Capítulo 3:

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Lali: FAMILIA LLEGUÉ –gritó luego de cerrar la puerta y dejar la mochila a un lado-

Emi: Hola mi amor –se acercó a darle un beso- ¿cómo fue tu día?

Lali: bastante bien la verdad –sonrió recordando sus conversaciones con el extraño no tan extraño ya-

Emi: mmm ¿algo interesante? ¿Algún chico?

Lali: -su sonrisa se borró- no es lo que piensas, deja de soñar. –dijo mientras cuidadosamente y tocando todo a su paso, se dirigía a la cocina por algo de beber-

Emi: hija

Lali: no quiero hablar nuevamente de eso ¿sí? Respétame –dijo interrumpiendo a su madre-

Emi: solo me preocupo por ti

Lali: no tienes que hacerlo –comenzó a caminar nuevamente- hoy va a venir un compañero a hacer un trabajo practico

Emi: ¿alguno de los chicos?

Lali: no, no lo conoces.

Emi: ¿no vas a comer? –Dijo al ver que su hija se dirigía a su habitación-

Lali: ya no tengo hambre –dijo tan solo y continuó con su camino-

Osvaldo: ¿por qué la sonrisita? –Le preguntó su hermano al llegar a su casa-

Peter: -su sonrisa se esfumo- ¿desde cuándo te importa? –le contestó de mala manera-

Osvaldo: solo era una pregunta, tranquilo

Peter: pues guárdate tus preguntas para ti, a mí no me interesan –a continuación camino hasta su habitación pero alguien lo interrumpió-

Julia: ¿no pensas comer chiquitín?

Peter: se me fue el hambre

Julia: -comenzó acariciar el pelo del joven- ¿a qué se debía la sonrisa que tenías al entrar? Si se puede saber

Peter: -sonrió al recordar a Lali, sus respuestas, su sonrisa, dios que sonrisa. Sonriendo aún más negó con la cabeza ¿qué era lo que le pasaba? Se estaba volviendo loco- nada

Julia: mentiroso! –Le pegó en el hombro- agradece que respeto tu intimidad porque la intriga me carcome por dentro-

Peter: no seas violenta che! Y no pasa nada en especial

Julia: -sonrió- esa ni tú te la crees Juan

Peter: ¿por qué te gusta decirme Juan?

Julia: porque me gusta y punto. Ve a tu cuarto, dentro de un rato te llevo la comida

Peter: pero...

Julia: sshh camina! –Lo interrumpió y lo empujó hacia las escaleras-

Peter: vieja loca –susurró-

Julia: ojo con lo que decís Juan, acordate que yo cocino, no vaya a ser que termines envenenado

Peter: -se dio vuelta y la miro- tienes razón, perdóname vieja demente

Julia: Jovencito estúpido vete a la habitación

Peter: -sonrió- que no te escuche mi papá porque te hecha –dijo y a continuación siguió su camino, adoraba a esa mujer. Era la única en la casa con quien se llevaba bien y la única que se preocupaba por él-

Vico: permisoooo –dijo entrando al cuarto con una bandeja llena de comida-

Lali: no voy a comer

Vico: oh si lo harás –dijo mientras se sentaba en la cama al lado de su hermana-

Lali: -suspiro-

Vico: ¿Qué paso con mamá? –dijo mientras dejaba la bandeja sobre su hermana-

Lali: lo mismo de siempre –dijo comenzando a comer cuidadosamente-

Vico: La

Lali: no quiero hablar sobre eso, sabes lo que pienso. No voy a cambiar de opinión asique mejor cuéntame cómo fue tu mañana y olvídate del tema.

Vico: Tengo que hacer una trabajo en grupo con nuevos compañeros

Lali: yo también –sonrió-

Vico: Parece que te cayeron bien –sonrió también contento por su hermana-

Lali: en realidad nuestra tarea es en pareja, y es él bastante creído, soberbio, frio, pero en realidad yo creo que es todo un personaje que se armó.

Vico: ¿por qué?

Lali: no lo sé, pero ya lo averiguaré –sonrió nuevamente- ¿y tus compañeros? ¿Buena onda?

Vico: la mejor, encima me toco con una piba que se parte sola

Lali: VICTORIO!

Vico: ¿qué? –preguntó riéndose-

Lali: soy una hermana celosa y cuida, si no quieres que asesine a ese gato no me cuentes

Vico: ni la conoces –continuó riendo- ¿por qué supones que es un gato?

Lali: porque sé que solo la quieres para revolcarte un rato, si no fuera un mish no pensarías así, bueno no TAN así

Vico: te amo celosita –dijo aun riendo y abrazándola-

Lali: Salí, déjame comer

Vico: ¿no qué no ibas a comer?

Lali: sshh, cállate –dijo mientras continuaba comiendo-

Armando: ¿a dónde crees que vas? –Dijo al ver a su hijo abrir la puerta-

Peter: no te importa

Armando: sos mi hijo, sos menor y estas a MI cargo. Si me importa y sin mi permiso no podes salir

Peter: mira vos che, te aviso que salgo igual CON o SIN tu permiso –dicho esto salió y cerró la puerta tras de sí con un portazo-

Los gritos de su padre se hubieran escuchado por toda la ciudad si su madre no lo hubiera callado segundos después recordándole que los vecinos lo escucharían y pensarían mal de ellos.

Típico, pensar antes en los otros que en su familia.

Peter los ignoro, tomo su moto, su casco y comenzó a recorrer las calles de esa enorme ciudad a gran velocidad para despejar su mente y relejar su cuerpo.

Minutos después llegó a su destino, toco timbre y espero.

Lo primero que vio de quien le atendió la puerta fue su enorme y característica sonrisa, dios esta chica claramente iba a matarlo.

Ciegamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora