en acción. Gemidos, jadeos, algunas mordidas y tirones de pelo aumentaron a un más el calor del momento pero una vez que el pantalón de ambos estuvo fuera, que el contacto de piel a piel solo se veía limitada por dos pequeñas prendas, la tensión e incomodidad de Mariana aumentaron y Peter ya no puedo ignorarlo.

Peter: ¿qué pasa? –preguntó aun sobre ella, jugando con su pelo y acariciando su rostro- ¿demasiado rápido? –Ella simplemente negó con la cabeza- parece que te comieron la lengua los ratones Espósito –sonrió y la beso-

Lali: tal vez es porque no tengo ganas de hablar específicamente –sonrió aunque a él no lo convenció-

Peter: estas rara –comentó estudiándola con la cabeza inclinada hacia un lado-

Lali: nada que ver ¿por qué mejor no me volves a besar y te callas un poquito?

Peter: tan mandona –dijo en burla mientras volvía a acercarse-

Pero no duraron mucho porque cuando las cosas empezaron a poner más intensas, Mariana finalmente lo detuvo.

Lali: para –suspiró y mantuvo los ojos cerrados, con su mano sobre la de él que se encontraba a punto de librarse de la última prenda de su ropa interior-

Peter: ¿qué pasa? ¿La? mírame

Lali: no puedo

Peter: ¿mirarme?

Lali: hacer esto –explicó moviendo sus manos pero manteniendo aun los ojos fuertemente cerrados. Sus mejillas comenzaban a teñirse de rosa-

Peter: hey, mírame –ella negó y el rio suave porque se veía linda, aunque la situación lo desconcertaba un poco- ¿podemos hablar? –ella asintió- ¿y mirarme? –negó- chiquita – dijo suavemente, se acostó a su lado con la intención de abrazarla y que hablaran tranquilos pero ella rápidamente abrió los ojos y se levantó-

Ciegamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora