Capítulo 18:

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Peter: ¿de repente te quedaste sin palabras Esposito? –Algo en su voz sonaba diferente, o tal vez solo lo imaginó, no podía pensar con claridad-

Cuando ella estaba a punto de replicarle, alguien la agarra de un brazo y la acerca hacia él.

La última persona a la que quería encontrarse, además de Peter, era a Maxi, pero allí estaba él, abrazándola por un costado como si fueran amigos o incluso algo más.

Maxi: ¿todo bien Lalita? –Estaba segura que él estaba sonriendo en esos momentos-

Lali: si –contestó tan solo, lo único que quería era seguir su camino-

Maxi: ¿qué hacían charlando ustedes dos? – pregunto con un tono celoso-

¿Él enserio estaba pidiendo explicaciones?

Lo único que le faltaba

Lali: nada, solo chocamos. Mejor me voy –quiso esquivarlo pero él no la soltó- soltame Maxi –dijo molesta-

Maxi: ¿hey que te pasa?

Lali: me pasa que ya tengo bastante de estúpidos por un día, me duele la cabeza y lo único que quiero es irme, asique soltame de una buena vez –su voz era tranquila pero claramente transmitía el mensaje. Su paciencia se estaba acabando-

Peter: déjala Maxi

Lali: no necesito que te entrometas Lanzani, ¿por qué no desapareces? En lo posible de la faz de la tierra –harta de escucharlos, se zafó del agarre de Maxi y siguió su camino-

Escuchó como Peter murmuraba algo, seguro malo, sobre ella. Pero no le interesaba saber qué era lo que decía.

Gas: ¿estás bien? –preguntó su amigo al verla-

Lali: algo –contestó sin ánimos-

Nico: te ves muy mal –dijo preocupado-

Lali: oh gracias, eso es lo que quería escuchar –contestó irónica-

Nico: sabes que no lo dije por eso, veni sentate –dijo agarrándola de la mano y guiándola a unos cuantos escalones que había en el patio de afuera-

Gas: le decimos a la preceptora y te vas a casa ¿te parece? –Preguntó abrazándola de costado-

Lali: chicos no exageren, en serio, ya se me va a pasar

Nico: ¿ves? Reconociste que algo te pasa

Lali: -suspiró- me siento un poco descompuesta y me duele un poco la cabeza, nada más.

Gas: parece que tenes fiebre La –dijo tocándole la frente-

Lali: no van a parar hasta que me vaya ¿no?

Cande: acá están! Al fin, los buscamos por todo el colegio –dijo mientras se sentaba con ellos-

Rochi: ¿te pasa algo Lali? No te ves muy bien

Nico: no se siente bien

Cande: entonces llamamos a tus papas y que te vengan a buscar

Lali: no pueden, mamá esta con una sesión de fotos muy importante y papá estaba haciendo los planos para no sé quién, un tipo bastante poderoso asique era un trabajo también importante.

Rochi: ¿y tu hermano?

Lali: está en la universidad, creo. No me acuerdo bien los horarios que tiene

Nico: lo llamo y vemos ¿sí?

Lali: -suspiro nuevamente- no se van a dejar de joder hasta que me vaya asique llámalo.

Gas: no entiendo porque te queres quedar si te sentís mal. Sabes que cualquier cosa yo te explico los temas nuevas y te paso los deberes. No te hagas problema por eso

Lali: es que yo en las clases ya aprendo. Sabes lo que me molesta estudiar leyendo las cosas en braille, es muy molesto. –dijo enojandose de solo pensar que tardaría demasiado haciendo la tarea y estudiando-

Cande: no te hagas la cabeza amiga, capaz que no nos dan nada y zafas.

Lali: esperemos –dijo hundiendo su cabeza en el pecho de su amigo-

Nico: dijo que ahora viene, justo estaba haciendo unos trámites. ¿te sentís mejor?

Lali: para nada

Cuarenta minutos después ya se encontraba acostada en la cama. El medico la había revisado y le había dejado algunos medicamentos. No era nada grave, solo tenía que hacer reposo, tomar los remedios y en dos o tres días ya se iba a sentir mejor.

Vico: ¿necesitas algo?

Ella negó con la cabeza

Vico: entonces te dejo dormir tranquila, cualquier cosa me llamas.

Lali: Vic –lo llamó despacito-

Vico: ¿sí?

Lali: anda a la universidad, yo me puedo cuidar sola por un par de horas

Vico: no lo digas ni en broma. Sabes que no me voy a ir asique ni te molestes –ella iba a replicar pero un bostezo se lo impidió- dormí y deja de preocuparte

Para cuando su hermano cerró la puerta ella ya estaba profundamente dormida.

Unos cuantos gritos la arrastraron de vuelta a la realidad, despertándola por completo.

Aunque sintió curiosidad prefirió quedarse acostada, escuchando, pero disfrutando al mismo tiempo del calor que le proporcionaba estar acostada. Tampoco tenía fuerza como para levantarse asique ahí se quedó.

Pocos minutos pasaron hasta que todo fue silencio y solo se escuchaban pasos que se acercaban, estaba segura, a su habitación.

Rápidamente cerró los ojos. No quería hablar con nadie.

Alguien entró a su cuarto, y cerró la puerta.

Para completar el combo estaba resfriada, asique no podía oler el perfume de quien se encontraba en ese momento en su habitación.

La persona se acercó a su cama, se agacho frente a ella y comenzó acariciarle el pelo suavemente luego de unos minutos en los que tan solo la observó.

Peter: -suspiró- ¿Qué carajo hago acá? ¿Me podes explicar Esposito? –dijo más bien hablando con si mismo que con ella-

Ciegamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora